UD 14- EL MUNDO CAPITALISTA.

EL MUNDO CAPITALISTA 

INTRODUCCIÓN 

El mundo capitalista abarcó, a partir de 1945, extensas zonas del planeta. Sus áreas de influencia más importantes fueron Norteamérica, Europa Occidental y Japón. En todas ellas se produjo un crecimiento acelerado, sólo interrumpido por la crisis energética de 1973. Hasta este momento, el Estado ejerció un fuerte intervencionismo, como corrector de los desequilibrios económicos y sociales, lo que condujo al establecimiento del Estado del bienestar. Desde comienzos de los años ochenta, el neoliberalismo se abrió paso y el Estado redujo su participación en las cuestiones económicas. 

En el terreno político se consolidó, con la excepción de las dictaduras del sur de Europa, la democracia parlamentaria. Se alternaron gobiernos progresistas y conservadores sin apenas sobresaltos extremistas que desestabilizasen el modelo liberal. 

Europa Occidental avanzó, no sin dificultades, hacia su integración económica y, a finales del XX, se dieron los primeros pasos hacia la unión política. 

I. EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LOS PAÍSES CAPITALISTAS (TRAS LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL). 

1. Los efectos de la Segunda Guerra Mundial. Los fundamentos de la nueva economía mundial. 

A diferencia de la Primera Guerra Mundial, durante la Segunda los países aliados trataron de planificar las relaciones económicas internacionales con el fin de evitar las crisis del periodo de entreguerras y para establecer un nuevo modelo de crecimiento económico dentro del mundo capitalista. La iniciativa partió de EE.UU., que no sufrió directamente las consecuencias de la Guerra, y que salió de ella con vertida en primera potencia económica mundial.

Se vio que el nacionalismo económico, que era promovido por los totalitarismos, era una amenaza para la paz. También, que el aislacionismo y el proteccionismo, practicado por EE.UU. tras la Primera Guerra Mundial, había sido un error. Era necesario establecer un sistema monetario internacional que permitiera regular el comercio internacional y los pagos entre los distintos países, para fijar o valorar sus balanzas de pagos. Con la intención de buscar soluciones para ello, se reunió, en 1944, una conferencia internacional financiera en Bretton Woods (EE.UU.), donde acudieron delegados de 44 países. Como resultado decidió establecerse un nuevo sistema monetario internacional (vigente hasta 1971), basado en el establecimiento del patrón oro. Sólo el dólar estadounidense podía convertirse en oro; el resto de las monedas fijaban su paridad o cambio frente al dólar.

Para regular el funcionamiento del nuevo sistema monetario se crearon dos organismos:
  • El Fondo Monetario Internacional (FMI) integrado por los países adheridos, que hacían aportaciones al FMI con arreglo a sus economías. Con estas cuotas se organizó un fondo común al que podían acceder los países miembros con dificultades en su balanza y recibir préstamos. 
  • El Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD o Banco Mundial), para facilitar créditos a los países que lo necesitasen.


Los norteamericanos consolidaron su dominio económico sobre el mundo occidental gracias a su destacada presencia en estas dos instituciones y al uso del dólar como moneda de intercambio.

Como complemento de todo este engranaje, en 1947, 23 países firmaron en Ginebra el Acuerdo General sobre Tarifas Aduaneras y Comercio (GATT) con la misión de eliminar barreras en el comercio internacional. El GATT era un instrumento para evitar experiencias como la depresión económica de los años treinta. Sin embargo, para asegurar el sistema era necesario que Europa Occidental se recuperara de los efectos destructivos de la Guerra Mundial. Con esa finalidad, en mayo de 1947, EE.UU. aprobaba el Programa para la Reconstrucción Europea o Plan Marshall. Era una excelente fórmula ante las urgentes necesidades de los países de Europa Occidental, y también, para frenar el avance del comunismo. Entre 1948 y 1952 llegaron a dieciséis países europeos casi 13.000 millones de dólares, la mayoría a fondo perdido, y se creó la Organización Europea de Cooperación Económica para coordinar y hacer más eficaces esas ayudas.

