BLOQUE 1. RAÍCES DEL ARTE EUROPEO. EL LEGADO DEL ARTE CLASICO:
02 EL ARTE ROMANO
Busto romano de Antínoo. Museo del Louvre, París. |
1. Introducción
2. Arquitectura y ciudad
- La ciudad romana
- Aspectos técnicos y constructivos
- Tipologías de la arquitectura romana
3. Escultura. El retrato y el relieve histórico
1. INTRODUCCIÓN
A partir del siglo III a. C., Roma se convierte en la potencia dominante del Mediterráneo. Desde entonces, se hace notar la influencia del arte griego, por el que los romanos sintieron verdadera fascinación.
Desde el siglo I a. C., se puede hablar propiamente de “arte romano”, configurado a través de la mezcla de elementos griegos, itálicos, provinciales y los de aportación propia.
De un modo general, podemos decir que las principales aportaciones romanas fueron:
- Un desarrollo de la arquitectura y la ingeniería con un sentido eminentemente práctico. Roma, la capital, se convirtió en una gran obra de arte a escala urbanística.
- En escultura, las aportaciones propiamente romanas son el retrato y el relieve histórico.
En el siglo III de. C., el Imperio entra en una grave crisis, tanto interna (política, social y económica) como externa (la presión de los pueblos bárbaros sobre las fronteras). El poder se hizo más autoritario y las ciudades perdieron importancia respecto al campo. Desde un punto de vista ideológico, ganaron peso la espiritualidad y la irracionalidad. Hasta hace poco, se consideraba una época de decadencia con escaso interés artístico. Pero, últimamente, de este arte “tardorromano” se destaca su originalidad, además de que en él hay que incluir las primeras manifestaciones del arte cristiano, que tanta importancia adquirió en la Edad Media.
2. ARQUITECTURA Y CIUDAD
LA CIUDAD ROMANA
El mundo romano fue, sobre todo, un mundo de ciudades, con una rica vida política, económica y cultural, y con un amplísimo nivel de equipamientos públicos. Estas ciudades, además, estaban unidas entre sí por un eficaz sistema de comunicaciones: calzadas, puentes, puertos, etc.
El sistema que los romanos utilizaban para la fundación de ciudades era como sigue:
- Los augures (sacerdotes-adivinos) consultaban los auspicios y marcaban el territorio sagrado.
- Con un arado, se marcaba el surco (pomerium) que delimitaba los límites de la ciudad.
- A continuación, se trazaban dos ejes: el cardo, de norte a sur, y el decumanus, de este a oeste. El espacio quedaba dividido en cuatro partes.
Este esquema, mezcla de superstición religiosa y sentido práctico, se aplicó también a la organización de los campamentos militares, que fueron origen de numerosas ciudades.
El centro neurálgico de las ciudades romanas era el foro, situado siempre en el cruce del cardo y el decumanus. En él se desarrollaban las actividades políticas, económicas y algunas de las religiosas, lo que significaba que era el principal lugar de encuentro de los ciudadanos.
Los habitantes de estas ciudades vivían en casas muy diferentes según la categoría social:
- La casa romana de las clases acomodadas, la domus, era una vivienda unifamiliar cerrada sobre sí misma y organizada en torno a un patio. En el centro de este había un estanque, el impluvium, que recogía el agua de la lluvia. Las habitaciones se distribuían en torno al patio. Las principales habitaciones eran:
- El tablinum, despacho del pater familias, desde el que se gestionaban los negocios y que servía de archivo para los documentos.
- El triclinium o comedor.
- A veces, en la parte trasera había un huerto, que, a medida que estas familias pudientes fueron refinando su gusto, se fue convirtiendo en jardín porticado rodeado de columnas y adornado con valiosas obras de arte.
- Las grandes familias poseían también villas campestres, mucho más abiertas al paisaje y la naturaleza. En ellas, muchos romanos desarrollaron el otium, opuesto al negotium, consistente básicamente en llevar una vida tranquila de cultivo del espíritu.
