EL MUNDO ENTRE DOS MILENIOS
INTRODUCCIÓN
Esta unidad está dividida en tres bloques:
A.- Principales sistemas políticos actuales.
B.- El nuevo orden mundial. Principales conflictos a finales del siglo XX y principios del XXI.
C.- Un mundo globalizado.
B.- El nuevo orden mundial. Principales conflictos a finales del siglo XX y principios del XXI.
C.- Un mundo globalizado.
A.- PRINCIPALES SISTEMAS POLÍTICOS
ACTUALES
En este bloque abordaremos los dos tipos de sistemas
políticos actuales: la democracia y la dictadura. En una primera parte
hablaremos de las democracias y sus variantes, en una segunda de las dictaduras
y de los derechos humanos.
Europa Occidental y Estados Unidos fueron la cuna de los
sistemas democráticos. Aunque todos ellos se inspiran en los principios del
liberalismo y de la democracia y en el respeto hacia los derechos humanos,
pueden presentar fórmulas diferentes (monarquías o repúblicas, sistemas
parlamentarios o presidencialistas, estructuras unitarias o federales, etc.),
fruto de las diferentes tradiciones y de la herencia del pasado.
En más de la mitad de los países del mundo la democracia no
existe, poderes políticos opresivos gobiernan con mayor dureza a la población e
impiden los más elementales derechos. El rasgo político más importante es la
inexistencia de la separación de poderes y la falta de libertades como medio
para perpetuarse en el poder las elites gobernantes.
I.
SISTEMAS POLÍTICOS DEMOCRÁTICOS.
1.
Sistemas parlamentarios y sistemas presidencialistas.
a)
Sistemas democráticos parlamentaristas.
Los Estados democráticos desarrollan un sistema de democracia
parlamentaria en la que el papel predominante de la vida política lo
desempeña la Asamblea de diputados o Parlamento, elegida por sufragio universal.
Esta asamblea ejerce el poder legislativo y elige al presidente del Gobierno,
que tiene el poder ejecutivo y es responsable ante ella, de tal manera que,
cuando pierde el apoyo mayoritario, el gobierno se ve obligado a dimitir.
El jefe del Estado puede ser un soberano hereditario (rey) o
un presidente electo, pero en ambos casos sólo asume la representación oficial
del Estado. Sus poderes vienen fijados por la Constitución, que varía según los
diferentes Estados. En general, el jefe del Estado es el encargado de nombrar
como presidente del Gobierno al líder del partido que ha obtenido la mayoría de
los votos en las elecciones a la Asamblea de diputados. La preponderancia
del parlamento otorga a los partidos políticos un papel de primer orden en la
vida política del país. Ellos elaboran las candidaturas a las elecciones y
organizan los grupos parlamentarios entre los diputados electos de cada
partido.
b) Sistemas democráticos presidencialistas.
Estados Unidos, y Francia en menor medida, presenta un tipo
de democracia también parlamentaria, pero presidencialista. En la
democracia americana, el poder ejecutivo está en manos de un presidente
elegido directamente por sufragio universal y que es a la vez jefe del Estado y
presi-dente del Gobierno. Asume grandes poderes y nombra una administración
formada por secretarios (ministros) que sólo son responsables ante él y que
sólo él puede destituir. El poder legislativo está en manos de un Congreso con
dos cámaras: la de Representantes, que cuenta con un número de delegados de
cada Estado escogidos proporcionalmente entre la población, y el Senado, que
cuenta con dos senadores por Estado.
Los dos poderes, ejecutivo y legislativo, se necesitan
mutuamente para poder gobernar y, en la práctica cotidiana, el Congreso
controla la política del presidente mediante la votación anual del presupuesto.
El Presidente puede vetar una ley propuesta por el Congreso, pero no tiene la
facultad de disolverlo. El Congreso no puede destituir al Presidente y sólo en
casos de extrema gravedad puede aplicar el procedimiento de impeachment y
destituirlo.
2.
Sistemas bipartidistas y sistemas multipartidistas.
La
mayoría de los sistemas democráticos europeos (Francia, España e Italia) se
basan en el multipartidismo. En el espectro de partidos democráticos
predominantes, podemos distinguir tres grandes familias ideológicas: los conservadores,
defensores de los derechos individuales y partidarios de mantener el orden
social y de reducir la intervención del Estado; los democratacristianos,
confesionales de carácter conservador, pero con mayor sensibilidad por los
temas de justicia social; y los socialistas, que otorgan al Estado un papel
importante como redistribuidor de la riqueza a partir de la política fiscal.
Este abanico puede ampliarse con los partidos comunistas, nacionalistas,
ecologistas, etc., que suelen configurar importantes minorías parlamentarias.
Cuando ningún partido consigue la mayoría suficiente para garantizar la
elección del presidente del Gobierno, suelen realizarse alianzas, y los
partidos bisagra se convierten en un elemento vital para el mantenimiento de la
estabilidad del gobierno, que suele ser de coalición.
La
democracia americana, como en el caso británico, se configura en la práctica
como un sistema bipartidista. En Gran Bretaña, los dos partidos son el Partido Conservador
y el Partido Laborista, mientras que en Estados Unidos son el Partido Republicano
y el Partido Demócrata. En el sistema americano, los republicanos tienen un carácter
más conservador y tienen el apoyo del mundo de los grandes negocios, mientras
los demócratas presentan un programa de carácter más social, suelen contar con
el apoyo de los sindicatos y las minorías étnicas y recogen buena parte del
voto de las clases medias. A diferencia de sus homólogos británicos, los
diputados americanos no están obligados a seguir ninguna disciplina de voto en
el Congreso, y el presidente a menudo debe buscar el apoyo de diputados de
ambos partidos. Esta relativa independencia explica el importante papel que los
lobbies, grupos de presión, desarrollan en la democracia americana.
3.
Estados unitarios y Estados federales.
a) Los estados unitarios centralizados.
Los
Estados unitarios, es decir, aquellos que tienen una organización uniforme para
todo el territorio y toman las decisiones desde un único centro político,
tienen una larga tradición en Europa. Algunos son muy centralistas, como es el
caso de Francia, donde los Departamentos y los Municipios tienen pocas
atribuciones y se gobierna todo el Estado desde París. Otros, en las últimas
décadas, han optado por una organización descentralizada en la que se reconoce
la autonomía de algunas nacionalidades o regiones y se les reconoce una cierta
capacidad de autogobierno, a la vez que las grandes ciudades han conseguido
importantes competencias políticas. Es el caso de Bélgica, de Gran Bretaña y
también de la España de las Autonomías, creada por la Constitución de 1978, que
dota a las regiones una amplia capacidad legislativa.
b)
Los estados federales o descentralizados.
El
modelo de Estado federal parte del reconocimiento de la personalidad de los
diversos Estados que lo integran, y cada uno de ellos goza del derecho a
legislar y a tener sus propias instituciones políticas. El poder y las
responsabilidades políticas quedan, pues, repartidos
entre los diversos Estados y el poder federal. Este último suele ocuparse de
los asuntos referentes a política internacional, economía, defensa y seguridad.
Es el caso de Estados Unidos, donde los 50 estados que integran la Unión tienen
muchas atribuciones; y en Europa tenemos el ejemplo de Alemania, configurada
por diversos Lander, aunque con menores poderes. Suiza presenta
una estructura
confederal, con un poder central muy
débil que se reduce a la coordinación de los diversos cantones, que son casi
soberanos.
