UD 1- LOS ORÍGENES DE LA EDAD MEDIA: BIZANCIO Y LA EUROPA DE CARLOMAGNO.

LOS ORÍGENES DE LA EDAD MEDIA: BIZANCIO Y LA EUROPA DE CARLOMAGNO.
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Santa María del Naranco (Oviedo).

1.    El final del mundo romano.

El Imperio Romano alcanzó su mayor extensión al comienzo del siglo II d. C y duró 2.000 años. Estaba dividido en provincias, directamente sometidas al control del Emperador y del Senado.

A pesar de que en esta época alcanzó su máximo esplendor, existían algunos problemas graves que se fueron ahondando a partir del siglo III d. C.  Éstos fueron: 

1.- Enemigos externos: Aparecen pueblos que amenazan las fronteras romanas, especialmente los persas en la zona de Mesopotamia y los germanos en el Rin.

2.- Excesivo poder de los soldados: El peligro inminente de los pueblos germanos en la frontera noreste obligó a Roma a mantener en armas un ejército de medio millón de legionarios quienes comenzaron a usar la fuerza para nombrar a los emperadores que les prometían favorecerlos. Esto provocó una gran inestabilidad política.


3.- Gran crisis social: Esta crisis se manifestó principalmente en las provincias más atrasadas del Imperio, cuyos habitantes le exigieron al gobierno la totalidad de los derechos políticos y sociales.


4.- Ruptura del equilibrio económico: El sector de Oriente del Imperio se enriqueció más que el  sector Occidental, lo cual provocó problemas dentro del Imperio. 

Rómulo Augustulo, último emperador de Occidente. Tremisis de oro.
5.- Gran crisis económica: Se elevaron los impuestos y contribuciones. Se ensayó la planificación central y rigurosa de la producción pero sólo provocó el estancamiento generalizado. Aparecen la inflación y el desempleo, el desabastecimiento, el mercado negro y la especulación.


6.- Gran concentración urbana y éxodo rural: Los habitantes del Imperio dejan las zonas rurales y se dirigen hacia las ciudades. 

El punto de ruptura definitivo se produjo cuando Teodosio, emperador de origen español, legó el Imperio Romano, al morir, a sus dos hijos en el año 395. A Honorio le correspondió el Imperio de Occidente, cuya capital era Roma, y a su segundo hijo, Arcadio, el Imperio de Oriente, cuya capital era Constantinopla, siguiendo destinos muy diferentes. 

Recreación de lucha entre romanos y gemanos.


En el año 476,  el Imperio Romano de Occidente sucumbía bajo la presión de los germanos, mientras que el Imperio Romano de Oriente sobrevivió hasta el año 1453, año en que cayó en poder de los turcos.  Estas dos fechas son las que la historiografía tradicional ha considerado que marcan el inicio y fin de la Edad Media de la civilización occidental.


1.1.    El Imperio bizantino.



El Imperio Romano de Oriente también es conocido como Imperio Bizantino.  Se originó en el año 395  cuando el emperador Teodosio dividió el Imperio Romano en dos: Oriente y Occidente.


El Imperio Romano de Occidente, que fue destruido por los germanos (bárbaros) en el año 476, pero el Imperio Bizantino logró sobrevivir a la amenaza germánica, llegando a durar casi diez siglos.


Los bizantinos, que eran en realidad una pluralidad de pueblos, lograron fusionar la cultura griega y romana, los elementos religiosos de cristianos y paganos y las costumbres occidentales y orientales. De esta manera conservaron los aportes culturales de la antigüedad y los re-elaboraron bajo nuevas formas. Ocuparon buena parte de la península de los Balcanes, Egipto y parte del norte de África, Asia Menor, Palestina y Siria.


Durante muchos siglos el Imperio Bizantino fue la civilización clave para evitar la expansión del islam en Europa.


Aunque hablaban griego, los bizantinos se llamaban así mismos romanos, pues se consideraban los genuinos herederos de este antiguo imperio. Por eso a Constantinopla, su capital, se le conocía también como la nueva Roma. 

