LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES: MESOPOTAMIA.
1. Mesopotamia.
La primera civilización de la historia se desarrolló
en Oriente Próximo, en el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates
(actual Irak), región conocida como Mesopotamia. Esta región se divide en dos grandes partes: la Baja
Mesopotamia o Caldea, al sur, habitada por sumerios y acadios, y la
Alta Mesopotamia o Asiria, al norte, habitada por asirios.
Durante el tercer milenio
antes de Cristo, la civilización se desarrolló al sur. Los sumerios se
organizaron en ciudades-estado regidas por reyes-sacerdotes como Gudea.
Alrededor del 2300 a.C., los acadios invadieron estas ciudades y crearon el
Imperio acadio. En los siglos VIII y VII a.C., los asirios, pueblo
guerrero del norte, impusieron su poder y crearon el Imperio asirio.
La vida de las primeras
ciudades se organizaba alrededor del templo, sede del poder religioso y
político. A su alrededor se concentraban los palacios y viviendas, y, todo ello protegido por una importante muralla. Las casas se distribuían en
barrios de callejas estrechas y trazado irregular.
El templo era el dueño de
tierras que rodeaban la ciudad y talleres. Posteriormente, los reyes pasaron a
controlar los diferentes reinos e imperios desde los palacios, donde había gran
cantidad de funcionarios y sacerdotes. El título real era hereditario y se
transmitía de padres a hijos.
La sociedad estaba muy
jerarquizada. En lo más alto de la organización el rey y su familia, los sacerdotes,
el ejército y los funcionarios y en lo más bajo el resto
de población (campesinos y esclavos).
Patesi (rey) Gudea. Escultura sumeria. |
En Mesopotamia surgió la escritura, como una forma de llevar
registros de las cosechas, el ganado y los impuestos que debía pagar el
campesinado. También se inventaron los códigos
de leyes, como una forma de organización y convivencia de una vida cada vez
más compleja, como era la urbana.
Los mesopotámicos eran politeístas.
Sus dioses principales eran el cielo (An), la tierra (Ki) y
el agua (Enki). Cada dios era un elemento
de la naturaleza o profesión. Ninguna persona, ni siquiera el rey, era
considerada un dios. Los templos eran la residencia de los dioses en la tierra.
A veces los construían sobre una torre escalonada llamada zigurat. En ellas había gran cantidad de funcionarios
que controlaban las vidas espiritual y terrena del pueblo.
Periodos históricos de Mesopotamia:
1.- Etapa Sumerio-Acadia (4000-2000 a.C.). Los sumerios desarrollaron la primera civilización histórica. Se
establecieron en ciudades-estado o pequeños reinos, gobernadas por “patesis”
(reyes). Las principales ciudades sumerias fueron: Ur, Uruk, Lagash y Nippur. Desecaron
pantanos, abrieron canales de riego, establecieron la escritura cuneiforme e
inventaron la ruda. Hacia el año 2400 a.C., los acadios invadieron Sumeria,
fundando ciudades como Akkad y Babilonia. Sometieron a los sumerios y adoptaron
su cultura.
Ruinas de Ur (Irak) |
2.- Primer Imperio Babilónico (2000-1595 a.C.). Bajo el reinado de Hammurabi, Babilonia se convirtió en un importante foco
político, económico y cultural. Hammurabi creó un imperio y se destacó como el
primer legislador conocido, estableciendo un código normativo y jurídico (código
de Hammurabi), el cual unificó las leyes de su imperio.
3.- Imperio Asirio (1360-612 a.C.). Los asirios
fueron un pueblo belicoso del norte de Mesopotamia, que impuso su dominio en
toda la región. Tenían un poderoso ejército basado en arqueros, carros de
combate, máquinas de asedio y armas de hierro. Entre sus principales
gobernantes destacaron Sargón II, Senaquerib y Asurbanipal. Establecieron su
capital en Ninive y desde allí ejercieron un cruel dominio sobre Mesopotamia y
el Medio Oriente, lo que generó la rebelión de los babilonios, medos y persas,
quienes destruyeron a los asirios.
4.- Imperio Neobabilónico (612-538 a.C.). Babilonia
volvió a ser el centro político, financiero y artístico del Medio Oriente bajo
el reinado de Nabucodonosor II. Este imperio caerá bajo el dominio de los persas.
5.- Imperio Persa (538-330 a.C.). Se fundó cuando los
persas ocuparon toda la zona de Mesopotamia, ampliándolo hasta Egipto y Asia
Menor. Sus reyes más importantes fueron Ciro el Grande, Darío I y Jerjes I.
El arte mesopotámico refleja al mismo tiempo la adaptación y el miedo de las gentes a las fuerzas naturales, así como sus conquistas militares.
En las ciudades de Mesopotamia, el templo fue el centro del comercio y la religión hasta que fue desbancado en importancia por el palacio real.
El suelo de Mesopotamia proporcionaba el
barro para los adobes que fueron el
material constructivo más importante de esta civilización. Los mesopotámicos
también cocieron esta arcilla para
obtener terracota, con la que realizaron cerámica,
esculturas y tablillas para la escritura.
Se conservan pocos objetos en madera. En la escultura emplearon basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron algunos metales como el bronce, el cobre, el oro y la plata, así como nácar y piedras preciosas en las piezas más delicadas.
