UD 2- EL RELIEVE ESPAÑOL, SU DIVERSIDAD GEOMORFOLÓGICA

EL RELIEVE ESPAÑOL, SU DIVERSIDAD GEOMORFOLÓGICA

INTRODUCCIÓN. 

España ocupa un territorio de 504.750 km², sobre la Península ibérica (492.463) y los archipiélagos balear (5.014) y canario (7.273).

Ha sido considerado un país de encrucijada entre Europa y África, entre el Atlántico y el Mediterráneo. Pero aunque la separan de Europa los Pirineos y de África el estrecho de Gi­braltar, lo cierto es que son obstáculos fáciles de superar, como lo demuestra la historia.

Sobresale en Europa por su situación periférica en un extremo, continentalidad dominante, costas rectilíneas y por ser un mosaico de piezas geográficas, lo que ha determinado la particular trayectoria histórica de las actuales regiones españolas. La influencia del mar es escasa (pese a la longitud de las costas estas son demasiado rectilíneas), lo que diferencia la Iberia interior (extensa, elevada y continental) y la Iberia periférica (marítima y accesible).

Su geomorfología es la de un país alpino y su bioclima dominante es subtropical-mediterráneo, con dos grandes zonas: húmeda y seca.

1. RELIEVE.

1.1. PRINCIPALES RASGOS DEL RELIEVE.
  • La forma maciza, escasamente recortada del contorno costero. 
  • La altitud media elevada (660 m), sólo superada en Europa por Suiza, debido a la elevada Meseta. 
  • La disposición periférica del relieve, con un cinturón de sierras periféricas.

1.2. GÉNESIS DEL RELIEVE. 

Precámbrico (4.600-542 millones de años).

Las primeras formas del relieve se formaron en el Precámbrico (4.700-570 millones de años), sobre todo durante la orogénesis charniana. El viejo macizo precámbrico, plegado y arrasado por la erosión, fue cubierto posteriormente por los mares paleozoicos. De aquél quedan algunos restos dentro del Macizo Galaico, el Sistema Central, y otros lugares menores (p.e. Menorca). 

Era Primaria: Paleozoico (542-225 millones años).

La Era Primaria o Paleozoico se data en 570 y 225 millones de años. Se formó la Meseta Central, con materiales de pizarras, calizas y otras rocas metamórficas y plutonianas.

Las tierras emergidas estaban concentradas en un único e inmenso continente, Pangea, que comenzó a quebrarse a finales de la Era Primaria. La Península era parte del continente Euroasiático (o Paleuropa), que soportaba la presión del continente de Gondwana (África, América del Sur) hacia el norte.

Después de la orogénesis caledoniana, llegó la orogénesis herciniana, en el periodo Pérmico, al final de la era Primaria (hace unos 270 millones de años), provocada por la definitiva separación de Pangea. Se formó una gran cordillera que iba desde el norte de África hasta Hercinia (en Alemania), engrosando los relieves precámbricos y cámbricos, rejuveneciéndolos. De esta cordillera subsisten en Europa los Vosgos, las Ardenas, el Macizo Central francés, y en España el Macizo Galaico y la Meseta Central. Entre África y Europa se formó el gran mar de Tethis.

La Península ibérica emergió entonces en su mitad noroccidental, siguiendo una línea que correría aproximadamente entre Huelva y Barcelona, formándose el zócalo de la Meseta Central, llamado Hespérico. La Península estaba unida entonces a la costa francesa (Galicia estaba pegada a Bretaña) con una inclinación del eje Galicia-Cataluña en dirección NS. Su espalda tocaba la cordillera de los Apalaches en Norteamérica, aún no separada. 

Era Secundaria: Mesozoico (225-65 millones años).

La Era Secundaria o Mesozoico (225-65 millones de años) fue una larga etapa de erosión de los relieves hercinianos del macizo Hespérico, hasta crear una gran penillanura, y de sedimentación en las cuencas del mar de Tethis, progresivamente ampliado, cuyas regresiones y transgresiones colmataron con estratos sedimentarios mesozoicos las depresiones que rodeaban el Macizo Hespérico (el único conjunto no inundado por el mar), sobre todo en las zonas pirenaica y bética, mientras que en la zona del sistema ibérico se acumulaban depó­sitos de origen marino. 

Era Terciaria (65-2 millones años).

En la Era Terciaria (65-2 millones de años), que forma parte del Cenozoico (que aún dura), la Península como es hoy en día fue configurada por el movimiento tectónico alpino-himalayo en el Terciario inicial o Paleogeno (65-25 millones de años).

