LOS INICIOS DEL ARTE.
En esta unidad se van
a tratar distintas etapas de la Historia del arte. Se abarca un amplísimo marco
cronológico y geográfico, y, su conocimiento y comprensión son fundamentales
para la comprensión del resto de la Historia del arte. Nos referimos al Arte Prehistórico
y al Arte en las Civilizaciones Mediterráneas Antiguas (Arte Egipcio, Arte Mesopotámico,
Arte Persa, Arte Ibérico y Arte Cretomicénico.).
Se dice Arte
Prehistórico, en lugar de a Arte Paleolítico, porque vamos a tratar también
otras manifestaciones artísticas que han sido datadas en la Prehistoria, pero en
tiempos postpaleolíticos, como el Arte Levantino y el Arte Esquemático.
I.
EL ARTE PALEOLÍTICO
Las primeras
manifestaciones artísticas realizadas por el hombre aparecen durante el
Paleolítico superior, llegando a formar importantes conjuntos, tanto rupestres
como de arte mueble.
Hasta la fecha, la única
especie humana que ha sido capaz de realizar obras artísticas ha sido el homo
sapiens sapiens.
1.1.
EL ARTE RUPESTRE PALEOLÍTICO
1.1.1.
Localización
El arte rupestre es
el que encontramos sobre las paredes y techos de las cuevas y abrigos habitadas
por el hombre paleolítico. El área de distribución del arte parietal se
concentra en Francia y España, con muy pocas excepciones fuera de estos dos
países.
1.1.2. Técnicas
El grabado (fig. 1: Caballo grabado de Pair non Pair) y la pintura (fig. 2: Gran bóveda de Altamira), o la combinación de ambas técnicas, dominan en las representaciones artísticas del interior de las cuevas paleolíticas, aunque también encontramos el relieve (fig. 3: Bisontes de Tuc d’Audoubert).
El método de representación más utilizado es la silueta, aunque los grabados están complementados con frecuencia con raspados o estriados para evidenciar los volúmenes, y en la pintura con un color o varios con el mismo fin: pinturas monocromas, y con el tiempo irán apareciendo las bicromías y las policromías. Asimismo, en muchas ocasiones se aprovechan fisuras y relieves de la roca para dar sensación de volumen y conseguir un mayor realismo en la representación, como ocurre por ejemplo en "La Capilla Sixtina" del arte paleolítico, la cueva de Altamira (figs. 4A, 4B y 4C: Gran bóveda, Bisonte y Cierva de Altamira).
1.1.3. Temas
A) Animales
Los animales más representados son el caballo, el bisonte, la cabra, el toro, el reno y el ciervo (fig. 5: Gran sala de los toros de Lascaux); apareciendo de una forma más esporádica mamuts, osos, peces, pájaros, felinos, etc.
La mayor importancia de las representaciones de animales, en comparación con otros temas del arte paleolítico, parece estar en relación con el hecho de que las sociedades paleolíticas basaban su vida en la caza de las especies que aparecen en los santuarios rupestres.
B) Figuras humanas o antropomorfas
Las figuras humanas son de una gran variedad y van desde un realismo bastante detallado a un total esquematismo, aunque cuantitativamente son poco significativas si las comparamos con otros temas del arte rupestre paleolítico.
Dentro de este apartado hay que añadir las figuras que llevan un disfraz o son una síntesis de rasgos humanos y animales, en relación clara con el posible carácter mágico-religioso de estos santuarios rupestres. En este caso se representaría al brujo o mago del clan danzando o hiriendo a las figuras animales, con el fin de facilitar su caza o reproducción (Chamán de Les Trois Frères).
C) Manos
La representación de las manos (fig. 6: Mano negativa de El Castillo), que pueden ser en negativo, cuando se realiza su silueta rodeándolas de color, o en positivo, cuando se realiza la impresión directa de la mano previamente coloreada, siendo esta técnica mucho menos empleada que la primera.
D) Signos
Los signos o ideomorfos (fig. 7: Tectiformes de Altamira), cuya complejidad es extrema, yendo desde sencillos puntos o bastoncillos aislados hasta formas muy complejas, en los que se han querido ver representaciones de cabañas, de trampas, de armas, etc., están presentes en la casi totalidad de los santuarios rupestres paleolíticos.
1.1.4. Interpretación
Sobre este arte surgen diversas teorías interpretativas: como la magia propiciatoria para facilitar las capturas de los animales que cazaban, la de reproducción para aumentar la fertilidad de las manadas de las especies representadas, la del totemismo, etc.
Todas ellas aceptadas en gran parte como componentes de una forma primitiva de religión relacionada con la magia, una vez rechazada la idea de "el arte por el arte", con una finalidad puramente estética, o que fueran representaciones exclusivamente narrativas.
1.2. EL ARTE MUEBLE PALEOLÍTICO
Su desarrollo es paralelo al del arte rupestre y sus representaciones obedecen a sus mismos criterios artísticos, siendo idénticas las técnicas, temas y evolución. La diferencia fundamental entre ambos es que el arte mueble está realizado sobre objetos que se pueden transportar.
En el arte mobiliar se pueden distinguir dos aspectos: el carácter ornamental de su decoración cuando se realiza sobre útiles de tipo económico, como azagayas, arpones, bastones o propulsores (fig. 8: Bastón perforado grabado de Constanza, Alemania); y el carácter ritual cuando se encuentra en instrumentos litúrgicos o simples placas de hueso o piedra (fig. 9: Bisonte con la cabeza doblada de Tursac, en Dordogne).
En relación con este último aspecto hay que destacar las esculturas femeninas llamadas "venus esteatopigias" (figs. 10 y 11: Venus de Lausell; y Venus de Willendorf), que constituyen uno de los fenómenos más notables del Paleolítico superior. Estas figuras son posiblemente representaciones de diosas o sacerdotisas relacionadas con el culto a la fertilidad, ya que su característica fundamental es el gran desarrollo con el que se representan los órganos relacionados con la reproducción.
2. EL ARTE RUPESTRE LEVANTINO
2.1. LOCALIZACIÓN Y CRONOLOGÍA
El Arte Levantino se localiza en los abrigos de las serranías del sector oriental de la Península Ibérica, siempre al aire libre por tanto. Se trata de un arte sin paralelos y que indudablemente corresponde a un pueblo de cazadores que desarrollaba sus actividades cinegéticas en dicho marco geográfico.
Es un arte postpaleolítico, por los restos asociados a él y las escenas representadas, lo que nos hace pensar que los inicios de su desarrollo se debieron producir durante el Epipaleolítico.
2.2. Técnica y temática
El arte levantino está constituido casi en su totalidad por pinturas, a las que se suman unos pocos grabados, para cuya realización se usaron pigmentos minerales aplicados con finos pinceles. La técnica empleada casi siempre es la "tinta plana" en la que la silueta está totalmente recubierta de un color, generalmente el negro o el rojo.
Las figuras son de tamaño pequeño y forman generalmente escenas o composiciones en movimiento, en las que la figura humana es el sujeto principal. Las escenas más representadas son las de caza (fig. 12: Cacería de ciervos del abrigo de La Valtorta), danza (fig. 13: Escena de danza del abrigo Cogull), guerra (fig. 14: Escena de guerra) y también las de tareas agrícolas y ganaderas (fig. 15: Recolección de la miel de la Cueva de la Araña), evidentemente éstas ya neolíticas o posteriores.
Las figuras se representan siempre estilizadas, con vigor y movimiento sorprendentes; los hombres van armados con arcos y flechas, llevan gorros o penachos de plumas y otros adornos en el cuerpo y las rodillas, y con frecuencia aparecen vestidos; las mujeres llevan el pecho desnudo y visten faldas acampanadas. En las fases finales de la pintura levantina hay un ahorro del detalle que progresivamente da paso a la esquematización.
2.3. Interpretación
Las escenas tenían un valor recordatorio o de exvoto y servían para narrar o conmemorar grandes cacerías colectivas y otros hechos de importancia para la tribu o grupo social, aunque no se puede descartar por completo el factor mágico-religioso.
3. EL ARTE ESQUEMÁTICO
Superpuestas o en vecindad inmediata a las pinturas naturalistas se encuentran figuras de claro carácter esquemático, más modernas, ya de plena Edad de los Metales, que se extienden por la casi totalidad de la Península Ibérica.
Las pinturas y grabados del arte esquemático contienen un amplio repertorio de figuras zoomorfas y antropomorfas convencionales, que se conocen como pictografías cuando llegan a un extremo grado de abstracción.
La temática cinegética parece derivada de la del arte levantino y el resto de las figuras, ídolos, símbolos solares, "ojos de lechuza", símbolos del agua, etc. (fig. 16: Pinturas esquemáticas de la cueva del Bacinete), con paralelos en decoraciones cerámicas y objetos de la Edad del Bronce, tendrían relación con ritos religiosos o sociales, de posible vinculación con el Mediterráneo Oriental.
4. LA ARQUITECTURA PREHISTÓRICA
Durante cientos de miles de años el hombre fue un cazador nómada. La invención de la agricultura le obligó a sedentarizarse, surgiendo entonces las primeras viviendas.
El culto neolítico a los muertos ha dejado huella en los más antiguos monumentos conservados, los megalitos. Los principales tipos son: el menhir, el más sencillo, simple pieza pétrea hincada verticalmente en el suelo con posible función ritual; cuando aparecen varios menhires colocados de forma ordenada reciben el nombre de alineamientos si están colocados en hilera (fig. 17: Alineamientos de Carnac), o cromlechs si se sitúan en círculo, como el de Stonehenge en Inglaterra (fig. 18), en ambos casos de difícil interpretación; el tipo más complejo es el dolmen, tumba colectiva construida con enormes bloques de piedra toscamente desbastados, que consta de una simple cámara (fig. 19: Dolmen). Los dólmenes pueden ser de cámara, de cámara con corredor (Dolmenes de corredor de Antequera o El Pozuelo), y cuando el dolmen es circular y esta cubierto con una falsa cúpula recibe el nombre de tholos, tholoi en plural, (Tholos de Antequera).
La civilización egipcia es de carácter fluvial y de base agraria, lo que determina que toda la vida de los egipcios gire en tomo al río Nilo (fig. 1), a sus crecida y canalización, a los ciclos agrarios relacionados con estos aspectos, que a su vez influyen en la religión, en la organización y gobierno del Estado... y, por supuesto, en el arte.
En el arte las influencias fundamentales en relación con esta característica, además de la evidente que podemos comprobar en la temática de sus representaciones (fig. 2), serán la geometrización de su arquitectura, como reflejo de la de sus campos, y la relación directa que existe entre las columnas que van a utilizar y las plantas típicas del Nilo.
1.2. La religión egipcia
El culto a los dioses (fig. 3) y la vida de ultratumba (fig. 4: Anubis cuida la momia de Senebhem; y fig. 5: Juicio del alma de Osiris), se encuentran en el centro de las manifestaciones artísticas egipcias.
Estos son los temas principales de los relieves y pinturas; la estatuaria estará también relacionada con los ritos y creencias sobre la inmortalidad y el culto a los muertos, al igual que la tradición egipcia del embalsamamiento de los cadáveres; y la arquitectura conservada se limitará a las funciones religiosas, templos, y funeraria, tumbas.
1.3. La monarquía divina
En Egipto el faraón, además de rey, tiene carácter sagrado, es un dios en la tierra, de lo que se deriva su inmenso poder y por lo que se explica la capacidad de movilizar a todo su pueblo para, por ejemplo, construir su tumba (fig. 6: Pirámide de Kefrén en Gizeh) o los enormes templos funerarios donde se les rendía culto después de su muerte (fig. 7: Rameseum o Templo funerario de Ramsés II en Tebas). Además, gran parte del resto de manifestaciones artísticas egipcias también estarán relacionadas con él y el relato de sus gestas.
1.4. El ambiente histórico
A la hora de entender e interpretar el arte egipcio es imprescindible un conocimiento, aunque sea somero, de su historia. Aquí vamos a ver un cuadro con los distintos períodos de la historia de Egipto, necesario para clasificar cronológicamente su arte, pero otras informaciones de carácter histórico se estudiarán solamente referidas a casos concretos en el posterior desarrollo del tema.
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA EGIPCIA
2.1. Construcción en piedra
Imhotep, arquitecto del Zoser, faraón de la III Dinastía fue el primero en realizar edificios de piedra en Egipto en el siglo XXVII a. C., durante el Imperio Antiguo. Pero tanto antes como después de esta fecha se realizaron edificios en Egipto con otros materiales menos nobles que la piedra, por lo que no se han conservado.
Desde el principio estas construcciones en piedra se realizaron con sillares labrados de forma geométrica, con los que se pueden elevar muros sin salientes y edificios de perfiles rectilíneos (fig. 8: Muralla del recinto funerario y pirámide de Zoser). Esto contrasta con la arquitectura que se realiza por esta época en otras regiones, a base de adobes o ladrillos en Mesopotamia o con grandes piedras sin apenas labrar en la Europa aún en la prehistoria.
2.2. Colosalismo
La arquitectura egipcia es desproporcionada en relación con su función, su rasgo más evidente es el colosalismo (fig. 9: Pirámide de Keops). No eran necesarios ni tumbas de tanto volumen como las pirámides dé Gizeh, ni templos tan vastos como el de Karnak. Lo que ocurría era que el egipcio estaba obsesionado por la presencia de fuerzas sobrenaturales y por la supervivencia, conceptos ambos a los que se atendía con estas construcciones que desbordaban la escala humana intencionadamente.
2.3. Arquitectura arquitrabada
La arquitectura egipcia es una arquitectura arquitrabada, basada exclusivamente en líneas horizontales y verticales (fig. 10: Sala hipóstila del templo de Luxor), salvo el dispositivo diagonal de las pirámides, ideal geométrico relacionado con el geometrismo agrario que vemos en la forma de las parcelas.
Este tipo de arquitectura estará cubierto con techos planos que obligarán a multiplicar el número de elementos sustentantes, el número de columnas.
2.4. Columnas egipcias
La columna juega un papel fundamentalmente estructural o de sustentación, aunque también se usa como elemento decorativo.
En Egipto las columnas recuerdan formas vegetales usadas primitivamente en sus construcciones, primero haces de cañas, luego la palmera, que aunque fueron sustituidos por la piedra seguirán recordando esas antiguas formas, como se aprecia en las estrías verticales de los primeros fustes (fig. 11: Pórtico de acceso al recinto funerario de Zoser), y sólo olvidadas cuando éstos sean lisos o decorados con relieves, en épocas posteriores.
Pero el recuerdo del árbol y las formas vegetales continuará en los capiteles, con forma de lotos los lotiformes (fig. 12), de papiro los papiriformes (fig. 13) o de capitel abierto acampanado o campaniformes (fig. 14), las de palma los palmifonnes (fig. 15).
A los anteriores, los más comunes, hay que añadirles el capitel hathórico (fig. 16), por ser la cabeza de esa diosa la que lo decora, los complejos de época ptolemaica (fig. 17).
3. ARQUITECTURA FUNERARIA
3.1. Mastabas
El tipo más antiguo de enterramiento es la mastaba. Hacia el año 3.000 a. C. será la tumba de los primeros faraones y de los nobles, sacerdotes y altos funcionarios del Estado.
Las mastabas (fig. 18) tienen forma de pirámide truncada, siendo en realidad la superestructura del enterramiento en sí, consistente en un pozo y una cámara sepulcral subterráneas a las que se accede por un pozo. En la parte superior, además, se encontraban una capilla y el "serdab" que guardaba la estatua funeraria del difunto o "ka".
3.2. Pirámides y recintos funerarios asociados
El deseo de grandeza y la acumulación de poder en el faraón provoca la superposición de mastabas para distinguir la tumba real, lo que dará lugar a la aparición de las pirámides.
A) La pirámide escalonada de Djoser
Así nació La Pirámide escalonada del faraón Zoser (2.700 a. C.), siendo este el tipo de tumba que distinguirá a partir de entonces a faraones de nobles. La pirámide escalonada (fig. 19) y todo el complejo anexo del recinto funerario (fig. 20, 21, 22 y 23) del faraón Zoser, realizados por su arquitecto Imhotep, divinizado por ello, son las primeras construcciones en piedra realizadas en Egipto.
B) La pirámide acodada de Snefru
La transición hacia la verdadera pirámide se produce durante el reinado del primer faraón de la IV Dinastía, Snefru, a través de la denominada Pirámide Acodada (fíg. 24), proyectada como una de las primeras pirámides geométricas, aunque nunca llegaría a serlo, ya que cuando había alcanzado poco más de la mitad de su altura, el ángulo de su inclinación fue reducido.