4.
Los diferentes sistemas de escrutinio electoral.
Los sistemas de escrutinio electoral vienen determinados por
las respectivas leyes electorales. El modelo de distrito unipersonal,
que se utiliza, por ejemplo, en Gran Bretaña y EE UU, es el más simple. El
escaño de diputado en cada circunscripción lo obtiene el candidato que ha
obtenido la mayoría relativa de votos en aquel distrito. Este sistema favorece,
sin duda, el bipartidismo, ya que son los dos grandes partidos mayoritarios los
que consiguen obtener las mayorías relativas.
El escrutinio proporcional es el más extendido y
permite que los partidos minoritarios tengan presencia en el Parlamento. Los
electores escogen entre las diversas candidaturas y cada una obtiene un número
de escaños proporcionales al número de votos obtenido. Pero, para poder
garantizar la obtención de mayorías parlamentarias, muchas leyes electorales
han introducido modificaciones que benefician numéricamente a los partidos
mayoritarios.
Los sistemas políticos republicanos en que para la elección
del presidente de la República se presentan modelos de electorales
variados. En Francia, los ciudadanos votan directamente a los diversos
candidatos. En Estados Unidos, los electores de cada Estado eligen a sus compromisarios,
que son los encargados de la elección del presidente (sufragio indirecto).
Además, existe la tradición de que cada partido celebre unas elecciones
primarias para designar al candidato presidencial. Finalmente, en otros
Estados, como Alemania e Italia, el presidente de la República no es votado
directamente por los electores, sino por el conjunto de diputados y senadores.
5.
Los problemas de la democracia.
Existe en nuestros días un consenso generalizado sobre la
idea de que el democrático es el sistema político más justo y positivo entre
los existentes. Sin embargo, no por ello debemos olvidar los problemas que
arrastra la democracia y que debe afrontar y superar si quiere convertir en
realidad el principio de la libertad y la igualdad de oportunidades para todos
los ciudadanos.
Un primer grupo de problemas se relaciona con el papel de
los ciudadanos en la democracia, progresivamente identificado o reducido a
la simple práctica electoral. Además, cabe destacar el aumento del
abstencionismo electoral, ya que se constata que el número de personas que
participa en las elecciones tiende a disminuir (en Estados Unidos, por ejemplo,
normalmente vota menos de la mitad del electorado). Este fenómeno va unido a un
cierto desprestigio de los partidos políticos, a los que se acusa de estar
controlados por una minoría que impone sus criterios, de falta de debate interno
y de excesivos casos de corrupción económica. La rígida disciplina de voto
de la mayoría de los partidos ha hecho decaer la vida parlamentaria y los
debates han perdido parte de su función y de su interés, ya que el voto puede
preverse anticipadamente y al margen de las discusiones parlamentarias.
Por otro lado, el elevado coste de las campañas
electorales aleja de la pugna política a los partidos que no tienen medios
económicos para financiarlas y deja a los más fuertes en manos de quienes les
han concedido apoyo económico. La necesidad de fondos que los militantes no
pueden aportar ha contribuido a utilizar métodos de financiación irregular, y
bastantes veces ha desembocado en casos de corrupción, con la consiguiente
merma de confianza del electorado en la transparencia de las finanzas de los
partidos políticos.
También ha perjudicado la salud de la democracia el protagonismo
de los medios de comunicación, ya que son los que canalizan y construyen
buena parte de la opinión pública. La guerra de estos medios por la audiencia
ha convertido la legítima oposición política en un "espectáculo" de
la política, que otorga un gran poder mediático a las grandes cadenas
televisivas o radiofónicas y a la prensa. Un segundo orden de problemas
tiene un cariz más económico y social. Algunos analistas consideran que
existe una contradicción de fondo entre los principios igualitarios de la
democracia y la lógica del sistema capitalista. Denuncian la oposición entre
las ambiciones económicas del mundo empresarial, con beneficios astronómicos, y
las expectativas democráticas de los ciudadanos, que exigen no solo libertades
políticas, sino también la consolidación del Estado del Bienestar, garantizado
por la redistribución de la riqueza a partir de un sistema fiscal progresivo.
Finalmente, un tercer grupo de problemas se fundamenta en la
constatación de que los derechos democráticos no benefician de la
misma manera a todo el conjunto de la población. Cada vez son más numerosas
las voces que reclaman la regulación de unos derechos específicos para
determinados colectivos, como las minorías nacionales en el interior de los
Estados, las poblaciones indígenas dentro de las naciones antiguamente
colonizadas o los inmigrantes procedentes del Tercer Mundo. Los movimientos a
favor de la multiculturalidad y de la igualdad de derechos entre los habitantes
de un mismo Estado denuncian la falta de neutralidad cultural de las
democracias, que en nombre de los valores de la mayoría (religión, lengua,
cultura, etc.) margina en la práctica a todos aquellos que no los comparten.
LOS
REGÍMENES POLÍTICOS AUTORITARIOS.
1.Los
regímenes autoritarios.
Actualmente, más de la mitad de los habitantes del Tercer
Mundo vive en sistemas no democráticos donde la violencia, la fuerza y la
corrupción se imponen como reglas de convivencia y la violación de los derechos
humanos pasa a convertirse en un hecho cotidiano. La separación de poderes
en estos sistemas no existe, la independencia del poder judicial es una
ficción y, a menudo, las instituciones otorgan poderes excepcionales a una
persona que domina la vida política. Son regímenes dictatoriales sometidos a
una constante inestabilidad política provocada por actos de violencia y golpes
de Estado, y donde el Ejército tiene un importante protagonismo en la vida
política.
A pesar de una serie de características comunes, pueden
establecerse diferencias entre los regímenes políticos no democráticos.
a)
Los regímenes democráticos degradados.
A pesar de respetar las reglas básicas de la democracia
(marco constitucional, partidos, elecciones...), la Constitución otorga
excesivos poderes al ejecutivo, y son muy amplias las prerrogativas del
Presidente y del Gobierno en detrimento de las del Parlamento. Así, el juego
democrático se convierte en una ficción mantenida por unas elecciones
falseadas en las que se ofrecen a la oposición muy pocas posibilidades de
ganar. Además, las libertades y los derechos públicos no siempre pueden ser
ejercidos (derecho de expresión, de opinión, de reunión, de manifestación, de
prensa, etc.) y la oposición política es combatida con métodos no democráticos.
Esta situación corresponde a algunos países latinoamericanos, asiáticos y del
antiguo bloque del Este.
b)
Los regímenes de partido único.
Otra alternativa que se da es la existencia de sistemas
políticos basados en un partido único que ejerce el poder de manera
dictatorial como ocurre en un buen número de países de Oriente Medio y de África. El partido único se confunde
aquí con el aparato del Estado, al frente del cual se sitúa un presidente que
es a la vez líder del partido, jefe religioso o dirigente del grupo oligárquico
establecido en el poder. En este contexto, la violencia es el medio más
frecuente de relación entre el gobierno y sus opositores. Los movimientos armados
se convierten en la única salida de una oposición que no dispone de recursos
democráticos para expresarse ni de garantías democráticas para alcanzar el
poder. En contraposición, el Estado legitima la violencia institucional como
único medio para mantener orden social.