Su origen fue la completa separación de los continentes actuales y la presión hacia el norte de los pertenecientes al antiguo continente de Gondwana, registrándose dos formidables efectos:
  • El plegamiento, por presión, de los inmensos y flexibles sedimentos secundarios y terciarios del mar de Tethis, hasta formar grandes cordilleras. 
  • La fractura de los rígidos macizos antiguos, rejuveneciendo el relieve al crear horsts elevados y cubetas hundidas, junto a la formación de grandes depresiones en los puntos de contacto entre los macizos y las cordilleras alpinas, pues algunos de los bloques se hundieron a lo largo de las líneas de contacto (las depresiones del Ebro y del Guadalquivir).

El plegamiento alpino será el más importante de la historia geológica de la Peninsula, más que el herciniano, pues de él resultaron:
  • Las cordilleras de los Pirineos y las Béticas. 
  • Las fosas sedimentarias del Ebro y del Guadalquivir. 
  • El rejuvenecimiento, por plegamiento y fracturación, de los bordes del macizo meseteño, con la formación de las cordilleras Cantábrica e Ibérica y de la Sierra Morena. 
  • La desnivelación, mediante fallas, del Macizo Galaico. 
  • El levantamiento, a modo de horsts, de los bloques montañosos del Sistema Central y los Montes de Toledo. 
  • La inclinación tardía hacia el Atlántico de la actual Meseta (más afectada por el plegamiento alpino en el Este) lo que definió la hidrografía actual.

Una larga etapa en el Neogeno, al final del Terciario (25-2 millones de años), supuso la denudación y sedimentación de los relieves alpinos anteriores, pero con menor intensidad que en la era Secundaria (debido al menor tiempo geológico transcurrido). 

Era Cuaternaria (desde 2 millones años).

En la Era Cuaternaria (desde hace 2 millones de años) se produjeron fenómenos de glaciación, con efectos erosivos que han afectado profundamente a la Península. Glaciares, morrenas, lagos, la hidrografía y muchas de las formas del relieve actual corresponden a los efectos de las sucesivas glaciaciones.

1.3. LAS GRANDES UNIDADES DEL RELIEVE.

LA MESETA Y EL SISTEMA CENTRAL. 

La Meseta.

La Meseta es un inmenso zócalo del Paleozoico arrasado en el Mesozoico, con una altura media de 660 m, atravesado por el Sistema Central, que la divide en dos submesetas, septentrional y meridional.

La Meseta forma un conjunto de terrenos llanos y elevados de rocas muy antiguas entre las que abunda el granito, gneises, cuarcitas y pizarras metamórficas.

Ha sufrido deformaciones, sobre todo la herciniana, en la que fue erosionada formándose una penillanura con inclinación hacia el Este, después basculada al Oeste por la presión alpina, produciéndose abombamientos y resquebrajaduras, creándose dovelas elevadas y depresiones intermedias rellenadas con materiales modernos (mesozoicos y cenozoicos), por lo que en determinados lugares las rocas antiguas están recubiertas por otras sedimentarias que se han depositado sobre las anteriores en épocas más recientes. La roca sedimentaria más abundante es la arcilla, que da lugar a amplias superficies cultivables.

En la parte oeste de la Meseta, donde aparecen las rocas antiguas, los ríos forman barrancos profundos muy adecuados para la construcción de embalses. La clara inclinación hacia el Atlántico hace que los ríos corran hacia este, lo que obliga a los ríos Duero, Tajo y Guadiana a seguir un largo curso desde su nacimiento, más cerca del Mediterráneo, hasta su desembocadura en el Atlántico.

La Meseta ocupa gran parte de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Extremadura y en ella dominan los paisajes de amplios horizontes y vastas superficies monótonas ocupadas por trigales, olivares, viñedos y barbechos. 

El Sistema Central.

Forma un importante conjunto montañoso con una anchura de hasta 50 km. Esta montañas atraviesan la Meseta de este a oeste y la dividen en dos partes: la submeseta norte, drenada por el Duero, y la submeseta sur, drenada por el Tajo y Guadiana.

Está compuesto de rocas muy antiguas (granitos y otras rocas paleozoicas) y por su estructura no es una cordillera sino un complejo conjunto de varias rupturas ocasionadas por el plegamiento alpino, con alineaciones paralelas de horsts (bloques elevados) y fosas (blo­ques hundidos). Entre ellas pasa el Puerto de Navacerrada, que comunica el norte y el sur.