- La mayoría de los habitantes vivía en insulae, casas de vecinos con pésimas condiciones de salubridad y seguridad (se derrumbaban o incendiaban con frecuencia).
Un rasgo esencial de las ciudades romanas era el amplio equipamiento colectivo (al que no referiremos más adelante) que satisfacía las necesidades materiales y espirituales de los ciudadanos.
ASPECTOS TÉCNICOS Y CONSTRUCTIVOS
La arquitectura romana presenta con frecuencia formas derivadas de los órdenes clásicos (añade uno, el “compuesto”, formado con elementos jónicos y corintios). Pero está lejos de ser una simple copia. Con respecto a la griega, presenta dos grandes grupos de innovaciones:
- Un desarrollo espectacular de los aspectos técnicos y constructivos, hasta el punto de que parte de su arquitectura puede ser considerada ingeniería.
- Una mayor variedad de tipos de edificios
Con respecto a los aspectos técnicos, podemos afirmar que los romanos consideraron siempre la solidez constructiva (firmitas) como lo primero a tener en cuenta cuando se diseñaba un edificio. Prueba de que lo hicieron bien es que muchos de sus edificios se mantienen en pie dos mil años después.
Para que esta solidez fuese posible utilizaron nuevo materiales de construcción. Se siguió utilizando la piedra, se usó el ladrillo, pero el material romano por excelencia es el hormigón:
- Compuesto por agua, arena, cal y materiales aglutinantes diversos.
- Al secarse, adquiría una consistencia pétrea, pero era lo suficientemente moldeable que permitía construir formas, como las bóvedas, que de otra forma no hubieran sido posibles.
- Sin esta técnica, hubiesen sido imposibles algunos de los edificios romanos que más admiramos: el Panteón, el Coliseo o las termas de Caracalla.
El muro romano estaba compuesto por un núcleo de algodón revestido en sus caras externas por ladrillo o piedra. La forma del revestimiento daba lugar a los diversos tipos de muro:
- Opus incertum, recubierto de pequeñas piedras o trozos de material cerámico.
- Opus reticulatum, en el que en el hormigón fresco se hincaban pequeñas piezas piramidales de ladrillo o de tufo volcánico. Este muro, el más usado, tenía un aspecto de pequeñas hiladas paralelas dispuestas en sentido oblicuo. Era el más usado.
- Opus quadratum, formados por bloque de piedra colocados de forma regular, a veces sin usar mortero.
La solidez de las construcciones romanas se basó también en el empleo de arcos de medio punto y bóvedas, unas estructuras que los griegos conocían pero habían usado poco. Un buen ejemplo es el Coliseo de Roma.
Frente a los griegos, que yuxtaponían los edificios sin establecer un orden previo, en Roma domina la concepción simétrica axial de los conjuntos. Es decir, se trazaba un eje, y se construía exactamente lo mismo a la derecha y a la izquierda del mismo.
TIPOLOGÍAS DE LA ARQUITECTURA ROMANA
1. Un lugar muy importante ocupaban las termas, baños públicos en los que, además de servicios higiénicos, eran lugares de encuentro y relación social:
- Como mínimo, tenían los siguientes servicios: vestuario, salas con piscinas de agua fría (frigidarium), templada (tepidarium) y caliente (caldarium).
- Su tamaño variaba desde pequeños edificios hasta conjuntos enormes como las termas de Caracalla o Diocleciano.
- Estaban iluminadas por ventanas semicirculares partidas en tres por dos montantes. Es la llamada ventana termal, que tanto éxito tendría en el Renacimiento (fue utilizada, por ejemplo, en el Monasterio de El Escorial).
2. El teatro romano es heredero directo del griego. Sus diferencias arquitectónicas tienen que ver con las diferencias literarias (existe una gran diferencia entre las tragedias de Sófocles o Esquilo y las comedias de Plauto o Terencio). La orchestra se hace más pequeña y se agranda el escenario.