2. La violación de los derechos humanos.
En todos los Estados del mundo se cometen atentados, más o
menos flagrantes, contra los derechos humanos, pero es en los sistemas no
democráticos donde estas violaciones constituyen una práctica habitual. El
Informe de Amnistía Internacional del año 2001 documentaba torturas y malos
tratos en 125 países del mundo.
La detención arbitraria y sin juicio es un hecho frecuente
en las dictaduras, donde un buen número de personas son confinadas en
prisiones, a menudo en unas condiciones materiales deplorables, sólo por
decisión de la administración, de la policía o del ejército, sin intervención
del poder judicial. Estas detenciones arbitrarias van acompañadas de malos
tratos e incluso torturas, y, en muchos casos, no se respeta el derecho del
detenido a una defensa justa. También son frecuentes, en las dictaduras o en
los países en guerra, las ejecuciones sumarias, es decir, sin juicio previo y
que pueden llegar a afectar a miles de personas, que son asesinadas por su
origen étnico, su religión o ideología política. Los asesinatos en masa de
elevados contingentes de población civil, en la que son numerosas las mujeres y
los niños indefensos, han proliferado en numerosas guerras, y en casos como los
de Bosnia o Ruanda se puede incluso hablar de genocidio.
Pero la violación de derechos humanos también está presente
en algunas esferas de los países más desarrollados y democráticos. Un caso particular es el ámbito doméstico, donde se
ejercen también malos tratos contra mujeres y niños. Por otro lado, la pena de
muerte continúa vigente en la legislación de muchos países, algunos de ellos
con regímenes democráticos.
B.- EL
NUEVO ORDEN MUNDIAL. PRINCIPALES CONFLICTOS A FINALES DEL XX Y PRINCIPIOS DEL
XXI.
En el tránsito entre los dos milenios muchos conflictos
permanecen y otros que venían cociéndose desde hacía tiempo se inician. En este
tema vamos a tratar los conflictos en las dos últimas décadas. Empezaremos por
un breve recorrido por las guerras del siglo XX para cuantificar víctimas y ver
su incremento. Definiremos qué es un conflicto y las fases por las que pasa, y
analizaremos las causas para clasificar estos enfrentamientos.
En un segundo bloque hablaremos de la situación del mundo
tras el final de la Guerra Fría, como de un mundo bipolar se ha pasado a un
mundo unipolar, y cómo la potencia hegemónica interviene en las cada vez más
complicadas relaciones internacionales diseñando un mundo que responda a sus
expectativas pero cuyo diseño es contestado por muchos, pero, sobre todo, por
el terrorismo islámico.
Para concluir estudiaremos algunos conflictos
representativos de varias zonas del planeta, desde Chechenia a Ruanda, pasando
por el conflicto árabe israelí.
I. LOS CONFLICTOS: TRAYECTORIA, CLASIFICACIÓN Y CAUSAS.
1. Las guerras en la segunda mitad del siglo XX.
Se suele considerar al siglo XX como un siglo muy violento,
es cierto, durante la I G. Mundial perecieron 10 millones de personas, durante
la II G. M. 55, y desde 1945 hasta principios del siglo XXI ha habido entre 25
y 45 millones de muertos en numerosos conflictos, una veintena de los cuales
siguen abiertos hoy, pero no son noticia, son los llamados conflictos
olvidados. En total podemos calcular de manera muy poco precisa que pueden
haber perdido la vida en todo el siglo pasado unos 100 millones de personas.
La generalización de las guerras queda confirmada con el
dato de que desde el final de la segunda contienda, sólo 63 países del mundo han estado exentos de
conflictos armados, y el 90 % de esos enfrentamientos bélicos se han
desarrollado en el denominado Tercer Mundo.
Si nos fijamos en la última década del siglo XX podemos
encontrar otro dato significativo, tras el hundimiento del comunismo se han
incrementado los conflictos intraestatales (guerras civiles), mientras que los
conflicto interestatales (donde participan dos estados distintos) se mantienen
con la misma frecuencia que durante la Guerra Fría, eso tal vez es debido a que
muchos conflictos potenciales entre dos países no llegan a la fase violenta por
la mediación o intermediación de otros estados o de organizaciones como laONU,
la Unión Europea…
Otra idea importante es que con frecuencia la guerra tiene
que ver con el grado de desarrollo tecnológico, a mayor grado de desarrollo le
corresponde un mayor comercio mundial y esto conlleva menos guerras entre
estados. Dicho de otra forma –y repitiendo lo que decíamos más arriba- los
conflictos se producen sobre todo en países pobres, y esos enfrentamientos son
más violentos que los que ocurren en los países ricos. En los países desarrollados
las causas de los conflictos son fundamentalmente tres: secesión de un
territorio, lucha por mantener el poder a nivel internacional o la lucha por el
control de los recursos naturales. Por último apuntar que aunque no nace ahora,
si adquiere cada vez mayor importancia un tipo de conflicto muy específico: el
terrorismo internacional y la lucha contra él, que en un futuro inmediato
parece que va a tener mucha importancia.
2.
La clasificación de los conflictos.
Pero la guerra es el último estadio de un conflicto.
Entendemos como conflicto a las tensiones entre dos sectores que pueden o no
desembocar en enfrentamiento armado. Las disputas entre dos partes pueden
tratarse de manera no violenta o de manera violenta y dentro de estas dos
modalidades vemos varios niveles de intensidad. Los conflictos no violentos
pueden ser latentes (que en potencia pueden llegar a hacerse abiertos) y
manifiestos cuando la tensión es evidente pero no se ha llegado a un
conflicto violento. Los conflictos violentos a su vez se dividen en tres
tipos: crisis cuando se produce un riesgo coyuntural de enfrentamiento
abierto; crisis severa cuando se vive un ambiente prebélico; y guerras
que es ya el último estadio del conflicto.
3.
Las causas de los conflictos.
Sería imposible y demasiado simplificador intentar enumerar
y explicar las causas de un conflicto, a menudo son varias, y es necesario
distinguir entre las causas reales y las que se venden a la opinión
pública.
a)
Causas territoriales.
En el pasado explicaban un gran número de guerras, era la
lucha por controlar un territorio. Hoy en día son infrecuentes estas causas
pero siguen existiendo (India y Pakistán por el territorio de Cachemira…). Su
casi ausencia se debe a la actuación de los organismos internacionales. Estos
litigios fronterizos son frecuentes en África donde las fronteras artificiales
de la colonización se respetaron con la independencia.
b) Causas
históricas.
La historia sirve para justificar la rivalidad entre los pueblos, ante una situación de agravio o
explotación, la historia, utilizada siempre de una manera selectiva (usando
siempre los datos que favorecen la causa) justifica ataques, operaciones… En
otros casos la imitación de un pasado lejano sirve de estímulo a acciones
concretas.
c)
Causas económicas.
Las guerras de este tipo son tan antiguas como la humanidad,
las expediciones de rapiña y pillaje son uno de los oficios más viejos de este
mundo. Estas causas son muy importantes, de todas formas, no todas las
guerras son desencadenadas por motivos económicos, aunque todas las
guerras tienen un componente económico fundamental (necesitan recursos para
sufragarlas) y las consecuencias económicas son fundamentales.
d)
Causas étnicas o raciales.
Son también de las más antiguas. Ha sido frecuente el
dominio de un grupo humano por otro e imponiendo al vencido la lengua y la
religión de los vencedores. Este tipo de causas a menudo se mezclan con otras.
