05 EL ARTE HISPANOMUSULMÁN


BLOQUE 2. NACIMIENTO DE LA TRADICIÓN ARTÍSTICA OCCIDENTAL. EL ARTE MEDIEVAL:

UND. 05 EL ARTE HISPANOMUSULMÁN


I. CARÁCTERÍSTICAS DEL ARTE ISLÁMICO

1. Introducción.
 
Antes de iniciarnos en el estudio del arte que los musulmanes desarrollaron en Al-Andalus debemos recordar varias cosas del entorno cultural del Islam:
  • El Islam surge en Arabia en torno a la figura de Mahoma.
  • Es una religión monoteísta -creen en Allah (Dios)- como el cristianismo.
  • Todo buen musulmán debe respetar, entre otras cosas, los cinco preceptos básicos: ayuno obligatorio en el mes de Ramadán, peregrinación a La Meca, oración cinco veces al día, practicar la guerra santa para defender al Islam y dar una limosna legal.
A la muerte de Mahoma (632) el Islam ha unificado toda la península Arábiga y en pocos años conquistará enormes territorios: Persia, Siria, Irak, Egipto, norte de África y la península Ibérica (711). Nosotros nos centraremos en el arte desarrollado en Al-Ándalus, pero antes haremos una visión general de las características del arte islámico.
 
2. Rasgos generales del arte islámico.
 
El arte islámico está determinado estéticamente por las prescripciones coránicas, la cultura árabe y las influencias de los países conquistados por el Islam. El arte musulmán recogió la herencia del arte tradicional de Asia occidental, y del estilo artístico grecorromano. El arte musulmán posee una unidad relativa, un aire familiar, apreciable en obras creadas a varios miles de kilómetros y con algunos siglos de intervalo.

A) Arte sintético.
 
El arte islámico se caracteriza por su eclecticismo, es decir, por su capacidad de asimilar y reinterpretar elementos artísticos tomados de distintas culturas y fundirlos con sus propias raíces para crear nuevas formas. Las tribus árabes que habitaban en la península de Arabia antes de la llegada del Islam eran nómadas y, por tanto, habían desarrollado muy poco la arquitectura; cuando los musulmanes tuvieron que construir sus edificios se inspiraron en los modelos existentes en los territorios conquistados, asimilando el arte persa sasánida, la tradición romano-bizantina y el arte cristiano, con elementos incluso indios o chinos.

B) Arte no figurativo.
 
El arte islámico es iconoclasta, no suele utilizar la figura, porque el Dios único en el que creen los musulmanes no se puede representar en imágenes. No hay, por tanto, imágenes en las artes plásticas, ni en el interior de sus mezquitas. También en esto hay excepciones.
 
Cuando Mahoma destruyó los ídolos reafirmó la idea central de la trascendencia de Dios, que hace imposible poseer una imagen de Él, pero sobre todo reforzó la idea de que ningún artista puede competir con la divinidad en la creación de seres reales. Así, aunque el Corán, no prohíbe expresamente la representación de figuras, el arte islámico evita "crear" figuras porque que esta facultad sólo se le reserva a Dios.
 
C) Antinaturalismo.
 
Las artes plásticas del mundo islámico son antinaturalistas. Se trata de recrear, a través del arte, un ambiente puramente religioso, donde no cabe la representación de la realidad. Por ello abundan las composiciones geométricas y abstractas.

• La composición geométrica se usó también para evitar toda representación humana de la divinidad. En el arte, el entrelazado geométrico fue la forma en que se plasmó la idea de unidad divina proclamada por Mahoma.
• La armonía del mundo se expresa para el arte islámico en la complejidad del entrelazado geométrico.
• La ornamentación geométrica siguió el trabajo de los matemáticos árabes, que fueron los más notables del mundo medieval. La base de muchos de los patrones geométricos es una estrella central con las puntas mirando en todas las direcciones para formar una compleja red de líneas que se cruzan entre sí. En todos los casos el objetivo era el mismo: romper el espacio bidimensional en partes pequeñas para agradar a la vista y retar a la mente.
 
D) El arte no aspira a la perduración.
 
Se basa en el principio de que sólo Dios es eterno y, por tanto, el único que permanece inalterable en el tiempo. Todo lo demás cambia. El arte no aspira a la perduración, como en Roma, sino que prefiere mostrar la condición efímera y cambiante de las cosas. Lo único verdaderamente inalterable es Allah.
 

3. La arquitectura islámica: rasgos esenciales.
 
La arquitectura será de todas las artes la más importante. Describir las características de ésta no es sencillo, el Islam se extiende a lo largo de miles de kilómetros y abarca épocas muy distintas, tratar de sacar rasgos comunes entraña una gran dificultad y a menudo encontramos excepciones. No obstante señalaremos las más importantes.
 
