UD 3- LA HIDROSFERA: AGUA DULCE Y AGUA SALADA

LA HIDROSFERA: AGUA DULCE Y AGUA SALADA
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Iceberg flotando en el océano

INTRODUCCIÓN

Llamamos hidrosfera el conjunto de aguas que forman los océanos y los mares, los ríos, los lagos, los casquetes polares, los glaciares, las aguas subterráneas y el vapor de agua que hay en la atmósfera.

El agua es la sustancia más abundante que hay en la Tierra, porque ocupa las tres cuartas partes de la superficie del planeta. La podemos encontrar en estado sólido (hielo), líquido (agua) y gaseoso (vapor). El agua forma parte de un proceso, el ciclo del agua, y es imprescindible para la vida.


La mayor parte del agua que hay en la hidrosfera se encuentra en los océanos, los mares y los ríos, de manera que se presenta en forma de agua dulce y agua salada. Sin embargo, la proporción de cada una es muy desigual: el 97,21% del agua de la Tierra es salada y sólo el 2,79% es dulce, pero un 2% es hielo en los casquetes polares y glaciares, de modo que queda apto para el consumo menos del 0,8%.

El río Nalón nace en Fuente la Nalona, en el puerto de Tarana, Concejo de Caso (Asturias).

Así pues, el agua, que no aparece de manera espontánea en la naturaleza, y es imprescindible para la agricultura, la ganadería, la industria o el consumo humano, no es un recurso inagotable, y por tanto hay que ahorrarla, y gestionarla mediante obras hidráulicas como pantanos, canales y depuradoras.

EL AGUA EN LA NATURALEZA.

El ciclo del agua.

Se denomina ciclo del agua el continuo intercambio de agua que se produce en la Tierra.

Gráfico del ciclo del agua

El agua marina de los mares y océanos, los ríos y lagos, se evapora a la atmósfera, y regresa a la superficie, en forma de precipitaciones, en forma de rocío, lluvia o nieve.

Una parte importante de estas precipitaciones es captada por la vegetación y se vuelve a evaporar, una parte se filtra al subsuelo y se convierte en agua subterránea (que puede filtrarse incluso hasta el mar), y otra parte pasa a las redes hidrográficas superficiales y aprovecha (regadío, uso industrial o consumo doméstico), se conserva (lagos o estanques) o corre (ríos o torrentes) hasta el mar, donde reinicia el ciclo.

El agua salada: los océanos y los mares.

La mayor parte del agua del planeta es salada (97,21% del agua de la Tierra) y se encuentra en los océanos y los mares.

Un océano es una gran masa de agua que separa continentes y se comunica con otros océanos. Los tres grandes océanos de la Tierra son el Pacífico, el Atlántico y el Índico, que confluyen en el sur de la Tierra y forman el océano Glacial Antártico, mientras que al norte, el Pacífico y el Atlántico se unen y forman el océano Glacial Ártico.

Los mares son la prolongación de los océanos en las zonas más próximas a los continentes, como el mar Mediterráneo, el Cantábrico o el Caribe, que forman parte del océano Atlántico.

El agua dulce.

El agua dulce del planeta representa el 2,79% del total del agua de la Tierra, y se reparte según sus tres estados. La líquida en los lagos, los ríos, las capas freáticas y humedad del suelo. La helada en los casquetes polares, los icebergs, los glaciares y los glaciares. Y la gaseosa a la atmósfera.

El agua dulce helada: los casquetes polares y los glaciares.

El agua más abundancia es la presente en los casquetes polares en el Polo Norte (Océano Glacial Ártico, norte de Canadá y Groenlandia) y el Polo Sur (Antártida), y también tenemos los icebergs, que son grandes bloques de hielo que se han separado de los casquillos y los glaciares, y flotan en el mar en la mayor parte sumergidos, los glaciares, que son lenguas de hielo similares a los ríos, y los glaciares, que son zonas heladas permanentemente en las montañas.

El agua dulce líquida: los lagos y los ríos.

Los lagos son grandes masas de agua permanente depositada en depresiones del terreno. Se alimentan del agua de lluvia y de la que aportan los ríos. Los estanques son masas más pequeñas de agua embalsada.

Los ríos son corrientes continuas de agua. El agua de los ríos procede de fuentes y manantiales, de la lluvia o de la fundición de las nieves.

La cantidad de agua que lleva un río es el caudal. El caudal de un río está condicionado por las características de su cuenca, es decir, del conjunto de tierras que llevan sus aguas a este río.

También hay aguas subterráneas, que se atascan los acuíferos y corren por ríos subterráneos, sobre todo en las zonas de rocas caliza, como se ve en Rivadesalla, donde hay grandes cuevas como la de Tito Bustillo o la Cuevona.

El régimen de los ríos.

