BLOQUE 2. EL NACIMIENTO DE LA TRADICIÓN ARTÍSTICA OCCIDENTAL: EL ARTE MEDIEVAL
TEMA 3. ARTE PALEOCRISTIANO Y BIZANTINO
1. Introducción
2. La nueva iconografía: la pintura de las catacumbas. La cristianización de la basílica.
- La pintura de las catacumbas
- La basílica cristiana
3. Los edificios bizantinos y la cúpula: Santa Sofía.
4. La decoración musivaria.
1. INTRODUCCIÓN
Empecemos definiendo los conceptos “paleocristiano” y “bizantino”.
Paleocristiano (paleo = antiguo, en griego) se usa para referirse a las primeras manifestaciones artísticas del cristianismo, aproximadamente entre los siglos III y VI d.C.:
- Es un arte religioso pero que se inserta todavía en el mundo romano.
- Se trata de una adecuación de la estética tardorromana a los temas y contenidos de la religión cristiana y de una Iglesia que, tras haber sido perseguida durante mucho tiempo, se convierte en una fuerza aliada con el poder.
Bizantino viene de Bizancio, primer nombre de la ciudad de Constantinopla (hoy, Estambul). El Imperio bizantino abarca casi 1000 años, desde el siglo V hasta la toma de Constantinopla por los turcos en 1453:
- En los primeros siglos de este periodo, el Imperio bizantino desarrolló un arte religioso y cortesano marcado por la estrecha unión entre Iglesia y Estado. Destaca por su brillantez el reinado de Justiniano (mediados del siglo VI).
- Durante los siglos siguientes, se alternaron periodos de brillantez con otros más oscuros, aunque siempre con una continuidad estética que contrasta con la evolución (prerrománico, románico, gótico) que se iba produciendo en Occidente. Uno de esos momentos de esplendor se produce en el siglo X, con el llamado “renacimiento macedónico”, que se difundió a ciudades como Venecia y amplios territorios de Europa oriental.
A pesar de las enormes diferencias entre ellos, los artes paleocristiano y bizantino tienen en común algunos aspectos básicos:
- Parten ambos del arte tardorromano, es decir del nuevo lenguaje artístico, simbólico e irracional, que a partir del siglo III había ido sustituyendo al clasicismo grecorromano.
- El predominio de las cuestiones religiosas en todas las manifestaciones artísticas, no solo en lo que estrictamente sería arte sagrado.
2. LA NUEVA ICONOGRAFÍA: LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS. LA CRISTIANIZACIÓN DE LA BASÍLICA.
El arte paleocristiano, como el propio cristianismo de estos siglos, vive dos periodos claramente diferenciados, separados por el Edicto de Milán del año 313 d.C. Antes de esa fecha, los cristianos vivían en una situación de clandestinidad, a veces perseguidos y martirizados. En el 313, el emperador Constantino aprobó esta ley, que autorizaba el culto cristiano en todo el territorio del imperio. Al periodo que se abre tras el Edicto de Milán, los historiadores cristianos lo llaman Paz de la Iglesia.
2.1. LA PINTURA DE LAS CATACUMBAS
Antes del siglo IV, solo encontramos temas cristianos en las pinturas de algunas casas y, sobre todo, de las catacumbas, galerías subterráneas que servían de enterramiento pero también para celebrar culto en las épocas de persecuciones.
Fue en las catacumbas (adquirieron un cierto carácter monumental las de Priscila, Dominila, San Pedro, San Marcelino, etc.) donde empezaron a aparecer figuras orantes y símbolos cristianos, entre los que cabe destacar los siguientes:
- Figura del pez, ictus en griego, acróstico de “Jesucristo, hijo de Dios, Salvador”.
- Figura del cordero, que simbolizaba la idea de Cristo como víctima sacrificada para salvar a la humanidad.
- El Buen Pastor.
- El crismón .
De este arte, lo fundamental es la iconografía, los temas tratados. El arte cristiano no partió de cero, ni podía ni siquiera se planteó ser completamente original. Si la función principal era de propaganda y de reconocimiento mutuo entre los fieles, había que hablar a la gente en el lenguaje artístico al que estaban acostumbradas. San Gregorio diría más tarde que las pinturas y las esculturas eran “la Biblia de los pobres”.