Destacaremos dos tipos de edificios predominantes: las mezquitas y los palacios. De ellos hablaremos más adelante centrándonos en la mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada.
 
Como elementos sostenidos abundan las cubiertas planas, techumbre de madera, es, por tanto, una arquitectura adintelada, lo cual no quita para que encontremos también cúpulas y bóvedas que en algunos estilos serán predominantes (estilo del Irán safávida, mezquitas otomanas…). Los elementos sustentantes irán relacionados con los anteriores: finas columnas y ligeros pilares en las cubiertas planas y gruesos pilares en las formas cupuladas, además de los muros. Sobre esos soportes cabalgan una gran variedad de arcos.
 
Las plantas serán muy variadas pero tendentes a la regularidad en las formas. En los palacios estructurándose en torno a patios y dando una gran importancia a los jardines y en las mezquitas conteniendo una serie de elementos comunes con independencia de la forma.
 
Otro rasgo esencial es la preeminencia del interior frente al exterior normalmente (también hay excepciones) desornamentado y austero.
 
Los materiales estarán en función de la situación geográfica, así variarán desde el adobe de Irak a la piedra en Egipto; pero la intención de no perdurabilidad determina la pobreza de materiales, pobreza que contrasta con la suntuosa decoración que veremos en el punto siguiente.
 
Pero si algo diferencia a la arquitectura islámica de la de otras etapas es el gran protagonismo de la decoración, que se extiende por todo el interior de los edificios, se utiliza para ello todo tipos de materiales (yeso, madera, azulejos…) y como motivos decorativos los epigráficos (caligrafía árabe), los geométricos (lacerías y entrelazados) y los vegetales. Esto marca un abierto contraste con el aspecto exterior.
 
La iluminación suele proceder de las escasas ventanas pero, sobre todo, de una arquitectura abierta a los patios. Cuando se requiere se utilizan cúpulas y lucernarios, principalmente en zonas alejados de esos patios.
 
4. La arquitectura religiosa: la mezquita. 

Al contrario que los cristianos los musulmanes casi no tienen clero, ni ritos, ni ningún escrito donde se diga cómo tienen que ser sus edificios religiosos. El único precepto que tienen es "orar en común todos los viernes", su día sagrado. Así las mezquitas pueden ser de variadas formas: plantas rectangulares (mezquita de Córdoba), plantas centrales (octógono de la mezquita de la Roca en Jerusalem), cubiertas con cúpulas (mezquita Azul de Estambul a imitación de Santa Sofía) ...En resumen se suelen adaptar a los edificios religiosos precedentes (iglesias) pero dándoles su sello característico.

A pesar de la diversidad todas suelen tener una serie de elementos comunes que vamos a estudiar:
 
* Un patio exterior llamado sahn en cuyo interior se congregaban los fieles antes de entrar en el recinto interior, en el patio existía una fuente o sabil donde el fiel se purificaba y un torre (alminar o minarete) desde la cuál era llamado a la oración.
 
* El interior es la sala de rezos llamada haram o liwan, no había bancos ni altares y el suelo estaba cubierto de esteras sobre las que se postraba el orante. El fondo de esta nave estaba orientado hacia La Meca a través del muro de qibla (kibla), en este muro se abría un pequeño nicho, recuerdo de los ábsides de las iglesias cristianas, ricamente decorado, el mihrab. Delante de esta zona de la qibla estaba la maqsura o lugar reservado para la oración del califa o del imán.
 
5. Los orígenes de la arquitectura islámica.

Para comprender plenamente el arte hispanomusulmán nos iremos a los orígenes del arte islámico, a los primeros edificios, a las primeras mezquitas.

A) El período Omeya. 

En la época omeya (661-750) es muy profunda la influencia bizantina. A finales del siglo VII se construyó en Jerusalén la Mezquita de la Roca en Jerusalén, con planta octogonal y una gran cúpula destinada a cubrir la roca que la tradición relacionaba con el sacrificio de Abraham. La Gran Mezquita de Damasco se construye a principios del siglo VIII aprovechando un edificio cristiano preexistente, la Iglesia de San Juan Bautista, quedando diseñado ya el modelo de mezquita. Será el modelo a seguir con pequeñas diferencias en mezquitas posteriores como la mezquita de Córdoba.

B) El período abasida.
 