La Pirámide Roja (fig. 24) de este mismo faraón, Snefru, será la primera pirámide geométrica construida en Egipto, culminando a su vez el Conjunto Arquitectónico Funerario (ver fig. 26) compuesto de cuatro partes fundamentales: 1) El Templo del Valle, adonde llegan las aguas de las crecidas del Nilo; 2) La Calzada que hace de vía de acceso a la pirámide; 3) El Templo Funerario, situado junto a la pirámide; y 4) La Pirámide.
C) Las pirámides de Keops, Kefrén y Mikerinos en Giza
Las Pirámides de Gizeh (fíg. 25) es el conjunto funerario más representativo del Imperio Antiguo, anteriores al 2.500 a. C. Son tres auténticas montañas de piedra construidas por los faraones de la IV Dinastía Keops, Kefrén y Mykerinos.
El interior de estas pirámides (fig. 26: La Pirámide de Keops) está compuesto por un conjunto de galerías, pozos y cámaras que tenían la finalidad, por su aspecto laberíntico, de proteger los cuerpos y los ricos ajuares allí enterrados; además nos indican hasta donde llegó el desarrollo de la arquitectura egipcia, al lograr su construcción y conservación hasta nuestros días en el interior de esas enormes masas pétreas.
El conjunto se completaba con una serie de edificaciones alrededor de las tres tumbas (fig. 27: Esquema de la necrópolis de Gizeh): pirámides menores, de las reinas; templos del valle (fig. 28: Templo del Valle de Kefrén), calzadas funerarias; templos funerarios; mastabas de nobles y funcionarios reales; y la Esfinge de Kefrén (fig. 29), gigantesca escultura sagrada mezcla de cuerpo de león y cabeza humana, que era la protectora de todo el cementerio.
3.3. Los hipogeos del Valle de los Reyes en Tebas
Durante el Imperio Nuevo, hacia 1.500 a. C., el deseo de garantizar la inviolabilidad de las tumbas de los reyes y de los grandes tesoros con los que se hacían enterrar, poniéndolos fuera del alcance de los ladrones, tuvo varias consecuencias: la supresión de los signos externos que delataban su presencia, por tanto el final de las formas monumentales del pasado; su emplazamiento en lugares remotos, de difícil acceso o fáciles de guardar; y la separación de las tumbas de los templos funerarios.
Así aparecerá un nuevo tipo de tumba, los hipogeos, excavados en las laderas de las montañas próximas a la nueva capital, Tebas, en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas. Los hipogeos constaban de múltiples galerías y cámaras, generalmente decoradas con pinturas al fresco (Fig. 30), que se introducían muchos metros en el interior de la montaña, formando laberintos y tapiando y escondiendo los accesos para proteger los riquísimos ajuares, como el famoso tesoro de la Tumba de Tutankhamón (fig. 31) del expolio.
4. ARQUITECTURA RELIGIOSA: LOS TEMPLOS
Los templos son el otro tipo de edificio construido en piedra, ya que por su importancia y carácter sagrado también debían perdurar eternamente y en las toda la sociedad debía invertir todos los esfuerzos posibles.
4.1. Prototipo de templo egipcio
Las sucesivas destrucciones sufridas por los templos egipcios a lo largo de la historia no han permitido que lleguen a nosotros los construidos con anterioridad al Imperio Nuevo, época a la que pertenecen los más antiguos que se conservan hoy día.
El esquema básico de un templo egipcio, cuyos tipos más puros los podernos encontrar en los de época ptole-maica, es como sigue (fig. 32): 1) avenida de esfinges; 2) pilonos (fíg. 33: Avenida de esfinges y pilonos del Templo de Luxor), que enmarcan la puerta y generalmente están decorados con huecorrelieves y estandartes, también suelen estar precedidos por algún obelisco y estatuas colosales del faraón que lo mandó edificar; 3) patio porticado o sala hípetra (fig. 34: Sala hípetra del Templo de Horus en Edfú), cuyas paredes se decoran con relieves y en el que puede haber gran cantidad de esculturas, igual que ocurre en todas las demás del templo, es la última zona pública del templo, a partir de esta zona solamente pueden acceder los sacerdotes y el faraón; 4) sala hipóstila (fig. 35: Sala hipóstila del Templo de Luxor, y fig. 36: Sala hipóstila del Templo de Karnak), auténtico bosque de columnas que sujeta un techo de losas planas de piedra; 5) sala de la barca, que servía para contener la imagen del dios en las procesiones; 6) sancta santorum o cámara donde se guardaba la imagen del dios, en torno a la cual se distribuyen otras salas para los sacerdotes y los tesoros del templo (fig. 37: Planta del Templo de Horus en Edfú). Aquí es importante mencionar la forma en que se lograba un ambiente sagrado y misterioso, gracias a la gradación de altura de las salas, cada vez más bajas, y a la iluminación decreciente según se avanzaba hacia la zona más importante y sagrada.
4.2. Los conjuntos de Karnak y Luxor
En torno a la capital del Imperio Nuevo, Tebas, los poderosos faraones guerreros e imperialistas de las dinastías XVIII y XIX fueron ampliando los núcleos originales de los Templos de Amón de Karnak (fig. 38) y Luxor (fig. 39) con sucesivos añadidos, dando como resultado dos impresionantes conjuntos arquitectónicos en los que se suceden avenidas, pilonos, patios, multitud de salas, templos menores, capillas, etc.
4.3. Hemispeos y speos
Para finalizar no debemos olvidar mencionar los templos denominados speos, cuya característica principal es la de estar total o parcialmente (hemispeos) excavados en la roca de un acantilado o montaña.
El Templo de la Reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari (fíg. 40) es un hemispeos, consta de una serie de rampas y galerías al aire libre que son la entrada monumental y grandiosa de las verdaderas salas dedicadas al culto funerario de esta faraona. Junto a este templo hay otro mucho más antiguo, del Imperio Medio, que le sirvió de precedente, el Mausoleo de Mentuhotep.
Más tarde repetirá una fórmula parecida a esta Ramsés II en dos templos rupestres construidos en Abu Simbel, el Templo de Ramsés II (fig. 41) y el Templo de la Reina Nefertari (fig. 42). En ambos casos la totalidad de las salas están excavadas en la roca, speos, viéndose únicamente al exterior las impresionantes fachadas presididas por estatuas colosales de Ramsés II y Nefertari, sedentes en el primer caso y de pie en el segundo.
4.4. Templos ptolemaicos y romanos
Ya hemos mencionado, al ver el esquema básico del templo egipcio, que los ejemplos más prototípicos fueron construidos por los Ptolomeos, como es el caso del Templo de Horus en Edfu (ver fig. 34 y 37), siendo su característica principal y la diferencia fundamental con los del Imperio Nuevo el empleo de columnas complejas o compuestas.
Además, en esta época los templos estarán influenciados por las proporciones griegas, por lo que serán generalmente pequeños y armoniosos, como el citado Templo de Horus en Edfú, otros ejemplos de este tipo son los siguientes: el Templo doble o geminado de Kom Ombo, el Templo de Hathor en Dendera, el Templo de Khnun-Re en Esna, o los monumentos de la Isla de Filae, lugar en el que encontramos el Templo de Isis y el templete denominado Quiosco de Trajano (fig. 43), de época romana, muy original, aunque con un precedente en el Imperio Medio, el Quiosco de Sesostris I en Karnak (fig. 44).
De este tipo, aunque de menor importancia, es el Templo de Debod, en la actualidad situado en el Parque del Oeste de Madrid.
2. RASGOS GENERALES DE LA ESCULTURA EGIPCIA
2.1. Tipos
Dentro de la escultura egipcia vamos a estudiar dos tipos principalmente:
El bulto redondo (fig. 45: Escriba sentado del museo de El Cairo) o estatuas completamente exentas, aunque en algunos casos en realidad se trataría de esculturas en muy alto relieve (fig. 46: Triada de Mykerinos), ya que a veces sus realizaciones escultóricas necesitan todavía de un apoyo posterior al no dominar aún el equilibrio.
En cuanto a los relieves, veremos principalmente bajorrelieves (fig. 47) decorando las paredes de templos y tumbas, siendo además muy característico del arte egipcio una tipología exclusiva suya, el huecorrelieve (fig. 48), técnica que consiste simplemente en rehundir el borde de las figuras, por lo que en realidad la figura en sí no sobresale del fondo que le sirve de soporte, principalmente en este caso los pilonos de los templos.
2.2. Características
Las principales características de la escultura egipcia son las que veremos a continuación.
Pero antes debemos mencionar aquí que, aunque estas características serán las más comunes a lo largo de todo el proceso estudiado, si veremos una cierta evolución a lo largo de la historia de la plástica egipcia, sobre todo teniendo en cuenta la obra de talleres privados o no oficiales, ya que estos últimos sí las repetirán sin apenas variaciones sin cesar, preocupándose más del buen acabado y de seguir fielmente las normas tradicionales que de buscar la originalidad.
A) Estatuaria funeraria y religiosa
La característica fundamental de la estatuaria egipcia es su carácter funerario y religioso, por lo que solamente la encontraremos en las tumbas y en los templos y su temática girará siempre en torno a estos aspectos, incluso cuando se trate de escenas familiares y de la vida cotidiana, típicas de los relieves.
La estatuaria hallada en las tumbas se limitará casi exclusivamente los retratos como soporte del alma, "ka" (fig. 49: Ka del faraón Zoser), siendo su finalidad ser el soporte material del alma del difunto; pero también podemos encontrar ejemplos de sirvientes o figurillas realizando tareas cotidianas de servicio al difunto en la otra vida (fig. 50). Los relieves de los enterramientos suelen tener esta última temática también, junto con representaciones de dioses y del difunto realizando diversas actividades, como por ejemplo ofreciendo o recibiendo ofrendas (fig. 51).
En el caso de los templos las esculturas de bulto redondo serán normalmente representaciones colosales del faraón (fig. 52: Ramsés II del templo de Luxor) o de las principales divinidades del panteón egipcio (fig. 53: estatuas osiriacas). Lo mismo ocurrirá con los relieves que decoran estos edificios, junto con escenas narrativas de todo tipo (fig. 54), aunque en este caso lo más habitual es encontrar escenas conmemorativas de las hazañas realizadas por el faraón que las mandó esculpir (fig. 55: Batalla de Setí I de uno de los pilonos de Karnak).
B) Hieratismo, ley de frontalidad y otros arcaísmos
Los escultores egipcios buscaron desde el principio, deliberadamente, un canon ideal del cuerpo humano, que una vez encontrado mantuvieron durante siglos. La característica fundamental de la representación de la figura humana en Egipto es su marcado hieratisrno, apre-ciable en la solemnidad y el estatismo de las actitudes, en la rigidez y falta de naturalidad en el movimiento de sus miembros, en definitiva, no consiguen hacernos olvidar la naturaleza pétrea de las esculturas al faltarles vitalidad (fig. 56: Triada de Mykerinos), aunque como podernos observar en la imagen el canon y el prototipo de belleza ideal, tanto masculino como femenino, es ya plenamente moderno y occidental...
Otro arcaísmo de la escultura egipcia se aprecia en la llamada ley de frontalidad: en las esculturas de bulto redondo existe generalmente un único punto de vista, frontal, los brazos se sitúan, rígidos, pegados a los costados, la nuca parece rígida, la cabeza está en una posición central, etc. (ver fig. 56); en el caso de los relieves, además de ser válido lo dicho hasta ahora, es característica la distribución de las diferentes partes del cuerpo siguiendo un esquema fijo, torso de frente y extremidades y cabeza de perfil (fig. 57: Detalle de la Capilla de Hathor con Tutrnés III oferente ante el dios Amón).
Para finalizar con este apartado referido al carácter arcaico de la plástica egipcia debemos mencionar la fuerte geometrización de sus formas, como se puede apreciar tanto en las estatuas de bulto como en los relieves, sobre todo al analizar las distintas partes de la anatomía que las forman independientemente (ver fig. 56 y 57), y otros arcaísmos como la inexpresividad de los rostros y las actitudes, los ojos almendrados, etc.
C) Composición y perspectiva en los relieves y pinturas
Tanto en los grupos escultóricos, como en el relieve y la pintura, ya que ésta posee muchas de las características de aquel, aunque sin olvidar que algunas de ellas son diferentes en ambos casos, como la captación del movimiento en la pintura y no en el relieve, generalmente se rehuye cualquier efecto de profundidad, si acaso se sitúan de una forma muy rudimentaria unas figuras detrás de otras, repitiendo generalmente el mismo perfil de la figura en cuestión varias veces (fig. 58), o aplicando la perspectiva caballera, que consiste en representar a un tamaño menor las figuras que se supone están en un plano más alejado (fig. 59).
Las composiciones son casi siempre extremadamente sencillas, consistiendo en la yuxtaposición de las figuras unas junto a otras en la misma posición o actitud, en el mismo plano o superpuestas en varios niveles, en este caso siempre separados por líneas que les sirven de base, como si se tratase de viñetas (fig. 60).
D) Representación de las figuras masculinas y femeninas
Dentro de las características generales de la escultura egipcia, tanto si se trata de bulto redondo o de relieve, conviene hacer un repaso de las distintas formas en las que aparecen representadas las figuras masculinas o femeninas (ver en diversas figuras del tema ...).
La figura femenina se representará, con pequeñas variaciones estilísticas según la época, siempre con vestidos de lino muy ceñidos, que dejan traslucir las formas anatómicas y detalles del sexo, ligeros y casi transparentes. Los peinados serán muy variados y de características distintas en cada período, pelucas cortas o largas, lisas o rizadas, el llamado tocado hathórico, etc.
Las figuras masculinas, en concreto el faraón, aparece siempre con la cabeza cubierta, desde el Imperio Antiguo con la corona blanca del Alto Egipto, la corona roja del Bajo Egipto, la doble corona o el velo de lino denominado "nemes", principalmente; y a partir del Imperio Medio y, sobre todo, del Imperio Nuevo se añaden nuevos tocados como la modalidad inflada y con coleta del "nemes", el llamado velo "khat", o la corona metálica azul, en realidad una especie de casco de batalla del faraón, denominada tiara "khepresh".
A estos elementos se añaden otros, también propios y exclusivos de la realeza o la divinidad, como la cobra o "uraeus" real y la barba postiza. Para terminar con la forma de representar al faraón decir que generalmente aparece cubierto con el típico faldellín plisado, aunque también puede aparecer en ocasiones con el manto del "hebsed" o lo puede hacer con distintos tipos de túnicas.
Por último, mencionar la forma en que se representa a otras figuras masculinas o femeninas, ajenas a la realeza, que es muy variada, pudiendo aparecer cubiertas con multitud de vestidos y tocados diferentes, o ausencia total de éstos, por tanto incluso desnudas o calvas.
3. EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA EGIPCIA
A continuación vamos a ver algunos de los ejemplos más importantes y representativos de cada período y las excepciones más relevantes a esas generalidades comunes a la mayoría de las obras.
3.1. Imperio Antiguo
A) Representaciones del faraón
Durante el Imperio Antiguo se aprecia el proceso de divinización del faraón en la forma de representarlo escultóricamente, sin olvidar la misión de estas estatuas como soportes del "ka" del difunto, de ahí la mezcla de hieratismo con el hecho de que se trate de verdaderos retratos, aunque ciertamente en estos casos relativamente idealizados.
Los ejemplos más característicos de esta etapa son: la Estatua sedente de Zoser en Sakkara (detalle en fig. 49), la Estatua sedente de Kefrén del museo de El Cairo (fíg. 61), las Triadas de Mykerinos (ver fig. 46 y 56), y las excepcionales policromadas de Rahotep y Nofret (fig. 62), en este caso no de un faraón sino de un hijo de Keops y su esposa, sorprendentes por su elegancia, belleza y calidad.
B) Otras representaciones escultóricas
Las representaciones escultóricas diferentes a la figura del faraón se caracterizan, durante el Imperio Antiguo, por una mayor libertad y por un menor rigor "oficial" en su ejecución, siendo más naturales las expresiones y actitudes y menos idealizadas las anatomías de los cuerpos, podemos hablar casi de una etapa de "realismo" en la estatuaria egipcia.
Los ejemplos más representativos de este tipo son la talla en madera de Kaaper, también conocido como Cheik-el-Beled o el Alcalde del Pueblo (fig. 63), de hacia el 2.500 a. C., y el Escriba sentado del Louvre (fig. 64), figuras que nos acercan a una sociedad burocratizada, en la que los funcionarios desempeñan funciones importantes.
C) Relieves
Los primeros relieves son de época predinástica, mangos de marfil de cuchillos de sílex, como el Cuchillo ceremonial de Gebel-el-Arak (fig. 65), ya se aprecian las características posteriores junto con evidentes arcaísmos.