Ejemplos importantes que aún se conservan, por lo menos en parte, son el teatro de Marcelo en Roma y el de Mérida.
De arquitecto desconocido, el teatro de Mérida fue construido, en el año 18 a. C. Su planta se compone de cuatro elementos:
- La cávea (graderío)
- La orchestra, en la que actuaba el coro.
- El proscenio, rectangular, era el lugar en el que situaban los actores.
- La escena, que cierra completamente el semicírculo.
Detrás de la escena, existía un conjunto (hoy perdido casi en su totalidad) con una galería porticada para que se refugiara el público en caso de lluvia, jardín, biblioteca, etc.
El teatro de Mérida se diferencia del modelo clásico romano en que la parte inferior de la cávea está excavada en una pequeña colina.
La cávea, que podía acoger a unos 5000 espectadores, está dividida en seis sectores radiales (siete escaleras).
Los teatros romanos no solo acogían representaciones teatrales sino también celebraciones, reuniones políticas, juegos, etc. En el caso de Mérida, la desproporción entre su gran tamaño (hemos dicho que cabían más de 5000 personas) y la población de la ciudad nos lleva a pensar que acudían al mismo personas de los alrededores.
3. Formalmente, el anfiteatro es la unión de dos teatros. Usado para las luchas de gladiadores. El mejor ejemplo, aunque no único es el Coliseo de Roma.
Llamado también Anfiteatro Flavio, se trata de una obra de arquitecto desconocido. encargada por el emperador Flavio Vespasiano. Fue construido en el siglo I de nuestra era (72-80 d.C.)
En el siglo I d. C., Roma estaba en su apogeo. El emperador dominaba un territorio que abarcaba todo el Mediterráneo, además de la Galia, Asia Menor, las Islas Británicas, etc.
Tras su inauguración, en el año 82, se convirtió en el anfiteatro más grande del mundo y en modelo para construcciones similares. Vespasiano lo mandó construir como regalo al pueblo, lo que potenciaba la imagen benefactora del poder y la idea de que a los ciudadanos romanos se les conquistaba con “panem et circenses”.
En el Coliseo se ofrecían espectáculos gratuitos de lucha de gladiadores entre sí y con fieras salvajes. El gusto en Roma por los espectáculos violentos era tal que había cazadores especializados en capturar fiera en Asia y África.
Además de estas luchas, se escenificaban batallas, incluso batallas navales y cazas de cocodrilos inundando la arena.
La fachada, sustentada en un estilóbato, es famosa por la acertada superposición de los tres órdenes griegos. Cada piso se plantea como una sucesión de arcos de medio punto sostenidos por columnas (dóricas, en el primer piso; jónicas, en el segundo; corintias, en el tercero).
En origen, todo el exterior estaba cubierto de estuco para mejorar su aspecto.
El Coliseo es un ejemplo perfecto de la combinación de la arquitectura arquitrabada griega con el uso del arco de medio punto, que servía de elemento sustentador, de decoración y de base para otro elemento básico, las bóvedas de cañón y de crucería.
La joya del edificio es su gradería, a la que se accede desde los arcos del primer piso. Este genial sistema permitió la construcción de kilómetros de pasillos y galerías anulares, coronadas por bóvedas de cañón y de arista. De esta manera, 50.000 espectadores podían evacuar el edificio en solo tres minutos.
La arena era un espacio elíptico de 74x46 metros en el que se llevaban a cabo los actos anteriormente citados. El subsuelo de la arena disponía de un sistema de pasillos, escaleras y habitaciones diseñado para facilitar los espectáculos. Contaba con ascensores de polea para transportar las fieras hasta la superficie y un sistema de impermeabilización para transformar la arena en una piscina de metro y medio de profundidad.