En el período abasida (desde mediados del siglo VIII) las influencias principalmente son mesopotámicas y persas, sobre todo a partir del traslado de la capital de Damasco a Bagdad. Destaca la Gran Mezquita de Samarra, de mediados del siglo IX, posee un curioso minarete cuya rampa de acceso describe un recorrido helicoidal que recuerda a los ziggurats. En Samarra se fija el tipo de mezquita formada por amplios patios cuadrados, rodeados de pórticos y salas divididas en varias naves por pilares. La Gran Mezquita de Kairuán, del siglo IX, es famosa por el trazado de sus naves en forma de T, al cruzarse la nave central con la que sigue transversalmente a la qibla y tener ambas mayor anchura que el resto. Esta mezquita norteafricana ofrece varios puntos de contacto con la de Córdoba, destacando la utilización del arco de herradura, la distribución del minarete en cuerpos de planta cuadrada y tamaño decreciente en altura y el uso de la bóveda gallonada.

II. EL ARTE HISPANOMUSULMÁN. 

En toda la evolución política de los musulmanes en la Península a lo largo de casi ochocientos años, vamos a destacar desde el punto de vista artístico tres etapas fundamentales:

a) Arte califal (929-1031) etapa de máximo esplendor, nos centraremos en el estudio de la mezquita de Córdoba.
b) Arte de los reinos de taifas, almorávides y almohades (1031-1235)
c) Arte nazarí (1235-1492), el reino de Granada es el último reducto de los musulmanes en la Península, desarrollarán una obra que estudiaremos como modelo de palacio musulmán: la Alhambra de Granada.

1. El arte califal: la arquitectura religiosa. 

LA MEZQUITA DE CÓRDOBA.
 
Es una obra compleja y que a lo largo de su historia ha sido ampliada continuamente, antes de iniciar su estudio es conveniente observar en la planta los elementos que hemos señalado antes.

Historia de la construcción.
 
Cuando llegan los musulmanes a la Península y establecen su capital en Córdoba necesitaban un lugar para orar, antes oraban al aire libre, y van a compartir con los cristianos la iglesia de San Vicente comprándoles la mitad de ésta y poniendo un muro que separara los dos cultos.
 
En el 786 Abderramán I, primer emir independiente, decide comprar la parte de los cristianos y edificar una mezquita, es el edificio original que sería posteriormente ampliado.Constaba de una planta de once naves con once filas de columnas y un patio de casi la misma dimensión. La orientación del muro de qibla era hacia el sur y no hacia La Meca.

El emir Abderramán II, ante el incremento de la población de la ciudad, decide realizar en el año 854 la primera ampliación, hacia el sur,desplazando el muro de qibla y prolongando siete filas de columnas más la mezquita anterior. Abderramán III pacificó el caótico Al-Andalus fortaleciendo el poder central hasta el punto de proclamarse califa en el año 929, con tanta actividad sólo le quedó tiempo al final de su vida para ampliar (segunda ampliación) el patio y construir un nuevo minarete que según los testimonios era de gran altura y tenía dos escaleras interiores (actualmente está integrado en el interior de la torre construída en el siglo XVII por Hernán Ruíz).
 
La tercera ampliación sería la más importante en cuanto a calidad, fue realizada en el año 962 por el más culto de todos los califas Al-Hakan II y consistió en ampliar en once columnas el edificio anterior, añadirle un doble muro a la qibla y elaborar un rico mihrab, además como la lejanía del patio producía oscuridad, dotó a la nave central de cúpulas con ventanas para alumbrar, la zona con más cúpulas y por tanto más iluminada es la próxima al mihrab. Observa en la planta como se van notando todas las ampliaciones.
 
Almanzor, visir del califa Hixem II y auténtico gobernante realizó la cuarta y última ampliación. Como el edificio no podía crecer más hacia el sur debido a la proximidad del Guadalquivir, amplió la superficie de la aljama (mezquita mayor) casi en un tercio hacia el este. La ampliación fue la mayor en cuanto a superficie, pero la de menor calidad, se hizo de correprisas y en pocos años. También amplio el patio y realizó una nueva fuente.
 
En el siglo XVI los cristianos que habían utilizado la mezquita desde el siglo XIII como iglesia, y aprovechando la etapa de prosperidad por la que pasaba la ciudad, decidieron construir en medio de la mezquita una catedral gótica.

El espacio unitario.
 
A pesar de las ampliaciones se logra una gran unidad espacial, una gran sensación de conjunto, todo está integrado, nada desentona.

Las columnas no fragmentan o compartimentan el espacio como en las iglesias cristianas, no interrumpen la perspectiva ni la visión y, a pesar de no ser todas iguales, sí tienen un cierto aire de familia.
 
La idea de espacio unitario se refuerza por la armonía cromática, al decorar las dovelas alternantes de los arcos en blanco (arenisca blanca) y rojo (ladrillo) y repetir ese juego en todas las partes, se refuerza la idea de conjunto y se logra un impactante efecto decorativo. 

Los materiales.
 