El éxito del Plan Marshall fue esencial para la reconstrucción de Europa tras la Guerra y en pocos años su productividad alcanzó niveles, en algunos países, el cien por cien de antes de la Guerra. 

2. El crecimiento económico ininterrumpido: la recuperación después de 1945 y el fuerte crecimiento económico entre 195 2 y 1973. 

El éxito del Plan Marshall propició una larga etapa de crecimiento económico en Europa desde 1952 hasta la crisis del petróleo de 1973. 

a) Estados Unidos. 

En Estados Unidos esos años se caracterizaron por el progreso técnico, el empuje comercial por la generalización del dólar como moneda de cambio internacional y el fuerte desarrollo empresarial, que convirtió en multinacionales a muchas empresas estadounidenses. 

b) Europa Occidental. 

Europa Occidental experimentó un notable desarrollo económico, gracias a la ayuda norteamericana y a la aplicación de los principios keynesianos de aumento de la producción y del consumo y del intervencionismo estatal. Ello posibilitó la aparición del Estado del bienestar, es decir, la aplicación de una política social que cubre los gastos sociales (pensiones, subsidios de paro…), sanitarios y educativos para mejorar el nivel de vida de todos los ciudadanos.

El proceso de crecimiento económico fue general en Europa Occidental, no obstante, debe destacarse el caso de la República Federal de Alemania al convertirse, en pocos  años, en la primera potencia económica del continente. El llamado “milagro alemán” se hizo realidad durante los mandatos de los cancilleres cristiano-demócratas Konrad Adenauer y Ludwig Erhard. A la importante inversión norteamericana se añadió el tradicional espíritu de trabajo y sacrificio de los alemanes, los acuerdos entre la patronal y los trabajadores y la intervención del Estado en materias sociales, consagrada por la Ley Fundamental de Bonn o Constitución de 1949. 

c) Japón 

El otro gran derrotado en la Segunda Guerra Mundial conoció un crecimiento económico espectacular desde 1950. La explicación de este “milagro japonés”, se debió a la creación de grandes grupos empresariales con apoyo norteamericano, a la profunda renovación tecnológica, a la abundante mano de obra -bien cualificada y disciplinada-, a la reducción en los gastos militares y al mantenimiento de una moneda de baja cotización para favorecer las exportaciones, destacando en alta tecnología (electrónica, informática y robótica) y en la industria automovilística. Entre 1950 y 1966 tuvo el mayor índice de crecimiento mundial y su PIB se multiplicó por 10. 

3. Sociedad de consumo y Estado del bienestar: los años 60. 

La aparición de la sociedad de consumo fue la principal consecuencia del crecimiento económico en el mundo capitalista tras la Segunda Guerra Mundial. La estructura económica de estos países, con predominio de grandes empresas, hizo posible que se elevaran los índices de productividad y aumentase la necesidad de mano de obra. Esto alivió el paro y permitió alzas salariales que posibilitaron un incremento en el nivel de demanda de productos. El consumo se convirtió en el objetivo de todos, tanto de bienes duraderos, como la vivienda, los automóviles o los electrodomésticos -gracias a los créditos y a la venta a plazos- como de servicios y del ocio. Precisamente, la sociedad de consumo se caracteriza por la compra masiva de bienes que antes parecían innecesarios o reservados a una minoría.

El aumento del consumo provocó importantes transformaciones sociales. Se consolidó una numerosa clase media, en la que la mujer se incorporó al trabajo y los hijos tuvieron la opción de acceder a estudios superiores. Aumentó el número de trabajadores en el sector servicios por la terciarización de la economía. Apareció una nueva elite social constituida por los directivos de las empresas, los técnicos de alto nivel… Y, con todo, surgió un nuevo tipo de vida y una mentalidad conformista en la que primaba la búsqueda de la felicidad a través de un consumo cada vez más sacralizado.

