UD 14 LA HISPANIA ROMANA

LA HISPANIA ROMANA


La conquista de la Península por Roma

«Romano..., recuerda tu misión: gobernar a todas las naciones con tu fuerza. Los medios para ello serán establecer leyes de paz, ser condescendiente con los humildes y combatir a los soberbios». 
Virgilio en la Eneida poco antes de su muerte (19 a.C.)

Esta frase del poeta latino Virgilio apunta algunos aspectos de las conquistas romanas por todo el Mediterráneo y, como parte de ese espacio, por la Península Ibérica.

La llegada de los romanos a la Península se explica por su enfrentamiento con los cartagineses a finales del siglo III a. C.

Una colonia griega, Sagunto, amiga de Roma, fue atacada por los cartagineses y los romanos vinieron en apoyo de Sagunto y a enfrentarse con los cartagineses. El general cartaginés Aníbal Barca decidió llevar su ejército hasta Italia y pasó los Alpes con elefantes.

En Italia los cartagineses fueron ganando todas las batallas, pero los romanos habían trasladado parte de sus tropas a la Península Ibérica y aquí vencieron y expulsaron a los cartagineses. Aquí comenzó la conquista romana de Hispania, que duró aproximadamente doscientos años, aunque no fue una guerra que se desarrollara continuamente. Hubo tres grandes etapa de guerra y largos periodos de tranquilidad.

La conquista de la Península por Roma - Primera etapa

La primera etapa de la conquista romana de Hispania coincide con la segunda guerra púnica, del 218 a.C. al 206 a. C.; durante esos años los romanos lucharon, conquistaron y se asentaron en la franja del Sur y del Este peninsular. 

La conquista de la Península por Roma - Segunda etapa

La segunda etapa (155-133 a. C.) fue muy dura para los pueblos autóctonos peninsulares, pues los romanos estaban decididos a dominarlos, y los indígenas a permanecer independientes. La resistencia de los peninsulares se desarrolló de dos maneras distintas y en dos zonas diferentes.

Una de esas maneras fue la de los lusitanos. Con su caudillo Viriato, plantearon una guerra de guerrillas que causó mucho daño a un ejército tan grande como el romano; solo después de la muerte de Viriato consiguieron los romanos dominar el territorio lusitano. Esta forma de enfrentarse a un enemigo poderoso con el que uno no puede pelear en campo abierto, se ha repetido en otros momentos de la historia y en otros países. La palabra “guerrilla” ha pasado a otros idiomas, como el inglés, que ha adoptado este hispanismo al no tener una palabra original inglesa para definir esta forma de lucha.

La otra fue la de los numantinos que resistieron el asedio de su ciudad Numancia durante varios años, hasta que al final fue tomada por los romanos cuando no quedaba nadie vivo dentro de las murallas de la ciudad. De esa forma de resistencia ha quedado una frase en el idioma español: la “resistencia numantina” es la que ejercen un conjunto de personas, o, a veces, una sola persona, que defienden algo de forma tenaz, casi heroica

La conquista de la Península por Roma - Tercera etapa

La tercera etapa se desarrolló entre los años 29 y 19 a. C. Después de tener dominada toda la península, quedaba una franja en la parte norte, donde vivían los astures, los cántabros y los vascones que no había sido conquistada. Augusto, el que sería primer emperador romano, vino personalmente a iniciar las denominadas guerras cántabras, con las que se puso punto final a la conquista romana de Hispania.
".siendo la primera provincia en que penetraron los romanos -de las que pertenecen al continente, claro está-, fue la última de todas en ser sometida, y sólo en nuestra época, bajo el mando y los auspicios de Augusto César"  
Tito Livio

La romanización

La romanización fue el proceso de captación y asimilación cultural que hicieron los romanos en todos los territorios que habían conquistado militarmente. A la dominación por la fuerza siguió un proceso de integración en las costumbres romanas de los habitantes de los pueblos sometidos. La llegada de los romanos inició cambios paulatinos prácticamente en todos los campos: político, social y cultural. De este proceso Hispania, dividida y subdividida en varias provincias, salió convertida en uno de los territorios más romanizadas de todo el imperio.

El proceso de romanización se produjo prácticamente en todos los ámbitos de la vida: economía, sociedad, construcción y administración de ciudades, lengua, derecho, religión y expresión artística.

La romanización - Economía

La economía de la Hispania romana fue, sin duda, floreciente, al menos hasta la crisis del siglo III. El florecimiento económico se desarrolló en todos los sectores:
  • Agricultura: los grandes latifundios que controlaron ricos propietarios producían los típicos productos de la trilogía mediterránea. Parte de la producción era exportada a Roma. 
  • Actividad artesanal: los artesanos de Hispania estaban especializados en la fabricación de armas, tejidos y especialmente salazones, de los que era muy querido el garum (salsa de pescado que se exportaba a otras partes del imperio) 
  • Minería: todos los colonizadores se interesaron por la riqueza minera de la Península Ibérica y no serían menos los romanos, que extrajeron plata (Sierra Morena), cobre (Huelva), mercurio (Almadén) y oro (cuenca del río Sil). 
  • Comercio: fue importante como consecuencia del florecimiento de los sectores anteriores, pues buena parte de la producción pasaba ser exportada.
La romanización - Sociedad

La sociedad de la Hispania romana respondía al modelo de la sociedad de la metrópoli. La gran división social se establecía entre hombres libres y hombres esclavos.