El arte de Mesopotamia abarca una tradición de 4.000 años con estilo aparentemente igual. Hasta la conquista por los persas en el siglo VI a.C. cada uno de los grupos que la habitó, hizo su propia contribución al arte mesopotámico.
Se conservan pocos objetos en madera. En la escultura emplearon basalto, arenisca, diorita y alabastro. También trabajaron algunos metales como el bronce, el cobre, el oro y la plata, así como nácar y piedras preciosas en las piezas más delicadas.
El arte de Mesopotamia abarca una tradición de 4.000 años con estilo aparentemente igual. Hasta la conquista por los persas en el siglo VI a.C. cada uno de los grupos que la habitó, hizo su propia contribución al arte mesopotámico.
Detalle del friso de los arqueros reales (Susa). |
El zigurat de la ciudad de Ur es uno de los que mejor se ha conservado gracias a que después de su destrucción, por los acadios, el rey Nabucodonosor II lo mandó reconstruir. El templo constaba de siete plantas y en la terraza se encontraba el santuario. A la última planta se accedía por interminables y estrechas escalinatas que rodeaban los muros.
Capitel con cabezas de toro. |
La arquitectura monumental aqueménida retomó las formas
babilónicas y asirias con la monumentalidad egipcia y el dinamismo griego. Los
primeros palacios de Pasargada de Ciro
el Grande (559-530) poseían salas de doble hilera de columnas con capiteles en forma de cabeza de toro de
influencia jónica. Para centralizar el poder, Darío (522-486) transformó en
capitales administrativas y religiosas a Susa y Persépolis respectivamente. Sus palacios fueron los últimos testimonios de
la arquitectura oriental antigua.
En cuanto a las tumbas, los monarcas aqueménidas, que no siguieron la tradición zoroástrica
de exponer sus cadáveres a las aves de rapiña, excavaron fastuosos monumentos funerarios en las rocas de montañas
sagradas. Una de las más conocidas es la tumba
de Darío I, en la ladera del monte Hussein-Kuh. Su fachada imita el portal
de un palacio, y se halla coronada con el disco del dios Ahura Mazda. Este fue
el modelo seguido posteriormente en las necrópolis.
Las primeras esculturas descubiertas en la Mesopotamia datan del 5000 a.C. y son en su mayoría figuras de barro muy similares a las de las Venus prehistóricas encontradas en el resto de Europa. En el milenio siguiente se refleja una estilización de las formas tendientes al naturalismo y se encuentran piezas en mármol tales como bustos, estelas conmemorativas y relieves. La más importante es la estela encontrada en Lagash, considerada la más antigua del mundo en cuanto que en ella aparece por primera vez la narración figurativa de una batalla.
Las estatuas más típicas son figuras de hombre o mujer de pie, llamados orantes, ataviados con largas túnicas con las manos tomadas a la altura del pecho, siendo la cara la parte más llamativa del conjunto por el relieve de los ojos normalmente realizados con piedra. En cuanto a los relieves, estos han sido de una importancia fundamental para comprender la historia, la iconografía religiosa y el ceremonial de los pueblos mesopotámicos.
Existían varios tipos, entre ellos los esculpidos en la piedra y los realizados sobre ladrillos esmaltados como es el caso de los pocos restos encontrados de la famosa "Puerta de los dioses" (de hecho, eso significa Babilonia) y los de arcilla. Dependiendo del pueblo y de la ciudad los temas y los estilos variaban: durante las dinastías acadia y persa la temática era la narración de la victoria de los reyes, mientras que en tiempos de los babilonios se preferían las representaciones de las divinidades o de las tareas cotidianas del pueblo.
Estandarte real de Ur |
Entre los valores más preciados de este tesoro se cuenta el tocado de una de las sesenta y cuatro cortesanas enterradas en el sepulcro real, de una suntuosidad y un diseño exquisito, en el que finísimas láminas de oro imitan hojas y pétalos de flores. Restos de vajilla labrada en oro y numerosísimas estatuillas de cobre, uno de los metales más trabajados, así como collares y brazaletes de cornalina, lapislázuli y plata e instrumentos musicales con piedras preciosas completaban el tesoro más antiguo del mundo oriental.
En las formas y el modelado del metal se descubre un naturalismo de cierta ingenuidad, con obsesión por el detalle ornamental. Se hace difícil un estudio del estilo general de la orfebrería mesopotámica debido a la gran variedad de pueblos y culturas que poblaron sucesivamente el territorio. Sin embargo, en todos los objetos se descubre el valor de las fuerzas de la naturaleza y la esperanza del hombre en una vida después de la muerte, algo que explica que los objetos más valiosos se encontraran en los sepulcros.
También durante el Imperio Persa (VI a.C.) la orfebrería experimentó un florecimiento. Los tesoros encontrados en las excavaciones dan cuenta de la habilidad de los artesanos en la realización de bellísimos utensilios y objetos decorativos en oro y plata. Destacan sobre todo las piezas del último período del Imperio. El naturalismo de las estatuillas destinadas a los hipogeos y el logrado dinamismo de su decoración refleja la influencia de los artistas griegos.
Ruinas del palacio de las mil columnas. Persépolis. |