UD 9- LA PREHISTORIA: EL NEOLÍTICO Y LA EDAD DE LOS METALES

LA PREHISTORIA: EL NEOLÍTICO Y LA EDAD DE LOS METALES


1. El Neolítico
 
El cambio del Paleolítico al Neolítico se produjo gradualmente y no en todos los sitios al mismo tiempo. Supuso una verdadera revolución para la humanidad. Por eso se ha venido llamando Revolución Neolítica.

Hace unos 10.000 años, tras la última glaciación el clima se hizo más suave y trajo consigo la emigración o extinción de los grandes mamíferos, que constituían la base de la alimentación de los pue­blos paleolíticos. La escasez de alimentos obligó a la domesticación de especies animales y vegetales.

Nacen así la agricultura y la ganadería, lo que supone pasar de una economía depredadora a una economía productora. A esa transformación se la denomina Revolución Neolítica.

Recreación del primer agricultor neolítico

El origen de esta economía tuvo lugar en Oriente Medio, en lo que se llama el Creciente Fértil, en torno a los ríos Tigris y Eufrates, y de allí se extendió por Oriente Próximo y el Mediterráneo. Otros focos del nacimiento de la cultura neolítica fueron el Extremo Oriente (China e India) y América (México y Perú).

Las primeras especies cultivadas fueron los cereales: trigo en Orien­te Medio y Europa, maíz en América y arroz en China. Las pri­meras especies ganaderas fueron la cabra, la oveja, el buey y el caballo, así como el perro.

Con el desarrollo agrícola y ganadero, los seres humanos tuvieron que construir sus casas cerca de los campos de cultivo, surgiendo la vida sedentaria y los primeros poblados junto a los ríos.

Recreación de una aldea neolítica.

En estos poblados aparece la especialización del trabajo. La agri­cultura conlleva la aparición de excedentes de alimentos, con lo que parte de la población no se debe dedicar a la producción de ali­mentos, sino a la artesanía (fabricando herramientas, cerámicas, tejidos…), a la defensa del poblado (guerreros), a curar enfermos y al mundo espiritual (sacerdotes, hechiceros), o a dirigir la aldea (el jefe). Esto implica que se rompió la sociedad igualitaria paleo­lítica y se fue estableciendo una primera jerarquización social.

La producción de excedentes también condujo al comercio, que en principio era de trueque.

El descubrimiento de la cerámica es uno de los grandes avances técnicos del neolítico.

La población aumentó rápidamente. La mayor cantidad de ali­mentos permitió alimentar a más población y, además, la seden­tarización implicó que los hijos ya no eran una carga, sino útiles en las tareas agrícolas y ganaderas.

Durante el Neolítico también se produjeron una serie de avances técnicos, necesarios para sus condiciones económicas y sociales:

  • Las herramientas de piedra se elaboraron con la técnica de la talla y la pulimentación.
  • Aparece la cerámica, como recipiente para cocinar y guardar alimentos.
  • Los útiles son más sofisticados y especializados: azadas, hoces, molinos de mano.
  • Surgen los tejidos, fabricados con lana de los animales, y el lino.

 
Instrumental y herramientas neolíticas

2. La Edad de los Metales.

 
Hachas, brazalete y metal para fundir (bronce).

La recta final que une la Prehistoria con los tiempos históricos es la Edad de los Metales.

Es posible que al final del Neolítico se conocieran algunos metales, como el oro, la plata y el cobre, labrándolos de forma muy rudimentaria. 

Hacia el 5000 a.C. (o tal vez antes) se inicia un nuevo período: la Edad de los Metales.

Las personas comenzarán a dominar la fundición de metales o metalurgia. Según vayan dominando uno u otro metal, así le daremos nombre a esas etapas: Edad del Cobre, Edad del Bronce y Edad del Hierro.

Se debe recordar que el bronce no es un metal que se encuentre en la Naturaleza. Es una aleación artificial de cobre y estaño.


Recreación actual del proceso metalúrgico de la Edad de los Metales

La posesión de estas técnicas dio origen a nuevas armas y utensilios, lo que provocó la supremacía de estos pueblos sobre los que todavía estaban en la Edad de Piedra. Este avance provocó tanto el progreso material, como el espiritual: construcción de edificios de culto, extensión del comercio y comienzo del desarrollo urbano, con más diversidad de especialidades del trabajo.

Reconstrucción ideal del Ötzi u hombre de Similaun. Esta persona vivió en Europa hacia el 3.300 a.C

La verdadera revolución de este período es el descubrimiento de la fundición de los metales. Los metalúrgicos son los primeros artesanos especialistas que fundían y trabajaban los metales.

En esta etapa se continúan levantando un tipo de monumentos que comenzaron al final del Neolítico y que estaban hechos a base de grandes piedras. Son los llamados monumentos megalíticos. Entre ellos podemos distinguir el menhir (una gran piedra colocada verticalmente que podía ir aislada o formando alineamientos), el dolmen (dos o más grandes piedras colocadas verticalmente y encima otra de forma horizontal), el cromlech (piedras dispuestas en círculos).

Dolmen de Merillés (Tineo. Asturias).

La metalurgia del cobre es posible que comenzara en la parte sur del Cáucaso hacia el año 5000 a. C., se extendió al próximo oriente, y desde aquí a Europa.

El período del bronce se fecha en el 2000 a. C.; es una época de auge en las relaciones comerciales por la búsqueda del estaño para su aleación con el cobre. El hierro fue descubierto posiblemente en la misma región que el cobre, pero hasta el primer milenio antes de Cristo no se difunde su metalurgia por Europa.

En la Edad de los Metales se prodiga la cerámica con acabados más perfectos y, sobre todo, aparece la orfebrería, con la creación de numerosos tipos de adorno. Estos nuevos materiales son aprovechados también para la fabricación de nuevos utensilios de trabajo y armas.

En la península Ibérica, durante este período aparecen los primeros habitantes que se les puede considerar históricos.

Los iberos, descendientes de pueblos neolíticos asentados en toda la costa mediterránea, pueden ser la primera base étnica y cultural de nuestro actual país. Su cultura estuvo muy influida por las primeras colonizaciones de fenicios y griegos. Buena prueba de ello es la Dama de Elche.

Durante la Edad del Hierro llegan a la península Ibérica gentes procedentes de Europa central. De entre ellos, algunos de origen céltico, difundirán nuevos conocimientos técnicos y la metalurgia del hierro. Se establecerán en la Meseta y en el noroeste de la Península mezclándose con la población autóctona, formando los númerosos pueblos que pervivirán hasta la llegada de los distintos pueblos mediterráneos (fenicios, griegos y romanos).

Los poblados fortificados del noroeste peninsular durante la Edad del Hierro los conocemos por el nombre de castros.

Castro de la Campa Torres (Gijón, Asturias).