4. El templo. El más típico es el partía del modelo griego pero modificado según el estilo etrusco: colocado sobre un alto podio, solo tenía escalones por la parte frontal. Las columnas están casi siempre integradas en el muro no tienen valor sustentante, solo ornamental. De este tipo, el mejor conservado es la llamada Maison Carrée de Nimes (Francia). Fue construido, por un arquitecto desconocido, el 16 a.C., en Nimes (Francia).
Este templo es el arquetipo del templo romano de planta cuadrangular. Se construyó para honrar al emperador Octavio Augusto y fue un símbolo de la política de unificación del Imperio a través de la construcción de edificios de tipología romana en los territorios conquistados.
Los romanos siguieron el modelo de templo griego: planta rectangular o circular, órdenes y forma de los entablamentos. Pero aportó dos novedades: eliminación del opistódomo, lo que significaba que el edificio constaba de una cella única, y construcción de un podio para elevar el templo.
Colocada sobre un podio, la Maison Carrée tiene un pórtico con columnas de gran altura (17 m), al que se accede a través de una escalinata. Además de por su altura, el pórtico se caracteriza por su profundidad, lo que contribuye a resaltar la parte frontal.
El resto de edificio se estructura a partir de 20 columnas adosadas al muro que rodea el templo.
Las columnas, muy estilizadas, son de tipo corintio. El fuste es acanalado y los capiteles están decorados con hojas de acanto y otros adornos florales.
El entablamento está formado por un arquitrabe de tres franjas, el friso y la cornisa. El conjunto se completa con un frontón liso y su correspondiente cubierta a dos aguas.
Hubo otros tipos de templo:
- Los grandes santuarios escalonados en terrazas. Ejemplo: Palestrina.
- Templos circulares. Ejemplo: el de Vesta en Roma.
Un caso especial de templo es el Panteón. Construido en torno al 120 d.C. por un aarquitecto desconocido, aunque algunas fuentes hablan de Apolodoro de Damasco.
El Panteón es uno de los edificios más importantes de la Historia del Arte. Primero, porque supuso un gran avance técnico respecto a todo lo que se había construido anteriormente; segundo, por la gran repercusión posterior que ha tenido.
Una de acepciones de la palabra panteón es “templo para todos los dioses”. Y este parece ser que fue la función del edificio desde su construcción.
El origen del edificio está en el siglo I a.C. y se atribuye a Agripa, importante general de la época de Augusto (en el frontón hay una inscripción que lo atestigua). Lo que se construyó en tiempos de Agripa debió estar en el lugar que hoy ocupa el templo clásico que da acceso a la inmensa rotonda.
Posteriormente, el edificio fue restaurado en varias ocasiones y, por causas que no conocemos, se decidió su reconstrucción total en el siglo II d.C., dando lugar a la obra que hoy conocemos.
Distinguimos tres partes en el edificio:
- a) Un templo clásico, con ocho columnas corintias al frente y otra ocho laterales en grupos de cuatro que sostienen un frontón.
- b) Un espacio rectangular, que sirve de transición.
- c) Un espacio circular, rematado con una cúpula de 43 metros de altura. Es esta cúpula lo que supuso un hito en la historia de la arquitectura. Al entrar, vemos una serie de columnas y pilastras, que se alternan con ocho hornacinas que debieron albergar las estatuas de los dioses. Estos elementos sirven de soporte a la cúpula, media esfera con casetones labrados que van disminuyendo de tamaño a medida que se acercan al lugar más alto, lo que sirve para reforzar la perspectiva. Arriba, en el centro, se abre un hueco de nueve metros de diámetro, único punto por el que el edificio recibe luz.
Los materiales son los característicos del Imperio romano: ladrillo y hormigón.
5. La basílica sí es un edificio romano original. Tenía funciones comerciales, financieras y de administración de justicia. Consiste en una gran sala rectangular (a veces, los lados cortos están en ábside), cubierta por grandes bóvedas y con el interior dividido con columnas. La más grandiosa fue construida al final del Imperio (iniciada por Magencio y terminada por Constantino). Es el tipo de edificio que eligieron los cristianos como modelo para sus primeras iglesias.
