UND. 5.- LOS ORÍGENES DE LA RELIGIÓN: LA PREHISTORIA.

 LOS ORÍGENES DE LA RELIGIÓN: LA PREHISTORIA.
 (EN CONSTRUCCIÓN)

En las sociedades actuales, el hecho religioso o la religión suele ser algo común e increíblemente diverso. Cada religión, que conocemos en cualquier lugar y/o tiempo de nuestro mundo, tiene una larga historia y unas características únicas. Las religiones actuales o las pasadas son estudiadas en prácticamente en todos los sistemas educativos y en todos los niveles, desde primaria hasta la universidad pasando por la secundaria, pero rara vez son estudiadas o enseñadas desde sus inicios y/o las raíces del fenómeno religioso y mucho menos son tratadas con un mínimo de profundidad. Por lo general, la historia del hecho religioso suele centrarse en la tradición judeocristiana o como mucho, en aquellas que forman parte de los antecedentes de la historiografía del mundo occidental, es decir, las religiones o creencias de las civilizaciones que formaron la antigua Roma, Grecia, Egipto o Mesopotamia.

La religión no surgió de un día para otro, no fue algo instantáneo, probablemente sus inicios debemos entenderlos como algo que fue creciendo de manera progresiva a lo largo de la historia evolutiva de la humanidad y que este crecimiento se fue desarrollando hasta convertirse en lo que el hecho religioso es hoy. La religión entendida o definida como un conjunto de creencias basadas en una visión única de cómo el mundo debería ser, a menudo, revelado a través de la comprensión de un poder sobrenatural y vivido a través de la comunidad, tendría sus primeros comienzos en la historia de la humanidad durante el período Paleolítico, probablemente en alguna de las etapas del Paleolítico Medio, en el que los humanos comenzaron a tener conciencia de sí mismos, de su entorno y de la necesidad de dar explicación de la existencia de cuanto les rodea y qué papel juegan los seres humanos en el mismo.

Esta primera conciencia religiosa sería el germen de la religión, que se desarrollará y se hará cada vez más compleja durante el Paleolítico Superior, el Neolítico y la Edad de los Metales, de manera que muchos de los rasgos que hoy podemos reconocer en muchas religiones actuales, podrían rastrearse en estas primeras etapas de la Historia.

Aceptado que la primera aparición de la práctica religiosa comenzó en el Paleolítico y que esto se debió producirse en torno a los 2,6 millones de años y con una duración de esta primera etapa hasta hace 10.000 años, el mayor problema con el que se enfrentan los investigadores es el estudio y comprensión de la religión o religiones de este período de tiempo, ya que no existen registros escritos y la evidencia material de naturaleza arqueológica, requiere de una compleja interpretación.

Comúnmente los prehistoriadores, aceptan que la práctica religiosa se generaliza en la etapa de expansión de los primeros humanos o parientes, más o menos lejanos, de los humanos modernos y cuya primera evidencia es la práctica del enterramiento de sus muertos, específicamente, hace alrededor de 300,000 años. La práctica de enterrar los muertos señala una creencia o fascinación con el concepto de una vida futura o del más allá, donde es necesario preservar o proteger el cadáver para asegurarle una continuidad a lo largo del tiempo. Se ha descubierto que los Neandertales, así como un pariente de humanos modernos, Homo heidelbergensis, están detrás del primeros enterramientos deliberados conocidos. En la cueva de Pontnewydd, en Gales, se han encontrado los cuerpos de cinco a quince neandertales que se cree que fueron colocados intencionalmente allí. La práctica de enterramiento formando un conjunto funerario o cementerio y no sólo la práctica del enterramiento individualizado (entendido como el simple abandono bajo tierra de un cuerpo), se puede retrotraer en la historia hasta los 100.000 años.

En el Paleolítico Medio, los enterramientos intencionados suelen estar acompañados de ajuares u ofrendas funerarias. Los cadáveres son enterrados con herramientas de piedra y partes de animales, puestos en hoyos o cavidades excavadas en el suelo y algunas veces, los difuntos estaban especialmente protegidos.