A mediados de los años sesenta surgió en las universidades europeas y norteamericanas un movimiento de crítica contra el modelo de aparente bienestar basado en el consumo. En París la agitación estudiantil generó en 1968 una protesta de gran envergadura, conocida como el “mayo francés”, con manifestaciones y huelgas, contra la llamada sociedad materialista y conformista. Esta actitud unida a las acciones de rebeldía contra la guerra de Vietnam, el movimiento de los hippies o la aparición de nuevas tendencias en los campos de la filosofía -H. Marcuse-, la música -los Beatles-, la moda -la minifalda- etc. pusieron en evidencia el rechazo a las fórmulas de la sociedad consumista y apuntó la idea de que el bienestar material no era sinónimo de felicidad.

Paralelamente a la consecución de la sociedad de consumo, en los países europeos se establece el llamado Estado del bienestar, del que ya se ha dado una primera definición, consistente en establecer un sistema de protección social para lograr el bienestar general de la población. El Estado aumenta los impuestos y ase gura a los ciudadanos unos ingresos regulares en caso de enfermedad, paro, maternidad, vejez… 

4. La crisis de 1973. 

En 1973, como consecuencia de la "guerra árabe-israelí del Yom Kippur”, los países árabes limitaron su producción de petróleo y aumentaron sus precios en represalia por la ayuda occidental a Israel. Muchos países, con economías basadas en los bajos precios del petróleo y sin otras fuentes de energía alternativa s, se vieron afectados. Las áreas más perjudicadas fueron Europa Occidental y Japón que c arecían casi por completo del “oro negro”.

Los efectos más inmediatos fueron la quiebra de numerosas empresas, el aumento del paro, el crecimiento de la inflación, la aparición de nuevas fórmulas como la economía sumergida y la sensación de fracaso del Estado del bienestar. No obstante, los efectos de la crisis no fueron tan graves como los que produjo la de los años treinta, gracias al papel regulador del Estado. 

5. La economía occidental desde 1982. 

Para buscar soluciones a la crisis se propusieron fórmulas basadas en el modelo keynesiano que generaron una mayor inflación. A principios de los años ochenta el neoliberalismo, modelo económico propugnado por la Escuela de Chicago, que propugna que las fuerzas del libre mercado son más eficientes que la iniciativa pública para afrontar el desarrollo económico, fue aplicado por una nueva generación de políticos, de ideología conservadora, como Ronald Reagan en Estados Unidos, Margaret Thatcher en el Reino Unido o Helmut Kohl en la República Federal de Alemania. Las principales propuestas del neoliberalismo fueron:

  • Aligerar el gasto público por medio de la privatización de empresas y la reducción de gastos sociales. El descenso del gasto público se traduciría en una bajada de impuestos que aumentaría la competitividad y rentabilidad de las empresas y la capacidad de ahorro. Reconvertir sectores no rentables, por la necesaria adaptación empresarial a la revolución tecnológica que se estaba produciendo. Ello supondría el cierre de empresas de tecnología anticuada y la reducción de la mano de obra.
  • Contener salarios y liberalizar el empleo para favorecer las inversiones empresariales y combatir el paro.
  • La aplicación del neoliberalismo -sobre todo en Estados Unidos y Reino Unido- propició el crecimiento global de la actividad productiva, el alza del consumo y el freno de la escalada inflacionista. El principal efecto negativo fue la reducción de los gastos sociales, lo que contribuyó a aumentar los índices de pobreza en los países más ricos. Finalmente, no se produjo la esperada recuperación del empleo y las tasas de paro elevadas o la economía sumergida comenzaron a convertirse en fenómenos estructurales de las economías desarrolladas. 