6. Monumentos funerarios. La arquitectura funeraria estaba ubicada, por ley, fuera de los límites de las ciudades, marcados por el pomerium. Hubo una gran variedad formal:
- En forma de horno, como la tumba del panadero Eurisaces.
- Forma de pirámide tenía la de Cayo Cestio.
- Y forma cilíndrica, la de Cecilia Metela. Este tipo será el utilizado para los grandiosos mausoleos de los emperadores Augusto y Adriano: grandes cilindros de hormigón y ladrillo servían de base a una colina artificial poblada de árboles y coronada con la imagen del difunto. El mausoleo de Adriano era tan grande que los papas, en la Edad Media, lo convirtieron en fortaleza. En la actualidad, lleva el nombre de Castel Sant’Angelo.
- Hubo también grandes columnas con carácter funerario, pues servían para albergar las cenizas del difunto. Es el caso de las de Trajano, Antonino Pío y Marco Aurelio.
- Un tipo especial fue el columbario, torreón dividido interiormente en pequeños nichos para albergar urnas cinerarias.
7. Vías, que comunicaban Roma con los rincones más alejados del Imperio. Suponían una proeza técnica, como se puede observar en los tramos de ellas que han llegado hasta nosotros.
8. Puentes, que permitían salvar los cursos de agua. Todavía se conservan muchos. Citemos el magnífico ejemplo del puente de Alcántara sobre el río Tajo.
9. Acueductos para abastecer de agua a las ciudades. Algunos de los que aún se conservan (Segovia o Pont-du-Gard, Nimes, Francia) muestran dos cosas: el dominio técnico y el poderío de un estado capaz de movilizar cuantiosos recursos humanos y económicos para su construcción.
10. Puertos. Roma fue un Imperio construido en torno al Mediterráneo (Mare Nostrum). Las comunicaciones marítimas tenían vital importancia y de ahí la importancia de contar con buenas instalaciones portuarias. El puerto de Ostia, en Roma, es un buen ejemplo.
11. Arco de triunfo. Es la construcción que mejor refleja el uso que los romanos dieron a la arquitectura como testimonio de la grandeza del estado. El prototipo nos lo ofrece el Arco de Tito en Roma, con un solo arco. Pero los hay de tres arcos, como el Septimio Severo, también en Roma, incluso de más. Con frecuencia, sus paredes se adornan con relieves en homenaje a las victorias que representan.
3. ESCULTURA. EL RETRATO Y EL RELIEVE HISTÓRICO
Una de las principales aportaciones del arte romano a la escultura es el retrato escultórico individual, fiel a la realidad del modelo.
En su nacimiento, influyeron tres factores:
- El interés por el realismo, en contra de la idealización clásica, que ya existía durante el helenismo.
- Las esculturas etruscas en bronce, dotadas ya del interés del artista por individualizar al personaje objeto de su obra. Buen ejemplo es el busto de Junio Bruto Capitolino (300-25 a.C.).
- La práctica funeraria del culto a los antepasados, que se convirtió en algo fundamental para las familias aristocráticas romanas.
Los primeros siglos de la historia romana estuvieron marcados por el enfrentamiento entre patricios (familias de alto rango aristocrático) y plebeyos. Las familias patricias generaron una serie de prácticas para diferenciarse del resto de la población y afirmar su categoría superior. Entre estas prácticas, destacaba el culto a los antepasados. El llamado ius imaginum (derecho a las imágenes) permitía a las familias conservar una imagen de los difuntos (sacada en cera directamente al cadáver), utilizada posteriormente en solemnes ceremonias. Un buen ejemplo de estas llamadas imagines maiorum es la estatua del togado Barberini (siglo I a.C.)
No todos los retratos tienen este origen funerario, pero el tratamiento individualizado de los mismos influyó de manera notable en la gran escultura del retrato de la época imperial.