Justiniano el Grande. Mosiacode la basílica de San Vital (Rávena).

Entre los siglos VI y VII, Bizancio vivió su máximo esplendor, con los emperadores Justiniano y Heraclio. Ampliaron en Imperio hacia occidente y llegaron a recuperar el sur de las penínsulas Ibérica e Itálica y norte de África occidental. Justiniano, además, recogió en un código el derecho romano, que siglos más tarde ha sido la base del derecho moderno de muchos países. También hizo que se construyeran grandes obras públicas: caminos, acueductos y grandiosos edificios, como la iglesia de Santa Sofía en Constantinopla o San Marcos en Venecia.

Iglesia de Santa Sofía. Constantinopla - Estambul (Turquía).

El Imperio Bizantino estaba gobernado una monarquía teocrática en la que el emperador o basileus era considerado el delegado de Dios en la Tierra y por lo tanto un personaje sagrado. Por eso fue el jefe de la Iglesia y como tal podía nombrar a los patriarcas. Al emperador se lo representó como a los santos con la cabeza rodeada por un halo de luz.


Con un poder absoluto, el emperador fue también el jefe supremo de la administración y del ejercito bizantino. Para su acción de gobierno contaba con tres instrumentos.
  • La burocracia civil, conformada por funcionarios que eran verdaderos profesionales de la administración pública.
  • El ejército, muy numeroso, integrado por soldados de las más diversas nacionalidades. En las zonas de frontera la defensa se completó con los estratiotas, que eran soldados campesinos a quienes se les pagaba mediante la entrega de tierras.
  • La iglesia bizantina que a diferencia de lo que ocurría en Occidente, se encontraba subordinada al emperador. Esta característica se le conoce como césaro-papismo.


El Imperio bizantino estaba dividido en provincias o Themas y gobernadas por los estrategas nombrados por el emperador.


Bizancio fue uno de los centros económicos más importantes del mundo medieval. La economía bizantina fue mayoritariamente de base agraria.


Las grandes propiedades agrícolas estaban en manos de la Iglesia y de la aristocracia, pero también había pequeños propietarios que con el paso de los siglos, desaparecieron, incorporándose los grandes dominios como colonos.


Este imperio desarrolló un importante actividad artesanal y de comercio internacional. Gracias a esta última, en los mercados de Constantinopla y de otras ciudades del imperio se podían hallar productos de zonas tan diversas como por ejemplo, China, Persia o de la península Ibérica. Los artesanos bizantinos fabricaban a su vez numerosas piezas de gran calidad que se vendían al extranjero.


Por ello, la moneda bizantina, el sólido o besante, fue aceptada en todos los mercados de la Edad Media hasta el siglo XI y considerada como una moneda internacional. 
 
Sólido de oro bizantino.
La sociedad bizantina estaba profundamente jerarquizada: en lo más alto se situaba la nobleza y el clero y en la base, los campesinos y los comerciantes. También estaba influenciada y condicionada por la religión, de manera que lasas distintas corrientes e interpretaciones religiosas del cristianismo generaban tensiones y conflictos, que a su vez se transformaban en  problemas  de índole política y poder.


Esto ocurrió por ejemplo con el monofisismo, una corriente religiosa que sostenía que Jesús de Nazaret sólo tenía una naturaleza: la divina. Frente a ellos, la posición cristiana que invocaba la doble naturaleza de Jesús: humana y divina.


El monofisismo fue popular en Siria y Egipto, por eso, estas regiones trataron constantemente de separarse del imperio. Esto último facilitó su conquista por parte de los árabes y posterior expansión.
Mosaico en el interior de Santa Sofía. Estambul (Turquía)

En el siglo VIII se originó otro conflicto promovido por los iconoclastas. Éstos sostenían que las imágenes religiosas o iconos llevaban a prácticas supersticiosas, porque se adoraba en ellas a la imagen representada y no a la divinidad verdadera. Además, los iconoclastas buscaban disminuir el poder económico y social de la cada vez más poderosa Iglesia.