Las cumbres están arrasadas por la erosión. Hubo una fuerte acción glaciar en el Cuaternario.

Se distinguen cinco sierras, de este a oeste: Somosierra, Guadarrama, Gredos, Gata y La Estrella (en Portugal). La cima más alta es el pico Almanzor (2.592 m). 

Submeseta Norte.

La Submeseta Norte tiene una altura media de 700-850 m. La ocupa la antiplanicie del Duero y forma una inmensa llanura en la que aparecen páramos en la parte alta. El río Duero y sus afluentes (Esla, Pisuerga, Tormes, Adaja) cruzan la Submeseta Norte formando y regando algunas vegas, como la Tierra de Campos. 

Submeseta Sur.

La Submeseta Sur tiene una altura media de 600-750 m. (inferior a la del Norte), por lo que representa una falla o escalón que ocupa el Sistema Central. Está formada por dos antiplanicies separadas por los Montes de Toledo y las sierras de Guadalupe y San Pedro (estas en Extremadura): la antiplanicie del Tajo y la del Guadiana. En la Submeseta Sur encontramos llanuras extensas como la de La Mancha y la penillanura extremeña. 

Montes de Toledo. Situadoe entre La Mancha y la penillanura extremeña, son de escasa altitud (1.200-1.400 m), que disminuye de Oeste (Guadalupe, Montánchez, San Pedro) a Este. Es de tipo apalechense por su erosión diferencial reciente, que ha arrasado los materiales pizarrosos y respetado las cuarcitas, que han quedado como crestones sobre los valles pizarrosos. 

Campo de Calatrava. Entre los Montes de Toledo y Sierra Morena, es una zona montañosa elevada sobre la llanura de la Mancha. Está formada por un abombamiento del zócalo en dirección N-S. La presión alpina provocó fracturas, con fenómenos volcánicos. 

Penillanura extremeña. Es una superficie muy amplia y nivelada, con pequeños relieves residuales (crestones de cuarcita, macizos graníticos) como montes-isla. En la Tierra de Barros hay derrubios finos (arcillas, arenas).

RELIEVES PERIFÉRICOS DE LA MESETA.

La Meseta aparece limitada y aislada del resto de la Península por una serie de relieves montañosos que la rodean. 

Montes de León.

Las sierras de Tràs-os-Montes en Portugal y los Montes de León limitan la Meseta por el NO. Estos relieves forman un conjunto complejo y desordenado de montañas en las que abunda la pizarra.

Los Montes de León no son muy elevados, pero su anchura y la falta de valles transversales dificultan extraordinariamente las comunicaciones entre Galicia, Asturias y la Meseta, causando aislamiento entre Galicia y el resto de España. En cambio, el enlace natural de Galicia con Portugal explica en gran parte sus continuadas relaciones y su afinidad lingüística. 

Cordillera Cantábrica.

Es el borde septentrional de la Meseta, desde Asturias hasta el País Vasco, formando una barrera montañosa que limita la Meseta por el Norte y la aísla del mar.

En esta cordillera hay dos sectores bien diferenciados, oeste y este, separados por los Picos de Europa (el pico más alto es Torre de Cerredo, 2.648 m).

La zona oeste (sector asturiano). Es el sector más elevado, formado en el Paleozoico por rocas antiguas falladas, plegadas y levantadas del Carbonífero, unas pizarras que contienen carbón mineral. Este carbón se extrae en las minas de Asturias y la provincia de León. Estos terrenos, a lo largo de las eras geológicas, han sufrido fracturas y plegamientos, lo que explica que las vetas de carbón tengan una distribución fracturada e irregular, lo cual dificulta su extracción y la mecanización de las minas. Estos relieves montañosos dificultan las comunicaciones de la Meseta con Asturias, por lo que gran parte del tráfico debe circular por el Puerto de Pajares.

La zona este (sector cántabro). Es baja y está formada por relieves sedimentarios plegados entre los que abunda la caliza. Son relieves abruptos, pero más bajos que en la zona occidental, y discontinuos. En las calizas se encuentran muchas cuevas, y en algunas (p.e. Altamira), se han hallado importantes pinturas rupestres. Por esta zona más baja Castilla se comunicó al mar. 

Sistema Ibérico.

La cordillera ibérica rodea la Meseta por el noreste y este, en unos 380 km de longitud en la dirección NO-SE.