Por motivos étnicos recordemos el enfrentamiento entre hutus y tutsis en Ruanda
a mediados de los años noventa.
e)
Falta de democracia y profundas desigualdades sociales.
Hay una relación directa entre democracia, conflictos
armados y paz, a más democracia las instituciones son más estables y las
tensiones se dirimen a través del diálogo y la negociación. Por el contrario,
en democracias precarias o dictaduras un grupo prevalece sobre una masa de
gobernados, el grupo dominante suele poseer casi todos los recursos y el
dominado vivir en la más profunda miseria. De esta forma se explicar guerras
civiles que se localizan casi todas en el Tercer Mundo.
Podemos afirmar que mientras la situación de muchos países
sea de una profunda desigualdad, este hecho se convierte en una fuente
potenciales conflictos.
f) La lucha por los recursos.
La relación entre conflictos armados y recursos o bienes
naturales esenciales para la supervivencia es profunda. Sin tener que pensar
mucho todos podemos asociar el control del petróleo con alguna guerra más o
menos próxima. Este tipo de causas tenderá a ser cada vez más importante a
medida que los recursos naturales esenciales escaseen, y en el siglo XXI será
la clave para entender muchos conflictos.
g)
La lucha por mantener la hegemonía o el prestigio.
Son las campañas o intervenciones abiertas en otros países
que se hacen para garantizar la seguridad o el predominio de un país poderoso.
En la época actual Estados Unidos cumple ese papel, y tras los ataques del 11
de septiembre de 2001 se ha embarcado en una guerra en Afganistán y otra en
Irak. De esto hablaremos enseguida.
II. EL NUEVO ORDEN MUNDIAL, LA HEGEMONÍA DE EE.UU. Y
CONFLICTOS DERIVADOS DE ÉSTA.
1.
La situación internacional tras el final de la Guerra Fría.
Tras décadas de tensión entre los dos bloques, el final de
la Guerra Fría inauguró un nuevo orden internacional dominado política y
militarmente por Estados Unidos, y donde el sistema capitalista es el hegemónico.
La expresión nuevo orden mundial fue acuñada por el presidente
americano George Bush, padre, en 1991, con ellos hacía referencia a una nueva
etapa en las relaciones internacionales caracterizada por la paz y el
entendimiento diplomático entre todos los países. No ha conseguido ninguno de
sus objetivos.
El final de
la Guerra
Fría no supuso la desaparición de todos los conflictos, más bien al contrario,
los multiplicó, las tensiones regionales aumentaron y el sistema no aportó paz
y estabilidad para todo el mundo, se calcula que ascendían a sesenta el número
de conflictos abiertos desde 1991.
En esta situación Estados Unidos es el garante del orden
internacional y de los valores e intereses del sistema capitalista. Para
garantizar este papel multiplica sus intervenciones en varios territorios. A
esas intervenciones que garantizan su supremacía vamos a dedicar el siguiente
apartado.
2.
La primera guerra del Golfo (1990-1991)
El ejército del presidente irakí Sadam Hussein, invadió el
emirato petrolífero de Kuwait el 2 de agosto de 1990, de esta forma controlaba
gran parte de las reservas de crudo del planeta.
Estados Unidos, para obligar a retirarse a Sadam Hussein, formó una coalición internacional de 28 países y con apoyo y cobertura de la ONU
inició un intenso ataque aéreo contra Irak el 17 de enero de 1991, tras la devastación
de Irak, se inició el 24 de febrero la operación terrestre. Como consecuencia de ello
Irak se retiró de Kuwait pero Sadam Hussein siguió en el poder.
3.
La invasión de Afganistán.
Fue iniciada por Estados Unidos en 2002 como respuesta a los
ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, reivindicados por la red
terrorista de Al Qaeda, dirigida por Bin Laden, que tenía su apoyo en el
régimen integrista islámico de los talibanes en Afganistán. Apoyando a la
Alianza del Norte, una fuerza ya residual y casi eliminada por el régimen
talibán, los norteamericanos lograron derribar al gobierno de los talibanes e
imponer un poder aliado en el país. Estados Unidos controló las principales ciudades
del país y demostró que había conseguido lo que no consiguieron los soviéticos
en 1979. De todas formas la operación no parece estar acabada hoy en día pues
la guerrilla talibán controla amplias zonas en la frontera con Pakistán, y
Estados Unidos y otros países mantienen una fuerza militar significativa.
Esta guerra fue la primera respuesta de la potencia
hegemónica al terrorismo internacional y le sirvió a Estado Unidos para
extender su zona de influencia por muchos países vecinos de Afganistán que
anteriormente eran repúblicas soviéticas.
4. La segunda guerra del Golfo (2003-2011).
En su idea de remodelar el mundo según sus intereses, el
presidente George W. Busch, hijo, inició el 19 de marzo de 2003 la invasión de
Irak. La excusa fue la sospecha de que Saddam Hussein poseía armas de
destrucción masiva, sospecha que no fue confirmada posteriormente. En pocas
semanas cayó Bagdad y se estableció un gobierno prooccidental. A diferencia de
la anterior guerra no contó con el respaldo de la ONU actuando Estados Unidos,
Gran Bretaña y sus aliados de manera unilateral y al margen de la citada
organización. De todas formas, lo que se preveía como una campaña para lograr
la estabilidad en la zona consiguió todo lo contrario: enfrentamientos civiles entre la mayoría chií menospreciada por el dictador y la
minoría sunní, enfrentamiento también con los kurdos del norte… todos se han cobrado
ya unas 100.000 víctimas. Como consecuencia de todo este caos el país se ha
convertido en un vivero del terrorismo islámico.
El conflicto demuestra el grado de implicación al que puede
llegar Estados Unidos si el control del petróleo está en juego.
5. La respuesta a la hegemonía estadounidense: el terrorismo
islámico.
Las intervenciones cada vez más contundentes de Estados
Unidos van a ser cuestionadas desde muchos lugares, pero, sobre todo, desde los
países musulmanes. En casi todos estos países existen gobiernos prooccidentales
mientras que una parte importante de la población está en contra de esos
gobiernos a los que considera vasallos de Occidente. A ello hemos de sumar que
en el ya tradicional conflicto entre israelíes y palestinos (árabes) Estados Unidos apoya de manera poco disimulada a Israel, y éste es
un tema muy sensible en la opinión pública de estos países. Por otra parte,
desde la independencia estos países han estado en manos de gobiernos
conservadores que han enarbolado la bandera del nacionalismo como principal
ideología, en detrimento de la religión islámica, y como ideología ha
fracasado, según una parte muy importante de la población, pues no ha dado
respuestas a una crisis económica muy fuerte que ha aumentado las diferencias sociales.
Fruto de estas desigualdades se puede explicar que ante una situación económica
sin salida mucha gente busque el consuelo en una lectura extremista de la
religión. Pero no es tan simple el problema, y cada vez ese islamismo radical adquiere
más adeptos en otras capas sociales como las clases medias o
los grupos acomodados.
Estos grupos terroristas se caracterizan por un fuerte
componente religioso radical, la utilización de tecnología avanzada como
Internet, y un odio visceral hacia todo lo que signifique el mundo occidental.
El radicalismo les lleva en ocasiones a autoinmolarse y a no tener piedad con
la sociedad civil sobre la cual actúan. Las redes terroristas no tienen una
cabeza visible, no están jerarquizadas, son células más o menos conectadas de
tal manera que si cae un grupo no cae la red entera, y eso hace muy difícil su
eliminación. Son responsables de atentados en todo el mundo, desde Bali, a
Nueva York, Casablanca, Madrid… y son la principal amenaza para la seguridad en
las primeras décadas del siglo XXI.