Partiendo de esto, los artistas paleocristianos realizaron un enorme esfuerzo para adaptar los nuevos contenidos cristianos a los temas paganos tradicionales que la gente sencilla (y analfabeta, en su mayoría, no lo olvidemos) conocía de sobra. Esto permitió que, a partir del siglo IV, cuando el cristianismo fuera legal, la Iglesia dispusiera de un sistema iconográfico original y perfectamente estructurado.
2.2. LA BASÍLICA CRISTIANA
Como hemos dicho, en el 313, el Edicto de Milán permitía a los cristianos practicar su religión en la legalidad. El emperador Constantino lo hizo en agradecimiento por la victoria en Puente Milvio sobre su rival Majencio, y en la que creía haber disfrutado de la ayuda del Dios de los cristianos.
Se abría una nueva época para la Iglesia. El cristianismo experimentó un avance espectacular y poco a poco va ocupando parcelas de poder. Su segundo momento dulce lo vivió en el año 395, cuando el emperador Teodosio la convierte en religión oficial y única permitida en todo el imperio. El cristianismo, organizado en torno a los obispos, se convierte en una estructura de poder que compite con el propio Estado.
La nueva Iglesia triunfante necesitaba edificios que albergaran los ritos y que simbolizaran su creciente poder. Los siglos IV, V y VI viven una auténtica fiebre constructiva, favorecida por el dinero de los emperadores y de las clases altas:
- Grandes basílicas e iglesias en Roma
- Basílicas en las ciudades principales
- Pequeños santuarios dispersos por todo el Imperio
El modelo de templo que se adopta es la basílica romana, edificio antiguo profundamente vinculado a la idea de poder.
Los cristianos adaptaron el modelo de basílica a sus necesidades. Cambiaron, sobre todo, la orientación del espacio, que pasó de transversal a longitudinal, configurándose todo el espacio como un recorrido que los fieles hacen desde la puerta hasta el altar, donde se produce el encuentro con Dios.
Los nuevos templos cristianos, denominados también basílicas, tienen tres partes fundamentales:
- Un patio de acceso, abierto y porticado, que hace de transición entre el mundo del pecado (exterior) y el de la salvación (interior de la iglesia). Aquí permanecerán los catecúmenos (aspiran a ser cristianos pero aún no han sido bautizados). Este patio paleocristiano desaparecerá en la Edad Media, pero tuvo una notable influencia sobre la arquitectura islámica.
- Gran espacio rectangular del interior, dividido en naves (tres o cinco) y cubierto por techumbres planas de casetones o columnas. Este techo estaba sostenido por hileras de columnas, a veces originarias de antiguos edificios romanos. Sobre estas columnas, se disponen arcos de medio punto o simples entablamentos arquitrabados. De las naves, la central era la más ancha y alta. Se iluminaba por ventanas abiertas en esa diferencia de altura. Dentro de ese espacio central, se fue, poco a poco, distinguiendo una zona nueva, el transepto, nave cruzada respecto a la orientación general y que permitía a los fieles acceder a las criptas donde se encontraban las reliquias. El transepto es un elemento arquitectónico con gran futuro en la arquitectura medieval.
- Zona del altar o presbiterio, claramente separada del resto. Normalmente, el espacio se ha configurado en forma de ábside semicircular. No olvidemos que el ábside era, desde siglos antes, el lugar reservado a las estatuas imperiales, es decir, íntimamente ligado con el poder. Ahora, se asocia a la majestad de Cristo.
A esta zona se accedía normalmente a través de un gran arco, heredero del simbolismo victorioso que tenían los arcos en Roma. Lo que simboliza ahora no es la victoria pagana sobre los enemigos sino el triunfo de la fe cristiana y la vida eterna sobre la muerte física.
El ábside es el espacio reservado al sacerdote. En las iglesias principales, se colocaba en él la “cátedra” del obispo (de donde viene la palabra “catedral”).
El ábside es el espacio reservado al sacerdote. En las iglesias principales, se colocaba en él la “cátedra” del obispo (de donde viene la palabra “catedral”).
El interior del templo estaba muy compartimentado: sacerdotes, hombres, mujeres, cada uno tiene un lugar acotado por barreras físicas. Era una señal de que el igualitarismo las primitivas comunidades cristianas había desaparecido.