El sector del tercio noroccidental es el más elevado, con las sierras de Demanda, Urbión y Moncayo (Moncayo, 2.313 m).

El sector medio divide la cordillera en dos ramales al llegar junto al río Jiloca: la primera alineación limita al sur a la Depresión del Ebro y llega hasta el Mediterráneo, con las sierras de Gúdar y Javalambre; la segunda alineación bordea la Meseta, con la sierra de Albarracín y la Serranía de Cuenca. Entre ambas alineaciones se abre la zona hundida o fosa tectónica de Calatayud-Teruel.

En la cordillera dominan los relieves plegados, calcáreos y muy erosionados, entre los que asoman las rocas paleozoicas en el NO.

Es una cordillera muy alta y amplia por lo que aísla el litoral mediterráneo del interior y dificulta las comunicaciones. Las sierras de este sistema montañoso afectan profundamente las provincias de Soria, Teruel y Cuenca, montañosas y pobres de recursos. Por el centro de la cordillera discurre la divisoria de aguas más importante de la Península ya que en ella nacen los ríos Duero, Tajo, Turia y Júcar. 

Sierra Morena.

 Es la continuación del zócalo de la Meseta en el sur, formando su límite meridional y se extiende desde la frontera portuguesa de Huelva hasta el suroeste de Albacete. Su borde sur lo constituye la Depresión del Guadalquivir.

Está formada por materiales muy antiguos: granitos, pizarras, rocas metamórficas... en general muy semejantes a los del Sistema Central.

Las montañas no son elevadas, con una media de 1.000 m, culminando en la Sierra Madrona (Bañuela, 1.323 m), pero resulta muy difícil transitar por ellas debido a que no hay valles transversales que las atraviesen. El paso más importante que comunica la Submeseta Sur y Andalucía es el de Despañaperros. La importancia estratégica de este paso explica que en su proximidad tuvieran lugar batallas tan decisivas como la de Las Navas de Tolosa o la de Bailén.

En Sierra Morena se encuentran numerosas minas. Los yacimientos de mercurio de Almadén, de cobre de Riotinto, los de carbón de Peñarroya y los de plomo de Linares son buenos ejemplos. Algunas de estas minas y otras, hoy agotadas, se conocen desde la Antigüedad y han atraído importantes poblaciones para su explotación.

RELIEVES EXTERIORES. 

Macizo Galaico.

Situado en el NO de la Península, ocupa gran parte de Galicia. Es un abombamiento del ángulo noroccidental de la Meseta, con muchas fallas en dirección N-S.

Está formado por un zócalo de rocas antiguas, semejante al de la Meseta, intensa­mente erosionadas por la glaciación cuaternaria. La fracturación produjo muchos horsts y cubetas. Los bloques elevados forman viejos relieves o elevadas mesetas con algunas cumbres de rocas más resistentes. Destaca el bloque elevado de Cabeza de Manzaneda (1.778 m), contra fosas tectónicas (Bierzo, Monforte).

La proximidad del litoral y el desnivel existente entre las altas mesetas y el mar da a los ríos una enorme fuerza erosiva que talla en el granito valles profundos y gargantas, muy adecuadas para establecer embalses para la producción de energía eléctrica, sobre todo en el río Miño y su afluente el Sil. 

Montes Vascos.

Es un conjunto de montañas poco altas que enlazan la Cordillera Cantábrica con los Pirineos. Predominan las rocas secundarias, sobre todo calcáreas, muy erosionadas que ofrecen un paisaje típico de simas, dolinas y cavernas. Destacan el pico Aitzgorri (1.544 m) y Peña Gorbea (1.480 m). 

Los Pirineos.

Esta cordillera se extiende de este a oeste a lo largo de 430 km entre los cabos de Creus y de Higuer, formando una alta muralla accesible por algunos pasos como por ejemplo los de Perthus, Canfranc o Roncesvalles.

Es un paisaje típicamente alpino, en cuya estructura se distinguen varias zonas:

A) Axial, de este a oeste, dividida en tres partes: central, occidental y oriental.
  • La parte central es la más compacta, elevada e impenetrable, constituida por materiales paleozoicos fallados y posteriormente levantados (montañas) o hundidos (depresión de la Cerdaña). Es notoria la erosión glaciar, de la que restan circos, lagos y valles en artesa (con fondo llano y pendientes muy pronunciadas). En el Pico de Aneto (3.404 m) está el mayor glaciar de circo de España. Otra cima es el Monte Perdido. 
  • Las partes occidental y oriental descienden progresivamente y acaban formando relieves suaves tanto en la costa cantábrica como en la mediterránea.