II. TRAYECTORIA POLÍTICA DE LAS GRANDES POTENCIAS CAPITALISTAS.

1. Estados Unidos. 

Hasta 1960, el principal problema con el que se enfrentaron las administraciones del demócrata Harry S. Truman (1945-1952) y del republicano Dwight D. Eisenhower (1953-1960), además del anticomunismo propio de la Guerra Fría, fue el de la integración racial. Esta cuestión originó graves disturbios en los Esta dos del sur, pese a que el Tribunal Supremo considerara inconstitucional cualquier forma de discriminación en 1954.

La llegada del demócrata John F. Kennedy (1961-1963) a la presidencia por un estrecho margen en las elecciones de 1960 supuso el inicio de una política innovadora, conocida como la Nueva Frontera. Consistió en extender el Estado del bienestar y fue recibida con esperanza por los sectores más desfavorecidos de la sociedad norteamericana y los intelectuales más progresistas. Kennedy encontró grandes dificultades para sacar adelante esos proyectos y cuando fue asesinado e1 23 de noviembre de 1963 los avances eran, todavía, poco significativos.

Su sucesor, el también demócrata, Lyndon B. Johnson (1963-1968) prosiguió la misma línea. En 1964 se aprobó la Ley de derechos civiles y, en 1965, la Ley del derecho al voto ya preparadas durante el mandato de Kennedy. Estas disposiciones pretendían acabar con la tradicional marginación social de los negros, que dio origen a movimientos radicales como el Black Power, que llegaban a no considerarse norteamericanos por la marginación en que se veían obligados a vivir. Su principal líder fue Malcolm X, asesinado en 1965. Otro activista de los derechos civiles para la gente negra de EE.UU., Martin Luther King, murió también asesinado en 1968.

El mandato del republicano Richard M. Nixon (1969-1974) representó la etapa de mayor crisis interna de Estados Unidos desde 1929. Pese a los avances en cuestiones como la integración racial o la equiparación de derechos de la mujer, sufrió los efectos negativos de la derrota en Vietnam y protagonizó el escándalo político del caso Watergate. El presidente se vio obligado dimitir en agosto de 1974 acusado de mentir y obstruir a la justicia. Le sucedió su vicepresidente Gerald Ford (1974-1976).

La política de defensa de los derechos humanos del presidente demócrata James Carter (1977-1980), a partir de 1977, se vio dificultada por los reveses en política exterior (crisis de los rehenes en Irán) y la agudización de la crisis económica. Sus desaciertos provocaron un giro conservador y en 1981 llegó a la Casa Blanca el republicano Ronald Reagan (1981-1988) con el que se puso en práctica una política ultraconservadora desde el punto de vista económico y social. Durante sus dos mandatos se exaltaron la moral puritana y el patriotismo, los norteamericanos recuperaron su orgullo nacional superando la grave crisis moral vivida en los años setenta. Durante la presidencia de su sucesor George H. W. Bush (1989-1992) se produjo el final de la Guerra Fría. Pero los repuntes de la crisis económica y el abandono de la política social permitieron a los demócratas recuperar el poder con Bill Clinton (1993-2000). Los republicanos vuelven con la siguiente presidencia, la de George W. Bush (2001-2008), que sufrió los efectos del fundamentalismo islámico con los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001, a lo que EE.UU. respondió con la guerra de Afganistán (2001) y la de Irak (2003). La tensión política generada por la guerra de Irak contribuyó a la caíd a de los republicanos y al consiguiente triunfo de los demócratas en las elecciones de 2008 con Barack Obama, que sigue como presidente de los EE.UU. tras volver a triunfar en las elecciones de 2012. 

2. Europa Occidental. 

En Europa Occidental los rasgos más destacados durante la Guerra Fría han sido los siguientes: 
  • Afianzamiento del sistema democrático y política moderadamente intervencionista en los ámbitos económico y social.
  • Alineamiento exterior con Estados Unidos, aunque la Quinta República francesa impuso ciertos matices.
  • Proyecto de integración de la Comunidad Económica Europea.