En Roma, convertida durante estos siglos en cabeza de la cristiandad –y su obispo, en “papa”-, se construyen importantes basílicas: Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, San Lorenzo, Santa Sabina y, sobre todo, la primitiva basílica de San Pedro (sustituida en el Renacimiento por la actual).
Estas basílicas se sitúan en la periferia de la ciudad, ya que en el siglo IV el paganismo era aún muy fuerte y los emperadores preferían evitar conflictos.
Las basílicas suelen ir acompañadas de otros edificios de planta circular: los baptisterios y los templos-mausoleo o martyria:
- En general, los baptisterios son edificios sostenidos por columnas, con rica ornamentación y organizados en torno a la piscina. Fueron importantes y aún perviven los de San Juan de Letrán, en Roma, o el de San Juan, en Poitiers.
- Los martiria son una evolución de los mausoleos monumentales romanos (recuérdense los de Augusto o Adriano). Son sepulcros de mártires o santos que, además, son utilizados para el culto.
- Obra maestra de este género es el mausoleo de Santa Constanza, en Roma, edificado en torno al 350:
- El espacio central está cubierto por una cúpula semiesférica, en cuya base se abren doce ventanas, y delimitado por una serie de columnas pareadas.
- Este espacio central está rodeado por bóveda anular decorada con mosaicos que representan escenas de vendimia (símbolo cristiano de la vida de ultratumba). El recubrimiento de mosaicos es especialmente interesante porque nos muestra otro rasgo de la arquitectura paleocristiana: el ocultamiento que se hace de las estructuras constructivas. Si los escultores y pintores habían dejado de interesarse por la representación exacta de la realidad, los arquitectos hicieron algo parecido: disimularon el “esqueleto” de sus edificios y los convirtieron en espacios de luz y color sin apenas consistencia física.
- Basílicas y mausoleos se encuentran unidos en los llamados Santos Lugares, Jerusalén y Belén. Allí, donde nació y murió Cristo, mandó construir el emperador Constantino grandes edificios:
- La Iglesia de la Natividad de Belén combinaba una basílica de cinco naves con un octógono final que encerraba el espacio donde según la tradición había nacido Jesús.
- En Jerusalén, la Iglesia del Santo Sepulcro es otro edificio complejo: cinco naves y, al final, una gran rotonda circular en cuyo interior se albergaba el supuesto sepulcro de Cristo.
3. LOS EDIFICIOS BIZANTINOS Y LA CÚPULA: SANTA SOFÍA.
En el 395, muere Teodosio y el Imperio Romano es dividido entre sus dos hijos:
- Honorio heredó la zona occidental, y Arcadio, la oriental. La capital del llamado
- Imperio Romano de Oriente se fijó en Constantinopla (antigua Bizancio).
Vivió una época de esplendor en el siglo VI, con el emperador Justiniano, pero no alcanzó nunca la grandeza de Roma. No obstante, Constantinopla alumbró un nuevo arte, trascendente y lleno de simbolismo, destinado a poner de relieve la profunda alianza que existía entre el emperador (basileus) y la Iglesia cristiana.
La arquitectura bizantina dio una enorme importancia a la cúpula, que se convierte en algo más que un elemento arquitectónico: es el símbolo del cielo y del lazo eterno que se quiere establecer entre Dios y los hombres.
Justiniano (527-565) llevó a cabo una política expansiva que le llevó a conquistar, aunque efímeramente, amplias zonas de Italia, del norte de África y del sur de la P. Ibérica. Estos éxitos llevaron al basileus a poner en marcha la construcción de importantes edificios en la capital. Destacan, entre ellos, las iglesias de los santos Sergio y Baco, y, sobre todo, Santa Sofía.
Santa Sofía fe construida en solo cinco años (532-537). La milagrosa rapidez de la ejecución se achacó a los “consejos” que el propio emperador recibió del cielo.
Todo el edificio presenta un nuevo sentido del espacio, que parece pensado para sostener la gran cúpula, heredera del Panteón y símbolo del cielo. La cúpula se sostiene mediante un sistema de pechinas (triángulos de lados curvos) que se sostiene sobre cuatro pilares. A su alrededor, las masas se escalonan y jerarquizan, de mayor a menor. El conjunto parece simbolizar un mundo perfectamente organizado bajo el poder divino.