B) Prepirineo, al norte y al sur de los Pirineos. Son bandas de montañas paralelas que descienden gradualmente a modo de escalones hasta el valle del Ebro y la llanura de Aquitania en Francia. Predominan los materiales calcáreos plegados, que forman sierras ásperas de tonos claros y escasa vegetación, cortadas por profundos barrancos. Sólo en las zonas donde abundan las margas los ríos abren valles amplios y fértiles, gracias a los abundantes caudales y a los sedimentos aportados desde los cursos superiores. 

Cordilleras Catalanas.

Son dos alineaciones montañosas que se extienden paralelas a la costa, en dirección noreste-sudoeste y cierran la Depresión del Ebro al litoral mediterráneo. La Cordillera Prelitoral tiene las sierras de Montseny y Montserrat. La Cordillera Litoral tiene relieves secundarios (Garraf, Montsià), que caen al mar. Sus altitudes no superan los 2.000 millones y están formadas por materiales muy diversos, en parte paleozoicos, rejuvenecidos por el movimiento alpino. Entre las dos cordilleras hay una estrecha depresión de gran importancia humana (Sabadell, Terrasa...) y económica. Están atravesadas por algunos valles fluviales (Ter, Llobregat). 

Cordilleras Béticas.

Las Cordilleras Béticas forman un conjunto montañoso extremadamente complejo y de interpretación muy discutida. Son las cordilleras más jóvenes de la Península. Se distinguen dos unidades: la Cordillera Penibética al Sur (la más alta) y la Subbética al Norte, separadas por una depresión longitudinal llamada “surco intrabético”. Se extienden desde Gibraltar hasta el cabo de la Nao (la Subbética) y el cabo de Palos (la Penibética).
  • Cordillera Penibética. Son abundantes los materiales antiguos (paleozoicos). En ella se sitúa la sierra más elevada de la Península, con los picos del Mulhacén (3.478 m) y el Veleta (3.392 m). 
  • Surco intrabético. Comprende una serie de depresiones u hoyas como las de Baza, Guadix, Granada, Antequera... con una intensa explotación agrícola y centros urbanos y comerciales muy importantes en el conjunto andaluz. 
  • Cordillera Subbética. Forma un arco externo de materiales secundarios plegados, entre los que dominan las margas y las calizas. El conjunto más importante está situado cerca de la cabecera del Guadalquivir donde las sierras de Cazorla, Segura y La Sagra forman un núcleo de dispersión de aguas que da nacimiento al Guadalquivir y al Segura. Otras sierras se extienden hasta el Mediterráneo y llegan al cabo de la Nao, desde donde parece que se prolongan bajo el mar hasta formar parte del relieve de las Baleares, concretamente en Mallorca e Ibiza.

DEPRESIONES. 

La orogénesis alpina, al fallar los materiales paleozoicos, provocó la fracturación en bloques, con el hundimiento de algunos de estos. Destacan las depresiones o fosas prealpinas del Ebro y del Guadalquivir. De menor importancia geológica son las depresiones castellanas: amplias llanuras interiores que se extienden por la submeseta meridional (Tajo) y septentrional (Duero), también de orogenia alpina, como las anteriores.

Los materiales de estas depresiones son en su mayor parte arcillas, margas, areniscas y otras rocas sedimentarias. Los ríos, al pasar por las depresiones se hunden en estos materiales blandos y forman valles amplios que separan cerros poco extensos de vertientes suaves. Se forman paisajes tabulares si algún estrato duro protege los materiales blandos inferiores. En las zonas más bajas las aguas tienen dificultades para salir y se forman marismas y lagunas. 

Depresión del Ebro.

Forma un triángulo entre los Pirineos al norte, la Cordillera Ibérica al suroeste y las Cordilleras Catalanas al este. Esta situación geográfica cerrada en el interior explica la continentalidad del clima y la escasez de precipitaciones.

La recorre el único gran río de la vertiente mediterránea, el Ebro, que con todos sus afluentes (Arga, Aragón, Gállego, Cinca y Segre desde el norte, Jalón y Guadalope desde el sur) forma una amplia red hidrográfica.

Los suelos de los valles del Ebro y sus afluentes son muy fértiles, con un amplio uso agrícola. En cambio, en las zonas situadas entre estos valles la presencia de costras salinas, generalmente de yesos, configura unos terrenos áridos. Abundan las formas raras, como los tormos y las formas diapíricas.