El régimen de un río está formado por las variaciones que experimenta el caudal a lo largo del año:
  • Si el río tiene un régimen pluvial, significa que sus aguas proceden principalmente de la lluvia. El caudal depende de la extensión de la cuenca del río y de la regularidad y la cantidad de las precipitaciones.
  • Si un río recoge las aguas de una cuenca que recibe lluvias abundantes durante todo el año, será muy caudaloso y regular.
  • Si las lluvias de la cuenca de un río no son regulares, el río tendrá crecidas en la época de lluvias y estiajes en las épocas secas.
  • Cuando la alimentación del río es de régimen nival, el agua procede mayoritariamente de la fundición de las nieves. Los ríos de este tipo presentan crecidas en primavera y al comienzo del verano, pero tienen el caudal bajo en invierno.
  • La alimentación del río puede ser de régimen mixto, tanto pluvial como nival, en proporciones distintas. Se llama pluvio-nival o nivo-pluvial según la que es más importante.

El trabajo de los ríos.

El río, a lo largo de su curso, desde que nace hasta que desemboca, hace varios trabajos, especializados según las partes del río, el curso alto, medio y bajo:

En el curso alto, el río hace un trabajo de erosión intensa gracias a la fuerza que tienen las aguas debido a los pendientes del relieve.

En el curso medio del río hace un trabajo de erosión menor porque la pendiente es bastante más suave. Entonces el río abandona los materiales más grandes y hace un trabajo de transporte de los materiales menores que puede arrastrar.

En el curso bajo la pendiente cada vez es más débil, el agua pierde velocidad y fuerza. El río hace un trabajo de sedimentación cuando deposita los materiales que arrastra. Llena los valles, forma deltas y hace emerger las playas poco profundas.

LOS OCÉANOS, MARES, RIOS Y LAGOS DE LA TIERRA.

Las aguas del planeta.

Los continentes y las grandes islas separan las masas de agua principales que cubren la Tierra y que consideramos distribuidas en cinco océanos: el Pacífico, el más extenso del planeta, el Atlántico, el Índico, el Ártico y el Antártico. Recordemos que son grandes masas de agua entre continentes.


Los mares, que recordemos que son las masas de agua más próximas a los continentes, pueden ser de tres tipos: costeros, como el mar de Noruega o el de Omán, continentales, como el mar Mediterráneo o el Báltico, e interiores, como el Caspio, el Muerto y el de Aral.

Los ríos nacen en las montañas, los lagos o los glaciares, y la mayoría son permanentes, pero en las áreas desérticas en muchos casos sólo llevan agua cuando llueve esporádicamente, como si fueran grandes torrentes, como los uadis del norte de África.

Los ríos más largos de la Tierra son africanos como el Nilo, americanos como el Misisipi, el Amazonas y el Paraná, y asiáticos como el Huang Ho, el Yenisei ... Algunos tienen enormes cuencas, territorios que drenan las aguas hay en el río, y la mayor cuenca es la del Amazonas, que tiene también el mayor caudal.

Los lagos más extensos se localizan en Asia, África y América del Norte.

El relieve terrestre es el factor geomorfológico que explica el curso de los ríos y la situación de los lagos. 

La dinámica oceánica.

Los movimientos de los mares y los océanos.

Debido a la acción de las olas, las mareas y las corrientes marinas, las aguas de los océanos y los mares se encuentran siempre en movimiento.

Las olas.

Las ondas son ondulaciones que se forman cuando el viento agita la superficie de mares y océanos. Las aguas se rizan y empujan las que tienen al lado, y éstas, a su vez, agitan las aguas contiguas, y así sucesivamente.

Cuando estamos observando las olas desde la costa tenemos la impresión de que avanzan hacia la playa, pero de hecho no se desplazan: sólo suben y bajan haciendo un movimiento de tipo circular y se deforman y se rompen cuando rozan el fondo del mar.

Las mareas.

Las mareas son ascensos y descensos del nivel del agua del mar provocados básicamente por la atracción de la Luna sobre el agua de los océanos y los mares.

La fase en la que el nivel del agua sube es llamada marea alta.

La fase de descenso se denomina marea baja.

Las corrientes marinas.

Las corrientes marinas son como grandes ríos que circulan por los océanos. Aunque parezca extraño, el agua de las corrientes y el agua del resto del mar no se mezclan, porque son muy diferentes en temperatura, densidad y salinidad.

Cuando la temperatura de una corriente es superior a la del agua contigua se considera que es una corriente cálida, y cuando la temperatura de la corriente es inferior, la corriente es fría.

La acción marina en el modelado de las costas.

La acción del agua marina en forma de ondas y mareas y las corrientes marinas, modela las costas y desgasta los acantilados y provoca el retroceso.

Las corrientes costeras arrastran las rocas que se desprenden del acantilado, junto con los sedimentos que los ríos han depositado en el mar, y los depositan en zonas resguardadas, donde forman playas, albuferas, etc.

Las corrientes marinas y su influencia cálida o fría en el clima.

Las corrientes marinas modifican el clima de las costas para que las calientan o enfrían. Las costas bañadas por una corriente fría suelen ser muy áridas, porque las aguas frías no se evaporan y, por tanto, el aire es seco.

Las costas que reciben las aguas de corrientes cálidas suelen estar libres de hielo y las lluvias suelen ser más abundantes.

La composición del agua marina.