Fue construida por los arquitectos Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Está situada en la ciudad de Constantinopla (actual Estambul, Turquía). Ambos tenían conocimientos diferentes:
- Artemio de Tralles, experto en matemáticas y geometría, habría sido el responsable teórico del proyecto.
- Isidoro de Mileto fue el encargado de la ejecución de la obra.
Santa Sofía es el ejemplo más representativo de la arquitectura bizantina y uno de los templos más hermosos levantados por el ser humano.
Dedicada a la Sabiduría Divina , fue construida en el lugar que anteriormente había ocupado otro templo, destruido por una revuelta popular. Las obras duraron solo cinco años, un tiempo inusualmente breve para una obra de tal envergadura. Aunque esta rapidez fue atribuida a los consejos que el emperador recibió directamente del cielo, la verdad es que provocó numerosos problemas: hubo accidentes y diversas partes se derrumbaron, incluida la gran cúpula, y tuvieron que ser reconstruidas.
Durante siglos, fue el templo más importante de la cristiandad. A partir del siglo XV, cuando la ciudad fue tomada por los turcos, se convirtió en mezquita. En la actualidad, el edificio ha sido desprovisto de cualquier función religiosa y funciona como museo.
La planta ya revela que estamos ante un nuevo sentido artístico nuevo. Es un edificio al mismo tiempo, centralizado y basilical. Todo parece estar diseñado para sostener una gran cúpula de 30 metros de diámetro y 54 de altura. El sistema es el siguiente:
- El círculo de la cúpula está inscrito en un cuadrado y sostenido por cuatro pechinas (triángulos con un lado curvo).
- Cada pechina está anclada en un pilar que llega hasta el suelo. Estos pilares eran la clave de la sujeción; por eso fueron construidos con sumo cuidado a base de piedras cuadradas unidas con plomo. (Las cúpulas romanas, como el Panteón, se asentaban en gruesos muros circulares).
- Esta estructura central estaba rodeada…
- En dos de los lados, había senda cúpulas adyacentes que empujaban a la central.
- En los otros dos lados, el empuje era contrarrestado por dos arcos que actuaban a modo de contrafuerte.
- Alrededor de esta segunda estructura, hay otros elementos, de menor altura.
Desde el interior, la impresión es que la cúpula está en el aire. Sin embargo, exteriormente, la cúpula no muestra toda su magnitud porque está rodeada por un tambor cilíndrico que cubre 1/3 de su altura. En este tambor, se abren ventanas que iluminan el templo.
Debemos añadir que el peso de la cúpula se vio aliviado por la utilización de tejas realizadas con una arcilla porosa que pesaba cinco veces que la normal.
Originalmente, gran parte del edificio estuvo decorado con mosaicos, destruidos posteriormente por los turcos en casi su totalidad.
Otros ejemplos importantes de la arquitectura bizantina son:
- La ciudad italiana de Rávena, en la destacan las dos iglesias de San Apolinar y, sobre todo, San Vital.
- La Basílica de San Marcos, en Venecia.
4. LA DECORACIÓN MUSIVARIA .
El mosaico fue, junto con la pintura, el principal elemento decorativo del arte bizantino.
Aunque se trata de una técnica que proviene de los caldeos y que había sido utilizada por los romanos, nunca alcanzó el mosaico un nivel artístico tan elevado como en Bizancio.
La técnica consistía en colocar pequeñas teselas (de mármol, piedra, pasta vítrea, etc.) en una superficie de cemento. Para colorearlas se usan óxidos metálicos; y a veces se recubren de oro o plata.
Las técnicas más habituales son las conocidas como opus tesselattum, a base de teselas cúbicas, todas iguales y de distintos tonos y el opus vermiculattum, cada tesela tiene el contorno preciso para que así se puedan realizar todo tipo de escenas figuradas. Lo normal es que ambas técnicas se alternen, vermiculattum para los contornos y tesselattum para los rellenos.
Al contrario que los romanos, que los utilizaron en su última época como pavimento, los bizantinos los usaron para decorar cúpulas y paredes.
