UD 10 (II). LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES: EGIPTO

LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES: EGIPTO

A partir del Neolítico, los seres humananos ocupamos la práctica totalidad del Mundo y en algunas partes de éste se llegan a desarrollar grandes civilizaciones que han sido objeto de estudio (Mesopotamia, Egipto, China, India…), ya que la Historia se preocupa de lo que ha ocurrido a la humanidad en todas partes. Pero obligados a fijarnos en aquello que más ha podido influir en lo que somos actualmente, desde un punto de vista europeo, no podemos dejar de centrarnos en las dos civilizaciones en los albores de la Antigüedad, como son Egipto y Mesopotamia. 

1.    Egipto 

“Egipto es un don del Nilo” 
Herodoto, historiador griego  (V a.C.)
 
Templos de Abu Simbel (Egipto)
Egipto está situado al noroeste del  continente africano y en torno al río Nilo. Esta situación geográfica presenta dos ventajas: el desierto y el río Nilo.

El estrecho valle fluvial está rodeado por el desierto del Sahara y forma el Alto Egipto, y el fértil delta que forma al desembocar en el Mediterráneo es el Bajo Egipto.


El Nilo presenta una singularidad: sus crecidas. Desde el mes de junio y hasta septiembre el río crecía e inundaba todas las tierras situadas en las orillas de su valle, y, en octubre se retiran las aguas, dejando tras de sí un rico y fértil limo dónde cultivar. Desde febrero hasta junio se recolectaba la cosecha.

Los egipcios controlaron estas crecidas construyendo diques y canales. Así aumentó la superficie cultivable y creció la producción agrícola. El Nilo se convirtió en una gran vía de comunicación y en sus orillas crecieron grandes Ciudades como Menfis o Tebas.

Hacia el 3100 a.C., el rey Menes unificó el Bajo y Alto Egipto, proclamán­dose como primer faraón. 

Paleta de Namer o Menes (primer faraón).
Se pueden distinguir tres grandes etapas: 
  • Imperio Antiguo (3100-2200 a.C.). Es la época de la construcción de las grandes pirámides. De gran prosperidad económica y cultural. 
  • Imperio Medio (2000-1800 a.C.). Egipto amplió su territorio con las ricas tierras de Nubia, al sur y se abrieron importantes rutas comerciales 
  • Imperio Nuevo (1600-1100 a.C.). En este período los faraones se extendieron hacia Palestina y Siria. 
La sociedad egipcia estaba muy jerarquizada y en ella se podían diferencias dos grandes grupos: los privilegiados y los no privilegiados.

Máscara funeraria del farón Tutankamon (Museo de El Cairo).

El faraón era un dios viviente, era considerado la reencarnación del dios Horus, y gobernaba el país de forma teo­crática e incontestable; concentraba en sus manos todos los poderes, dictaba las leyes y era el propietario de las tierras.

Los colaboradores del faraón constituían la clase privilegiada, eran los nobles, los sacerdotes, y altos funcionarios (ricos terratenientes que controlaban los cargos más importantes), entre los que destacaban los escribas. El resto de la población eran los no privilegiados y lo formaban los campesinos, que cultivaban las tierras del faraón y de los templos, artesanos y pequeños comerciantes. Los esclavos, prisioneros de guerra por lo general, constituían el grupo más bajo de la sociedad.


Escenas de vida cotidiana en una tumba egipcia (pintura).
La economía dependía del río Nilo. Las crecidas y estiajes permitían la siembra en el limo de las orillas, muy fértil. Cultivaban lino, trigo, olivo y vid.

Los egipcios eran politeístas. Cada ciudad o pueblo tenía sus dioses locales, pero algunos eran venerados en todo Egipto. El dios más importante era el Sol (Amón­-Ra) o dios creador, y otros dioses importantes eran Osiris (dios de la muerte y la resurrección), Isis (diosa de la sabiduría y la magia), Hathor (diosa del amor y la felicidad), Anubis (dios funerario y del inframundo) y Horus (dios iniciador de la civilización egipcia).


Diosa Isis con Horus.
Los dioses habitaban en los templos, así que a lo largo de su historia, levantaron imponentes edificios religiosos. En su interior, la cámara más importante era el sancta santoroum o santuario donde se situaba la estatua del dios y donde los sacerdotes le rendían culto y les realizaban ofrendas.

La antigua religión egipcia prometía una vida después de la muerte. Para ellos los seres humanos estaban formados de un cuerpo y un alma (ka). Cuando el cuerpo moría, el ka pasaba a la vida de ultratumba y para ello necesitaba que su cuerpo fuera conservado, por lo que desarrollaron la técnica de la momificación.



Los egipcios lograron importantes avances técnicos: desarrollaron el cálculo y la geometría. Establecieron un calendario a partir de las observaciones astronómicas y los cálculos matemáticos que se realizaban en los templos. Dividieron el año en 365 días y el día en 24 periodos u horas.

Desarrollaron un sistema de escritura propia. Sus primeros textos se datan hacia el 3150 a.C. Era similar a la de los mesopotámicos, pero los egipcios le dieron una forma más artística: los jeroglíficos.


Jeroglíficos egipcios
El arte del antiguo Egipto se caracterizó por seguir reglas fijas e inamovibles durante milenios. La arquitectura egipcia era sin arcos y bóvedas, los edificios se realizaban en piedra y se decoraban con grabados, esculturas y pinturas.

Dos son las construcciones más importantes del antiguo Egipto: los templos y las tumbas.