El agua del mar cuento sales minerales. De todas estas sales las más abundantes son el sodio y el cloro, que cuando se juntan forman el cloruro sódico o sal marina. El contenido de sal es más elevado en aguas cálidas y poco profundas, donde el agua se evapora rápidamente. Por eso el Mediterráneo es un mar salado y la sal es mínima en los mares polares.

LOS RÍOS DE EUROPA Y DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

Los ríos de Europa.

En Europa hay muchos ríos. Los ríos europeos tienen mucha relación con el clima del lugar por donde circulan y es por eso que se dividen en tres grupos:

Los ríos de tipo continental, como el Dvina Occidental, Dniéper y el Don, registran crecidas en primavera, cuando se funden las nieves, y en verano, en la estación lluviosa.

Los ríos de tipo oceánico, como el Garona, el Loira, el Sena, el Támesis y el Elba, son caudalosos y regulares, porque las llanuras por las que pasan están situadas bajo la influencia del clima atlántico.

Los ríos mediterráneos, excepto el Ebro, el Ródano y el Po que se alimentan de las aguas que proceden de las altas cordilleras, son cortos y sufren fuertes estiajes en verano.

Los ríos de la Península Ibérica.

 En la Península Ibérica los ríos se agrupan en tres vertientes, según el mar o el océano en el que desembocan:

Ríos de la vertiente cantábrica.

Los ríos de esta vertiente son cortos y llevan mucho caudal porque las montañas donde nacen se encuentran muy cerca del mar Cantábrico, al que desembocan. Además, estos ríos son caudalosos porque las precipitaciones en estas tierras son abundantes prácticamente durante todos los meses del año.


Ríos de la vertiente atlántica.

Se trata de ríos largos, que nacen lejos de la desembocadura, en el océano Atlántico, y que reciben numerosos afluentes a lo largo de su curso. En general son ríos caudalosos, aunque sufren notables estiajes durante los meses de verano.

Ríos de la vertiente mediterránea.

 Salvo en el caso del Ebro, los ríos mediterráneos son cortos, de poco caudal y muy irregulares. Las crecidas de estos ríos son muy notables cuando llueve torrencialmente en primavera y en otoño, pero sufren estiajes muy intensos durante el verano, como son los casos del Turia o del Segura.

En la costa mediterránea y en el Atlántico sur se han formado estuarios y deltas. Se trata de depósitos fluviales en la desembocadura de los ríos, en el primer caso, la erosión marina supera la acumulación fluvial, y en el segundo, al revés. También hay albuferas, lagunas formadas por aguas marinas en zonas de playa baja debido al adelanto de la tierra sobre el mar. Estos humedales litorales han dado lugar a ecosistemas muy variados. 

LA RIQUEZA DE LAS AGUAS MARINAS.

Las aguas marinas son una extraordinaria fuente de riqueza. Entre los principales usos que se han dado históricamente destacan la pesca, como vía de comunicación, el aprovechamiento de la sal en las salinas, el uso turístico en barcos o en las costas, la explotación de los recursos energéticos del petróleo y el gas natural...

La pesca de crustáceos y peces, el cultivo de algas y la acuicultura marina han progresado bastante desde los primeros tiempos del hombre. Todavía se hace una pesca tradicional en pequeños barcos pero la mayor parte de la pesca se realiza en grandes naves. España es una de las grandes potencias mundiales en pesca.

Como vía de comunicación los mares y océanos han fomentado el transporte de pasajeros y mercancías por todo el mundo. España destaca por sus grandes puertos de Barcelona, Valencia, Bilbao y Algeciras.

El aprovechamiento de las salinas ha proporcionado al hombre la mayor parte de la sal utilizada en la alimentación. En España tenemos buenos ejemplos en las salinas de Ibiza, favorecidas por el clima cálido y porque el agua mediterránea es muy salada.

El uso turístico para barcos anclados en puertos deportivos o para turistas que visitan las costas para admirarlas o bañarse, es una riqueza económica esencial en muchos países, como España, y lo es especialmente en las costas levantinas y las islas Baleares.

La explotación de los recursos de petróleo y gas natural es fundamental para mantener la producción energética, y los pozos marinos menudeaban en las costas.

Últimamente empieza a pensar en explotar también minas submarinas y los molinos marinos de viento para la energía eólica.

LA RIQUEZA DE LAS AGUAS DULCES.

 El agua dulce, que no aparece de manera espontánea en la naturaleza, es imprescindible para el regadío de la actividad agraria (agricultura y ganadería), la industria química, la producción de energía hidroeléctrica, las vías de comunicación fluviales, el turismo los ríos, y el consumo humano en las ciudades. Cuanto mayor es el desarrollo de una sociedad más alto es su consumo de agua, por lo que es un importante indicador de la riqueza, y una de las mejores inversiones en el Tercer Mundo es proporcionar agua potable a la población para que mejore la higiene y el nivel de vida.

Mucha gente piensa que el agua es inagotable, pero la realidad es que ante un consumo creciente nos encontramos con una disponibilidad decreciente porque el hombre contamina o saliniza muchos acuíferos.

El agua, como es un recurso escaso, y por tanto se debe ahorrar con medida, y debe gestionarse con obras hidráulicas como presas, canales y depuradoras o potabilizadoras.