Relacionadas con la escultura oficial estarían las estelas con los nombres de faraones, como la Estela del Faraón Serpiente (fig. 66) y las placas de pizarra decoradas con relieves que narran las hazañas de los faraones de la Época Tinita, como la Paleta del Rey Narmer (fig. 67 y 68). Por último mencionar los relieves con escenas de la vida egipcia que decoran las tumbas (ver fig. 58).
3.2. Imperio Medio
Tras la fase de anarquía política y de decadencia artística del Primer Periodo Intermedio, la estatuaria va a recuperar parte de su antiguo esplendor durante el Imperio Medio (fig. 69: Mentuhotep I), época en la que serán típicas las series de retratos de un mismo faraón, en las que se aprecia la evolución de sus fisonomías según las distintas edades en que son retratados (Fig. 70: Sesostris III).
El arte se va a acercar ahora a la realidad cotidiana, .captando los sentimientos y gran diversidad de expresiones, por lo que se pondrá de moda todo lo relacionado con la vida diaria, como podemos apreciar en las numerosas figurillas de madera policromadas encontradas en las tumbas (fig. 71: Tropa de infantería núbia).
3.3. Imperio Nuevo
Tras el Segundo Período Intermedio las estatuas del faraón, numerosas y conocidas, serán muy formalistas y repetirán los modelos antiguos, volviendo al academicismo oficial y a la frialdad en la forma de representarlos, tanto antes como después del breve paréntesis del reinado de Akenatón. Superpuestos a estos arcaísmos podemos apreciar nuevos elementos como el "uraeus", el "khepresh" y largas túnicas (fig. 72: Ramsés II el Grande o Seti I de Karnak). Sí es verdad, sin embargo, que también en este período podemos apreciar algunos ejemplos derivados del naturalismo de la estatuaria del Imperio Medio (fig. 73: Reina Hatshepsut).
Debemos destacar en este apartado un tipo muy característico, las estatuas colosales de los faraones guerreros e imperialistas de este período, de hasta 20 metros de altura pese a aparecer en posición sedente, que se situaban ante los pilonos de los templos, como es el caso de los Colosos de Memnón (fig. 74) del Templo funerario de Amenofis III, y las de Ramsés II en los Templos de Luxor (ver fig. 33) y Abu Simbel (ver fig. 43). Evidentemente la grandeza de la estatua está en relación con el poder del faraón.
De esta época también datan los relieves que decoran los muros y pilonos de los grandes conjuntos templarios de Karnak y Luxor, que generalmente narran las hazañas bélicas de estos faraones, como la Batalla de Seti I de uno de los pilonos del Templo de Karnak (ver fig. 55), además destacan sobre todo las escenas de la Expedición al Punt del Templo de la Reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari, las diversas representaciones de la Batalla de Kadesh de Ramsés II y la Cacería de toros bravos de Ramsés III en el Templo de Medinet Habu.
3.4. Período de Akenaton o del faraón hereje
Durante el período que gobernó el faraón revolucionario Akenatón las reformas por él introducidas no se limitaron exclusivamente a los campos social, político y. religioso, sino que también afectaron de forma decisiva y original a la plástica egipcia, que va a adquirir una extraordinaria dulzura y naturalismo (fig. 75 y 76: Busto de la Reina Nefertiti). La escultura atraviesa una etapa decisiva, en la que se renuevan las técnicas, los temas y la sensibilidad con la que éstos se tratan.
Ejemplos de esta revolución artística los encontramos en los relieves, que representan escenas de la vida diaria con un intenso realismo, no rehuyendo el tratamiento de los aspectos menos agraciados y desagradables de las figuras del faraón y su familia, como el vientre y las caderas hinchadas y los brazos deformados y larguísimos, algo impensable en cualquier otro momento (fig. 77). Este realismo exagerado hasta la caricatura también lo encontramos en esculturas de bulto redondo, como la de Akenatón del Museo de El Cairo (fig. 78), en la que se destacan sus rasgos negroides exagerando las facciones del rostro.
3.5. Períodos Saíta, Alejandrino y Romano
En esta etapa se va a imponer el canon helénico en Egipto, como ocurrirá en el resto de la cuenca del Mediterráneo, siendo el ejemplo escultórico más representativo la llamada Cabeza verde (fig. 79), del Período Saíta.
En otros casos se intenta una síntesis de las características escultóricas griegas y egipcias, como en la estatua de Alejandro Magno del Museo de El Cairo (fig. 80), pero el experimento ciertamente no fue muy afortunado.
4. LA PINTURA EGIPCIA
La pintura egipcia en muchas ocasiones no tiene una existencia autónoma, ya que suele emplearse para policromar los bajorrelieves (ver fig. 47 y 58), por lo que sus características generales son casi idénticas a las de los relieves.
Solamente añadir la importancia que aquí tiene el dibujo, una nítida línea negra que delimita las siluetas, la utilización de colores intensos y contrastados para rellenarlas.
Y como característica exclusivas de la pintura, el mayor movimiento y dinamismo de figuras y composiciones respecto a lo visto en los bajorrelieves (fig. 81) y un cierto naturalismo y elegancia en su tratamiento (fig. 82: Ocas de Meidum, y fig. 83: Banquete fúnebre de la Tumba de Nakht, de la XVIII Dinastía).
La pintura al fresco egipcia sí es un apartado importante y exclusivo a la hora de estudiar la decoración de los hipogeos del Imperio Nuevo, ya que esta técnica es casi la única utilizada (ver fig. 30 y 31). También muy característica es la decoración pictórica de papiros, generalmente con escenas de "El libro de los muertos" (ver fig. 5).
5. LA ORFEBRERÍA: EL TESORO DE TUTANKHAMON
Capítulo importante dentro del arte egipcio es el de la orfebrería, siendo el hallazgo más importante el Tesoro de la Tumba de Tutankhamón (ver fig. 31), del que destacan, aparte de muebles, joyas, carros de guerra y objetos de todo tipo, las siguientes piezas: un Trono (fig. 84) de oro y pedrería con el respaldo decorado con relieves del estilo de su predecesor Akenatón; los diversos Sarcófagos (fig. 85), encontrados unos dentro de los otros y por tanto de diversos tamaños; la Máscara de oro (fig. 86) que cubría la momia del difunto; etc.
INTRODUCCIÓN
Mesopotamia significa en griego “entre ríos”. La región así denominada abarcaba inicialmente los territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Éufrates.
La historia de Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios hacia el 3.000 a.C. Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los acadios hacia el 2.350 a.C. Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios (Assur) al norte, y los babilonios (Babilonia) al sur, hasta que toda la región quede bajo dominio del Imperio Persa en 539 a. C.
La sociedad era controlada por una fuerte jerarquía a cuya cabeza estaba un “lugal” (gran hombre), considerado como intermediario de la divinidad, y una casta de sacerdotes.
1. SUMER
En Sumer florecen numerosos centros urbanos muy relacionados entre sí, como las ciudades-estado de Kish, Ur, Uruk, Lagash o Mari. Para llevar el control de los crecientes intercambios comerciales se perfecciona la escritura, que se llama “cuneiforme” por estar desarrollada con signos en forma de cuña. Es la época del poema épico de Guilgamesh, rey de Uruk hacia 2.650 a.C., en el que ya se menciona el Diluvio Universal.
Los templos, con enormes escalinatas de acceso, se alzan sobre plataformas en talud, rematadas por una torre de la oración, un ejemplo es el Ziggurat de Ur III (fig. 1): delante del ziggurat, que presenta un aspecto muy sólido, con pocos vanos, se abren enormes patios abiertos, donde se congregaban los fieles. La escasez de piedra obliga a emplear el adobe o el ladrillo, a veces decorado, como material de construcción.
En el interior de estos templos ha aparecido una gran cantidad de esculturas que no representan a los dioses sino a los hombres en trance de solicitar ayuda a los dioses, como es el caso de la estatua del Intendente Ebih-il de Mari (fig. 2): sentado en actitud orante, el rostro recibe diferente tratamiento al cuerpo; la cabeza se caracteriza por la minuciosa elaboración de la barba y las incrustaciones de lapislázuli en los ojos; el cuerpo, en cambio, es poco detallado y tiende a la forma geométrica; la figura lleva la típica falda sumeria, hecha con mechones de lana.
De 2.500 a.C. a 2.360 a.C. se instala la Dinastía I de Lagash, que alcanza su apogeo con Eannatum. En este reinado la orfebrería y el relieve alcanzan una gran sofisticación:
En la llamada Estela de los buitres (fig. 3) las imágenes y texto aparecen unidos para favorecer el carácter narrativo de las victoriosas campañas militares de Eannatum, el rey aplasta sin piedad a los enemigos, que son devorados por buitres (de ahí su título actual). Técnicamente se caracteriza por representar el rostro de las figuras de perfil y el resto del cuerpo con un punto de vista frontal. Es interesante comparar esta obra con el arte acadio (Estela de Naram-sin, que veremos a continuación); en el Estandarte de Ur (fig. 4), encontrado en un cementerio regio, aparecen escenas de guerra y conquista, en una cara, mientras que en la otra se describe la vida diaria en períodos de paz. Todas las figuras desfilan en procesión, pero en el registro inferior hay un intento de crear sensación de espacio a través de las patas de los caballos; el Toro de Ur, que forma parte de un arpa encontrado como ajuar funerario de la reina Subad, confeccionada en gran parte en oro, refleja ya un total dominio en la representación naturalista de los animales.
2. AKKAD
El primer rey de este pueblo de origen semita, Sargón I (2.334 a.C. - 2.279 a.C.), derrotó al rey sumerio Lugalzaggesi y estableció la supremacía acadia en Mesopotamia, Siria y Asia Menor, llegando incluso a la isla de Chipre (fig. 5: Sargón I de Acad).
Su nieto Naram-sin (2.254 a.C. - 2.218 a.C.) relanza el imperio acadio con nuevas conquistas, que ordena perpetuar en obras como la Estela de Naram-sin (fig. 6): esta enorme estela de dos metros supone la máxima exaltación del rey, que aparece de mayor tamaño que sus súbditos y con atributos divinos, como la tiara con cuernos; intenta crear un paisaje, con árboles aislados y una montaña, sobre la que aparecen astros, símbolos de diversas divinidades. Existe un busto que parece ser su retrato, Cabeza de Naram-sin, obra maestra del trabajo sobre bronce, alcanza un alto grado de belleza idealizada en el rostro y los labios, contrastando con la barba, muy detallada y agrupada en formas geométricas.
3. PERÍODO NEOSUMERIO
Hacia el año 2.150 a.C. se unifican los reinos de Sumer y Akkad, consolidando una compleja burocracia e iniciándose transacciones que podemos calificar de bancarias, con préstamos a interés en la compra de productos, pruebas del alto desarrollo político, social y económico alcanzado.
En general, es una época brillante para el arte, coronada con la figura de Gudea, “ensi” o gobernador civil de Lagash entre 2.141 a.C. y 2.122 a.C. Este poderoso gobernador, también poeta y arquitecto, inicia un intenso programa de creación y reconstrucción de templos, debiéndose a él también el encargo de abundantes obras escultóricas.
Como ejemplo podemos citar la Estatua sedente de Gudea (fig. 7): la diorita de este retrato fue traída desde el valle del Indo; los brazos pegados al cuerpo insisten en la frontalidad, mientras que el rostro es una imagen idealizada; en su faldellín se describe el poder de Gudea y sus méritos ante la divinidad.
4. ASSUR
El Imperio asirio se extiende entre 1.800 a.C. y 612 a.C. En su historia podemos distinguir tres períodos: Imperio Asirio Antiguo (1.800 a.C. - 1.375 a.C.), Medio (hasta 1.047 a.C.) y Nuevo (entre el año 883 a.C. y el año 612 a.C., fecha de la invasión de los medos).
Su primera gran capital, Assur, toma el nombre del principal dios de este pueblo guerrero, del que hay noticias ya en el año 2.500 a.C. Pero pese a la gran cantidad de construcciones civiles y religiosas realizadas por los asirios, su arte viene determinado por la escultura. Hay mucha diferencia entre las estatuas de bulto redondo, por lo general muy rudimentarias, y los relieves, que suponen una de las cimas del arte universal.
Los relieves representan animales (fig. 8: La leona herida, resultado final de una cacería de Assurbanipal, es una dramática imagen del dolor animal; se trata de un asombroso estudio anatómico en el que las patas delanteras, aún poderosas, arrastran el peso del resto del cuerpo, ya sin vida por la flecha que atraviesa su espalda), seres mitológicos o escenas de caza y guerra (fig. 9: Assur-nasirpal II cazando leones, como en toda la mitología mesopotámica se consagra la lucha entre el hombre y las fieras, hay una evidente intención narrativa que se esmera en describir minuciosamente a cazadores, animales y carros, tendiendo a la estilización y a las formas geométricas), llenas de vida y movimiento.
También se fomentan otras artes, como el ladrillo vidriado o la pintura mural, de gran calidad.
5. BABILONIA
Podemos establecer la existencia del imperio babilónico entre el año 2.000 a.C. y 539 a.C., fecha de su derrota ante el imperio aqueménida.
El rey Hammurabi (1.792 a.C. — 1.750 a.C.), alterna su condición de guerrero (domina Sumer y Akkad) con reformas internas. El famoso Código de Hammurabi (fig. 10) resume toda la legislación vigente, en él se asignan derechos y deberes concretos a los tres grupos de población, los poderosos, el pueblo y los esclavos. Se trata de una estela de diorita de 2,25 metros de altura, en la parte inferior está redactado el texto del Código y en la superior está representada en relieve una escena en la que Hammurabi se encuentra de pie ante un dios que le dicta las leyes y le entrega los símbolos de poder.
También reglamenta la propiedad de tierras, muchas de las cuales marcan sus límites con las estelas llamadas kudurru, como en el Kudurru del rey Meli-shipak II, en el que en diferentes registros aparecen figuras de dioses, encarnados en animales, cuya presencia consagra jurídicamente la propiedad de esas tierras; a veces, incluso, aparece también el texto del contrato.
6. EL IMPERIO NEOBABILÓNICO
El imperio neobabilónico (600 a.C. - 539 a.C.) comienza tras la muerte del rey asirio Assurbanipal. Es la época de Nabucodonosor II, que conquista Jerusalén en 598 a.C. y reconstruye las ciudades míticas de Mesopotamia.
Es este el gran momento de la ciudad de Babilonia, que tuvo un perímetro de 20 Km., con doble muralla y ocho puertas de acceso, entre ellas la Puerta de Ishtar (fig. 11). La ciudad también contenía los Jardines colgantes de Semíramis, una de las siete maravillas de la Antigüedad, y la mítica Torre de Babel, objeto de la ira divina en la Biblia, que en realidad tuvo que ser un ziggurat. En el Palacio de Nabucodonosor II, la decoración se realiza a base de motivos geométricos, vegetales y de animales en procesión, tales como toros, dragones o leones, empleándose colores brillantes, predominando los azules y dorados, que dan sensación de lujo.
INTRODUCCIÓN
Inicialmente, los pueblos persas se asientan en el actual Irán, entre Mesopotamia y el valle del Indo. Allí establecen sus principales ciudades en Persépolis, Susa y Pasargada.
Hacia 625 a.C. Ciaxares funda el imperio medo y, aliado con Babilonia, destruye Asiria. Este primer imperio medo-persa es derrotado por los persas aqueménidas, al mando de Ciro II (559 a.C. - 529 a.C.). Su hijo Cambises II conquista Egipto en 525 a.C. y se adentra en Nubia y Libia. Esta expansión persa choca con el creciente protagonismo de Grecia, que vence finalmente a los persas en la batalla de Salamina (480 a.C.) e inicia un cambio en la guerra, culminado por Alejandro Magno al conquistar en 330 a.C. el Imperio Persa.
1. Arquitectura Persa
El primer momento de esplendor de la arquitectura persa tiene lugar durante la dinastía Aqueménida, cuyo reinado se extiende aproximadamente desde el 560 al 330 a.C.
Los restos de arquitectura Aqueménida son bastante numerosos, siendo los más antiguos las ruinas de Pasargada, la capital de Ciro el Grande. Incluyen dos palacios, un recinto sagrado, una ciudadela, una torre y la Tumba de Ciro (fig. 1), pequeño mausoleo de piedra, en forma de cilindro y tejado a dos aguas, colocado sobre una plataforma escalonada.
Darío I el Grande construyó una nueva capital en Persépolis. Sobre una zona rocosa se abrieron y nivelaron tres amplias terrazas en las que se fueron levantando edificios de madera, ladrillo y piedra (fig. 2: Escalinata del Palacio de Persépolis; fig. 3: Apadama del palacio de Persépolis; y fig. 4: Puerta y columna persas).