La Depresión del Ebro hace millones de años era un mar cerrado que, al evaporarse y desaparecer, dio lugar a la formación de yacimientos salinos, como son los de Suria y Cardona (sal gema, carnalita) y Navarra (potasas). 

Depresión del Guadalquivir.

Forma un triángulo limitado por Sierra Morena y las Cordilleras Béticas que se abre progresivamente a la influencia del Océano Atlántico por un frente marítimo extenso de unos 300 millones de largo. En esta parte baja se encuentran materiales de origen marítimo costero, que dan unos suelos limosos muy fértiles.

La recorre el río Guadalquivir, que discurre pegado a la Sierra Morena y es la única llanura española de fácil penetración, no sólo desde la costa sino también a través de las altas montañas que la rodean, gracias a los valles transversales.

ISLAS BALEARES.

Su relieve se caracteriza por la diversidad. Mallorca e Ibiza tienen una estructura semejante a la Cordillera Bética, resultado del levantamiento alpino.

Mallorca tiene tres conjuntos morfoestructurales: la sierra del Tramuntana (al noreste, con las máximas alturas, Puig Major, 1.443 m), la llanura central y la sierra de Levante (al este, con Son Morell, 561 m).

Ibiza tiene la altura de Talaiassa (475 m).

Menorca es semejante a la Cordillera Costera Catalana, con un sector al norte de materiales antiguos paleozoicos y bajas alturas, muy erosionadas.

ISLAS CANARIAS.

Son siete grandes islas, formadas con grandes relieves volcánicos, lo que les da una naturaleza geológica completamente distinta a la peninsular. Surgieron desde el Mioceno al rasgarse el fondo marino durante el levantamiento alpino. La erosión costera y del escaso suelo es intensa.

Lanzarote y Fuerteventura son islas llanas pero las demás son muy montañosas. En Tenerife destaca el volcán del Teide (3.715 m), la mayor altura de España. En Gran Canaria destaca el Pico de las Nieves. La Palma, Hierro y La Gomera tienen alturas muy inferiores. 

2. GEOGRAFÍA FÍSICA DE ASTURIAS 

"Asturias nunca tuvo más nombre que este, ya que antes de ser llamada así no fue llamada de otro modo"
José Manuel González y Fernández Valles. 

El origen etimológico de la voz Asturias ha sido muy discutido por diversos estudiosos. La opinión mayoritaría cree que su significado tiene que ver con un hidrónimo ("corriente de agua" "río" "torrente entre montañas", etc.). Los romanos llamaron Astura al actual río Esla y a los moradores de sus márgenes, astures. 


Asturias está situada en la zona norte de la península Ibérica. Limita al norte con el mar Cantábrico, al este con Cantabria, al Sur con Castilla y León y al oeste con Galicia. Se encuentra delimitada por accidentes naturales: el mar Cantábrico, al norte; la cordillera Cantábrica, al sury y por las rías del Eo y del Deva, al oeste y al este, respectivamente.

Tiene una extensión de 10.603,57 km², lo que representa el 2,1% del total de la superficie de España. 

El paisaje asturiano presenta rasgos claros de la España atlántica, pero con una notoria variedad, derivada se su posición central en la franja cantábrica, lo que le permite participar de los caracteres físicos de los sectores occidental gallego y oriental vasco-cántabro.

3.1. El relieve de Asturias. 


El relieve asturiano se caracteriza por los siguientes rasgos: 
  • Las fuertes pendientes. Asturias es la región más montañosa de España, con una pendiente media del 33%, y el 58% del territorio con pendientes superiores al 30%. Las superficies llanas son escasas, concentrándose en la rasa litoral, el área central y las vegas de los ríos.
  • La elevada altitud media. La mitad del territorio se sitúa por encima de los 700 m de altura. 
  • La disposición compleja de sus unidades. Solo dos están presentes en toda la región: la rasa litoral, al norte, y la línea de cumbres de la cordillera Cantábrica, al sur. Entre ambas, la disposición orográfica es muy variada, según se trate de la zona occidental o de la oriental.

Dentro del relieve asturiano pueden diferenciarse dos unidades de desigual importancia: la rasa litoral (10% del territorio) y el Macizo Asturiano. 



A.-) La rasa litoral 

La rasa litoral o Marina es una franja costera llana que recorre todo el litoral y se abre al mar en acantilados. Tiene una anchura de entre 1 y 5 km y se halla escalonada en tres niveles, entre los 20 y los 300 m. 