El fin de la Guerra Fría, con la desintegración de la URSS y la desaparición del dominio de los partidos comunistas en los países de la Europa del Este, ha traído consigo la “occidentalización” de esa Europa, al implantarse e n ellos regímenes democráticos y un sistema económico de libre mercado. Estos países pi dieron en su momento formar parte de la Unión Europea- antes Comunidad Económica Europea-, de tal modo que se ha pasado de Europa de los Seis, de 1957, a la Europa de los Veintiocho, desde la entrada de Croacia en la Unión Europea en 2013. 

a) El Reino Unido. 

En este país se alternaron en el poder laboristas (Clement Attlee) y conservadores (Winston Churchill), quedando totalmente postergado el partido liberal. Los laboristas vuelven al poder entre 1974 y 1979. Les tocó sufrir los efectos de la crisis de 1973 y el fenómeno terrorista en Irlanda del Norte donde los católicos defienden la unión con Irlanda.

El Ejército Republicano Irlandés (IRA) acentuó durante estos años sus actos terroristas.

En 1979 vuelven los conservadores con Margaret Thatcher (1979-1990), convertida en primera ministra estableció enérgicamente una auténtica revolución conservadora que redujo el modelo de estado social de los años de la posguerra. La era conservadora se mantuvo con su sucesor John Mayor (1990-1997).

Vuelven los laboristas con Tony Blair (1997-2007). Consiguió poner fin al conflicto armado en Irlanda del Norte (acuerdo en 1998 y en 2005 por el que el IRA decide acabar con la lucha armada). En 2005 tienen lugar unos atentados en Londres reivindicados por Al-Qaeda (52 muertos y más de 700 heridos). Diversos escándalos relacionados con la guerra de Irak obligaron a Tony Blair a dimitir, sucediéndole Gordon Brown (2007-2010), laborista. Pero en las elecciones de 2010 regresan los conservadores con David Cameron (2010-…). 

b) Francia. 

Tras la guerra se instauró la Cuarta República. Sus líderes afrontaron con éxito la reconstrucción de la posguerra y lideraron el proce so de formación de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo la Cuarta República entró en una situación crítica a causa de la derrota francesa en Indochina (1954) y del conflicto de Argelia (1954-1962).

En 1958, Francia se encontraba en un momento extremadamente difícil y la guerra civil que se vivía en Argelia amenazaba con extenderse a la metrópoli. El general Charles de Gaulle que había dirigido la transición hacia la Cuarta República y se había apartado voluntariamente de la política en 1946 fue requerido por la Asamblea Nacional para presidir un gobierno de salvación nacional y propuso un cambio constitucional que desembocó en la proclamación de la Quinta República en1958.

Charles de Gaulle, primer presidente de la Quinta República, concedió la independencia a Argelia e hizo frente con energía a las acciones terroristas de los que se negaron a aceptar esta decisión, encuadrados en la OAS (“Organización del Ejército Secreto”). Sus objetivos políticos fueron el engrandecimiento de Francia y la recuperación de su prestigio. En política europea vetó el ingreso del Reino Unido en la Comunidad Económica Europea y defendió la primacía de los Estados sobre las instituciones comunitarias. En política exterior convirtió su país en potencia atómica y mantuvo una línea de menor dependencia de los Estados Unidos.

Su popularidad le permitió superar las graves convulsiones de mayo de 1968. Al año siguiente dimitió, pero la estela del " gaullismo” se prolongó con los presidentes Georges Pompidou (1969-1974) y Valéry Giscard d´Estaing (1974-1981) hasta que, en 1981, los socialistas al frente de François Mitterrand ganan las elecciones presidenciales. La llamada "era Mitterrand” abarcó desde 1981 hasta 1995. En los primeros años aplicó medidas intervencionistas para solucionar la crisis económica. Sus efectos fueron negativos y generaron un incremento del paro, que le obligó a una mayor moderación. Sus últimos años estuvieron salpicados de graves escándalos económicos que facilitaron la recuperación de la presidencia por los conservadores en la persona de Jacques Chirac, entre 1995 y 2007. En las elecciones de 2007 el triunfo ha seguido en los conservadores con Nicolás Sarkozy (2007-2012) para pasar en las elecciones de 2012 a los socialistas en la persona de François Hollande. 

c) Alemania. 