De todas formas, hay que señalar que los retratos de los emperadores tuvieron un tratamiento específico por la carga simbólica que les confería el poder. Predomina en ellos la influencia clásica que tendía a la idealización. Destaquemos, en esta línea:
- El Augusto de Prima Porta (siglo I d.C.), que presenta al emperador vestido de militar y con una rica coraza, y que estaba destinada al monumental mausoleo del emperador.
- La estatua ecuestre de Marco Aurelio (siglo II d.C.).ç
A partir del siglo II d.C., el retrato dejó de ser un privilegio de la aristocracia, y se abrió a otros grupos sociales, incluidos los libertos, las mujeres y los niños.
La escultura en relieve había producido en Roma, desde muy pronto, grandes obras. Pero adquirió un alto grado de originalidad a partir del siglo I d.C., sobre todo por el sentido narrativo que adquirió para la representación de acontecimientos concretos.
Se decoraron con relieves los monumentos conmemorativos, sobre todo arcos de triunfo y columnas, con el objetivo manifiesto de celebrar las victorias del Imperio y glorificar a los gobernantes.
Los escultores recurrieron a la perspectiva para conseguir efectos de tridimensionalidad, y adquirieron una gran maestría en las escenas de movimiento.
Una de las primeras obras de este género es el Arco de Tito (81 d.C.), que muestra en sus relieves el triunfo que supuso la toma de Jerusalén tras la rebelión judía.
Pero, sin duda, la obra maestra de este género es la Columna Trajana (113 d.C.). Una espiral de 200 metros ofrece una auténtica crónica visual de la guerra que llevó a la conquista de Dacia (actual Rumanía), momento en el que el Imperio romano alcanzó su máxima extensión.
Ya a finales del siglo II, la Columna de Marco Aurelio mantiene el esquema de la de Trajano (carácter funerario y narración histórica en espiral) pero añade elementos inverosímiles, llenos de irracionalidad (intervenciones milagrosas de los dioses) que anuncian el cambio estético que tendría lugar en el periodo tardorromano.
Una obra singular dentro de la escultura romana es el conjunto de relieves que decoran las paredes del Ara Pacis, monumento que mandó construir el emperador Augusto y que significaba una celebración de la llamada pax augustea.
Los relieves del Ara Pacis Augustae (13-9 a.C.) fueron realizados por un autor desconocido de la época de Augusto.
Lo más importante de esta construcción son los relieves, que presentan una procesión de senadores, magistrados y otros altos cargos, entre ellos el propio emperador. Se sabe que este evento se produjo el 4 de julio del año 13 a.C.: en los cuatro años siguientes se construyó el edificio.
Desde el punto de vista arquitectónico, el Ara Pacis es un espacio cuadrangular elevado sobre un podio. Se accede al interior a través de una escalinata en la cara oeste, aunque hay otra en el lado oriental. Hay relieves en las paredes interiores y exteriores, aunque son estas últimas las que dan mérito al edificio.
En las caras este y oeste del altar hay relieves mitológicos en los que aparece el dios Marte, Eneas, la diosa Tellus y la misma diosa Roma.
En las otras dos caras, las más importantes, se sigue un esquema de paneles divididos en dos partes por una cenefa:
- La parte inferior está decorada con motivos vegetales y guirnaldas.
- En la superior, se concentran una serie de figuras a tamaño natural:
- En el panel norte encontramos la procesión de senadores, magistrados y otros dignatarios, algunos de ellos acompañados de sus esposas e hijos.
- En el panel sur, aparecen Augusto y la familia imperial.
Todos los personajes están tratados con gran realismo, tanto en los rostros como en las ropas. La composición se caracteriza por la isocefalia, sin que sobresalga ninguno de ellos por encima del resto. Sin embargo, sí se distingue a través de una degradación del relieve que unos personajes quedan en primer plano y otros, en segundo. Este hecho aporta profundidad a la escena, lo que la hace menos monótona.