A través de grades escalinatas decoradas con relieves se accedía a salas hipóstilas con decenas de columnas, recintos dedicados a las grandes recepciones; las puertas presentan una cornisa de cuarto bocel (tipo de moldura con un perfil de cuarto de círculo) decorada con motivos vegetales de origen egipcio; los fustes de las columnas, se trata de una arquitectura arquitrabada, eran estriados en lugar de lisos, influencia recibida de Grecia, aunque los capiteles, muy originales, toman formas naturalistas reproduciendo los cuartos delanteros de toros que a veces aparecían alados, motivo que también encontramos en las puertas monumentales de acceso a la ciudad (fig. 5: Puerta de Jerjes I en Persépolis).
Por último mencionar que estos edificios tenían los techos de madera de cedro apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles de piedra de las columnas.
Otros restos de arquitectura Aqueménida podemos encontrarlos en la ciudad de Susa, donde también Darío I construyó un gran palacio.
La arquitectura vinculada a la dinastía de los Aqueménidas abarca también tumbas excavadas en la roca, como los hipogeos egipcios, pero con la entrada elevada sobre el nivel del terreno, de entre las que destacan las de Naqsh-i-Rustam, cerca de Persépolis (fig. 6: Tumba de Artajerjes I).
Tras la conquista de Persia por Alejandro Magno en el 331 a.C. y la toma del poder por parte de la dinastía Seléucida, la arquitectura persa imitó las formas del mundo griego.
2. Escultura Persa
Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que decoran los palacios, como el de Persépolis (fig. 7).
Destacan los del palacio de Susa, decorado con relieves en piedra al estilo de los de Persépolis y con paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo (fig. 8: Relieve de arqueros del Palacio de Susa), en los que las figuras, soldados, toros alados, esfinges y grifos, aparecen en procesión, con el rostro en estricto perfil, deteniéndose el escultor a describir con minuciosidad los detalles de su vestido, sus armas y las diferentes etnias del momento, por lo que constituye un documento excepcional de la sociedad de esa época. La utilización de este material viene de tradiciones anteriores, asiria y babilónica.
Debemos mencionar también de nuevo en este apartado las tumbas reales excavadas en la roca de Naqsh-i-Rustam, talladas en la roca imitando la fachada de un palacio, con figuras sobre un estrado en el que aparece el rey adorando a los dioses (fig. 9).
INTRODUCCIÓN
Pese a ser eclipsado por otras civilizaciones, el pueblo íbero, que dio su nombre a nuestra Península, tuvo una cultura avanzada para su época.
Su arte, del que nos han llegado suficientes obras para su conocimiento, es de una gran complejidad por la influencia cultural de los pueblos colonizadores orientales que se habían instalado en ella con anterioridad (fenicios, Sarcófago antropoide de Cádiz, y griegos, Esculapio de Ampurias) y por la tradición dejada por los tartesios.
1. ARQUITECTURA IBÉRICA
1.1. URBANISMO
El tamaño de las ciudades ibéricas varía mucho, desde las 300 hectáreas hasta apenas una. Las ciudades más grandes se concentran en el sur y sureste de la Península, mientras que en la costa oriental son más reducidas. La mayoría de las ciudades se intentaban situar en lugares elevados, aunque también hay algunas que se encuentran en llano.
Prácticamente todos los poblados ibéricos estaban rodeados por una muralla, de mampostería, ciclópeas, etc. Por regla general, todas las murallas ibéricas se refuerzan con torreones de tipo y ubicación variable.
Los planos de ciudades y poblados que conocemos son pocos y casi siempre corresponden a aldeas pequeñas, que por eso han sido fáciles de excavar, como el del Cerro de la Nieves de Pedro Muñoz. Las casas, de reducido tamaño, suelen estar construidas con muros de adobe sobre un zócalo de piedra y revestidos con arcilla encalada.
1.2. TEMPLOS
Se han encontrado muy pocos restos de templos íberos, por lo que sólo dejan hacer conjeturas sobre este aspecto de su arte. Por un lado, han aparecido recintos cuadrangulares, aparentemente descubiertos y con una losa en el centro, que se han interpretado como santuarios hípetros, similares a los conocidos como "lugar abierto" del mundo oriental.
Por otro lado, se han encontrado un cierto número de edificios con una estructura bastante compleja que se piensa que podían tener una finalidad religiosa.
1.3. ARQUITECTURA FUNERARIA
A) Tumbas de cámara
Podían estar excavadas en el subsuelo o construidas sobre él y cubiertas por un túmulo. Son características del mundo ibérico meridional, casi todas eran de planta rectangular, aunque también las había circulares; las urnas cinerarias se depositaban sobre el suelo o en una cavidad abierta en el suelo y cubierta con losas planas. El Túmulo de la Galera en Granada está construido sobre el suelo, contaba con un dromos de acceso cubierto con una falsa bóveda y una cámara de planta cuadrada cubierta con losas que descansaban sobre un pilar central, todo realizado con sillares y cubierto por un túmulo de tierra que tenía marcado su perímetro con piedras.
B) Monumentos turriformes
El más importante es el Monumento de Pozo Moro, sobre un podio escalonado, presenta forma de torre con un cuerpo principal cuadrangular, con sus esquinas inferiores adornada por leones yacentes y algunos sillares decorados con relieves.
C) Pilares-Estela
Hay muchísimas por todo el ámbito ibérico, consisten en un basamento, por lo general escalonado, sobre el que se alza un pilar con un remate en forma de capitel, que es la base de una escultura de animal, normalmente un toro. El mejor ejemplo de este tipo de monumento es el Pilar-Estela de Monforte del Cid.
2. ESCULTURA IBÉRICA
2.1. ETAPA ORIENTALIZANTE DE LA ESCULTURA IBÉRICA
Es clara la existencia de una etapa antigua de la escultura ibérica con claras influencias del Mediterráneo oriental, que arranca de la etapa orientalizante del arte tartésico, a su vez inspirada por los fenicios y, en menor medida y más tardíamente, por los griegos y, con matices, influjos etruscos o cartaginenses, portadores a su vez de un lenguaje artístico helénico transformado.
A esta etapa correspondería la más arcaica escultura animalística de la Turdetania y los relieves del Monumento de Pozo Moro.
El León de Nueva Carteya pertenece a esta primera etapa orientalizante de la escultura ibérica. Es el mejor conservado de los varios aparecidos en este lugar y estaría destinado a proteger una tumba. Se fecha en el s.VI. La cabeza y la melena son muy detallistas. La Esfinge de Agost es uno de los mejores ejemplos de hasta qué punto influyó el arte griego en el ibérico. Salvo algunas variantes, como la forma de disponer la cola, seguramente por imperativos del material empleado, se ajusta perfectamente a los prototipos griegos de mediados del s.VI. Seguramente tendría la misma función que en Grecia: servir de portador de las almas al más allá, por lo que estaría en una tumba.
La Bicha de Balazote es en realidad un toro androcéfalo que está tallado sobre un sillar de esquina, de manera similar que los leones de Pozo Moro, y que es una versión de las figuras fluviales de los griegos. Debió estar destinado a un monumento funerario como expresión de la vida que se deseaba al difunto en el más allá, ya que el toro era símbolo de procreación y vida. Se fecha hacia la segunda mitad del siglo VI.
Los Relieves del Monumento de Pozo Moro, en forma de frisos que se encontraron tallados en los sillares que conforman este monumento. La técnica y las figuras, importantísimos para el conocimiento de la iconografía y la mitología ibéricas, ya que representan escenas de divinidades, ritos relacionados con el más allá y figuras monstruosas, resultan muy toscas, ya que pertenecen a la primera etapa de la escultura ibérica y se fechan hacia el 500 a.C. En ellos y en los leones que hay en las cuatro esquinas del monumento se puede ver una clara influencia oriental.
2.2. ETAPA “CLASICA” DE LA ESCULTURA IBÉRICA
Desde mediados del s. VI y, sobre todo, a lo largo del V a. C. ejerce sobre los íberos una fuerte influencia la escultura griega (Esculapio de Ampurias), a cuyo estímulo se realizó la producción escultórica ibérica más importante, aunque sobre estas influencias se superpone la personalidad que le imprimieron las sociedades ibéricas. Así, por ejemplo, hay una ausencia de la proporción y armonía característica del arte griego, no por falta de pericia, sino por una diferencia de mentalidades, para los íberos era más importante el cuidado de los detalles que el conjunto.
El material más utilizado es principalmente la piedra, especialmente areniscas y calizas blandas. Las piedras duras, el bronce y el barro cocido se reservaron a la realización de figurillas menores (figurillas ibéricas en bronce).
La Dama de Elche es un busto, el mejor ejemplo de la etapa "clásica" de la escultura ibérica, realizado en caliza con restos de policromía. Seguramente formara parte de una estatua de cuerpo entero similar a la dama de Baza, ya que el corte inferior es muy abrupto e irregular. El rostro está sereno y mira al frente, es un rostro muy clásico, aunque todavía tiene algunos rasgos orientalizantes. La dama lleva un exuberante atavío, especialmente llamativo por las joyas, en concordancia con restos arqueológicos encontrados, y el complejo tocado. Pese a lo problemático de cualquier interpretación, parece tratarse de una divinidad, que sirvió de urna funeraria. Se fecha en el s.V a.C.
La Dama de Baza esta dama está realizada en caliza estucada y policromada. Se fecha hacia los comienzos del s.IV. Se halló en el interior de una tumba de la necrópolis de Baza y servía de urna monumental. Se trataría de a una divinidad de la muerte, representada según un esquema iconográfico de diosa sedente sobre un trono alado, muy repetido en el ámbito griego.
La Dama oferente del Cerro de los Santos es de piedra arenisca y se realizó hacia el s. II en Montealegre del Castillo, en Albacete. Se trata de un exvoto de gran tamaño que representa a una dama oferente, ataviada según la moda de las damas distinguidas de la sociedad ibérica, que sujeta en sus manos el vaso de ofrenda. Es muy hierática y sus formas son muy rígidas.
INTRODUCCIÓN
En el segundo milenio a.C., en el Egeo, se desarrollan dos civilizaciones importantes, la cretense y la micénica, que van a ser precedente y base cultural de la civilización griega.
Su posición entre Egipto y Mesopotamia favoreció su desarrollo cultural y económico.
1. EL ARTE CRETENSE
La espléndida situación de Creta en el centro del Mediterráneo Oriental, en una isla fértil y con buenos puertos, permitió que alcanzara un gran nivel cultural y económico. Tenía relación con todos los países orientales gracias a la primera gran flota que registra la historia, gracias a la cual se convirtió en una gran potencia comercial, sometiendo gracias a ella también a vasallaje a las ciudades aqueas y jonias del resto de Grecia.
Los cretenses viven en ciudades y viven del comercio, tienen una civilización de tipo urbano, en la que ni la religión ni el despótico poder de un autócrata polarizan la atención del artista. El arte cretense es cortesano y aristocrático, y hay que destacar en él la ausencia de toda representación bélica.
La Cultura y el Arte cretenses son de los más originales de la antigüedad, pues se relaciona con todas las antiguas civilizaciones sin perder sus características peculiares.
La Historia de Creta atraviesa tres períodos:
1.1.2. Técnicas
El grabado (fig. 1: Caballo grabado de Pair non Pair) y la pintura (fig. 2: Gran bóveda de Altamira), o la combinación de ambas técnicas, dominan en las representaciones artísticas del interior de las cuevas paleolíticas, aunque también encontramos el relieve (fig. 3: Bisontes de Tuc d’Audoubert).
![]() |
Fig.1 Caballo grabado.Grotte de Pair-non-Pair. Prignac-et-Marcamps, Aquitania, Francia |
![]() |
Fig. 2. Gran bóveda de los bisontes, cueva de Altamira. Santillana del Mar, Cantabria, España. |
![]() |
Fig.3. Bisontes de arcilla modelada. Cueva Tuc d'Audoubert, Ariege. Francia. |
El método de representación más utilizado es la silueta, aunque los grabados están complementados con frecuencia con raspados o estriados para evidenciar los volúmenes, y en la pintura con un color o varios con el mismo fin: pinturas monocromas, y con el tiempo irán apareciendo las bicromías y las policromías. Asimismo, en muchas ocasiones se aprovechan fisuras y relieves de la roca para dar sensación de volumen y conseguir un mayor realismo en la representación, como ocurre por ejemplo en "La Capilla Sixtina" del arte paleolítico, la cueva de Altamira (figs. 4A, 4B y 4C: Gran bóveda, Bisonte y Cierva de Altamira).
1.1.3. Temas
A) Animales
Los animales más representados son el caballo, el bisonte, la cabra, el toro, el reno y el ciervo (fig. 5: Gran sala de los toros de Lascaux); apareciendo de una forma más esporádica mamuts, osos, peces, pájaros, felinos, etc.
La mayor importancia de las representaciones de animales, en comparación con otros temas del arte paleolítico, parece estar en relación con el hecho de que las sociedades paleolíticas basaban su vida en la caza de las especies que aparecen en los santuarios rupestres.
B) Figuras humanas o antropomorfas
Las figuras humanas son de una gran variedad y van desde un realismo bastante detallado a un total esquematismo, aunque cuantitativamente son poco significativas si las comparamos con otros temas del arte rupestre paleolítico.
Dentro de este apartado hay que añadir las figuras que llevan un disfraz o son una síntesis de rasgos humanos y animales, en relación clara con el posible carácter mágico-religioso de estos santuarios rupestres. En este caso se representaría al brujo o mago del clan danzando o hiriendo a las figuras animales, con el fin de facilitar su caza o reproducción (Chamán de Les Trois Frères).
C) Manos
La representación de las manos (fig. 6: Mano negativa de El Castillo), que pueden ser en negativo, cuando se realiza su silueta rodeándolas de color, o en positivo, cuando se realiza la impresión directa de la mano previamente coloreada, siendo esta técnica mucho menos empleada que la primera.
D) Signos
Los signos o ideomorfos (fig. 7: Tectiformes de Altamira), cuya complejidad es extrema, yendo desde sencillos puntos o bastoncillos aislados hasta formas muy complejas, en los que se han querido ver representaciones de cabañas, de trampas, de armas, etc., están presentes en la casi totalidad de los santuarios rupestres paleolíticos.
1.1.4. Interpretación
Sobre este arte surgen diversas teorías interpretativas: como la magia propiciatoria para facilitar las capturas de los animales que cazaban, la de reproducción para aumentar la fertilidad de las manadas de las especies representadas, la del totemismo, etc.
Todas ellas aceptadas en gran parte como componentes de una forma primitiva de religión relacionada con la magia, una vez rechazada la idea de "el arte por el arte", con una finalidad puramente estética, o que fueran representaciones exclusivamente narrativas.
1.2. EL ARTE MUEBLE PALEOLÍTICO
Su desarrollo es paralelo al del arte rupestre y sus representaciones obedecen a sus mismos criterios artísticos, siendo idénticas las técnicas, temas y evolución. La diferencia fundamental entre ambos es que el arte mueble está realizado sobre objetos que se pueden transportar.
En el arte mobiliar se pueden distinguir dos aspectos: el carácter ornamental de su decoración cuando se realiza sobre útiles de tipo económico, como azagayas, arpones, bastones o propulsores (fig. 8: Bastón perforado grabado de Constanza, Alemania); y el carácter ritual cuando se encuentra en instrumentos litúrgicos o simples placas de hueso o piedra (fig. 9: Bisonte con la cabeza doblada de Tursac, en Dordogne).
En relación con este último aspecto hay que destacar las esculturas femeninas llamadas "venus esteatopigias" (figs. 10 y 11: Venus de Lausell; y Venus de Willendorf), que constituyen uno de los fenómenos más notables del Paleolítico superior. Estas figuras son posiblemente representaciones de diosas o sacerdotisas relacionadas con el culto a la fertilidad, ya que su característica fundamental es el gran desarrollo con el que se representan los órganos relacionados con la reproducción.
2. EL ARTE RUPESTRE LEVANTINO
2.1. LOCALIZACIÓN Y CRONOLOGÍA
El Arte Levantino se localiza en los abrigos de las serranías del sector oriental de la Península Ibérica, siempre al aire libre por tanto. Se trata de un arte sin paralelos y que indudablemente corresponde a un pueblo de cazadores que desarrollaba sus actividades cinegéticas en dicho marco geográfico.
Es un arte postpaleolítico, por los restos asociados a él y las escenas representadas, lo que nos hace pensar que los inicios de su desarrollo se debieron producir durante el Epipaleolítico.
2.2. Técnica y temática
El arte levantino está constituido casi en su totalidad por pinturas, a las que se suman unos pocos grabados, para cuya realización se usaron pigmentos minerales aplicados con finos pinceles. La técnica empleada casi siempre es la "tinta plana" en la que la silueta está totalmente recubierta de un color, generalmente el negro o el rojo.