Los hombres libres, a su vez, se dividían según sus posibilidades económicas en relación con su medio de vida: grandes latifundistas, artesanos y comerciantes de las ciudades, campesinos de los medios rurales. De entre los grandes propietarios de Hispania salieron algunos de los hombres que iban a regir los destinos del imperio, en concreto Trajano y Adriano, dos de los emperadores romanos.

Los esclavos trabajaban en los oficios más duros: las minas o la agricultura. En un principio no todos los habitantes de Hispania eran considerados ciudadanos romanos, pero en el siglo III, un emperador llamado Caracalla, concedió la ciudadanía a todos los hombres libres que habitaban en las tierras imperiales. 

La romanización - Urbanismo

Las ciudades fueron en Hispania elementos claves en la administración. Aparte de mantener algunos de los núcleos existentes, los romanos construyeron nuevas ciudades, que llegaron a formar una importante red urbana, unida por calzadas. Algunas fueron bautizadas con el nombre de Augusto: Emerita Augusta (Mérida), Caesar Augusta (Zaragoza), Asturica Augusta (Astorga).
Eran centros importantes para al artesanía y el comercio, y eran motores de la economía porque en ellas se construían importantes obras públicas que daban trabajo a mucha gente, aparte de que mantenían en activo las canteras, las minas u otras actividades de otros lugares.

Las obras públicas solían ser pagadas por los propios magistrados que administraban la ciudad, los duumviros, dos hombres procedentes del grupo más rico de cada localidad. Junto a ellos la ciudad era administrada por les ediles que se ocupaban del orden público y de otros oficiales que permitían un buen desarrollo de los municipia. Esta palabra que originariamente significaba tomar la ciudadanía (proviene de dos palabras latinas: munus, ciudadanía y capio, coger) se ha mantenido hasta nuestros días en el lenguaje de muchos de los países que fueron parte del imperio romano, entre ellos España.

La romanización - Lengua

La lengua es uno de los grandes legados de Roma a los territorios que ocupó. Las lenguas que se hablan en los dos estados que hoy ocupan la Península Ibérica, exceptuado el vasco, derivan del latín, que fue la lengua que poco a poco se fue imponiendo en todo el territorio peninsular. Fue no solo la lengua hablada, sino la lengua escrita, y en ella dejaron sus obras algunos de los escritores hispanorromanos más importantes como Columela, Lucano, Marcial, Quintiliano y Séneca.

La romanización - Derecho

El derecho romano fue tan importante que podría considerarse uno de los medios esenciales para conseguir la integración necesaria para romanizar los territorios. Por ello, los romanos redactaron leyes que se aplicaron en todo el imperio y de esa forma se pretendió la armonización de los territorios.

La romanización - Religión

La religión que practicaron los hispanorromanos recibió las influencias de los romanos. En Hispania se rindió culto al panteón de dioses romanos, al emperador, y cuando comenzó la expansión del cristianismo, los habitantes de este territorio iniciaron la conversión.

Algunos autores han considerado que fueron los propios apóstoles de Jesucristo lo que vinieron a convertir a los pobladores de Hispania, y que uno de ellos sería el apóstol Santiago, pero no hay pruebas de que esto fuera así.

La romanización - Expresión artística 

El arte romano con sus características esenciales se encuentra en todo el imperio y de manera importante en la Hispania romana. Siguiendo las características esenciales del arte romano, en el arte hispanorromano hay que destacar la arquitectura y obras públicas, la escultura y los mosaicos.

La arquitectura siguió las pautas del carácter práctico y así se destacan grandes construcciones y obras públicas como acueductos (Segovia), murallas (Lugo) y puentes (Alcántara), aunque no faltaron obras meramente ornamentales, conmemorativas o dedicadas al ocio, como arcos de Triunfo (Bará – Tarragona), teatros y anfiteatros (Mérida, Itálica) o templos (Mérida). No se ha de olvidar la arquitectura de la casa romana, aunque solo quedan restos de las casas de los más ricos, de las que es buen ejemplo una de las casas de Complutum (Alcalá de Henares).

La escultura de Hispania no difiere de la del resto del imperio, por tanto, las obras más destacadas son bustos y estatuas de personajes importantes, destacadas por el gran realismo del rostro de los retratados, aunque el cuerpo no se identificara con el personaje retratado, ya que solía ser un modelo que se preparaba con antelación.

Los mosaicos eran también importantes, y han quedado muestras muy abundantes de su utilización en la arquitectura, bien en la decoración, bien en suelos lujosos de algunas de las casas y villas en las que vivían. Algunos de estos mosaicos permiten conocer la forma de vida o las actividades económicas de los hispanorromanos.