Al principio se utilizaron materiales de acarreo, procedían de antiguas iglesias y edificios romanos y visigodos, se nota en las columnas que son distintas unas de otras pero equilibradas unas con basa y otras no, en los capiteles... en general columnas y capiteles son de materiales nobles (mármol, piedra). La diferencia es grande si comparamos estas columnas con las columnas y capiteles de la última ampliación, los capiteles aparecen casi abstractos, ligeramente esbozados. En el mihrab se utilizó mármol y mosaicos de tradición bizantina, mosaicos encontramos también en las cúpulas próximas al mihrab. Las cubiertas eran filas de tejados a dos aguas y al interior el techo era liso y ricamente decorado en maderas nobles.
 
La riqueza interior contrasta, como en todo edificio musulmán, con la austeridad exterior, reflejo de la arquitectura domestica que primaba la igualdad y la intimidad de los habitantes. Los muros externos están hechos en sillería y coronados de unas almenas escalonadas típicas de Siria. La sobriedad de estos muros sólo está interrumpida por las abundantes puertas, la más famosa es la puerta de S. Esteban,cuyo esquema compositivo de arco de herradura y alfiz se repitió hasta la saciedad en la mezquita y en todo el arte musulmán, incluso en la puerta de acceso al mihrab. 

El alzado.
 
Es lo más revolucionario desde el punto de vista técnico. En la parte primitiva, para dar altura al edificio se utiliza un soporte que consta de pilar sobre columna, y como debido a su altura aparecerían inestables se refuerzan con arcos que van de soporte a soporte, arcos de herradura desde la base del pilar a otro contiguo, sobre estos cabalgan arcos de medio punto también con el típico juego de las dovelas alternantes. El papel de estos arcos es reforzar lossoportes como hemos dicho, precedentes de esto lo encontramos en el acueducto romano de Los Milagros en Mérida (así como del juego de dovelas alternantes). Sobre estas arcadas superiores cabalgan muros de un metro de altura y en ellos van apoyados en el exterior los canales de desagües de los tejadillos.
 
Como del mayor grosor de los pilares se pasa a la delgadez (menor grosor) del capitel y la columna, para que el paso no sea brusco los arquitectos musulmanes utilizaron los modillones de rollo y el cimacio (pirámide invertida truncada) de origen bizantino.
 
En otras zonas de la mezquita como en la proximidad al mihrab los arcos son lobulados y se entrecruzan dando lugar a una a complicadas filigranas que desde el punto de vista tectónico no sujetan nada, son "postizos".
 
La cubierta.

Todo el rectángulo está cubierto, como adelantábamos antes, por tejadillos a doble vertiente (19 en total) que descansan sobre las arcadas que hemos visto debajo, es, por tanto, una arquitectura adintelada.
 
Pero hay algunas partes del edificio que están  cubiertas por cúpulas formadas por arcos que tienen la originalidad de no cruzarse en el medio, en cuanto a las proporciones resultan de un estudio matemático perfecto e influirán en el arte posterior, estas cúpulas se forman por el cruce de ocho arcos que forman en su interior un octógono que se remata por una cúpula gallonada.

El mihrab está cubierto por una bóveda en forma de concha.

La decoración.
 
Sabida es la casi ausencia de representaciones figurativas del Islam (tanto pictóricas como escultóricas), esto hace que se le saque partido a otros tipos de decoración que en Occidente son secundarios, así los motivos decorativos serán de tres tipos: geométricos, basados en la repetición de complicadas formas y entrelazados; vegetales, se representan tallos, hojas, espirales...; y epigráficos, donde el protagonista es la escritura árabe. En los edificios musulmanes, la decoración está presente por todos los sitios, enmascarando casi siempre materiales pobres con una gran magnificencia, prácticamente en los interiores ninguna pared se queda sin decorar.
 
El juego de las dovelas alternantes de las arcadas ya lo hemos estudiado, ese juego se repite en el arco de acceso al mihrab, está cubierto de mosaicos que siguen esa alternancia con motivos vegetales. Motivos epigráficos encontramos en el alfiz del mihrab. Los mismos arcos son también elementos decorativos de gran elegancia, desde los de medio punto que montan sobre los de herradura hasta los polilobulados entrelazados.
 
El papel del mosaico es importante en Córdoba, para cubrir las cúpulas de mosáicos, así como la entrada al mihrab, vinieron artistas bizantinos, la idea de síntesis de elementos artísticos no puede estar más clara.

2. El arte en los reinos de taifas, almohades y almorávides.
 
A la muerte de Almanzor el Califato quedó desintegrado y la unidad política anterior es sustituida por la fragmentación que representan los diversos reinos de taifas, que, sin contar con el poder económico que había detentado el califato, pretenden sin embargo seguir sus fastuosos gustosartísticos. Con materiales pobres se aspira a aparentar una riqueza decorativa externa, ya que no era posible la generación de nuevos y vigorosos resultados arquitectónicos. La complicación de los arcos alcanza un grado de paroxismo barroco. La Aljafería de Zaragoza es buena prueba de la inusitada complicación de elementos (fondos de atauriques sobre los que se dibujan arcos de los trazados más complejos).
 