La pericia de los artistas llevó a que se produjeran sorprendentes juegos de luces y sombras que contribuían a la idea de una arquitectura hecha de luz y espíritu más que de materia.
El control de la realización de mosaicos correspondía al taller imperial ubicado en Constantinopla. Este taller fijaba la iconografía oficial y establecía el lugar del templo en el que podía colocarse cada una de las figuras.
En el año 726 comenzó lo que se conoce como revolución iconoclasta que consistió en la prohibición de que en las iglesias hubiera figuras religiosas. Dejaron de producirse nuevas y se destruyeron muchas de las existentes.
Las razones que llevaron al triunfo de la iconoclastia son variadas. Las más importantes son las siguientes:
- El poder imperial reacciona contra el poder económico y político que estaban acumulando ciertos monasterios, que se beneficiaban de las imágenes que poseían.
- Aducen que eran los propios textos sagrados los que estaban en contra de la proliferación de imágenes, que en ningún caso tendrían el valor simbólico que se les asignaba.
- Dicen que León III, el emperador que firmó el decreto contra las imágenes, tenía consejeros judíos y musulmanes.
Durante el largo periodo que duró la revolución iconoclasta (726-843), los únicos temas representados fueron la cruz desnuda, el trono vacío sobre el que descansaba el libro de las sagradas escrituras y campos con flores y pájaros.
Vemos, por tanto, cómo –igual que ocurrió con el Edicto de Milán- una decisión política afectó de manera importante a la producción artística.
Los mosaicos bizantinos más importantes que se conservan son los de Santa Sofía y, sobre todo, los de la iglesia de San Vital, en Rávena.
En lugar preferente de San Vital, encontramos los famosos mosaicos del emperador Justiniano y de la emperatriz Teodora, cada uno de ellos acompañado de su séquito.
De artista desconocido, estos dos mosaicos constituyen la obra cumbre del arte musivario bizantino. Y son, además, las dos únicas representaciones que se conservan del emperador Justiniano y su esposa, Teodora.
Justiniano gobernó el Imperio Romano de Oriente durante más de cuarenta años y realizó un esfuerzo notable, aunque baldío al final, por restaurar el Imperio Romano en todo su esplendor.
Rávena, ciudad italiana del Adriático, fue uno de los lugares que Justiniano conquistó en sus múltiples campañas militares. En ella, los bizantinos llevaron a cabo un amplio programa constructivo, que incluye las iglesias de San Apolinar el Nuevo, San Apolinar in clase y San Vital.
Los mosaicos del emperador y su esposa forman parte de un programa en el que se representan escenas del Antiguo Testamento y escenas que reflejan el triunfo del cristianismo sobre la religión arriana, practicada por los godos vencidos.
El esquema de ambos mosaicos, situados a ambos lados del presbiterio, es similar: aparecen, el emperador en uno y Teodora en el otro, haciendo una ofrenda al recién consagrado templo y acompañados por su respectivos séquitos:
- En el panel de Justiniano aparecen el famoso Belisario , diversas dignidades eclesiásticas (entre ellas, el obispo Maximiano), la guardia del emperador y otros funcionarios.
- En el de Teodora, aparecen, junto a la emperatriz dos cortesanos y varias doncellas.
Ambos mosaicos utilizan teselas de innumerables colores y revelan una notable maestría técnica:
- Los personajes centrales visten de púrpura para destacar su dignidad imperial. Tanto los emperadores como los miembros de su séquito portan ofrendas de carácter religioso: el escudo de la guardia está decorado con un crismón; Teodora sujeta un cáliz , y Justiniano una patena .
Todo el conjunto es más un retrato oficial que una representación individual de los personajes. Parece que la pareja real nunca estuvo en Rávena, por lo que sus retratos habrían sido copiados de otros ya existentes.
En el mosaico de Teodora, podemos observar varios detalles que indican una falta de interés del autor por la perspectiva: el nicho que deja ver parte de otra estancia, y la fuente del primer plano, que intenta, sin conseguirlo, dar una sensación de profundidad. En el cambio, el fondo del de Justiniano se limita a un telón dorado, flanqueado por dos columnas, que resalta la figura del emperador y sus acompañantes.
Esa falta de interés por el realismo la observamos también en los pies, que no se apoyan en el suelo de manera creíble.