A diferencia del monofisismo, los iconoclastas fueron protegidos por algunos emperadores bizantino. Este hecho provocó un distanciamiento entre estos monarcas y el Papa romano, que se oponía a esta corriente religiosa.


Este proceso culminó con el cisma de Oriente entre la cristiandad occidental y oriental, en 1054. En tanto que la primera aceptó como jefe espiritual al Papa de Roma, el Oriente reconoció como jefe supremo al patriarca de Constantinopla. La Iglesia de Oriente se llamó a partir de entonces griego-ortodoxa. 

Murallas de Constantinopla - Estambul (Turquía)
A partir del siglo XI, Bizancio entró en crisis, Las regiones más ricas fueron ocupadas por los árabes, lo que provocó un fuerte declive económico, agravado por la limitación del comercio y la disminución del rendimiento agrícola. El campesinado comenzó a trasladarse a los grandes núcleos urbanos buscando protección. Cada vez había menos dinero para pagar a los ejércitos que defendían el Imperio. Los árabes y turcos, enemigos tradicionales de los bizantinos, fueron ocupando progresivamente buena parte de sus territorios, hasta que en el año 1453, Constantinopla, cayó en manos del sultán otomano Mehmet II, desapareciendo para siempre los últimos vestigios del Imperio Romano.

1.2.    El Imperio carolingio.
 
Carlos I el Grande o Carlomagno

A partir del año 476, el Imperio romano de Occidente fue invadido por los pueblos bárbaros del este de Europa. Los emperadores romanos al no contar con suficientes legiones para defender las fronteras y sus territorios, se verán obligados a pactar con algunas tribus para que estos luchen con ellos y les defiendan, a cambio les entregaran algunas zonas del Imperio para que se establezcan. De esta manera, los ostrogodos y lombardos se asentaron en la península itálica, los francos, burgundios y visigodos en la Galia, los suevos, visigodos y alanos en Hispania, los anglos, sajones y jutos en Britania, los vándalos en el norte de África y los turgundiosalamanes en torno al río Rhin.

Recreación de batalla entre legionarios romanos y pueblos germanos.
Los francos, un pueblo procedente de la zona del Rhin, se estableceran en la Galia formando un reino, que será el germen del Imperio carolingio. 

Carlos Martel
Los francos consolidaron el reino más estable de todos pueblos bárbaros. Clodoveo unificó y creó el reino de los Francos, derrotando y expulsando de la Galia a los visigodos, ostrogodos y burgundios, y, convirtiéndose en el rey más destacado de la dinastía merovingia. La dinastía acabó por debilitarse por las continuas disputas entre los herederos y la adquisición de más poder de los maior domus  o “mayordomos de palacio” (nobles de palacio), el más destacado de éstos fue Carlos Martel, quien frenó el avance de los musulmanes por Europa en la batalla de Poitiers en el año 732. Su hijo Pipino “el Breve” se proclamará rey de los francos, iniciando la dinastía carolingia, cuyo principal representante es su hijo, Carlos I “el Grande” o Carlomagno.

Carlos I ·el Grande" o Carlomagno
Carlomagno heredó la corona en el año 768 e inició una serie de conquistas territoriales importantes, de esta manera consiguió crear un gran imperio que se extendía por la actual Francia, este de Alemania, norte de España, norte de Italia y las actuales Suiza y Austria.


Carlomagno fue proclamado como Imperator Romanorum gubernans Imperium (emperador gobernante del Imperio romano), de manos del papa León III. Reforzará la seguridad de sus territorios, los dividió en marcas (tierras fronterizas gobernadas por un marqués) o condados (gobernados por un conde) y otorgó mucho poder a los nobles. Se nombró defensor de la cristiandad y durante su reinado impulso la cultura, con grandes pensadores como Alcuino de York o Rabano Mauro.

Alcuino de York y Rabano Mauro

Con la muerte de Carlomango comienza la decadencia de su imperio. Su hijo Luis apenas pudo mantenerlo y sus nietos se lo repartieron el Tratado de Verdún en el año 843, dividiéndolo en tres reinos: Francia, Lotaringia y Germania.