III.
OTROS CONFLICTOS.
Bajo este epígrafe trataremos varios apartados principales:
las guerras generadas tras el hundimiento del comunismo; un ejemplo de
conflicto étnico entre hutus y tutsis en África en los años noventa; un
conflicto latente en el Kurdistán; la Primavera árabe de 2011 y citar
algunos conflictos olvidados como el Sahara Occidental.
1.
Conflictos derivados del hundimiento del comunismo.
Son numerosos, pero de todos ellos destacan dos por su
particular gravedad: el conflicto de Chechenia en el interior de Rusia, los
conflictos en Georgia y las guerras de la antigua Yugoslavia, este último punto
lo tratamos en el tema anterior.
Chechenia
es una región de la Federación
Rusa incorporada por la fuerza al Imperio de los zares en el siglo XIX. La
población es mayoritariamente musulmana y al hundirse la URSS y proclamar su
independencia las quince repúblicas, creen ver llegado su momento. Un
movimiento insurreccional se apodera del territorio y derrota al poderoso
Ejército ruso, todo eso constituye la primera fase de un conflicto que se desarrolló a mediados
de la década de los noventa del siglo pasado. La llegada de Vladimir Putin a la
presidencia de Rusia reabre el conflicto, éste consigue someter a sangre y
fuego el territorio checheno, asolando la zona y recurriendo a medidas legales
e ilegales para mantener el control del territorio, era la segunda fase del
conflicto, a caballo entre los dos siglos.
Georgia
es una de las quince repúblicas que
formaban la Unión Soviética, En su interior, a su vez, varios territorios
proclaman su independencia de Georgia: Abjasia, Azaria y Osetia del Sur. Aunque
el caso de Azaria parece solucionado, Abjasia y Osetia del Sur permanecen
independientes de hecho y los intentos del Gobierno de Georgia por recuperarlos
han fracasado, el último en 2008, pero estos dos territorios secesionistas
cuentan con el apoyo de Rusia que intenta extender por la zona su área de
influencia.
Sin salir del Cáucaso se produjo una guerra entre
Armernia y Azerbayán hasta 1993 por el control de la zona de
Nagorno-Karabaj, zona de mayoría armenia regalada a Azerbayán anteriormente y
territorio sobre el que Armenia mantiene su reclamación.
En la recién independizada República de Moldavia,
vecina a Rumanía, los rusos mayoritarios en el Transdniester, la zona oriental
de Moldavia, se autoproclamaron república independiente, con la consiguiente
oposición del gobierno moldavo y el lógico apoyo ruso.
En Tayikistán también se produjeron tensiones graves y una
guerra civil entre el gobierno y las guerrillas islámicas.
Por otra parte, sobre estos territorios planea las ambiciones
de Rusia, heredera de la Unión Soviética. El intento de recuperar la
hegemonía y ampliar su área de influencia ha llevado al presidente ruso Vladimir Putin a
intervenir activamente en todo el espacio exsoviético: apoyando a minorías
rusófonas en estas repúblicas, ampliando alianzas que le permitan controlar sus
intereses o, lisa y llanamente, invadiendo territorios como la ocupación de
Crimea en marzo de 2014 arrebatándosela a Ucrania.
2.
Las guerras en África. El genocidio hutu en Ruanda.
En África la situación es muy especial. Por encima del
estado, algo de reciente creación, existen otros vínculos más fuertes: la
pertenencia a clanes, tribus o etnias. Por otro lado las fronteras de los
nuevos países descolonizados son totalmente artificiales y bajo un mismo estado
conviven pueblos que se odian desde hace siglos. Además Francia y Estados
Unidos juegan un papel relevante en la zona, disputándose zonas de influencia y
apoyando a unos pueblos contra otros. Podemos poner muchos ejemplos de guerras
africanas: la secular guerra del Congo (antiguo Zaire); la de Sierra Leona; la
de Somalia, país en guerra desde hace decenios; la de Eritrea que se
independizó de Etiopía; la de Sudán; la de Angola que duró veinte años; la de
Mozambique que duró catorce… pero de todas ellas la más grave por dimensiones y
crueldad fue la de Ruanda, paradigma o ejemplo de un conflicto africano.
La guerra de Ruanda. Existen
en esa zona (en torno a los Grandes Lagos africanos), dos grupos étnicos
tradicionalmente rivales: los tutsis que han sido siempre ganaderos y los hutus
que se han dedicado a la agricultura. En Ruanda los radicales hutus en el poder
exterminaron en 1994 a cientos de miles de tutsis y hutus moderados. La
guerrilla tutsi del Frente Patriótico Ruandés derrotó a los hutus, y buena
parte de ellos tuvo que huir a los países vecinos. Fue tal el número de muertos
que se considera uno de los últimos episodios de genocidio del siglo XX.
3.
Un conflicto eterno: israelíes y palestinos entre dos milenios.
Tras cuatro guerras directas entre israelíes y palestinos
(árabes) se inició en 1987 una nueva forma de conflicto: la primera intifada
o enfrentamiento entre los palestinos sometidos que lanzaban piedras al
ejército israelí en los territorios ocupados (Gaza, Cisjordania y
Jerusalén Este). La desigualdad del enfrentamiento más la presión
norteamericana desembocaron en una negociación entre las dos partes que se
inició en Madrid en 1991 y culminó en Oslo en 1993. Según estos acuerdos la OLP
(Organización para la liberación de Palestina) de Yassir Arafat reconocía al
Estado de Israel a cambio de una autonomía provisional de parte de los territorios
árabes ocupados que serían gobernados por la Autoridad Palestina como paso
previo para llegar a un acuerdo final que albergase la existencia de dos
estados independientes. La tensión, sin embargo, no ha desaparecido, en el lado
israelí fue asesinado Isaac Rabin, autor del acuerdo, en el lado palestino la
lentitud de la entrega de territorios más los obstáculos israelíes disparan el
radicalismo de movimientos como Hamás que nunca apoyaron los acuerdos de Oslo.
Llegar al último paso entraña dificultades y discusiones sobre las que es
difícil llegar a acuerdos: cuáles son las fronteras definitivas, qué pasa con
los colonos judíos en las zonas ocupadas, cuál es el papel de Jerusalén, ciudad
reclamada por las dos partes como capital irrenunciable de su Estado…En el año
2000 el movimiento palestino se radicalizó y de tirar piedras se pasó a
perpetrar sangrientos atentados contra objetivos civiles; del lado judío las represalias
son cada vez más sangrientas y se decidió construir un muro hermético que aislara
a los palestinos y que sirviera para evitar los atentados terroristas y que dividía
todavía más el territorio palestino. En la actualidad la situación está
estancada y las dos partes reaccionan de cuando en cuando con una violencia
cada vez más enconada, los moderados de ambos lados se ven desbordados y lejos queda
ya un posible entendimiento, a pesar de los intentos de la comunidad
internacional que impuso la llamada Hoja de Ruta para poner fin al
conflicto, pero que, de hecho, no ha conseguido nada.
4.
Una nación sin Estado: el Kurdistán.