Rasa litoral (centro de Asturias, concejo de Villaviciosa)

Las rasas son plataformas de abrasión marina resultantes de las variaciones del nivel del mar durante los períodos glaciares e interglaciares del Cuaternario. En los tres períodos de transgresión (hace 20, 12 y 2 millones de años), el mar elaboró tres superficies de abrasión, que en los períodos de regresión quedaron elevadas. Desde entonces, la rasa ha estado sometida a la erosión fluvial, que la ha fragmentado en tramos, y a procesos de carstificación en los sectores calizos orientales, que han creado dolinas, lapiaces y formas peculiares como los bufones (surtidores de agua marina a presión en las cimas de los acantilados). 

Bufones de Pría, concejo de LLanes

El número de niveles de la rasa varía en los distintos tramos del litoral. 
  • Al oeste de Avilés solo se aprecia uno, resultante de la fusión de los dos niveles más recientes. 
  • En la península del cabo Peñas se aprecian perfectamente los tres niveles. 
  • En el tramo oriental se distinguen dos áreas. Entre Gijón y Ribadesella los tres escalones desaparecen debido al carácter blando de los materiales, y desde Ribadesella reaparecen con claridad. En este último sector, el nivel superior (entre los 100 y 300 metros de altura), constituye las llamadas sierras planas de cuarcita (Cue, Borbolla, Pimiango), mientras que el nivel inferior, modelado sobre roquedo calizo, contiene formas peculiares de relieve kárstico, como los bufones.
La costa asturiana se extiende a lo largo de 350 km, entre las rías del Eo y Tina Mayor. Presenta un perfil rectilíneo, interrumpido por algunos salientes y entrantes. El principal saliente es el cabo Peñas, aunque existen otros menores, correspondientes a rocas duras, resistentes a la erosión del mar (cabo Vidio). Los entrantes son estuarios o rías que resultan de la invasión de los valles fluviales por el mar (Eo, Navia, Nalón, Avilés, Villaviciosa, Ribadesella, Llanes y Tina Mayor). 

Vista aérea del centro de Asturias. En primer término el cabo Peñas y costa de los concejos de Gozón, Carreño, Gijón y Villaviciosa

En la costa son frecuentes los acantilados, cuya erosión origina islotes y farallones. Las playas se localizan en muchas ocasiones en el fondo de ensenadas.

B.-) El Macizo Asturiano 

Los rasgos que singularizan el Macizo Asturiano son el resultado de su historia geológica y del modelado sobre las unidades estructurales establecidas. 

a) La historia geológica arranca en la orogénesis herciniana de la Era Primaria, que levantó el Macizo Asturiano como borde norte del Macizo Hespérico. Como resultado de las presiones orogénicas, adoptó una disposición curvada (denominada “la rodilla asturiana”), que consta de un tramo occidental con disposición NO, casi meridiana, que se curva al sur de la región, dando lugar a un tramo central-oriental con dirección E-O. Estos dos tramos experimentaron una evolución diferenciada: 
  • La zona occidental, al oeste del cabo Peñas, sufrió un arrasamiento generalizado por la erosión tras la orogénesis herciniana. Durante la orogénesis alpina, el relieve rejuveneció, y la diferente dureza de los materiales dio lugar a un relieve apalachense. En el sector más occidental, este se encuentra formado por sierras constituidas en las cuarcitas duras, de altura moderada y similar, perpendiculares a la costa y paralelas entre sí (Bobia, Rañadoiro, Cabra), separadas por valles largos y profundos abiertos por los ríos sobre las pizarras blandas (Eo, Navia, Narcea, Pigüeña, Trubia). En el sector más próximo a la cuenca central, las cuarcitas son sustituidas por calizas primarias (sierras del Aramo, Sobia y Mesa). 
Vista desde la sierra de la Bobia, al fondo ría del Eo, Vegadeo