Las figuras son de tamaño pequeño y forman generalmente escenas o composiciones en movimiento, en las que la figura humana es el sujeto principal. Las escenas más representadas son las de caza (fig. 12: Cacería de ciervos del abrigo de La Valtorta), danza (fig. 13: Escena de danza del abrigo Cogull), guerra (fig. 14: Escena de guerra) y también las de tareas agrícolas y ganaderas (fig. 15: Recolección de la miel de la Cueva de la Araña), evidentemente éstas ya neolíticas o posteriores.
Las figuras se representan siempre estilizadas, con vigor y movimiento sorprendentes; los hombres van armados con arcos y flechas, llevan gorros o penachos de plumas y otros adornos en el cuerpo y las rodillas, y con frecuencia aparecen vestidos; las mujeres llevan el pecho desnudo y visten faldas acampanadas. En las fases finales de la pintura levantina hay un ahorro del detalle que progresivamente da paso a la esquematización.
2.3. Interpretación
Las escenas tenían un valor recordatorio o de exvoto y servían para narrar o conmemorar grandes cacerías colectivas y otros hechos de importancia para la tribu o grupo social, aunque no se puede descartar por completo el factor mágico-religioso.
3. EL ARTE ESQUEMÁTICO
Superpuestas o en vecindad inmediata a las pinturas naturalistas se encuentran figuras de claro carácter esquemático, más modernas, ya de plena Edad de los Metales, que se extienden por la casi totalidad de la Península Ibérica.
Las pinturas y grabados del arte esquemático contienen un amplio repertorio de figuras zoomorfas y antropomorfas convencionales, que se conocen como pictografías cuando llegan a un extremo grado de abstracción.
La temática cinegética parece derivada de la del arte levantino y el resto de las figuras, ídolos, símbolos solares, "ojos de lechuza", símbolos del agua, etc. (fig. 16: Pinturas esquemáticas de la cueva del Bacinete), con paralelos en decoraciones cerámicas y objetos de la Edad del Bronce, tendrían relación con ritos religiosos o sociales, de posible vinculación con el Mediterráneo Oriental.
4. LA ARQUITECTURA PREHISTÓRICA
Durante cientos de miles de años el hombre fue un cazador nómada. La invención de la agricultura le obligó a sedentarizarse, surgiendo entonces las primeras viviendas.
El culto neolítico a los muertos ha dejado huella en los más antiguos monumentos conservados, los megalitos. Los principales tipos son: el menhir, el más sencillo, simple pieza pétrea hincada verticalmente en el suelo con posible función ritual; cuando aparecen varios menhires colocados de forma ordenada reciben el nombre de alineamientos si están colocados en hilera (fig. 17: Alineamientos de Carnac), o cromlechs si se sitúan en círculo, como el de Stonehenge en Inglaterra (fig. 18), en ambos casos de difícil interpretación; el tipo más complejo es el dolmen, tumba colectiva construida con enormes bloques de piedra toscamente desbastados, que consta de una simple cámara (fig. 19: Dolmen). Los dólmenes pueden ser de cámara, de cámara con corredor (Dolmenes de corredor de Antequera o El Pozuelo), y cuando el dolmen es circular y esta cubierto con una falsa cúpula recibe el nombre de tholos, tholoi en plural, (Tholos de Antequera).
II. EL ARTE EN LAS CIVILIZACIONES MEDITERRÁNEAS ANTIGUAS.
II.1. ARTE EGIPCIO
1. FUNDAMENTOS DEL ARTE EGIPCIO
II.1. ARTE EGIPCIO
1. FUNDAMENTOS DEL ARTE EGIPCIO
En primer lugar
debemos ver una serie de aspectos de la civilización egipcia, de su religión,
de su cultura, de su historia, etc., que influyen de manera decisiva en sus
creaciones artísticas.
1.1. Civilización
agraria
La civilización egipcia es de carácter fluvial y de base agraria, lo que determina que toda la vida de los egipcios gire en tomo al río Nilo (fig. 1), a sus crecida y canalización, a los ciclos agrarios relacionados con estos aspectos, que a su vez influyen en la religión, en la organización y gobierno del Estado... y, por supuesto, en el arte.
En el arte las influencias fundamentales en relación con esta característica, además de la evidente que podemos comprobar en la temática de sus representaciones (fig. 2), serán la geometrización de su arquitectura, como reflejo de la de sus campos, y la relación directa que existe entre las columnas que van a utilizar y las plantas típicas del Nilo.
1.2. La religión egipcia
El culto a los dioses (fig. 3) y la vida de ultratumba (fig. 4: Anubis cuida la momia de Senebhem; y fig. 5: Juicio del alma de Osiris), se encuentran en el centro de las manifestaciones artísticas egipcias.
Estos son los temas principales de los relieves y pinturas; la estatuaria estará también relacionada con los ritos y creencias sobre la inmortalidad y el culto a los muertos, al igual que la tradición egipcia del embalsamamiento de los cadáveres; y la arquitectura conservada se limitará a las funciones religiosas, templos, y funeraria, tumbas.
1.3. La monarquía divina
En Egipto el faraón, además de rey, tiene carácter sagrado, es un dios en la tierra, de lo que se deriva su inmenso poder y por lo que se explica la capacidad de movilizar a todo su pueblo para, por ejemplo, construir su tumba (fig. 6: Pirámide de Kefrén en Gizeh) o los enormes templos funerarios donde se les rendía culto después de su muerte (fig. 7: Rameseum o Templo funerario de Ramsés II en Tebas). Además, gran parte del resto de manifestaciones artísticas egipcias también estarán relacionadas con él y el relato de sus gestas.
1.4. El ambiente histórico
A la hora de entender e interpretar el arte egipcio es imprescindible un conocimiento, aunque sea somero, de su historia. Aquí vamos a ver un cuadro con los distintos períodos de la historia de Egipto, necesario para clasificar cronológicamente su arte, pero otras informaciones de carácter histórico se estudiarán solamente referidas a casos concretos en el posterior desarrollo del tema.
1.
Egipto Predinástico (Prehistoria).
2.
Época Tinita (1 y II dinastías, hacia el 3.000 a. C.).
3.
Imperio Antiguo (hasta el 2.100 a. C.).
4.
Imperio Medio (2.040 -1.650 a. C.).
5.
Imperio Nuevo (1.552 -1.070 a. C.).
6.
Conquistado por los Asirios en 671 a. C.
7.
Conquistado por los Persas en 525 a. C.
8.
Conquistado por Alejandro en 332 a. C.
9.
Época Ptolemaica hasta conquista por Roma.
2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA EGIPCIA
2.1. Construcción en piedra
Imhotep, arquitecto del Zoser, faraón de la III Dinastía fue el primero en realizar edificios de piedra en Egipto en el siglo XXVII a. C., durante el Imperio Antiguo. Pero tanto antes como después de esta fecha se realizaron edificios en Egipto con otros materiales menos nobles que la piedra, por lo que no se han conservado.
Desde el principio estas construcciones en piedra se realizaron con sillares labrados de forma geométrica, con los que se pueden elevar muros sin salientes y edificios de perfiles rectilíneos (fig. 8: Muralla del recinto funerario y pirámide de Zoser). Esto contrasta con la arquitectura que se realiza por esta época en otras regiones, a base de adobes o ladrillos en Mesopotamia o con grandes piedras sin apenas labrar en la Europa aún en la prehistoria.
2.2. Colosalismo
La arquitectura egipcia es desproporcionada en relación con su función, su rasgo más evidente es el colosalismo (fig. 9: Pirámide de Keops). No eran necesarios ni tumbas de tanto volumen como las pirámides dé Gizeh, ni templos tan vastos como el de Karnak. Lo que ocurría era que el egipcio estaba obsesionado por la presencia de fuerzas sobrenaturales y por la supervivencia, conceptos ambos a los que se atendía con estas construcciones que desbordaban la escala humana intencionadamente.
2.3. Arquitectura arquitrabada
La arquitectura egipcia es una arquitectura arquitrabada, basada exclusivamente en líneas horizontales y verticales (fig. 10: Sala hipóstila del templo de Luxor), salvo el dispositivo diagonal de las pirámides, ideal geométrico relacionado con el geometrismo agrario que vemos en la forma de las parcelas.
Este tipo de arquitectura estará cubierto con techos planos que obligarán a multiplicar el número de elementos sustentantes, el número de columnas.
2.4. Columnas egipcias
La columna juega un papel fundamentalmente estructural o de sustentación, aunque también se usa como elemento decorativo.
En Egipto las columnas recuerdan formas vegetales usadas primitivamente en sus construcciones, primero haces de cañas, luego la palmera, que aunque fueron sustituidos por la piedra seguirán recordando esas antiguas formas, como se aprecia en las estrías verticales de los primeros fustes (fig. 11: Pórtico de acceso al recinto funerario de Zoser), y sólo olvidadas cuando éstos sean lisos o decorados con relieves, en épocas posteriores.
Pero el recuerdo del árbol y las formas vegetales continuará en los capiteles, con forma de lotos los lotiformes (fig. 12), de papiro los papiriformes (fig. 13) o de capitel abierto acampanado o campaniformes (fig. 14), las de palma los palmifonnes (fig. 15).
A los anteriores, los más comunes, hay que añadirles el capitel hathórico (fig. 16), por ser la cabeza de esa diosa la que lo decora, los complejos de época ptolemaica (fig. 17).
3. ARQUITECTURA FUNERARIA
3.1. Mastabas
El tipo más antiguo de enterramiento es la mastaba. Hacia el año 3.000 a. C. será la tumba de los primeros faraones y de los nobles, sacerdotes y altos funcionarios del Estado.
Las mastabas (fig. 18) tienen forma de pirámide truncada, siendo en realidad la superestructura del enterramiento en sí, consistente en un pozo y una cámara sepulcral subterráneas a las que se accede por un pozo. En la parte superior, además, se encontraban una capilla y el "serdab" que guardaba la estatua funeraria del difunto o "ka".
3.2. Pirámides y recintos funerarios asociados
El deseo de grandeza y la acumulación de poder en el faraón provoca la superposición de mastabas para distinguir la tumba real, lo que dará lugar a la aparición de las pirámides.
A) La pirámide escalonada de Djoser
Así nació La Pirámide escalonada del faraón Zoser (2.700 a. C.), siendo este el tipo de tumba que distinguirá a partir de entonces a faraones de nobles. La pirámide escalonada (fig. 19) y todo el complejo anexo del recinto funerario (fig. 20, 21, 22 y 23) del faraón Zoser, realizados por su arquitecto Imhotep, divinizado por ello, son las primeras construcciones en piedra realizadas en Egipto.
B) La pirámide acodada de Snefru
La transición hacia la verdadera pirámide se produce durante el reinado del primer faraón de la IV Dinastía, Snefru, a través de la denominada Pirámide Acodada (fíg. 24), proyectada como una de las primeras pirámides geométricas, aunque nunca llegaría a serlo, ya que cuando había alcanzado poco más de la mitad de su altura, el ángulo de su inclinación fue reducido.
La Pirámide Roja (fig. 24) de este mismo faraón, Snefru, será la primera pirámide geométrica construida en Egipto, culminando a su vez el Conjunto Arquitectónico Funerario (ver fig. 26) compuesto de cuatro partes fundamentales: 1) El Templo del Valle, adonde llegan las aguas de las crecidas del Nilo; 2) La Calzada que hace de vía de acceso a la pirámide; 3) El Templo Funerario, situado junto a la pirámide; y 4) La Pirámide.
C) Las pirámides de Keops, Kefrén y Mikerinos en Giza
Las Pirámides de Gizeh (fíg. 25) es el conjunto funerario más representativo del Imperio Antiguo, anteriores al 2.500 a. C. Son tres auténticas montañas de piedra construidas por los faraones de la IV Dinastía Keops, Kefrén y Mykerinos.
El interior de estas pirámides (fig. 26: La Pirámide de Keops) está compuesto por un conjunto de galerías, pozos y cámaras que tenían la finalidad, por su aspecto laberíntico, de proteger los cuerpos y los ricos ajuares allí enterrados; además nos indican hasta donde llegó el desarrollo de la arquitectura egipcia, al lograr su construcción y conservación hasta nuestros días en el interior de esas enormes masas pétreas.
El conjunto se completaba con una serie de edificaciones alrededor de las tres tumbas (fig. 27: Esquema de la necrópolis de Gizeh): pirámides menores, de las reinas; templos del valle (fig. 28: Templo del Valle de Kefrén), calzadas funerarias; templos funerarios; mastabas de nobles y funcionarios reales; y la Esfinge de Kefrén (fig. 29), gigantesca escultura sagrada mezcla de cuerpo de león y cabeza humana, que era la protectora de todo el cementerio.
3.3. Los hipogeos del Valle de los Reyes en Tebas
Durante el Imperio Nuevo, hacia 1.500 a. C., el deseo de garantizar la inviolabilidad de las tumbas de los reyes y de los grandes tesoros con los que se hacían enterrar, poniéndolos fuera del alcance de los ladrones, tuvo varias consecuencias: la supresión de los signos externos que delataban su presencia, por tanto el final de las formas monumentales del pasado; su emplazamiento en lugares remotos, de difícil acceso o fáciles de guardar; y la separación de las tumbas de los templos funerarios.
Así aparecerá un nuevo tipo de tumba, los hipogeos, excavados en las laderas de las montañas próximas a la nueva capital, Tebas, en el Valle de los Reyes y el Valle de las Reinas. Los hipogeos constaban de múltiples galerías y cámaras, generalmente decoradas con pinturas al fresco (Fig. 30), que se introducían muchos metros en el interior de la montaña, formando laberintos y tapiando y escondiendo los accesos para proteger los riquísimos ajuares, como el famoso tesoro de la Tumba de Tutankhamón (fig. 31) del expolio.
4. ARQUITECTURA RELIGIOSA: LOS TEMPLOS
Los templos son el otro tipo de edificio construido en piedra, ya que por su importancia y carácter sagrado también debían perdurar eternamente y en las toda la sociedad debía invertir todos los esfuerzos posibles.
4.1. Prototipo de templo egipcio
Las sucesivas destrucciones sufridas por los templos egipcios a lo largo de la historia no han permitido que lleguen a nosotros los construidos con anterioridad al Imperio Nuevo, época a la que pertenecen los más antiguos que se conservan hoy día.
El esquema básico de un templo egipcio, cuyos tipos más puros los podernos encontrar en los de época ptole-maica, es como sigue (fig. 32): 1) avenida de esfinges; 2) pilonos (fíg. 33: Avenida de esfinges y pilonos del Templo de Luxor), que enmarcan la puerta y generalmente están decorados con huecorrelieves y estandartes, también suelen estar precedidos por algún obelisco y estatuas colosales del faraón que lo mandó edificar; 3) patio porticado o sala hípetra (fig. 34: Sala hípetra del Templo de Horus en Edfú), cuyas paredes se decoran con relieves y en el que puede haber gran cantidad de esculturas, igual que ocurre en todas las demás del templo, es la última zona pública del templo, a partir de esta zona solamente pueden acceder los sacerdotes y el faraón; 4) sala hipóstila (fig. 35: Sala hipóstila del Templo de Luxor, y fig. 36: Sala hipóstila del Templo de Karnak), auténtico bosque de columnas que sujeta un techo de losas planas de piedra; 5) sala de la barca, que servía para contener la imagen del dios en las procesiones; 6) sancta santorum o cámara donde se guardaba la imagen del dios, en torno a la cual se distribuyen otras salas para los sacerdotes y los tesoros del templo (fig. 37: Planta del Templo de Horus en Edfú). Aquí es importante mencionar la forma en que se lograba un ambiente sagrado y misterioso, gracias a la gradación de altura de las salas, cada vez más bajas, y a la iluminación decreciente según se avanzaba hacia la zona más importante y sagrada.
4.2. Los conjuntos de Karnak y Luxor
En torno a la capital del Imperio Nuevo, Tebas, los poderosos faraones guerreros e imperialistas de las dinastías XVIII y XIX fueron ampliando los núcleos originales de los Templos de Amón de Karnak (fig. 38) y Luxor (fig. 39) con sucesivos añadidos, dando como resultado dos impresionantes conjuntos arquitectónicos en los que se suceden avenidas, pilonos, patios, multitud de salas, templos menores, capillas, etc.
4.3. Hemispeos y speos
Para finalizar no debemos olvidar mencionar los templos denominados speos, cuya característica principal es la de estar total o parcialmente (hemispeos) excavados en la roca de un acantilado o montaña.
El Templo de la Reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari (fíg. 40) es un hemispeos, consta de una serie de rampas y galerías al aire libre que son la entrada monumental y grandiosa de las verdaderas salas dedicadas al culto funerario de esta faraona. Junto a este templo hay otro mucho más antiguo, del Imperio Medio, que le sirvió de precedente, el Mausoleo de Mentuhotep.