A la época de los taifas pertenecen otros edificios de interés, tales como las alcazabas de Málaga y Almería, todas ellas adecuadas a su función de fortalezas que albergan la vivienda del gobernador y acuartelamiento de las guarniciones. Una pieza de particular interés son las salas destinadas a baños.
 
La rivalidad entre los distintos reinos musulmanes así como la amenaza de los cristianos del norte que en el 1085 tomaron Toledo, propició la presencia en Al-Andalus de los almorávides, pueblo bereber que dominaba el Magreb. Su poderío militar logró consituir un extenso reino al incorporar las tierras del sur de la península Ibérica, que permanecieron ocupadas por ellos de 1094 a 1146. Desde el punto de vista religioso pretendieron una reforma basada en una interpretación más ortodoxa de la fe musulmana.
 
Aunque la invasión almorávide supuso un corte en la evolución cultural protagonizada por la monarquía cordobesa califal, sin embargo permitió la entrada de algunos rasgos estilísticos de notable trascendencia: los mocárabes, aunque habían sido utilizados con anterioridad, son un característico elemento decorativo del gusto almorávide y se disponen a modo de estalactitas que bajan de la bóveda y suelen presentar forma de lazo o prisma, están hechos en yeso. El arco más usado es el de cortina, formado por dos porciones de circunferencia con centros exteriores y que se cruzan en la clave formando ángulo; el alfiz suele cortar el arco por sus lados; las bóvedas presentan nervaduras cada vez más finas; los pilares van sustituyendo progresivamente a las columnas.
 
Los constructores almorávides lograron su obra más conseguida en la mezquita de Tremecén (Argelia), digna continuación de la herencia cordobesa. Se corona con una bóveda cuyos nervios, según costumbre musulmana, no se cruzan en el centro y cuyos plementos se hallan perforados dando lugar a una hermosa y fantástica bóveda calada. Además deben citarse las mezquitas de Fez y Marraquech, ambas en Marruecos.
 
En España se reconocen como almorávides las ruinas del Castillejo de Monteagudo (Murcia), nuevo tipo de residencia en el que cobran especial relieve los jardines, fuentes y estanques.

El dominio almohade reconstruyó de nuevo la unidad y difundió un exigente ideal religioso que tuvo repercusiones en el arte.
 
Como en el caso almorávide, la superioridad cultural cordobesa se tradujo en un importante influjo en las realizaciones almohades. Caracteriza a este arte el uso de una abundante decoración que llega a enmascarar el nítido esquema constructivo empleado. Los paños de sebka y sus peculiares redes de rombos cubren los espacios lisos, mientras que los vanos encerrados entre los arcos se ven complicados con elementos colgantes que arrebatan a aquellos su misión constructiva. El uso de la cerámica vidriada, los mocárabes, el arco de herradura apuntado así como la preferencia del pilar cuadrado sobre la columna, son diversos rasgos que los almohades conservan de sus predecesores almorávides.
 
Como monumentos más representativos deben señalarse las mezquitas de Kutubiya, en Marraquech, obra de fines del siglo XII, la de Hasan, en Rabat, y en nuestro país la de Sevilla, ciudad que fue dotada de una gran mezquita de la que tan sólo quedan el minarete -la Giralda - terminado en la última década del siglo XII y algunos arcos del llamado patio de los Naranjos.

Otro genero de edificios almohades que deben considerarse son las fortificaciones.
 
Frecuentemente se organizaban dobles murallas, llamándose barbacana la situada al exterior, y en la que se intercalaban algunas torres avanzadas con el objeto de vigilar lugares estratégicos tales como puentes o puertas de acceso; esas torres podían colocarse incluso con independencia de la línea de amurallada y se llamaban albarranas, de las que es ejemplo bellísimo la sevillana Torre del Oro (1220).

El aporte artístico de estos pueblos africanos será decisivo para las realizaciones del último período del arte musulmán en la Península: la etapa nazarí.

3. La arquitectura palaciega.

LA ALHAMBRA DE GRANADA.
 