Los kurdos constituyen una nación de unos 35 millones de
personas repartida entre Turquía, Irak, Irán, Siria y Armenia. Son de origen
indoeuropeo y hablan una lengua emparentada con el persa. Desde el punto de
vista religioso son musulmanes sunnitas. Desde tiempos inmemoriales aspiran a
crear un estado independiente, y a punto estuvieron de lograrlo tras la derrota
turca en la I Guerra Mundial, el tratado de Sevres reconocía ese derecho, pero
la reacción de Turquía lo impidió. La mitad, en torno a 19 millones de
personas, vive en Turquía donde han formado partidos que combaten al ejército
turco que les ataca sin contemplaciones, no dudando en atacar sus bases en el
Kurdistán irakí. En Irak fueron reprimidos durante el gobierno de Saddam
Hussein de manera sangrienta, hoy en día gozan de un alto grado de autonomía en
su zona de control. En Irán se encuentran acallados por el régimen chiíta de
los ayatolás. El problema kurdo es una fuente de inestabilidad y tensión en la
zona.
5.
Primavera árabe de 2011.
Con el nombre de Primavera árabe se conoce a
la sucesión de movimientos populares de rebeldía contra regímenes
autoritarios establecidos en los Estados árabes, desde Marruecos hasta Oriente
Próximo. En la raíz de estos movimientos parecen encontrarse motivos económicos
(carestía, escasez, desempleo, desesperanza) y políticos (rechazo a regímenes
corruptos y autoritarios que reservan los principales puestos gubernamentales a
una casta reducida que se aprovecha y lucra de los fondos públicos). Según el
tipo de movimiento y su resultado podemos clasificarlos en varias
clases. En primer lugar estarían las revueltas que acaban con el poder
establecido tras unos días de forcejeo, aquí estaría el caso tunecino,
donde se inició el fenómeno, y Egipto, en los dos casos derrocan a dictadores
perpetuados en el poder con aparente legitimidad democrática. El segundo caso
serían las revueltas populares que encuentran una dura reacción por parte
del aparato represor del Gobierno, desembocando en guerras
civiles. Sería el caso de Libia y la todavía guerra civil inacabada
de Siria. No faltan tampoco ejemplos de revueltas aplastadas desde sus inicios,
el caso típico es el emirato de Bahrein en el golfo Pérsico. Por último, en
muchos casos los gobiernos se adelantan y aprueban medidas
democráticas para frenar las insurrecciones: Marruecos, Arabia,
Jordania serían los casos más típicos.
6.
Los conflictos olvidados.
Con ese nombre nos referimos a una gran cantidad de
conflictos de todo tipo que siguen activos pero que no son noticia, se calcula
que hay en torno a una veintena en la actualidad. Unos conflictos están
activos, otros en vías de solución y otros en un impasse de espera.
En el Sahara Occidental se vive pendiente de un
referéndum desde 1975, año en que España entregó el territorio a Marruecos y
Mauritania, faltando a la promesa dada a los saharauis, miles de ellos viven en
el desierto argelino un exilio cuyo fin no acaba de llegar.
En Sri Lanka (antigua Ceilán) la guerrilla tamil del norte
ha mantenido una guerra contra la mayoría cingalesa que ha dejado más de 70.000
muertos, el conflicto se dio por terminado el 20 de mayo de 2009 al ser cercado
y derrotado el último bastión tamil en el norte de la isla. Es de los pocos
conflictos a los que se llega a un final definitivo tras años de
enfrentamientos.
Sudán, uno de los países más pobres de África, aparece en
las noticias de cuando en cuando por la catástrofe humanitaria en la zona de
Darfur. Aquí se enfrenta un gobierno islamista con los habitantes del sur que
son cristianos y animistas. El acuerdo entre las partes posibilitó la
independencia del sur y surgió el país más joven del planeta: Sudán del Sur.
Un capítulo aparte sería hablar de la financiación de estas
guerras que en tiempos de la Guerra Fría eran pagadas por las superpotencias y
sus aliados, ahora las fuentes de financiación han cambiado y el narcotráfico,
el comercio de diamantes o el control de los recursos prorrogan guerras
interminables que bloquean el salto de esos países hacia el desarrollo. En todo
caso las armas que se usan son americanas, europeas y rusas y suponen un gran
negocio para los países desarrollados.
C.- UN MUNDO GLOBALIZADO.
La Globalización es un término difícil de definir porque
es un proceso de formación de una sociedad a escala mundial que combina
aspectos políticos, financieros, económicos, tecnológicos, sociales,
ecológicos, etc, que se desarrollan a nivel mundial.
En este proceso se advierten dos variables, la financiera y la comercial, y su origen está en los avances tecnológicos, en la combinación de tecnologías de la información y de las comunicaciones, y de la apertura de los mercados de capitales. Estos nuevos procesos permiten que las instituciones y las personas de todo el mundo se relacionen e interactúen entre sí.
Todo ello implica la existencia, de modo progresivo, de un mayor grado de dependencia entre las diferentes regiones y países del mundo, principalmente en los aspectos comerciales, financieros, de turismo y de comunicación. Este mayor nivel de implicación afecta no sólo a las condiciones económicas de los países, sino también, a sus condiciones sociales, demostrando su carácter profundamente político.
El presente tema lo iniciaremos con un intento de definir el fenómeno, lo continuaremos con las características de la economía global, hablaremos del crecimiento económico y el aumento de las desigualdades, del papel de los estados y terminaremos hablando del rechazo que genera en los llamados movimientos antiglobalización.
1. ¿Qué es la globalización?
En sentido estricto, la globalización o mundialización es el conjunto de características que definen el capitalismo de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Se trata de un fenómeno histórico que se ha plasmado en la interdependencia económica de la práctica totalidad de los países de la Tierra.
Ahora bien, la globalización es algo más que una profunda transformación de la economía. No solamente los procesos productivos o financieros se han hecho más interdependientes, también lo han hecho las sociedades, las actuaciones políticas y la cultura.
2. Las características de la economía global.
Si nos centramos en la economía, los rasgos más notables de la globalización que está actualmente en marcha son seis:
En este proceso se advierten dos variables, la financiera y la comercial, y su origen está en los avances tecnológicos, en la combinación de tecnologías de la información y de las comunicaciones, y de la apertura de los mercados de capitales. Estos nuevos procesos permiten que las instituciones y las personas de todo el mundo se relacionen e interactúen entre sí.
Todo ello implica la existencia, de modo progresivo, de un mayor grado de dependencia entre las diferentes regiones y países del mundo, principalmente en los aspectos comerciales, financieros, de turismo y de comunicación. Este mayor nivel de implicación afecta no sólo a las condiciones económicas de los países, sino también, a sus condiciones sociales, demostrando su carácter profundamente político.
El presente tema lo iniciaremos con un intento de definir el fenómeno, lo continuaremos con las características de la economía global, hablaremos del crecimiento económico y el aumento de las desigualdades, del papel de los estados y terminaremos hablando del rechazo que genera en los llamados movimientos antiglobalización.
1. ¿Qué es la globalización?
En sentido estricto, la globalización o mundialización es el conjunto de características que definen el capitalismo de finales del siglo XX y principios del siglo XXI. Se trata de un fenómeno histórico que se ha plasmado en la interdependencia económica de la práctica totalidad de los países de la Tierra.
Ahora bien, la globalización es algo más que una profunda transformación de la economía. No solamente los procesos productivos o financieros se han hecho más interdependientes, también lo han hecho las sociedades, las actuaciones políticas y la cultura.