Más tarde repetirá una fórmula parecida a esta Ramsés II en dos templos rupestres construidos en Abu Simbel, el Templo de Ramsés II (fig. 41) y el Templo de la Reina Nefertari (fig. 42). En ambos casos la totalidad de las salas están excavadas en la roca, speos, viéndose únicamente al exterior las impresionantes fachadas presididas por estatuas colosales de Ramsés II y Nefertari, sedentes en el primer caso y de pie en el segundo.
4.4. Templos ptolemaicos y romanos
Ya hemos mencionado, al ver el esquema básico del templo egipcio, que los ejemplos más prototípicos fueron construidos por los Ptolomeos, como es el caso del Templo de Horus en Edfu (ver fig. 34 y 37), siendo su característica principal y la diferencia fundamental con los del Imperio Nuevo el empleo de columnas complejas o compuestas.
Además, en esta época los templos estarán influenciados por las proporciones griegas, por lo que serán generalmente pequeños y armoniosos, como el citado Templo de Horus en Edfú, otros ejemplos de este tipo son los siguientes: el Templo doble o geminado de Kom Ombo, el Templo de Hathor en Dendera, el Templo de Khnun-Re en Esna, o los monumentos de la Isla de Filae, lugar en el que encontramos el Templo de Isis y el templete denominado Quiosco de Trajano (fig. 43), de época romana, muy original, aunque con un precedente en el Imperio Medio, el Quiosco de Sesostris I en Karnak (fig. 44).
De este tipo, aunque de menor importancia, es el Templo de Debod, en la actualidad situado en el Parque del Oeste de Madrid.
2. RASGOS GENERALES DE LA ESCULTURA EGIPCIA
2.1. Tipos
Dentro de la escultura egipcia vamos a estudiar dos tipos principalmente:
El bulto redondo (fig. 45: Escriba sentado del museo de El Cairo) o estatuas completamente exentas, aunque en algunos casos en realidad se trataría de esculturas en muy alto relieve (fig. 46: Triada de Mykerinos), ya que a veces sus realizaciones escultóricas necesitan todavía de un apoyo posterior al no dominar aún el equilibrio.
En cuanto a los relieves, veremos principalmente bajorrelieves (fig. 47) decorando las paredes de templos y tumbas, siendo además muy característico del arte egipcio una tipología exclusiva suya, el huecorrelieve (fig. 48), técnica que consiste simplemente en rehundir el borde de las figuras, por lo que en realidad la figura en sí no sobresale del fondo que le sirve de soporte, principalmente en este caso los pilonos de los templos.
2.2. Características
Las principales características de la escultura egipcia son las que veremos a continuación.
Pero antes debemos mencionar aquí que, aunque estas características serán las más comunes a lo largo de todo el proceso estudiado, si veremos una cierta evolución a lo largo de la historia de la plástica egipcia, sobre todo teniendo en cuenta la obra de talleres privados o no oficiales, ya que estos últimos sí las repetirán sin apenas variaciones sin cesar, preocupándose más del buen acabado y de seguir fielmente las normas tradicionales que de buscar la originalidad.
A) Estatuaria funeraria y religiosa
La característica fundamental de la estatuaria egipcia es su carácter funerario y religioso, por lo que solamente la encontraremos en las tumbas y en los templos y su temática girará siempre en torno a estos aspectos, incluso cuando se trate de escenas familiares y de la vida cotidiana, típicas de los relieves.
La estatuaria hallada en las tumbas se limitará casi exclusivamente los retratos como soporte del alma, "ka" (fig. 49: Ka del faraón Zoser), siendo su finalidad ser el soporte material del alma del difunto; pero también podemos encontrar ejemplos de sirvientes o figurillas realizando tareas cotidianas de servicio al difunto en la otra vida (fig. 50). Los relieves de los enterramientos suelen tener esta última temática también, junto con representaciones de dioses y del difunto realizando diversas actividades, como por ejemplo ofreciendo o recibiendo ofrendas (fig. 51).
En el caso de los templos las esculturas de bulto redondo serán normalmente representaciones colosales del faraón (fig. 52: Ramsés II del templo de Luxor) o de las principales divinidades del panteón egipcio (fig. 53: estatuas osiriacas). Lo mismo ocurrirá con los relieves que decoran estos edificios, junto con escenas narrativas de todo tipo (fig. 54), aunque en este caso lo más habitual es encontrar escenas conmemorativas de las hazañas realizadas por el faraón que las mandó esculpir (fig. 55: Batalla de Setí I de uno de los pilonos de Karnak).
B) Hieratismo, ley de frontalidad y otros arcaísmos
Los escultores egipcios buscaron desde el principio, deliberadamente, un canon ideal del cuerpo humano, que una vez encontrado mantuvieron durante siglos. La característica fundamental de la representación de la figura humana en Egipto es su marcado hieratisrno, apre-ciable en la solemnidad y el estatismo de las actitudes, en la rigidez y falta de naturalidad en el movimiento de sus miembros, en definitiva, no consiguen hacernos olvidar la naturaleza pétrea de las esculturas al faltarles vitalidad (fig. 56: Triada de Mykerinos), aunque como podernos observar en la imagen el canon y el prototipo de belleza ideal, tanto masculino como femenino, es ya plenamente moderno y occidental...
Otro arcaísmo de la escultura egipcia se aprecia en la llamada ley de frontalidad: en las esculturas de bulto redondo existe generalmente un único punto de vista, frontal, los brazos se sitúan, rígidos, pegados a los costados, la nuca parece rígida, la cabeza está en una posición central, etc. (ver fig. 56); en el caso de los relieves, además de ser válido lo dicho hasta ahora, es característica la distribución de las diferentes partes del cuerpo siguiendo un esquema fijo, torso de frente y extremidades y cabeza de perfil (fig. 57: Detalle de la Capilla de Hathor con Tutrnés III oferente ante el dios Amón).
Para finalizar con este apartado referido al carácter arcaico de la plástica egipcia debemos mencionar la fuerte geometrización de sus formas, como se puede apreciar tanto en las estatuas de bulto como en los relieves, sobre todo al analizar las distintas partes de la anatomía que las forman independientemente (ver fig. 56 y 57), y otros arcaísmos como la inexpresividad de los rostros y las actitudes, los ojos almendrados, etc.
C) Composición y perspectiva en los relieves y pinturas
Tanto en los grupos escultóricos, como en el relieve y la pintura, ya que ésta posee muchas de las características de aquel, aunque sin olvidar que algunas de ellas son diferentes en ambos casos, como la captación del movimiento en la pintura y no en el relieve, generalmente se rehuye cualquier efecto de profundidad, si acaso se sitúan de una forma muy rudimentaria unas figuras detrás de otras, repitiendo generalmente el mismo perfil de la figura en cuestión varias veces (fig. 58), o aplicando la perspectiva caballera, que consiste en representar a un tamaño menor las figuras que se supone están en un plano más alejado (fig. 59).
Las composiciones son casi siempre extremadamente sencillas, consistiendo en la yuxtaposición de las figuras unas junto a otras en la misma posición o actitud, en el mismo plano o superpuestas en varios niveles, en este caso siempre separados por líneas que les sirven de base, como si se tratase de viñetas (fig. 60).
D) Representación de las figuras masculinas y femeninas
Dentro de las características generales de la escultura egipcia, tanto si se trata de bulto redondo o de relieve, conviene hacer un repaso de las distintas formas en las que aparecen representadas las figuras masculinas o femeninas (ver en diversas figuras del tema ...).
La figura femenina se representará, con pequeñas variaciones estilísticas según la época, siempre con vestidos de lino muy ceñidos, que dejan traslucir las formas anatómicas y detalles del sexo, ligeros y casi transparentes. Los peinados serán muy variados y de características distintas en cada período, pelucas cortas o largas, lisas o rizadas, el llamado tocado hathórico, etc.
Las figuras masculinas, en concreto el faraón, aparece siempre con la cabeza cubierta, desde el Imperio Antiguo con la corona blanca del Alto Egipto, la corona roja del Bajo Egipto, la doble corona o el velo de lino denominado "nemes", principalmente; y a partir del Imperio Medio y, sobre todo, del Imperio Nuevo se añaden nuevos tocados como la modalidad inflada y con coleta del "nemes", el llamado velo "khat", o la corona metálica azul, en realidad una especie de casco de batalla del faraón, denominada tiara "khepresh".
A estos elementos se añaden otros, también propios y exclusivos de la realeza o la divinidad, como la cobra o "uraeus" real y la barba postiza. Para terminar con la forma de representar al faraón decir que generalmente aparece cubierto con el típico faldellín plisado, aunque también puede aparecer en ocasiones con el manto del "hebsed" o lo puede hacer con distintos tipos de túnicas.
Por último, mencionar la forma en que se representa a otras figuras masculinas o femeninas, ajenas a la realeza, que es muy variada, pudiendo aparecer cubiertas con multitud de vestidos y tocados diferentes, o ausencia total de éstos, por tanto incluso desnudas o calvas.
3. EVOLUCIÓN DE LA ESCULTURA EGIPCIA
A continuación vamos a ver algunos de los ejemplos más importantes y representativos de cada período y las excepciones más relevantes a esas generalidades comunes a la mayoría de las obras.
3.1. Imperio Antiguo
A) Representaciones del faraón
Durante el Imperio Antiguo se aprecia el proceso de divinización del faraón en la forma de representarlo escultóricamente, sin olvidar la misión de estas estatuas como soportes del "ka" del difunto, de ahí la mezcla de hieratismo con el hecho de que se trate de verdaderos retratos, aunque ciertamente en estos casos relativamente idealizados.
Los ejemplos más característicos de esta etapa son: la Estatua sedente de Zoser en Sakkara (detalle en fig. 49), la Estatua sedente de Kefrén del museo de El Cairo (fíg. 61), las Triadas de Mykerinos (ver fig. 46 y 56), y las excepcionales policromadas de Rahotep y Nofret (fig. 62), en este caso no de un faraón sino de un hijo de Keops y su esposa, sorprendentes por su elegancia, belleza y calidad.
B) Otras representaciones escultóricas
Las representaciones escultóricas diferentes a la figura del faraón se caracterizan, durante el Imperio Antiguo, por una mayor libertad y por un menor rigor "oficial" en su ejecución, siendo más naturales las expresiones y actitudes y menos idealizadas las anatomías de los cuerpos, podemos hablar casi de una etapa de "realismo" en la estatuaria egipcia.
Los ejemplos más representativos de este tipo son la talla en madera de Kaaper, también conocido como Cheik-el-Beled o el Alcalde del Pueblo (fig. 63), de hacia el 2.500 a. C., y el Escriba sentado del Louvre (fig. 64), figuras que nos acercan a una sociedad burocratizada, en la que los funcionarios desempeñan funciones importantes.
C) Relieves
Los primeros relieves son de época predinástica, mangos de marfil de cuchillos de sílex, como el Cuchillo ceremonial de Gebel-el-Arak (fig. 65), ya se aprecian las características posteriores junto con evidentes arcaísmos.
Relacionadas con la escultura oficial estarían las estelas con los nombres de faraones, como la Estela del Faraón Serpiente (fig. 66) y las placas de pizarra decoradas con relieves que narran las hazañas de los faraones de la Época Tinita, como la Paleta del Rey Narmer (fig. 67 y 68). Por último mencionar los relieves con escenas de la vida egipcia que decoran las tumbas (ver fig. 58).
3.2. Imperio Medio
Tras la fase de anarquía política y de decadencia artística del Primer Periodo Intermedio, la estatuaria va a recuperar parte de su antiguo esplendor durante el Imperio Medio (fig. 69: Mentuhotep I), época en la que serán típicas las series de retratos de un mismo faraón, en las que se aprecia la evolución de sus fisonomías según las distintas edades en que son retratados (Fig. 70: Sesostris III).
El arte se va a acercar ahora a la realidad cotidiana, .captando los sentimientos y gran diversidad de expresiones, por lo que se pondrá de moda todo lo relacionado con la vida diaria, como podemos apreciar en las numerosas figurillas de madera policromadas encontradas en las tumbas (fig. 71: Tropa de infantería núbia).
3.3. Imperio Nuevo
Tras el Segundo Período Intermedio las estatuas del faraón, numerosas y conocidas, serán muy formalistas y repetirán los modelos antiguos, volviendo al academicismo oficial y a la frialdad en la forma de representarlos, tanto antes como después del breve paréntesis del reinado de Akenatón. Superpuestos a estos arcaísmos podemos apreciar nuevos elementos como el "uraeus", el "khepresh" y largas túnicas (fig. 72: Ramsés II el Grande o Seti I de Karnak). Sí es verdad, sin embargo, que también en este período podemos apreciar algunos ejemplos derivados del naturalismo de la estatuaria del Imperio Medio (fig. 73: Reina Hatshepsut).
Debemos destacar en este apartado un tipo muy característico, las estatuas colosales de los faraones guerreros e imperialistas de este período, de hasta 20 metros de altura pese a aparecer en posición sedente, que se situaban ante los pilonos de los templos, como es el caso de los Colosos de Memnón (fig. 74) del Templo funerario de Amenofis III, y las de Ramsés II en los Templos de Luxor (ver fig. 33) y Abu Simbel (ver fig. 43). Evidentemente la grandeza de la estatua está en relación con el poder del faraón.
De esta época también datan los relieves que decoran los muros y pilonos de los grandes conjuntos templarios de Karnak y Luxor, que generalmente narran las hazañas bélicas de estos faraones, como la Batalla de Seti I de uno de los pilonos del Templo de Karnak (ver fig. 55), además destacan sobre todo las escenas de la Expedición al Punt del Templo de la Reina Hatshepsut en Deir-el-Bahari, las diversas representaciones de la Batalla de Kadesh de Ramsés II y la Cacería de toros bravos de Ramsés III en el Templo de Medinet Habu.
3.4. Período de Akenaton o del faraón hereje
Durante el período que gobernó el faraón revolucionario Akenatón las reformas por él introducidas no se limitaron exclusivamente a los campos social, político y. religioso, sino que también afectaron de forma decisiva y original a la plástica egipcia, que va a adquirir una extraordinaria dulzura y naturalismo (fig. 75 y 76: Busto de la Reina Nefertiti). La escultura atraviesa una etapa decisiva, en la que se renuevan las técnicas, los temas y la sensibilidad con la que éstos se tratan.
Ejemplos de esta revolución artística los encontramos en los relieves, que representan escenas de la vida diaria con un intenso realismo, no rehuyendo el tratamiento de los aspectos menos agraciados y desagradables de las figuras del faraón y su familia, como el vientre y las caderas hinchadas y los brazos deformados y larguísimos, algo impensable en cualquier otro momento (fig. 77). Este realismo exagerado hasta la caricatura también lo encontramos en esculturas de bulto redondo, como la de Akenatón del Museo de El Cairo (fig. 78), en la que se destacan sus rasgos negroides exagerando las facciones del rostro.
3.5. Períodos Saíta, Alejandrino y Romano
En esta etapa se va a imponer el canon helénico en Egipto, como ocurrirá en el resto de la cuenca del Mediterráneo, siendo el ejemplo escultórico más representativo la llamada Cabeza verde (fig. 79), del Período Saíta.
En otros casos se intenta una síntesis de las características escultóricas griegas y egipcias, como en la estatua de Alejandro Magno del Museo de El Cairo (fig. 80), pero el experimento ciertamente no fue muy afortunado.
4. LA PINTURA EGIPCIA
La pintura egipcia en muchas ocasiones no tiene una existencia autónoma, ya que suele emplearse para policromar los bajorrelieves (ver fig. 47 y 58), por lo que sus características generales son casi idénticas a las de los relieves.
Solamente añadir la importancia que aquí tiene el dibujo, una nítida línea negra que delimita las siluetas, la utilización de colores intensos y contrastados para rellenarlas.
Y como característica exclusivas de la pintura, el mayor movimiento y dinamismo de figuras y composiciones respecto a lo visto en los bajorrelieves (fig. 81) y un cierto naturalismo y elegancia en su tratamiento (fig. 82: Ocas de Meidum, y fig. 83: Banquete fúnebre de la Tumba de Nakht, de la XVIII Dinastía).
La pintura al fresco egipcia sí es un apartado importante y exclusivo a la hora de estudiar la decoración de los hipogeos del Imperio Nuevo, ya que esta técnica es casi la única utilizada (ver fig. 30 y 31). También muy característica es la decoración pictórica de papiros, generalmente con escenas de "El libro de los muertos" (ver fig. 5).