Trataremos en este apartado del palacio musulmán, y como ejemplo más acabado de éste la Alhambra. Pasamos a continuación a ver unas primeras características:

* Se trata de una estética plenamente madura en la que ya es difícil apreciar su procedencia como en el caso de la mezquita de Córdoba
* Sigue el prototipo de palacio musulmán sin un plan fijo y estructurado en varios patios, no hay una visión de conjunto, cuando uno pasea por los palacios nazaríes si no lleva un plano tiene el riesgo de perderse.
* Es una serie de construcciones realizadas en una etapa ya de decadencia para los musulmanes en España, siglos XIII, XIV y XV, cuando Al-Andalus estaba reducido a las actuales provincias de Almería, Málaga y Granada.
* Está plenamente fusionada con la naturaleza sin la cuál no tendría sentido.
* No se realiza de una vez si no que cada sultán va añadiendo pabellones o zonas y, en algunas ocasiones se da el caso de que el gobernante destruye construcciones anteriores.

Breve historia de la construcción de la Alhambra.
Los primeros datos que tenemos se remontan a la época anterior a los nazaríes, del siglo XI, parece ser que Ibn Negrela, visir judío de los reyezuelos taifas ziríes de Granada, levantó una fortaleza en la Alhambra frente a la de sus soberanos que estaba al otro lado del Darro en el Albaizín, de esta época no se conserva casi nada, tal vez sólo los famosos leones de la fuente que da nombre al patio.

La construcción de la Alhambra irá unida a la dinastía nazarí, llamada así por su primer sultán Muhammad ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar. Este Muhammad I logra construir un reino, tras el hundimiento almohade y bajo la protección cristiana, que durará desde el 1237 al 1492. Escogerá la colina roja (eso significa Alhambra) llamada Sabika y tras estudiar el abastecimiento de agua con una acequia desde el río Darro, construirá allí la alcazaba o barrio militar. Esta alcazaba tiene un carácter austero y plenamente militar defensivo, y en la torre del Homenaje fijó su residencia. El recinto de esta zona es de planta rectangular irregular, dispuesto en dirección esteoeste, y estrechándose hacia occidente. Consta de dos recintos amurallados y siete torres importantes.

Yusuf I (1333-1354) será un sultán importante en la construcción de la Alhambra, sus edificaciones se van a mover entre el carácter militar de Muhammad I y el plenamente decorativo y suntuoso de Muhammad V, la Alhambra de muros fuertes de argamasa y arcos de ladrillo y la de azulejos, estucos y maderas preciosas. Esto queda patente en la torre de Comares que hoy en día preside el patio de los Arrayanes, pero en su origen este patio no existía. Los muros de esta torre son gruesos y en tres de ellos se abren alcobas, la central justo enfrente de la entrada albergaba el trono. El muro está decorado por yeserías y alicatados y la cubierta es de madera con faldones y ricamente ornamentada con siete estrellas que simbolizan los siete cielos del paraíso musulmán.
 
Como hemos adelantado es con Muhammad V (1354-1359 y 1362-1391) cuando se va a realizar una Alhambra suntuosa, rica, ligera y prescindiendo ya de la pesadez de la arquitectura militar de reinados anteriores.
 
Delante de la torre de Comares de Yusuf I levantó un acceso digno con un pórtico dentro del cuál está la sala de la Barca, completó además el conjunto con el patio de los Arrayanes. Parece ser que este palacio lo utilizó el sultán como zona administrativa y diplomática, allí estaba el salón del trono (torre de Comares), dónde se reunía con el visir y sus consejeros, recibía a las delegaciones extranjeras como los embajadores de los reinos cristianos del norte que, por cierto, según las crónicas quedaban impresionados por aquel marco incomparable.
 
Va a realizar también Muhammad V otra zona tan típica y palaciega como el palacio estructurado en torno al patio de los Leones. Es un patio rectangular en el que en sus lados cortos avanzan dos pequeños pabellones, en el centro se encuentra una fuente sobre doce leones prenazaríes y a partir de ésta cuatro canales que simbolizan los cuatro ríos del Paraíso musulmán. En esta zona la arquitectura fingida en yeso -de la cuál hablaremos posteriormente- alcanza su máxima profusión, completándose además con las dos estancias situadas en los lados largos del patio, la sala de Dos Hermanas y la de los Abencerrajes. Para algunos estudiosos aquí se desarrollaba la vida privada del sultán, aquí estaba situado su harem y el acceso era muy restringido, para otros esta idea está muy cuestionada. 

La creación de un espacio ilusorio, la integración de la decoración en la arquitectura.
En la Alhambra, la decoración en materiales muy diversos no tiene la simple función de resaltar algunas zonas del edificio como ocurría en Córdoba, sino que seextiende por todos los lados hasta llegar a trasformar totalmente el aspecto original del edificio. La estructura arquitectónica de la Alhambra es muy simple, es adintelada y arcos y bóvedas son fingidas.
 