2. Las características de la economía global.
Si nos centramos en la economía, los rasgos más notables de la globalización que está actualmente en marcha son seis:
- El primer rasgo es el aumento espectacular de los flujos financieros internacionales, muy por encima de les intercambios de bienes y servicios. Como consecuencia de ello, han aumentado igualmente las inversiones directas de capital en el exterior. Las bolsas son los verdaderos centros económicos de la globalización.
- También se ha producido una fuerte expansión del comercio internacional. Pero este comercio se distribuye desigualmente. Los principales flujos comerciales tienen su destino y su origen en Estados Unidos, Europa y Japón. A estas áreas se sumarían después los llamados “dragones asiáticos” y recientemente China. Fuera de las zonas citadas, los flujos comerciales son mucho más reducidos.
- Los movimientos internacionales de capital han favorecido la concentración empresarial, proceso evidente en las numerosas fusiones de empresas que se han producido en los últimos años.
- Las multinacionales han sido uno de los principales actores de la globalización. Sus dimensiones internacionales y sus enormes recursos - muchas de ellas poseen más capacidad financiera que muchos Estados- les conceden una gran influencia tanto sobre los gobiernos como sobre las instituciones económicas internacionales. Ellas son las que han perseguido con más ahínco la creación de un mercado mundial libre de regulaciones. Puede afirmarse también que son la mejor representación del capitalismo actual, ya que, cada vez más, concentran el poder económico en manos de unos pocos.
- Las empresas multinacionales han impuesto un nuevo modelo de organización de la producción, basada en la producción integrada a nivel internacional. Las empresas localizan cada fase de la producción en la zona del mundo que consideran más adecuada. Generalmente, las funciones más sencillas e intensivas en mano de obra se localizan en los países subdesarrollados, mientras que las que requieren más cualificación lo hacen en los países desarrollados. Se está produciendo una deslocalización empresarial, pues las compañías están cerrando parte de sus empresas en los países desarrollados para trasladar la producción a países subdesarrollados, donde tienen que pagar salarios menores y donde la legislación social y medioambiental es muy suave o casi inexistente.
- Finalmente, la globalización también ha supuesto la reducción de la intervención del Estado en los aspectos económicos y sociales.
Ya desde el final de la Segunda Guerra Mundial, se
produjo una tendencia al aumento de las relaciones comerciales internacionales
y del peso de las multinacionales en la economía. Pero dos circunstancias de
las últimas décadas han intensificado el proceso de mundialización económica:
- En primer lugar, para salir de la crisis años setenta, los Estados y las empresas intentaron ampliar los mercados. Para ello se aceleró la caída de las barreras que ponían los países a la entrada de productos extranjeros y las empresas flexibilizaron e internacionalizaron sus estructuras.
- Pocos años después, el derrumbe del bloque comunista abrió al capitalismo importantes mercados y nuevas posibilidades de expansión.
Para que se produjera la globalización han sido necesarios un conjunto de factores:
- En primer lugar, se ha desarrollado una ideología que la sustenta: el neoliberalismo. Esta corriente de pensamiento constituye una versión radical del liberalismo económico. Su principal postulado es la no intervención del Estado en los aspectos económicos, pues defiende que el interés privado, sin cortapisas, es capaz de hacer funcionar la economía sin necesidad de ningún tipo de regulación estatal. Para ellos, el principal valor es la denominada libertad económica. El neoliberalismo surgió con fuerza en la década de los ochenta del siglo XX en Estados Unidos y Reino Unido -de la mano de Ronald Reagan y Margaret Thatcher-, pero también ganó adeptos en los gobiernos socialdemócratas que, poco después, gobernaron algunos países europeos.
- En segundo lugar, la globalización solamente ha sido posible gracias a los cambios que han conformado la llamada sociedad de la información. Sin la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (informática, Internet, telecomunicaciones...) habría sido imposible organizar la producción a escala mundial o mover los capitales de un punto a otro del planeta en cuestión de segundos.
- En tercer lugar, la globalización ha sido posible por la puesta en marcha por los gobiernos de políticas de liberalización de los mercados financieros, que han facilitado la entrada y salida de los capitales, y de políticas de eliminación de las barreras aduaneras, que han favorecido que los productos de un país se vendan en todo el mundo sin sufrir aranceles adicionales. Estos acuerdos han sido el resultado de distintas rondas de negociación en el seno de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
4. Crecimiento económico y pervivencia de las desigualdades.
A partir de la década de los años ochenta se configuró una etapa de fuerte crecimiento económico a nivel planetario que ha llegado hasta nuestros días. Las cifras de todas las variables económicas -comercio, inversión finanzas, PIB, etc.- mostraron una progresión y una aceleración que solamente se dio, en estas magnitudes, durante la etapa de expansión de los años cincuenta y sesenta del siglo XX.
Resulta evidente que se ha producido un aumento de la riqueza mundial en las últimas décadas. También es obvio que se han registrado algunos avances socioeconómicos generales destacables, sobre todo en temas sanitarios y educativos. Pero, a pesar de estos datos favorables, los beneficios de la globalización no se han repartido equitativamente.
a) Pervivencia de las desigualdades económicas entre Estados.
La desigualdad en la riqueza de los países ha crecido en los últimos cincuenta años. Los datos hablan por sí solos:
- En las últimas cuatro décadas la renta de los 20 países más ricos creció un 300 %, mientras que la de los 20 países más pobres creció solo un 26 %.
- Los 20 países más ricos utilizan el 74% de las líneas telefónicas mundiales; los 20 más pobres, el 1,5 %.
- Los 20 países más ricos consumen el 58 % de la energía mundial; los 20 más pobres, el 4 %.
Los más beneficiados por el fenómeno de la globalización han sido los países desarrollados, que controlan las grandes instituciones económicas internacionales - FMI, OMC, Banco Mundial- y han establecido unas regulaciones muy favorables para sus intereses. Los países desarrollados han encontrado nuevos mercados para sus productos, al desaparecer las barreras aduaneras como consecuencia de las políticas liberalizadoras. Su elevada capacidad tecnológica, alta productividad y eficacia económica han conquistado los mercados de los países subdesarrollados, aunque esto ha beneficiado a ambas partes.
Por su parte, los países subdesarrollados se han beneficiado en mucha menor medida. Estos países han continuado desempeñando el papel de exportadores de materias primas y de ensambladores de productos manufacturados con bajo valor añadido. Incluso en algunos sectores, como el agrario, donde las ventajas competitivas de estos Estados son mayores por sus bajos salarios, el proteccionismo y las subvenciones gubernamentales de los países desarrollados se han encargado de anular dichas ventajas. Es decir, la globalización no ha eliminado sustancialmente las condiciones favorecedoras del subdesarrollo.
Dentro de los países subdesarrollados, solamente China e India y, un poco antes, las economías de los llamados «dragones asiáticos», han registrado un rápido y sostenido crecimiento económico. Ello les ha permitido mejorar ostensiblemente sus niveles socio-económicos y comenzar a salir de la situación de subdesarrollo. Pero en África, Oriente Medio y América Latina los niveles de ingresos han caído en términos relativos.
La pobreza, por tanto, no ha desaparecido ni ha disminuido ostensiblemente. Todavía en 2001 más de 1.100 millones de personas vivían con menos de un dólar al día. Esta situación es más evidente en el África subsahariana y en el Asia meridional y central; pero incluso en Europa ha aumentado la cantidad de personas sumidas en la pobreza, especialmente en los antiguos países socialistas.
b) Las desigualdades dentro de cada país.