5. LA ORFEBRERÍA: EL TESORO DE TUTANKHAMON
Capítulo importante dentro del arte egipcio es el de la orfebrería, siendo el hallazgo más importante el Tesoro de la Tumba de Tutankhamón (ver fig. 31), del que destacan, aparte de muebles, joyas, carros de guerra y objetos de todo tipo, las siguientes piezas: un Trono (fig. 84) de oro y pedrería con el respaldo decorado con relieves del estilo de su predecesor Akenatón; los diversos Sarcófagos (fig. 85), encontrados unos dentro de los otros y por tanto de diversos tamaños; la Máscara de oro (fig. 86) que cubría la momia del difunto; etc.
II.2. ARTE
MESOPOTÁMICO.
INTRODUCCIÓN
Mesopotamia significa en griego “entre ríos”. La región así denominada abarcaba inicialmente los territorios comprendidos entre los ríos Tigris y Éufrates.
La historia de Mesopotamia es una sucesión de civilizaciones, iniciada por los sumerios hacia el 3.000 a.C. Estos son vencidos por las huestes de Sargón, rey de los acadios hacia el 2.350 a.C. Desde ese momento conviven dos importantes culturas: los asirios (Assur) al norte, y los babilonios (Babilonia) al sur, hasta que toda la región quede bajo dominio del Imperio Persa en 539 a. C.
La sociedad era controlada por una fuerte jerarquía a cuya cabeza estaba un “lugal” (gran hombre), considerado como intermediario de la divinidad, y una casta de sacerdotes.
1. SUMER
En Sumer florecen numerosos centros urbanos muy relacionados entre sí, como las ciudades-estado de Kish, Ur, Uruk, Lagash o Mari. Para llevar el control de los crecientes intercambios comerciales se perfecciona la escritura, que se llama “cuneiforme” por estar desarrollada con signos en forma de cuña. Es la época del poema épico de Guilgamesh, rey de Uruk hacia 2.650 a.C., en el que ya se menciona el Diluvio Universal.
Los templos, con enormes escalinatas de acceso, se alzan sobre plataformas en talud, rematadas por una torre de la oración, un ejemplo es el Ziggurat de Ur III (fig. 1): delante del ziggurat, que presenta un aspecto muy sólido, con pocos vanos, se abren enormes patios abiertos, donde se congregaban los fieles. La escasez de piedra obliga a emplear el adobe o el ladrillo, a veces decorado, como material de construcción.
En el interior de estos templos ha aparecido una gran cantidad de esculturas que no representan a los dioses sino a los hombres en trance de solicitar ayuda a los dioses, como es el caso de la estatua del Intendente Ebih-il de Mari (fig. 2): sentado en actitud orante, el rostro recibe diferente tratamiento al cuerpo; la cabeza se caracteriza por la minuciosa elaboración de la barba y las incrustaciones de lapislázuli en los ojos; el cuerpo, en cambio, es poco detallado y tiende a la forma geométrica; la figura lleva la típica falda sumeria, hecha con mechones de lana.
De 2.500 a.C. a 2.360 a.C. se instala la Dinastía I de Lagash, que alcanza su apogeo con Eannatum. En este reinado la orfebrería y el relieve alcanzan una gran sofisticación:
En la llamada Estela de los buitres (fig. 3) las imágenes y texto aparecen unidos para favorecer el carácter narrativo de las victoriosas campañas militares de Eannatum, el rey aplasta sin piedad a los enemigos, que son devorados por buitres (de ahí su título actual). Técnicamente se caracteriza por representar el rostro de las figuras de perfil y el resto del cuerpo con un punto de vista frontal. Es interesante comparar esta obra con el arte acadio (Estela de Naram-sin, que veremos a continuación); en el Estandarte de Ur (fig. 4), encontrado en un cementerio regio, aparecen escenas de guerra y conquista, en una cara, mientras que en la otra se describe la vida diaria en períodos de paz. Todas las figuras desfilan en procesión, pero en el registro inferior hay un intento de crear sensación de espacio a través de las patas de los caballos; el Toro de Ur, que forma parte de un arpa encontrado como ajuar funerario de la reina Subad, confeccionada en gran parte en oro, refleja ya un total dominio en la representación naturalista de los animales.
2. AKKAD
El primer rey de este pueblo de origen semita, Sargón I (2.334 a.C. - 2.279 a.C.), derrotó al rey sumerio Lugalzaggesi y estableció la supremacía acadia en Mesopotamia, Siria y Asia Menor, llegando incluso a la isla de Chipre (fig. 5: Sargón I de Acad).
Su nieto Naram-sin (2.254 a.C. - 2.218 a.C.) relanza el imperio acadio con nuevas conquistas, que ordena perpetuar en obras como la Estela de Naram-sin (fig. 6): esta enorme estela de dos metros supone la máxima exaltación del rey, que aparece de mayor tamaño que sus súbditos y con atributos divinos, como la tiara con cuernos; intenta crear un paisaje, con árboles aislados y una montaña, sobre la que aparecen astros, símbolos de diversas divinidades. Existe un busto que parece ser su retrato, Cabeza de Naram-sin, obra maestra del trabajo sobre bronce, alcanza un alto grado de belleza idealizada en el rostro y los labios, contrastando con la barba, muy detallada y agrupada en formas geométricas.
3. PERÍODO NEOSUMERIO
Hacia el año 2.150 a.C. se unifican los reinos de Sumer y Akkad, consolidando una compleja burocracia e iniciándose transacciones que podemos calificar de bancarias, con préstamos a interés en la compra de productos, pruebas del alto desarrollo político, social y económico alcanzado.
En general, es una época brillante para el arte, coronada con la figura de Gudea, “ensi” o gobernador civil de Lagash entre 2.141 a.C. y 2.122 a.C. Este poderoso gobernador, también poeta y arquitecto, inicia un intenso programa de creación y reconstrucción de templos, debiéndose a él también el encargo de abundantes obras escultóricas.
Como ejemplo podemos citar la Estatua sedente de Gudea (fig. 7): la diorita de este retrato fue traída desde el valle del Indo; los brazos pegados al cuerpo insisten en la frontalidad, mientras que el rostro es una imagen idealizada; en su faldellín se describe el poder de Gudea y sus méritos ante la divinidad.
4. ASSUR
El Imperio asirio se extiende entre 1.800 a.C. y 612 a.C. En su historia podemos distinguir tres períodos: Imperio Asirio Antiguo (1.800 a.C. - 1.375 a.C.), Medio (hasta 1.047 a.C.) y Nuevo (entre el año 883 a.C. y el año 612 a.C., fecha de la invasión de los medos).
Su primera gran capital, Assur, toma el nombre del principal dios de este pueblo guerrero, del que hay noticias ya en el año 2.500 a.C. Pero pese a la gran cantidad de construcciones civiles y religiosas realizadas por los asirios, su arte viene determinado por la escultura. Hay mucha diferencia entre las estatuas de bulto redondo, por lo general muy rudimentarias, y los relieves, que suponen una de las cimas del arte universal.
Los relieves representan animales (fig. 8: La leona herida, resultado final de una cacería de Assurbanipal, es una dramática imagen del dolor animal; se trata de un asombroso estudio anatómico en el que las patas delanteras, aún poderosas, arrastran el peso del resto del cuerpo, ya sin vida por la flecha que atraviesa su espalda), seres mitológicos o escenas de caza y guerra (fig. 9: Assur-nasirpal II cazando leones, como en toda la mitología mesopotámica se consagra la lucha entre el hombre y las fieras, hay una evidente intención narrativa que se esmera en describir minuciosamente a cazadores, animales y carros, tendiendo a la estilización y a las formas geométricas), llenas de vida y movimiento.
También se fomentan otras artes, como el ladrillo vidriado o la pintura mural, de gran calidad.
5. BABILONIA
Podemos establecer la existencia del imperio babilónico entre el año 2.000 a.C. y 539 a.C., fecha de su derrota ante el imperio aqueménida.
El rey Hammurabi (1.792 a.C. — 1.750 a.C.), alterna su condición de guerrero (domina Sumer y Akkad) con reformas internas. El famoso Código de Hammurabi (fig. 10) resume toda la legislación vigente, en él se asignan derechos y deberes concretos a los tres grupos de población, los poderosos, el pueblo y los esclavos. Se trata de una estela de diorita de 2,25 metros de altura, en la parte inferior está redactado el texto del Código y en la superior está representada en relieve una escena en la que Hammurabi se encuentra de pie ante un dios que le dicta las leyes y le entrega los símbolos de poder.
También reglamenta la propiedad de tierras, muchas de las cuales marcan sus límites con las estelas llamadas kudurru, como en el Kudurru del rey Meli-shipak II, en el que en diferentes registros aparecen figuras de dioses, encarnados en animales, cuya presencia consagra jurídicamente la propiedad de esas tierras; a veces, incluso, aparece también el texto del contrato.
6. EL IMPERIO NEOBABILÓNICO
El imperio neobabilónico (600 a.C. - 539 a.C.) comienza tras la muerte del rey asirio Assurbanipal. Es la época de Nabucodonosor II, que conquista Jerusalén en 598 a.C. y reconstruye las ciudades míticas de Mesopotamia.
Es este el gran momento de la ciudad de Babilonia, que tuvo un perímetro de 20 Km., con doble muralla y ocho puertas de acceso, entre ellas la Puerta de Ishtar (fig. 11). La ciudad también contenía los Jardines colgantes de Semíramis, una de las siete maravillas de la Antigüedad, y la mítica Torre de Babel, objeto de la ira divina en la Biblia, que en realidad tuvo que ser un ziggurat. En el Palacio de Nabucodonosor II, la decoración se realiza a base de motivos geométricos, vegetales y de animales en procesión, tales como toros, dragones o leones, empleándose colores brillantes, predominando los azules y dorados, que dan sensación de lujo.
II.3. ARTE PERSA
INTRODUCCIÓN
Inicialmente, los pueblos persas se asientan en el actual Irán, entre Mesopotamia y el valle del Indo. Allí establecen sus principales ciudades en Persépolis, Susa y Pasargada.
Hacia 625 a.C. Ciaxares funda el imperio medo y, aliado con Babilonia, destruye Asiria. Este primer imperio medo-persa es derrotado por los persas aqueménidas, al mando de Ciro II (559 a.C. - 529 a.C.). Su hijo Cambises II conquista Egipto en 525 a.C. y se adentra en Nubia y Libia. Esta expansión persa choca con el creciente protagonismo de Grecia, que vence finalmente a los persas en la batalla de Salamina (480 a.C.) e inicia un cambio en la guerra, culminado por Alejandro Magno al conquistar en 330 a.C. el Imperio Persa.
1. Arquitectura Persa
El primer momento de esplendor de la arquitectura persa tiene lugar durante la dinastía Aqueménida, cuyo reinado se extiende aproximadamente desde el 560 al 330 a.C.
Los restos de arquitectura Aqueménida son bastante numerosos, siendo los más antiguos las ruinas de Pasargada, la capital de Ciro el Grande. Incluyen dos palacios, un recinto sagrado, una ciudadela, una torre y la Tumba de Ciro (fig. 1), pequeño mausoleo de piedra, en forma de cilindro y tejado a dos aguas, colocado sobre una plataforma escalonada.
Darío I el Grande construyó una nueva capital en Persépolis. Sobre una zona rocosa se abrieron y nivelaron tres amplias terrazas en las que se fueron levantando edificios de madera, ladrillo y piedra (fig. 2: Escalinata del Palacio de Persépolis; fig. 3: Apadama del palacio de Persépolis; y fig. 4: Puerta y columna persas).
A través de grades escalinatas decoradas con relieves se accedía a salas hipóstilas con decenas de columnas, recintos dedicados a las grandes recepciones; las puertas presentan una cornisa de cuarto bocel (tipo de moldura con un perfil de cuarto de círculo) decorada con motivos vegetales de origen egipcio; los fustes de las columnas, se trata de una arquitectura arquitrabada, eran estriados en lugar de lisos, influencia recibida de Grecia, aunque los capiteles, muy originales, toman formas naturalistas reproduciendo los cuartos delanteros de toros que a veces aparecían alados, motivo que también encontramos en las puertas monumentales de acceso a la ciudad (fig. 5: Puerta de Jerjes I en Persépolis).
Por último mencionar que estos edificios tenían los techos de madera de cedro apoyados sobre robustas vigas y escuadras que descansaban en los capiteles de piedra de las columnas.
Otros restos de arquitectura Aqueménida podemos encontrarlos en la ciudad de Susa, donde también Darío I construyó un gran palacio.
La arquitectura vinculada a la dinastía de los Aqueménidas abarca también tumbas excavadas en la roca, como los hipogeos egipcios, pero con la entrada elevada sobre el nivel del terreno, de entre las que destacan las de Naqsh-i-Rustam, cerca de Persépolis (fig. 6: Tumba de Artajerjes I).
Tras la conquista de Persia por Alejandro Magno en el 331 a.C. y la toma del poder por parte de la dinastía Seléucida, la arquitectura persa imitó las formas del mundo griego.
2. Escultura Persa
Es una época marcada en las artes plásticas por los magníficos relieves que decoran los palacios, como el de Persépolis (fig. 7).
Destacan los del palacio de Susa, decorado con relieves en piedra al estilo de los de Persépolis y con paneles de ladrillo vidriado azul, verde, blanco y amarillo (fig. 8: Relieve de arqueros del Palacio de Susa), en los que las figuras, soldados, toros alados, esfinges y grifos, aparecen en procesión, con el rostro en estricto perfil, deteniéndose el escultor a describir con minuciosidad los detalles de su vestido, sus armas y las diferentes etnias del momento, por lo que constituye un documento excepcional de la sociedad de esa época. La utilización de este material viene de tradiciones anteriores, asiria y babilónica.
Debemos mencionar también de nuevo en este apartado las tumbas reales excavadas en la roca de Naqsh-i-Rustam, talladas en la roca imitando la fachada de un palacio, con figuras sobre un estrado en el que aparece el rey adorando a los dioses (fig. 9).
II.4. ARTE ÍBERO
INTRODUCCIÓN
Pese a ser eclipsado por otras civilizaciones, el pueblo íbero, que dio su nombre a nuestra Península, tuvo una cultura avanzada para su época.
Su arte, del que nos han llegado suficientes obras para su conocimiento, es de una gran complejidad por la influencia cultural de los pueblos colonizadores orientales que se habían instalado en ella con anterioridad (fenicios, Sarcófago antropoide de Cádiz, y griegos, Esculapio de Ampurias) y por la tradición dejada por los tartesios.
1. ARQUITECTURA IBÉRICA
1.1. URBANISMO
El tamaño de las ciudades ibéricas varía mucho, desde las 300 hectáreas hasta apenas una. Las ciudades más grandes se concentran en el sur y sureste de la Península, mientras que en la costa oriental son más reducidas. La mayoría de las ciudades se intentaban situar en lugares elevados, aunque también hay algunas que se encuentran en llano.
Prácticamente todos los poblados ibéricos estaban rodeados por una muralla, de mampostería, ciclópeas, etc. Por regla general, todas las murallas ibéricas se refuerzan con torreones de tipo y ubicación variable.
Los planos de ciudades y poblados que conocemos son pocos y casi siempre corresponden a aldeas pequeñas, que por eso han sido fáciles de excavar, como el del Cerro de la Nieves de Pedro Muñoz. Las casas, de reducido tamaño, suelen estar construidas con muros de adobe sobre un zócalo de piedra y revestidos con arcilla encalada.
1.2. TEMPLOS
Se han encontrado muy pocos restos de templos íberos, por lo que sólo dejan hacer conjeturas sobre este aspecto de su arte. Por un lado, han aparecido recintos cuadrangulares, aparentemente descubiertos y con una losa en el centro, que se han interpretado como santuarios hípetros, similares a los conocidos como "lugar abierto" del mundo oriental.
Por otro lado, se han encontrado un cierto número de edificios con una estructura bastante compleja que se piensa que podían tener una finalidad religiosa.
1.3. ARQUITECTURA FUNERARIA
A) Tumbas de cámara
Podían estar excavadas en el subsuelo o construidas sobre él y cubiertas por un túmulo. Son características del mundo ibérico meridional, casi todas eran de planta rectangular, aunque también las había circulares; las urnas cinerarias se depositaban sobre el suelo o en una cavidad abierta en el suelo y cubierta con losas planas. El Túmulo de la Galera en Granada está construido sobre el suelo, contaba con un dromos de acceso cubierto con una falsa bóveda y una cámara de planta cuadrada cubierta con losas que descansaban sobre un pilar central, todo realizado con sillares y cubierto por un túmulo de tierra que tenía marcado su perímetro con piedras.
B) Monumentos turriformes
El más importante es el Monumento de Pozo Moro, sobre un podio escalonado, presenta forma de torre con un cuerpo principal cuadrangular, con sus esquinas inferiores adornada por leones yacentes y algunos sillares decorados con relieves.