Los cristiano-demócratas (CDU) gobernaron desde 194 9 hasta 1969. Se sucedieron los cancilleres Konrad Adenauer (1949-1963), Ludwig Erhard (1963-1966) y Kurt G. Kiesinger (1966-1969) quienes además de esforzarse en la reconstrucción económica favorecieron la reconciliación con Francia y la creación de la Comunidad Económica Europea.

En 1969 los socialdemócratas (SPD) alcanzaron la cancillería bajo la dirección del antiguo alcalde de Berlín occidental, Willy Brandt. El nuevo canciller inició la apertura hacia el Este mediante la denominada ostpolitik con acuerdos con la URSS y con Polonia, reconociendo las fronteras establecidas al final de la Guerra y renunciando a los antiguos territorios alemanes en el Este. En su visita a Varsovia (1970) rindió homenaje a las víctimas judías de los nazis y con la firma del Tratado Interalemán de diciembre de 1972 se reconocieron las dos Alemanias y se dejó abierta la posibilidad de una futura reunificación.

 El descubrimiento de que uno de sus asesores hacía espionaje a favor de la Alemania Oriental le obligó a dejar su cargo de canciller en 1974. Los socialdemócratas, no obstante, siguieron al frente del gobierno con Helmut Schmidt (1974-1982).

Los socialdemócratas gobernaron hasta que en 1982 los conservadores recuperaron la 1998, artífice de la reunificación alemana. cancillería con Helmut Kohl. Defendió la ampliación de la Comunidad Económica Europea y su profundización para llegar a la integración política. Su principal éxito fue su decisiva contribución a la reunificación alema-na, conseguida en 1990. Siguió como canciller en la Alemania reunificada hasta 1998, en que regresan los socialdemócratas con Gerhard Schröder hasta 2005, en que ganan los cristiano-demócratas con Ángela Merkel que ha vuelto a revalidar su triunfo en las elecciones de 2009 y de 2013. 

3. Japón. 

Finalizada la II Guerra Mundial, el ejército estadounidense, al mando del general Mac Arthur, siguió ocupando el territorio hasta la firma de la paz por Japón en 1951. En esos años fueron procesados los responsables del militarismo japonés y se procedió a la reconstrucción política del país. En 1946 fue aprobada una Constitución que entró en vigor en 1947. Japón se convertía en un país democrático, seguía siendo una monarquía, mantiene la figura del emperador (entonces Hirohito, al que ha sucedido, al fallecer en 1989, su hijo Akihito) como símbolo de la unidad nacional japonesa, aunque se vio obligado a renunciar a sus pretensiones de divinidad. El emperador, por tanto, pasa a ser un Jefe de Estado con función representativa correspondiendo el poder ejecutivo al Primer Ministro.

Junto a la Constitución, se aprobaron leyes como la reforma agraria y las leyes antitrust de 1947 que cambiaron radicalmente la estructura económica japonesa por la desaparición de los grandes latifundios y de los zaibatsu u oligopolios financieros e industriales. El régimen político favorecía el bipartidismo pero el Partido Liberal Democrático, de carácter conservador, ha venido disfrutando del poder, salvo periodos cortos, desde 1955. Recientemente, en las elecciones de 2009, el Partido Demócrata de Japón, de carácter progresista, obtuvo una clara victoria al obtener 300 de los 480 escaños disponibles. Como ya se ha apuntado, otro de los rasgos de la vida japonesa ha sido su espectacular crecimiento económico.