Las desigualdades no solamente se manifiestan entre Estados, también son visibles a nivel interno de cada país. En la mayoría de las economías desarrolladas, las diferencias internas disminuyeron entre 1950 y 1970. Pero, a partir de esa fecha, han tendido a estabilizarse o aumentar.
- En los países desarrollados se explica por el desmantelamiento del Estado de Bienestar en algunos países.
- La desigualdad interna aumentó espectacularmente en la Europa del este durante los años noventa. La causa fue la desaparición de toda la protección social que proporcionaban los regímenes socialistas.
- En otras zonas, como América Latina o África, los niveles de desigualdad, ya altos, se ampliaron todavía más en los años ochenta y noventa.
En la mayor parte de los países, las diferencias de ingresos se hallan vinculadas también a la división entre el medio rural y el medio urbano. En general, las zonas rurales han visto un deterioro de sus ingresos, especialmente en Asia, África y América Latina. El deterioro de la agricultura y la ganadería de estos países han provocado intensas corrientes migratorias hacia las ciudades, donde la población se asienta en suburbios sin ningún tipo de infraestructuras, en chabolas que se extienden sin fin.
5. El Estado y la globalización.
La globalización también ha tenido efectos políticos y ha influido poderosamente dentro de los Estados:
- Numerosos Estados disponen ahora de menos poder que muchas empresas multinacionales. El gigantesco poder económico de estas les confiere una capacidad de influencia enorme sobre las decisiones de los gobiernos de países débiles o pequeños.
- La preponderante ideología neoliberal tiende a hacer prevalecer las consideraciones económicas por encima de cualesquier otras. La política pasa a estar subordinada a la economía, y las consideraciones sociales o medioambientales se desplazan a un segundo plano.
- Los organismos internacionales -BM, FMI, OMC, BCE, UE, etc.- van adquiriendo, cada vez, cotas de mayor poder. Estos organismos determinan a menudo las políticas económicas de bastantes Estados y sus decisiones afectan a la vida de muchas personas. Se está produciendo, por tanto, una pérdida de soberanía del Estado-nación frente a los grandes poderes económicos supranacionales.
Pero, además, los órganos directores de estos organismos no se eligen democráticamente, sino que son los países más poderosos económicamente los que, en realidad, dirigen estas instituciones. En consecuencia, estos organismos toman decisiones que afectan a nuestra vida sin que tengamos, como ciudadanos, capacidad de influencia sobre ellos.
6. Los movimientos antiglobalización.
Los movimientos antiglobalización son un conjunto heterogéneo de fuerzas sociales y políticas que tienen en común su crítica a los postulados neoliberales que, según ellos, tiene la globalización en sus términos actuales.
Se trata de grupos de distintos países, e incluso de ideologías muy diversas. Forman parte de este movimiento organizaciones no gubernamentales como Intermón-Oxfam; colectivos como el Movimiento por la Justicia Global, el Foro Social Mundial, la organización ATTAC (Asociación para la Tasa Tobin [Propuesta del Premio Nobel de Economía James Tobin para crear un impuesto sobre las transacciones financieras internacional. El objetivo principal del impuesto era evitar la especulación monetaria.] y la Acción Ciudadana), la Marcha Mundial de Mujeres, el Movimiento de Resistencia Global (MRG); y muchas personalidades individuales. Como puede observarse, no se trata de un Único grupo organizado ni tampoco existen unos líderes reconocidos mundialmente. Es más bien -como ya ha sido calificado- un movimiento de movimientos.
Algunos de estos grupos llevan ya mucho tiempo trabajando contra las premisas deja actual globalización. Pero el movimiento comenzó a cobrar auge a partir del éxito de la protesta que se organizó en la ciudad estadounidense de Seattle en 1999 contra la reunión de la OMC (Organización Mundial del Comercio) que se celebraba en ella. A partir de ahí se han convocado protestas en cada ciudad que acogía alguna asamblea de la OMC, el FMI, el Foro Económico Mundial o el G8: Praga, Washington, Londres, Québec, Génova, Barcelona, Rostock, etc.
La ideología del movimiento es, por su misma composición, muy variada. En general se puede englobar bajo el calificativo de izquierdas. Pero se halla muy alejada de los paradigmas tradicionales de esta ideología: la socialdemocracia y el marxismo. Bajo su paraguas aparece un amplio abanico ideológico: el anticapitalismo, el ecologismo, el antimilitarismo, el anarquismo, pero también otros movimientos antisistema más radicalizados, violentos y de ideología más difusa.
Su base social es muy extensa y, desde luego, va más allá de la que le puedan proporcionar unos cuantos grupos radicalizados pero minoritarios. Su capacidad de convocatoria es mucho más amplia y ha logrado atraer no solamente a los jóvenes, sino también a sectores importantes del movimiento obrero y campesino, a grupos cristianos, etc. En algunos casos ha demostrado mayor poder movilizador que los partidos y sindicatos de la izquierda tradicional.
Una de las novedades de este movimiento es el uso que hace de las nuevas tecnologías y concretamente de Internet. Esta herramienta se ha utilizado para vertebrar el movimiento, para transmitir informaciones rápidamente entre sus miembros y al resto de la sociedad, y para agilizar enormemente su capacidad de convocatoria. Para cumplir esta función existen una serie de páginas web que sirven de referentes del movimiento. De esta manera ha sabido emplear, para combatir la actual globalización, uno de los instrumentos que más ha contribuido a crearla.
El análisis de sus propuestas puede permitimos conocer mejor a este movimiento, aunque sin olvidar que su heterogeneidad complica mucho cualquier generalización. Siendo rigurosos habría que hablar de partidarios de una globalización alternativa, más que de antiglobalizadores. El modelo de globalización que reclaman debería contener los siguientes aspectos:
- Un predominio de la política y de la democracia sobre la economía. De ahí que critiquen la falta de transparencia de los organismos económicos internacionales y su déficit democrático.
- La aplicación de políticas favorables a los países subdesarrollados.
- La globalización de los derechos humanos a través de una justicia universal.
- La generalización de los derechos sociales y económicos a todos los países.
- El respeto a los derechos de género en todo el planeta.
- El respeto al medio ambiente, que es un valor por encima de la economía.
- La búsqueda de un modelo de desarrollo sostenible.
Su crítica no va dirigida tanto a la globalización en sí como al modelo actual. Para ellos, este modelo ha logrado ciertos beneficios, sobre todo para los países desarrollados y las empresas multinacionales, pero ha ocasionado también un mayor número de perudicados.
Para plasmar sus críticas y elaborar propuestas, algunos grupos partidarios de una globalización alternativa crearon el Foro Social Mundial. Estos foros son reuniones anuales de los diversos grupos que componen el movimiento en las cuales se coordinan y se proponen estrategias y alternativas. El primero de ellos se celebró en la ciudad brasileña de Porto Alegre en 200l.
Las mayores críticas que se le han hecho a este movimiento se han basado en la heterogeneidad de sus miembros y en la consecuente debilidad de sus propuestas alternativas. Se les ha acusado igualmente de dispersión y de falta de coherencia. Por otro lado, los comportamientos violentos de algunos- grupos minoritarios en las grandes concentraciones de protesta han logrado distorsionar la imagen general del movimiento, al presentado como partidario de la violencia y la radicalidad.