Uno de los más fascinantes y controvertidos  lugares de enterramiento es la Cueva de Shanidar. Los restos que allí se encuentran, llamados Shanidar IV, fueron cuidadosamente colocados en posición fetal en un áspero lecho tejido de belcho, un tipo de planta local. De acuerdo con las muestras de polen tomadas, estos Neandertales fueron enterrados con varias especies diferentes de flores. A partir de la ordenada distribución  de los granos en torno a los restos fósiles es incuestionable que las flores fueron dispuestas deliberadamente y no dejadas caer sobre la tumba, como si el cuerpo hubiera sido cubierto. Aparentemente, los familiares y amigos del difunto recogían estas distintas especies de flores, las llevaban consigo y las colocaban cuidadosamente sobre el cuerpo. Algunas de las especies de flores encontradas en Shanidar IV eran de milenrama, aciano, cardo de San Banaby, hierba cana, jacinto, belcho y una especie de malva. Muchas de ellas tienen propiedades medicinales que abarcan desde el alivio del dolor de muelas y la inflamación hasta su uso como cataplasma y para las convulsiones. Se puede especular que el individuo no era sólo un hombre importante, un jefe, sino que podía haber sido una especie de curandero o chamán en su grupo. A partir de este análisis es verosímil que la gente de Shanidar tuviera conocimiento de algunas de las propiedades medicinales de las flores.

Así pues, es en este momento del Paleolítico Medio que comenzamos a tener enterramientos intencionados y con ofrendas en el registro arqueológico y, a partir de aquí, irán creciendo en número y en complejidad.

Con el Paleolítico Superior, los ajuares funerarios se hicieron más ricos y más comunes, pero es imposible determinar si el aumento de los bienes funerarios se debió a las creencias religiosas o espirituales que van surgiendo o las formas en que los grupos humanos habían cambiado en su forma de organización, puesto que los ajuares funerarios también pueden sugerir o ser reflejo de la posición social y económica del individuo fallecido, en lugar de las creencias religiosas como un proceso cultural más del grupo.

La práctica de los entierros secundarios también se convirtió en una costumbre típica en el Paleolítico superior. Hubo dos tipos de entierros secundarios, en el primero, el cuerpo del difunto era cremado y luego enterrados sus restos. En el segundo, el cuerpo se dejaba descomponer naturalmente o se descarnaba antes de ser finalmente enterrado. Muchos investigadores creen que estas formas diferentes y deliberadas de prácticas funerarias son una evidencia de que las sociedades prehistóricas creían en alguna forma de vida después de la muerte.

La práctica de los sacrificios también se inició durante el Paleolítico Medio y tuvieron su continuidad en buena parte del Paleolítico Superior. Desde el Paleolítico Medio, los arqueólogos han encontrado hoyos llenos de huesos de animales cerca de los enterramientos. Esta ubicación sugiere que los neandertales y los primeros humanos modernos hicieron ofrendas de sacrificio a los muertos y como posible culto a los antepasados.

Durante el Neolítico, los sacrificios humanos comenzaron a ser una práctica habitual. El sacrificio humano a menudo se encuentra, en gran medida, en relación con el sacrificio de animales, así como la práctica del canibalismo como práctica cultual.

Por lo general, los sacrificios humanos están constituidos por mujeres jóvenes o niños y del análisis de los restos humanos en sí mismos pueden aportar importantes pistas sobre la organización social y las concepciones de la vida y la muerte en esas poblaciones. Estas prácticas de sacrificio son comúnmente relacionadas con la fertilidad y los ritos agrícolas.

A lo largo del Paleolítico, algunas sociedades neandertales practicaron una forma temprana de totemismo o animalismo porque realizaban rituales relacionados con la caza y creían en un espíritu o protector de los animales. En Europa, se han encontrado en diversas cuevas el Paleolítico Medio evidencias de este culto animalista y este fenómeno parece bastante generalizado. El culto al osos de las cavernas por parte de los neardentales apunta en esta dirección. Así pues, este animalismo se caracteriza por estrechos lazos mágicos y religiosos de los humanos con animales, especialmente con animales salvajes. Además, en el arte rupestre conocido más antiguo, los animales juegan un papel importante. Los seres humanos rara vez aparecen en estas primeras pinturas rupestres conocidas y cuando aparecen, a menudo tienen características de animales o son figuras mezcladas de animales y humanos.

Hacia el -30.000, las esculturas y pinturas rupestres realizadas ya por los Homo sapiens sapiens muestran una cierta fascinación por los animales que cazaban, probablemente expresados no solo en el arte sino también en creencias religiosas. Si bien no se puede conocer de manera concluyente cómo estas personas prehistóricas interactuaban con la naturaleza de una manera religiosa, tampoco existe evidencia convincente de que su espiritualidad y sus creencias fueron influenciadas por el mundo que les rodeaba.