Los materiales utilizados son diferentes de los de Córdoba, si en Córdoba era el mármol y la piedra, aquí todos los materiales son pobres (a excepción de los fustes de las columnas) madera, azulejos y yeso. Esta pobreza ha exaltado lo decorativo frente a lo estructural (elementos sostenidos y sustentantes), y se han ocultado estos materiales originales con una suntuosa decoración. Esta suntuosa decoración se ha conseguido utilizando:
 
a) Madera. Cubre techos y ventanas y al ser pintadas o decoradas a su vez aumentan su efecto decorativo. Los techos en madera se llaman artesonados y suelen estar ornamentados con motivos geométricos que simulan estrellas y todo el universo cósmico.
 
b) Azulejo. De tradición persa y totalmente asimilado por los musulmanes. Sus brillos metálicos y sus colores vivos sintonizan con el medio acuático y vegetal.
 
c) El yeso. Es el elemento decorativo más importante y debido a su fácil trabajo forma una auténtica arquitectura dentro de la arquitectura general, envuelve materialmente al edificio. Está mezclado con polvo de mármol, esto le da más solidez pero no impide su trabajo. Los motivos ornamentales en yeso son todos los posibles: geométricos, vegetales, epigráficos, calado (perforado)...
 
El yeso crea falsas paredes perforadas que no sujetan nada y filtran la luz. El esquema suelen ser los paños de sebka de la etapa anterior. Los arcos peraltados que forman no sujetan tampoco nada. Esto lo podemos apreciar en cualquier sitio, por ejemplo en los muros del patio de los Leones.
 
Forma también falsas bóvedas, fantasías hechas en yeso cuelgan de los techos lisos en la sala de las Dos Hermanas y en la de los Abencerrajes (sitúalos en el plano). Importantes son las pequeñas "estalactitas" llamadas mocárabes que penden y originan curiosos contrastes geométricos y de luces y sombras. Como curiosidad diremos que la única zona de la Alhambra donde aparecen figuras humanas es en los techos de la sala de los Reyes, son pinturas realizadas por artistas cristianos en el estilo gótico internacional (localiza en el plano la sala de los Reyes y las pequeñas habitaciones que se abren al fondo). 

III. EL EPÍLOGO: EL ARTE MUDÉJAR.
 
1. Mudéjares y arte mudéjar.
 
Los mudéjares eran los musulmanes que permanecían viviendo en territorio conquistados por los cristianos como consecuencia de la reconquista. La palabra viene del término árabe mudayyam que significa “sometido” o “a quien se le ha permitido quedarse”.
 
Llevarán a cabo una gran labor artística al continuar con las tradiciones artísticas islámicas en suelo cristiano, construyendo principalmente iglesias y palacios. Su arte se prolongará en el tiempo: desde el siglo XIII hasta el siglo XV, pero aún durante el renacimiento se verán manifestaciones mudéjares en el nuevo estilo. Su obra revivirá a finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando el historicismo imite el estilo mudéjar, es el neomudéjar o neoárabe que se pondrá de manifiesto en la realización de plazas de toros, teatros, ayuntamientos, estaciones de ferrocarril. En este apartado nos centraremos en la etapa medieval.

2. Características del estilo.
 
Los mudéjares van a realizar edificios para los cristianos, es decir, para utilizar por los cristianos y adaptándose a su arquitectura.
 
La construcción más frecuente será la iglesia que responde en planta y en estructura a los estilos románico y gótico, pero en la utilización de materiales, cubiertas y decoración se nota la impronta musulmana.
 
Los materiales son pobres, siguiendo con la tradición islámica, principalmente el ladrillo, aunque en algunos focos predomina la mampostería, el uso de sillares es más raro.
 
Las cubiertas son casi siempre artesonados, techumbres en madera finamente trabajadas y muchas veces decoradas, aportan una solución estética y barata para la cubrición de los edificios, esto genera que no haya grandes pilares y los muros no sean demasiado gruesos.
 
La decoración está presente en el interior: decoración de techos, lacerías de yeso, azulejos… y en el exterior más raramente: portadas con arcos de herradura y alfiz, ventanas rematadas en arcos doblados, juego de claroscuros con los ladrillos, cerámica vidriada en algunos casos…

 3. Evolución del estilo: románico y gótico mudéjares.
 
A) El románico mudéjar.
 
Es propio de la segunda mitad del S. XII y se da sobre todo en Castilla, en las riberas del Duero. Se trata de un románico principalmente de ladrillo. A veces alternan ladrillo y piedra.
 
Las iglesias presentan estructura románica, con una o tres naves, ábsides semicirculares, torrecimborrio de planta cuadrada, muchas veces sobre el presbiterio, ventanas que disminuyen de tamaño y aumentan el número hacia arriba en las torres.
 
La decoración es típicamente mudéjar: ábsides decorados al exterior con arquerías ciegas, a veces con doble arco concéntrico, arcos polilobulados, portadas con alfiz y decoración
musulmana, siendo la cubierta con armadura de madera.