C) Pilares-Estela
Hay muchísimas por todo el ámbito ibérico, consisten en un basamento, por lo general escalonado, sobre el que se alza un pilar con un remate en forma de capitel, que es la base de una escultura de animal, normalmente un toro. El mejor ejemplo de este tipo de monumento es el Pilar-Estela de Monforte del Cid.
2. ESCULTURA IBÉRICA
2.1. ETAPA ORIENTALIZANTE DE LA ESCULTURA IBÉRICA
Es clara la existencia de una etapa antigua de la escultura ibérica con claras influencias del Mediterráneo oriental, que arranca de la etapa orientalizante del arte tartésico, a su vez inspirada por los fenicios y, en menor medida y más tardíamente, por los griegos y, con matices, influjos etruscos o cartaginenses, portadores a su vez de un lenguaje artístico helénico transformado.
A esta etapa correspondería la más arcaica escultura animalística de la Turdetania y los relieves del Monumento de Pozo Moro.
El León de Nueva Carteya pertenece a esta primera etapa orientalizante de la escultura ibérica. Es el mejor conservado de los varios aparecidos en este lugar y estaría destinado a proteger una tumba. Se fecha en el s.VI. La cabeza y la melena son muy detallistas. La Esfinge de Agost es uno de los mejores ejemplos de hasta qué punto influyó el arte griego en el ibérico. Salvo algunas variantes, como la forma de disponer la cola, seguramente por imperativos del material empleado, se ajusta perfectamente a los prototipos griegos de mediados del s.VI. Seguramente tendría la misma función que en Grecia: servir de portador de las almas al más allá, por lo que estaría en una tumba.
La Bicha de Balazote es en realidad un toro androcéfalo que está tallado sobre un sillar de esquina, de manera similar que los leones de Pozo Moro, y que es una versión de las figuras fluviales de los griegos. Debió estar destinado a un monumento funerario como expresión de la vida que se deseaba al difunto en el más allá, ya que el toro era símbolo de procreación y vida. Se fecha hacia la segunda mitad del siglo VI.
Los Relieves del Monumento de Pozo Moro, en forma de frisos que se encontraron tallados en los sillares que conforman este monumento. La técnica y las figuras, importantísimos para el conocimiento de la iconografía y la mitología ibéricas, ya que representan escenas de divinidades, ritos relacionados con el más allá y figuras monstruosas, resultan muy toscas, ya que pertenecen a la primera etapa de la escultura ibérica y se fechan hacia el 500 a.C. En ellos y en los leones que hay en las cuatro esquinas del monumento se puede ver una clara influencia oriental.
2.2. ETAPA “CLASICA” DE LA ESCULTURA IBÉRICA
Desde mediados del s. VI y, sobre todo, a lo largo del V a. C. ejerce sobre los íberos una fuerte influencia la escultura griega (Esculapio de Ampurias), a cuyo estímulo se realizó la producción escultórica ibérica más importante, aunque sobre estas influencias se superpone la personalidad que le imprimieron las sociedades ibéricas. Así, por ejemplo, hay una ausencia de la proporción y armonía característica del arte griego, no por falta de pericia, sino por una diferencia de mentalidades, para los íberos era más importante el cuidado de los detalles que el conjunto.
El material más utilizado es principalmente la piedra, especialmente areniscas y calizas blandas. Las piedras duras, el bronce y el barro cocido se reservaron a la realización de figurillas menores (figurillas ibéricas en bronce).
La Dama de Elche es un busto, el mejor ejemplo de la etapa "clásica" de la escultura ibérica, realizado en caliza con restos de policromía. Seguramente formara parte de una estatua de cuerpo entero similar a la dama de Baza, ya que el corte inferior es muy abrupto e irregular. El rostro está sereno y mira al frente, es un rostro muy clásico, aunque todavía tiene algunos rasgos orientalizantes. La dama lleva un exuberante atavío, especialmente llamativo por las joyas, en concordancia con restos arqueológicos encontrados, y el complejo tocado. Pese a lo problemático de cualquier interpretación, parece tratarse de una divinidad, que sirvió de urna funeraria. Se fecha en el s.V a.C.
La Dama de Baza esta dama está realizada en caliza estucada y policromada. Se fecha hacia los comienzos del s.IV. Se halló en el interior de una tumba de la necrópolis de Baza y servía de urna monumental. Se trataría de a una divinidad de la muerte, representada según un esquema iconográfico de diosa sedente sobre un trono alado, muy repetido en el ámbito griego.
La Dama oferente del Cerro de los Santos es de piedra arenisca y se realizó hacia el s. II en Montealegre del Castillo, en Albacete. Se trata de un exvoto de gran tamaño que representa a una dama oferente, ataviada según la moda de las damas distinguidas de la sociedad ibérica, que sujeta en sus manos el vaso de ofrenda. Es muy hierática y sus formas son muy rígidas.
II.5. ARTE
CRETO-MICÉNICO
INTRODUCCIÓN
En el segundo milenio a.C., en el Egeo, se desarrollan dos civilizaciones importantes, la cretense y la micénica, que van a ser precedente y base cultural de la civilización griega.
Su posición entre Egipto y Mesopotamia favoreció su desarrollo cultural y económico.
1. EL ARTE CRETENSE
La espléndida situación de Creta en el centro del Mediterráneo Oriental, en una isla fértil y con buenos puertos, permitió que alcanzara un gran nivel cultural y económico. Tenía relación con todos los países orientales gracias a la primera gran flota que registra la historia, gracias a la cual se convirtió en una gran potencia comercial, sometiendo gracias a ella también a vasallaje a las ciudades aqueas y jonias del resto de Grecia.
Los cretenses viven en ciudades y viven del comercio, tienen una civilización de tipo urbano, en la que ni la religión ni el despótico poder de un autócrata polarizan la atención del artista. El arte cretense es cortesano y aristocrático, y hay que destacar en él la ausencia de toda representación bélica.
La Cultura y el Arte cretenses son de los más originales de la antigüedad, pues se relaciona con todas las antiguas civilizaciones sin perder sus características peculiares.
La Historia de Creta atraviesa tres períodos:
- Minoico Antiguo: del 3.500 al 2.000 a.C.
- Minoico Medio: del 2.000 al 1.700 a.C. y del 1.700 al 1.400 a.C. (a este último periodo pertenecen las mayores realizaciones artísticas).
- Minoico Reciente: del 1.400 al 1.200 ó 1.100 a.C. (Los cretenses sometidos a sus conquistadores griegos).
1.1. ARQUITECTURA
El palacio es el monumento arquitectónico más importante de Creta, siendo el más famoso el Palacio de Knosos, residencia del legendario rey Minos: En torno a un gran patio central, formado por gran número de habitaciones y dependencias, el famoso laberinto de la leyenda de Teseo, y otros patios con columnas. Son construcciones adinteladas, a veces de varios pisos en terrazas, de muros realizados con mampostería y piedra, como refuerzo, que se van a enlucir, permitiendo la realización de pinturas en el interior, Sala hipóstila del Palacio de Knosos.
Muy característica es la columna cretense, estrecha en la base, con capitel de dos cuerpos, equino y ábaco cuadrado, y fuste liso disminuido hacia abajo.
1.2. PINTURA
Las paredes suelen estar recubiertas de pinturas al fresco, el Salón del Trono del Palacio de Knosos con representaciones de plantas y animales; en el Fresco de los delfines de la Sala de la Reina del Palacio de Knosos aparecen animales marinos, que son los más característicos de este arte. También encontramos otros tipos de escenas: deportivas, algunas tan peligrosas como el salto del toro, Taurokathapsía; procesionales, como en la Procesión del Palacio de Knosos; retratos, como el de La Parisina, etc.
Es la manifestación más clara, junto con la escultura, de la delicadeza y la gran estilización y belleza de este arte, que gusta de formas ondulantes que conducen a una pintura elegante. Sus precedentes están en Egipto, especialmente en la pintura del imperio nuevo, y en Mesopotamia. Es semejante en técnica y en ejecución a estas pinturas, pero es diferente en los temas y en la ausencia de tantos convencionalismos, rigidez y, además, no encontramos una jerarquización tan marcada. Se emplean colores vivos y llamativos, planos, sin matices, ya que se trata de una pintura bidimensional.
Además del fresco conocían la técnica del estuco con la que imitaban los efectos de la madera y el mármol.
La cerámica cretense pintada, dos estilos:
El palacio es el monumento arquitectónico más importante de Creta, siendo el más famoso el Palacio de Knosos, residencia del legendario rey Minos: En torno a un gran patio central, formado por gran número de habitaciones y dependencias, el famoso laberinto de la leyenda de Teseo, y otros patios con columnas. Son construcciones adinteladas, a veces de varios pisos en terrazas, de muros realizados con mampostería y piedra, como refuerzo, que se van a enlucir, permitiendo la realización de pinturas en el interior, Sala hipóstila del Palacio de Knosos.
Muy característica es la columna cretense, estrecha en la base, con capitel de dos cuerpos, equino y ábaco cuadrado, y fuste liso disminuido hacia abajo.
1.2. PINTURA
Las paredes suelen estar recubiertas de pinturas al fresco, el Salón del Trono del Palacio de Knosos con representaciones de plantas y animales; en el Fresco de los delfines de la Sala de la Reina del Palacio de Knosos aparecen animales marinos, que son los más característicos de este arte. También encontramos otros tipos de escenas: deportivas, algunas tan peligrosas como el salto del toro, Taurokathapsía; procesionales, como en la Procesión del Palacio de Knosos; retratos, como el de La Parisina, etc.
Es la manifestación más clara, junto con la escultura, de la delicadeza y la gran estilización y belleza de este arte, que gusta de formas ondulantes que conducen a una pintura elegante. Sus precedentes están en Egipto, especialmente en la pintura del imperio nuevo, y en Mesopotamia. Es semejante en técnica y en ejecución a estas pinturas, pero es diferente en los temas y en la ausencia de tantos convencionalismos, rigidez y, además, no encontramos una jerarquización tan marcada. Se emplean colores vivos y llamativos, planos, sin matices, ya que se trata de una pintura bidimensional.
Además del fresco conocían la técnica del estuco con la que imitaban los efectos de la madera y el mármol.
La cerámica cretense pintada, dos estilos:
- Estilo Kamarés, con motivos vegetales, geométricos y curvilíneos sobre fondo negro.
- Estilo de Palacio, más reciente, con dibujos de animales marinos, principalmente pulpos.
1.3. ESCULTURA
Son muy escasas las muestras de escultura, pero se han encontrado pequeñas estatuas de cerámica, oro o marfil, como las Sacerdotisas o Diosas de las Serpientes.
Se trata de representaciones de una diosa (probablemente la de la fertilidad) o de una sacerdotisa; las figuras llevan el traje característico, corpiño muy ajustado con manga corta hasta el codo y con un gran escote que deja el pecho al descubierto y falda con volantes; el tocado puede tener distintas formas: un turbante, en forma de tiara, etc., y puede estar cornado por un animal con sentido religioso; los brazos se encuentran separados del cuerpo, en actitud orante, creando un buen espacio y haciendo que la figura pierda rigidez.
El relieve no es muy común. Los ejemplos más importante son los Vasos de Vafio. Son dos vasos posiblemente religiosos, muy pequeños, de una altura de unos 8 cm., se encontraron en la tumba de Vafio, que se encuentra en Esparta, por lo que a veces se catalogan estas escenas como micénicas, pero estilísticamente pertenecen al arte minoico reciente. Representan escenas al aire libre en las que el hombre y el toro se relacionan y en las que aparece el paisaje. En el vaso pacífico o bucólico aparecen representados toros pastando, uno les guía y otro es atado por un hombre. En el vaso dramático, aparece representado un toro que ha caído en una red, el resto huye y uno arremete contra un hombre.
2. EL ARTE MICÉNICO
Hacia el año 2.000 a.C. invaden Grecia los aqueos y los jonios, tribus indoeuropeas, las mismas que conquistaron Creta hacia el 1.400 a.C. Eran pueblos belicosos, por lo que sus ciudades estaban fortificadas y su arte era viril y riguroso, muy distinto del delicado arte cretense. La civilización micénica era de tipo feudal, ensalzada en "La Iliada" por Homero. Entre el 1.200 y el 1.100 a.C. otros invasores indoeuropeos, los dorios, aniquilaron estas ciudades y tomaron el timón de la historia griega.
2.1. ARQUITECTURA
Las ciudades aqueas se caracterizan por las enormes fortificaciones ciclópeas, como podemos apreciar en las ciudades de Tirinto y Micenas algunas con puertas tan importantes como La puerta de los leones de Mecenas, un gran dintel sostiene un bloque triangular en el que hay esculpidos dos leones enfrentados y una columna de tipo cretense en el centro.
También aparece la construcción más original de los micénicos, el megaron, punto central del palacio micénico y germen del templo griego posterior, donde se adivina también ya el entablamento clásico.
Monumentos también importantes son las tumbas, algunas subterráneas, circulares y sencillas, pero con ricos tesoros en su interior, Círculo A de tumbas de Micenas. Pero las más importantes son los "tholoi", “tholos” en singular, tumbas con corredor y falsa bóveda, como El Tesoro de Atreo de Micenas).
2.2. ORFEBRERÍA
Destacan las máscaras, como La máscara de la tumba de Agamenón en Micenas que es una máscara funeraria que se ponía sobre los muertos, por lo que tiene los ojos y la boca cerrados y está hueca; y los vasos, como los Vasos de Vafio que estilísticamente pertenecen al arte minoico reciente, por lo que los hemos visto en el apartado anterior.
Son muy escasas las muestras de escultura, pero se han encontrado pequeñas estatuas de cerámica, oro o marfil, como las Sacerdotisas o Diosas de las Serpientes.
Se trata de representaciones de una diosa (probablemente la de la fertilidad) o de una sacerdotisa; las figuras llevan el traje característico, corpiño muy ajustado con manga corta hasta el codo y con un gran escote que deja el pecho al descubierto y falda con volantes; el tocado puede tener distintas formas: un turbante, en forma de tiara, etc., y puede estar cornado por un animal con sentido religioso; los brazos se encuentran separados del cuerpo, en actitud orante, creando un buen espacio y haciendo que la figura pierda rigidez.
El relieve no es muy común. Los ejemplos más importante son los Vasos de Vafio. Son dos vasos posiblemente religiosos, muy pequeños, de una altura de unos 8 cm., se encontraron en la tumba de Vafio, que se encuentra en Esparta, por lo que a veces se catalogan estas escenas como micénicas, pero estilísticamente pertenecen al arte minoico reciente. Representan escenas al aire libre en las que el hombre y el toro se relacionan y en las que aparece el paisaje. En el vaso pacífico o bucólico aparecen representados toros pastando, uno les guía y otro es atado por un hombre. En el vaso dramático, aparece representado un toro que ha caído en una red, el resto huye y uno arremete contra un hombre.
2. EL ARTE MICÉNICO
Hacia el año 2.000 a.C. invaden Grecia los aqueos y los jonios, tribus indoeuropeas, las mismas que conquistaron Creta hacia el 1.400 a.C. Eran pueblos belicosos, por lo que sus ciudades estaban fortificadas y su arte era viril y riguroso, muy distinto del delicado arte cretense. La civilización micénica era de tipo feudal, ensalzada en "La Iliada" por Homero. Entre el 1.200 y el 1.100 a.C. otros invasores indoeuropeos, los dorios, aniquilaron estas ciudades y tomaron el timón de la historia griega.
2.1. ARQUITECTURA
Las ciudades aqueas se caracterizan por las enormes fortificaciones ciclópeas, como podemos apreciar en las ciudades de Tirinto y Micenas algunas con puertas tan importantes como La puerta de los leones de Mecenas, un gran dintel sostiene un bloque triangular en el que hay esculpidos dos leones enfrentados y una columna de tipo cretense en el centro.
También aparece la construcción más original de los micénicos, el megaron, punto central del palacio micénico y germen del templo griego posterior, donde se adivina también ya el entablamento clásico.
Monumentos también importantes son las tumbas, algunas subterráneas, circulares y sencillas, pero con ricos tesoros en su interior, Círculo A de tumbas de Micenas. Pero las más importantes son los "tholoi", “tholos” en singular, tumbas con corredor y falsa bóveda, como El Tesoro de Atreo de Micenas).
2.2. ORFEBRERÍA
Destacan las máscaras, como La máscara de la tumba de Agamenón en Micenas que es una máscara funeraria que se ponía sobre los muertos, por lo que tiene los ojos y la boca cerrados y está hueca; y los vasos, como los Vasos de Vafio que estilísticamente pertenecen al arte minoico reciente, por lo que los hemos visto en el apartado anterior.