Al templo se accedía por una avenida de esfinges y hasta una gran portada monumental donde se colocaban los obeliscos (representación del rayo solar). Todo el templo estaba protegido por una muralla. En el interior, se accedía a un gran patio porticado, seguido de una sala hipóstila y por último, donde se guardaba la estatua del dios.

Sala hipóstila. Templo de Luxor.
Dedicaron un gran esfuerzo a construir tumbas y entre los tipos más importantes destacan: 
  • Mastabas: Fueron las primeras tumbas, eran sencillas construcciones rectangulares y de escasa altura. 

  • Pirámides: Servían para proteger el cuerpo del faraón y para acceder a la cámara principal había que sortear toda una serie de galerías laberínticas y trampas, ya que en su interior se conservaban auténticos tesoros (los bienes más lujosos que el faraón había disfrutado en vida). La mayoría de las pirámides fueron saqueadas por los ladrones ya en la antigüedad. Las pirámides más conocidas se encuentran en la meseta de Gizeh y son las tumbas de los faraones Kefren, Keops y Micerino. 

  • Hipogeos: Eran grandes cámaras funerarias excavadas bajo tierra y lujosamente decoradas. Los más famosos están en el Valle de los Reyes y en el Valle de las Reinas. 

Pirámides de Gizeh: Keops, Kefren y Micerinos.
  
La escultura egipcia fue ante todo, animista. Encontró su razón de ser en la eternización del hombre después de la muerte. Fue una escultura eminentemente religiosa y funeraria. La representación de un faraón o un noble, era la reemplazante física del muerto, su doble, en caso de descomposición del cuerpo momificado. Esto justificaría el exagerado naturalismo logrado por los escultores egipcios, sobre todo en el Imperio Antiguo. Con el paso del tiempo, al igual que la pintura, la escultura se estilizó. 

Tríada de Micerinos. Grauvaca. Dinastía IV. Museo de El Cairo

Las estatuillas de barro eran piezas concebidas como complementarias del ajuar en el ritual funerario. En cuanto a las estatuas colosales de templos y palacios, surgieron a partir de la Dinastía XVIII como parte de la nueva arquitectura imperial. Poco a poco, las formas se fueron complicando y pasaron del realismo ideal al amaneramiento completo. Con los faraones tolemaicos la gran influencia de Grecia se hizo sentir en la pureza de las formas y el perfeccionamiento de las técnicas

Maqueta de preparación de cerveza y pan. Madera policromada. IV Dinastía. Museo de El Cairo.
En un principio, el retrato tridimensional fue privilegio de faraones y sacerdotes. Con el tiempo fue posible a ciertos miembros de la sociedad como escribas y sacerdotes. De los retratos reales más populares merecen mencionarse los dos bustos de la reina Nefertiti, considerada una de las mujeres más bellas de la historia universal. Ambos son obra de uno de los pocos artistas egipcios conocidos, el escultor Thutmosis, y se encuentran hoy en los museos del Cairo y de Berlín, respectivamente. 

Busto policromo de la reina Nefertiti.
No fueron menos importantes las obras de orfebrería, cuya maestría y belleza son suficientes para testimoniar la elegancia y el lujo de las cortes egipcias. Los materiales más utilizados eran el oro, la plata y las piedras. Las joyas siempre tenían alguna función específica (talismanes), lo mismo que los objetos elaborados para templos y tumbas. Los orfebres también colaboraron en la decoración de templos y palacios revistiendo muros con láminas de oro y plata labrados con inscripciones, de los que apenas quedaron testimonio. 

Escriba sentado. Museo del Louvres, Paris.

La pintura egipcia experimentó su máximo apogeo durante el Imperio Nuevo. Sin embargo, dado el carácter religioso y funerario de la misma, las técnicas pictóricas evolucionaron muy poco de un período al otro. Más bien se mantuvieron siempre dentro del mismo naturalismo original. Los temas eran normalmente narraciones de la vida cotidiana y batallas, además de leyendas religiosas. 

Tumba del faraón Tutankamón.
Las típicas figuras de perfil con los brazos y el cuerpo de frente de los murales egipcios, son producto de la utilización de la perspectiva aspectiva. Los egipcios no representaron las partes del cuerpo humano según su ubicación real sino teniendo en cuenta la posición desde la que mejor se observara cada una de las partes: la nariz y el tocado de perfil, que es como más resaltan; y ojos, brazos y tronco, de frente. Esta práctica se mantuvo hasta mediados del Imperio Nuevo, luego se prefirió la representación frontal.

Pinturas en la tumba de Nebamun.
Un capítulo aparte en el arte egipcio lo constituye la escritura. Un sistema de más de 600 símbolos gráficos denominados jeroglíficos, se desarrolló a partir del año 3.300 a.C. y su estudio y fijación fue tarea de los escribas. El soporte de los escritos era un papel fabricado en base a la planta del papiro. La escritura y la pintura se hallaban estrechamente vinculadas por su función religiosa y funeraria. A las pinturas murales de los hipogeos y las pirámides se las acompañaba de textos y fórmulas mágicas dirigidas a las divinidades y a los difuntos. 

Es curioso observar que la evolución de la escritura en jeroglíficos más simples, la llamada "escritura hierática" determinó en la pintura una evolución similar, traducida en un proceso de abstracción. Estas obras menos naturalistas, por su correspondencia estilística con la escritura, se denominaron a su vez "pinturas hieráticas". Del Imperio Antiguo se conservan las famosas pinturas "Ocas de Meidun" y del Imperio nuevo merecen mencionarse los murales de la tumba de la reina Nefertari, en el Valle de las Reinas, en Tebas


Ocas de Meidum