Ejemplos son la Iglesia de La Lugareja en Arévalo (Ávila), y las iglesias de S. Tirso y S. Lorenzo de Sahagún (León).
 
B) El gótico mudéjar. 

Se da principalmente entre los S. XIII y XV, y alcanzó una extraordinaria difusión por el rápido avance de la expansión cristiana del siglo XIII.
 
Es un periodo de barroquización y recargamiento, pues a lo gótico se suma lo islámico. Los edificios se recubren de elementos musulmanes, tales como cerámica vidriada, yeserías policromadas, arcos musulmanes, o espléndidos artesonados.

En este estilo reconocemos dos tipos de mudéjares diferentes, por una parte el mudéjar cortesano y por otra el mudéjar popular.
 
El mudéjar cortesano es el destinado a palacios o edificios significativos emprendidos por el rey o por los nobles. Destacan los Reales Alcázares de Sevilla, una serie de palacios levantados por Pedro I de Castilla, gran admirador de la cultura musulmana, para eso hizo traer artesanos nazaríes que crearon un conjunto suntuoso. Es importante también el claustro mudéjar del monasterio de Guadalupe (Cáceres) donde se usan arcos de herradura y un templete singular en el centro. En Toledo destacarán la sinagoga de Santa María la Blanca del siglo XIII y la del Tránsito del siglo XIV, estas dos obras reúnen todas las características del arte mudéjar: decoración geométrica, epigráfica y vegetal, yeserías, artesonado de madera como cubierta, uso de arcos de herradura decorados… Al mudéjar cortesano pertenece también la decoración del palacio de la Aljafería de Zaragoza, residencia real. En Burgos Alfonso VIII de Castilla funda el monasterio de las Huelgas Reales, donde aparece una abundante decoración mudéjar.
 
El mudéjar popular es el más abundante, normalmente se trata de edificios pobres, principalmente iglesias parroquiales, que a la tradición del románico mudéjar une las innovaciones que provienen del gótico.
 
Podríamos hacer aquí un breve estudio regional destacando varios focos o escuelas. Por el valle del Tajo se extendió desde el siglo XIII un tipo de templo con cimentación de piedra y alzado en ladrillo, que se originó en la parroquia de Santiago del Arrabal (1265), es el foco toledano. Este se caracterizó por una torre cuadrada, tres ábsides y otras tantas naves, separadas por arcos apuntados. Las cubiertas son de madera y en la decoración exterior abundan los arquillos ciegos, como en el ábside de la mezquita cristianizada bajo la advocación del Cristo de la Luz.
 
Típico del mudéjar aragonés son las torres campanario, que siguen la estructura prismática del alminar islámico, y que presentan o bien planta cuadrada (La Magdalena, de Zaragoza), octogonal (San Andrés, de Calatayud), o mixta, con cuerpo octogonal sobre una base cuadrada, como la de Sta. María, de Utebo (Zaragoza). Dichas torres suelen tener revestimiento de azulejos esmaltados y policromados, esto es, cerámica vidriada. Los campanarios de Teruel cuentan además con frecuencia con una novedad, y es que se elevan sobre un gran arco apuntado que permite el paso bajo ella, como las torres turolenses de San Pedro, El Salvador y San Martín, que ejercían funciones defensivas y de control de entrada a la población. 

El mudéjar andaluz es el que más diferencias presenta de una zona a otra. En Córdoba se usa el sillar por herencia califal, tres naves rematadas en ábsides, cubiertas de madera y con rosetones. En el interior destacan los arcos apuntados. El ejemplo más típico es la iglesia de San Lorenzo de Córdoba. En la zona sevillana, a las características ya típicas (cubierta de madera, arcos apuntados,…) añadimos la utilización de bóveda de crucería sobre el presbiterio y una torre a imitación de la Giralda. En el antiguo reino de Granada el mudéjar es más tardío por ser el último territorio en ser incorporado a la corona de Castilla, los rasgos más novedosos son: a la decoración mudéjar se une a la flamígera del último gótico, y el exterior del edificio –hecho en ladrillo o mampostería- está frecuentemente encalado, un ejemplo paradigmático es la iglesia de Santiago en Vélez Blanco (Almería).
 
Huellas mudéjares encontramos todavía en el Renacimiento: paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares, sala capitular de la catedral de Toledo… Y el estilo acabaría desapareciendo. Sólo a finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX el estilo conocería una breve resurrección pero en otro contexto histórico, es el neomudéjar o neoárabe del que ya hablaremos en los temas de arte del siglo XIX. A este estilo responden: la plaza de España de Sevilla, el teatro Falla de Cádiz, la estación de trenes de Toledo… es el gusto por lo pintoresco que tendrá mucho éxito en toda Europa.