  • En la zona central y oriental, tras la orogénesis herciniana se produjeron fracturas de distensión, que hundieron algunas zonas en el borde litoral y prelitoral, formando cuencas sedimentarias. En ellas se depositaron, primero, materiales continentales procedentes de las zonas elevadas próximas y, posteriormente, sedimentos marinos, al abrirse el mar Cantábrico a finales de la era secundaria (areniscas, arenas y caliza). La diversidad del roquedo impidió un arrasamiento generalizado y originó un relieve complejo, que, tras la orogénesis alpina, se fragmentó en franjas paralelas a la costa: 
    • Las sierras litorales, con una disposición oeste-este, se levantaron a partir de los materiales depositados en la cuencas sedimentarias litorales. En los tramos más orientales, el levantamiento fue muy fuerte: destruyó la cobertera sedimentaria mesozoica y dejó al descubierto los materiales paleozoicos (cuarcitas y calizas primarias de las sierras del Cuera y Sueve, elevadas a 1.000-1.300 m.). En los tramos más próximos a Oviedo y Gijón, el levantamiento fue más atenuado, y solo plegó la cobertera sedimentaria, por lo que sus materiales son secundarios (Santofirme-La Cima-Borines). 

Sierra litoral del Sueve

    • El surco prelitoral se extiende al sur de las cadenas litorales, desde Oviedo a Cangas de Onís. Es una fosa tectónica estrecha y alargada, resultante del hundimiento de un bloque del zócalo paleozoico, durante la orogénesis alpina, que se rellenó con materiales terciarios: arenas, margas y calizas. En algunos sectores afloran bloques de roquedo paleozoico, como el Naranco y la sierra de Pino. 
    • La cuenca central, en el centro-sur de la región, es un espacio de 2 500 km2, formado por materiales carboníferos, principalmente pizarras paleozoicas blandas, que sufrieron una fuerte erosión tras la orogénesis herciniana. La orogénesis alpina la rejuveneció, provocando el fácil encajamiento de la red fluvial del Nalón, que labró profundos valles separados por cordales o alineaciones de más de 1.000 metros. 
Valle del Nalón. Vista desde Mardana, concejo de Laviana

    • La región de los mantos, al este de la cuenca central, incluye mantos de corrimiento y cabalgamientos (cordales de Ponga y Caso). Se trata de unidades alóctonas (desplazadas horizontalmente de oeste-este desde otro lugar de origen) dispuestas sobre el roquedo autóctono en escamas superpuestas de cuarcita y calizas primarias. Entre los mantos existen pequeñas cuencas pizarrosas que prolongan la cuenca carbonífera central. 
    • Los Picos de Europa se localizan en el extremo oriental del Macizo Asturiano. Son un horst de calizas primarias levantado en la orogénesis alpina. Los Picos aparecen cortados por profundos cañones, recorridos por ríos procedentes de las montañas de la divisoria, que delimitan tres macizos: Andara, Covadonga y Bulnes (con las mayores alturas de la cordillera en Peña Vieja y Torre Cerredo -2 648 m.-).
Los Urrieles, encabezados por el Pico de los Cabrones y Torrecerredo desde las inmediaciones del Lago Enol, en el Macizo Occidental.
  • Las montañas de la divisoria, presentes en toda la comunidad, marcan el límite meridional de Asturias, separando los ríos que vierten al Cantábrico de los que vierten hacia el Duero o el Sil. Muestran una estructura fragmentada en macizos de unos 2.000 metros de altura, separados por amplios collados o puertos que permiten las comunicaciones con la Meseta (Ancares-Leitariegos; Leitariegos-Pajares; Pajares-San Isidro, y San Isidro-Pontón).

b) El modelado del Macizo Asturiano tras la orogénesis alpina y durante el Cuaternario ha sido el resultado de la acción hidrológica, glaciar, periglaciar y cárstica.

  • La red hidrográfica, tras el levantamiento alpino, llevó a cabo una fuerte erosión, debido a la proximidad de las monta–as a la costa, y contribuyó a realzar el relieve al profundizar los valles. 
  • La acción glaciar en las áreas situadas por encima de los 1.400-1.500 m. dio lugar a glaciares de circo, valles en artesa, cubetas -a veces ocupadas por pequeños lagos- y cordones morrénicos (sierras de Rañadoiro, Somiedo, Peña Ubiña, Picos de Europa). 
Valle glaciar del Valle, concejo de Somiedo

  • La acción periglaciar tuvo lugar en sectores menos altos, donde las temperaturas varían frecuentemente por encima y por debajo del punto de congelación. La alternancia de hielo y deshielo fragmenta las rocas, que se acumulan y deslizan por las laderas y tapizan el fondo de los valles. 
  • En las áreas de roquedo calizo (Picos de Europa, sierras del Sueve y el Cuera) se formaron diversas tipologías de relieve cárstico, como cavernas, dolinas, lapiaces, surgencias, gargantas, poljés y simas.