Durante el Neolítico, los cambios comenzaron a ocurrir de manera más dinámica que en las etapas anteriores. Este es un período de cambios rápidos, conocido como la Revolución Neolítica, comenzó alrededor de -10.000 y modificó todos los aspectos de la vida de los grupos humanos. En este momento, las grandes glaciaciones se dan por finalizadas y por tanto, los cambios climáticos asociados con el retroceso de la los glaciares al final de la última Edad de Hielo (alrededor de -12.000), pueden haber jugado un papel importante.

Las nuevas condiciones climáticas modificaron o alteraron muchos ecosistemas, que conllevaran la extinción de un buen número de especies, la extensión y movimientos migratorios de otras tanto en la fauna como en la flora. Los humanos responderán a estas circunstancias adaptándose, recolectando granos silvestres primero e iniciando su cultivo después. Las sociedades que hasta este momento habían sido una vez exclusivamente depredadoras (cazadoras y recolectoras) nómadas, comenzaron a establecerse en un lugar, donde comenzaron a domesticar plantas y animales Debido a este cambio en el estilo de vida, otros aspectos de la comunidad y la cultura, como la religión, podría haberse hecho más diversa y elaborada.

A lo largo del Neolítico, la religión cambió para volverse más compleja y dinámica, así mismo también sufrirá una mayor expansión a pesar del sedentarismo. Los cambios serán principalmente en la estructura y en el ritual religioso, en lugar de las creencias de los pueblos practicantes. La estructura de la religión se hará mucho más organizada, por ejemplo, aparecerán las primeras estructuras o edificaciones especializadas para la actividad religiosa dirigidos por personal dedicado exclusivamente a la práctica de estos cultos. En varios yacimientos neolíticos, se han encontrado construcciones que no tuvieron, aparentemente, un uso habitacional y por tanto, se ha  sugerido que su único propósito pudo ser el religioso. Los ritos religiosos también se volvieron más elaborados y comienzan aparecer objetos para simbolizar aspectos de lo sobrenatural o inexplicable de la naturaleza. La prueba de esto es la aparición de objetos que no tienen fines utilitarios discernibles y, por lo tanto, habría tenido un significado simbólico.

Muchos investigadores creen o apuntan a que los sistemas de creencias se han mantenido, o al menos en su esencia, como lo habían estado en el período anterior. Las creencias más típicas y principales de la época eran conjuntos de mitos que representan poderes sobrenaturales. Las creencias neolíticas en la otra vida pueden haber tenido una mayor importancia y complejidad de lo que los estudiosos de esta etapa creyeron en un principio. En este momento, parece que surgen nuevos mitos sobre la muerte y la resurrección, comenzando a tomar forma, para desarrollarse con posterioridad en las siguientes etapas de la Historia. Muchos de ellos se basarán en la creencia de que el mundo había sido creado a partir de la muerte de una divinidad importante. También cabe la posibilidad, que estas nociones sobre la vida y la muerte aflorarían de la importante tasa de mortalidad neolítica y fundamentalmente debido a problemas de un mayor número de personas conviviendo juntas, con falta de saneamientos en sus asentamientos, a el incremento de las trasmisión de enfermedades y a la alta tasa de fertilidad, pero con una alta tasa de mortalidad infantil. Así pues, la alta mortalidad estuvo causada por los cambios en los estilos de vida que emergieron en el Neolítico y a todos los nuevos problemas a los que tuvieron que enfrentarse estas sociedades que habrían reducido la esperanza de vida de la población neolítica en comparación con sus antepasados nómadas, lo que podría a haber llevado a las poblaciones a considerar más aspectos culturales sobre la vida y la muerte.

Los primeros templos, como construcción monumental, se construyeron durante el período neolítico. El más antiguo de todos ellos es el excavado, dede 1995, en yacimiento arqueológico de Göbekli Tepe en la actual Turquía.
Las dataciones radiocarbónicas y del instrumental lítico encontrado, han establecido que las estructuras en Göbekli Tepe tienen aproximadamente unos  11.000 años de antigüedad. En la actualidad se han localizado más de veinte "estructuras ceremoniales" y se cree que aún hay más enterradas. No todos los investigadores están de acuerdo con que este yacimiento es un centro religioso, pero si que se trata de uno de los asentamientos estables construidos por la humanidad más antiguos y en el que se han localizado elementos que hacen referencia a algún tipo de culto o referencia ceremonial de tipo religioso. Los defensores de Göbekli Tepe como santuario apuntan que este lugar no está próximo a fuentes de agua, lo que significa que no podría haber mantenido a un grupo de personas de manera estable en este asentamiento, pero sí como lugar de culto al que podría acudirse de manera puntual o para practicar determinados ceremoniales o ritos.

Çatalhöyük es otro yacimiento arqueológico en Turquía en el que las excavaciones han revelado información sobre las creencias religiosas en el neolítico. Este asentamiento está considerado como "la primera ciudad" de la humanidad, con una extensión de unas 13 hectáreas en su momento de mayor apogeo, el conjunto residencial está compuesto por viviendas rectangulares de una sola planta y cuya característica más notable es su único punto de acceso proveniente de un agujero en cada techo. Las investigaciones arqueológicas también han encontrado edificios cuya finalidad estaba destinada para fines religiosos o propósitos ceremoniales. Estos edificios son similares a las casas del poblado, pero  presentan una serie de relieves y pinturas murales que les confieren un carácter distinto al habitacional. Entre los estudiosos de este asentamiento ha habido un fuerte debate sobre si los habitantes de Çatalhöyük adoraban o no a deidades específicas. Algunos antropólogos y arqueólogos, como James Mellaart, el primer excavador del yacimiento, afirma que los residentes de Çatalhöyük creían en una diosa madre suprema o alguna otra deidad femenina. Por el contrario, otros autores afirman que estas hipótesis no tienen fundamento y que no se puede afirmar o demostrar la adoración de dioses hasta el desarrollo de las sociedades complejas en la Edad de los Metales y concretamente hasta la llegada de la Edad del Bronce, donde si existen evidencias en el registro arqueológico.

Es importante señalar, que en el momento en que se construía y habitaba Çatalhöyük, la mayoría de los humanos del mundo todavía estaba anclados en la Edad de Piedra. Por tanto, la mayoría de los asentamientos contemporáneos de Çatalhöyük eran pequeños asentamientos de comunidades domésticas que estaban transformándose de una economía depredadora a otra  economía de producción, propia del neolítico y cuyas formas de vida perduraran hasta el -3500 aproximadamente.

Las sociedades complejas pre-estatales o con estructura de “Estado” comenzaron a surgir en la Edad del Bronce y es en este momento, donde aparecen los sistemas de protoescritura, la estructuración social como consecuencia del control del metal y la urbanización como planificación del espacio para el desarrollo e interacción de las personas que forman una sociedad.

Por lo general, se cree que los humanos entramos en la Edad del Bronce en algún momento durante el -4.500 y el -2.000. Se debe tener en cuenta, que este paso de etapa histórica no se produce simultáneamente en todo el mundo. Mientras en Grecia o China se produce mucho antes del -3.000, en el norte de Europa y específicamente en las Islas Británicas, algunas áreas no entraron en la Edad del Bronce hasta el -1.900.

Para que se considere que una sociedad se encuentre en la Edad del Bronce, debe estar produciendo su propio metal (aleación de cobre y estaño) o también intercambiando el metal con otro grupo que lo está fundiendo y por tanto, conoce y valora el uso del metal.

A medida que las sociedades siguen desarrollándose, también lo hizo el mundo de las creencias o la religión y es en este momento, cuando se produce una expansión significativa. Durante la Edad de Bronce las sociedades humanas se volvieron complejas, aparecen los distintos grupos sociales, en el que incluyen los “especialistas religiosos” y sus distintas categorías: jefes espirituales, sacerdotes, iniciados, dioses o diosas, etc. Muchas de estas sociedades de la Edad de Bronce era casi exclusivamente teocráticas. Se dotaron o impusieron líderes políticos, jefes y reyes que decían ser "empoderados por los dioses" y por tanto, estaban en posesión del conocimiento de los textos religiosos que eran el reflejo de la voluntad de las divinidades y que su vez, eran utilizados como reguladores de la sociedad. A menudo, estos textos habían sido adquiridos mediante la tradición oral, pero con el paso del tiempo serían anotados como lenguaje escrito desarrollado.

Durante la Edad del Bronce, las civilizaciones de Sumeria, Akad, Babilonia, Asiria, Egipto, Hitita o Creta se desarrollaron, y con ellos, sus religiones. En Egipto, la mayoría de los restos arqueológicos nos dan da una idea de sus creencias espirituales o religión, nos informan de la importancia que concedían a sus  monumentos funerarios y entierros, y no solo por parte de la élite social y la realeza. A principios de la Edad del Bronce, había una "comunidad moral" entre los vivos y los muertos ", lo que significa que los muertos formaban una parte esencial de la sociedad. Había un sistema de creencias altamente desarrollado detrás de la vida futura en el más allá y una parte de él implicaba un auténtico tránsito iniciático e intenso para entrar en la otra vida. Las elaboradas prácticas funerarias y el entierro que sucedían antes y después de la muerte estaban todas encaminadas para garantizar un viaje seguro y exitoso hacia el más allá. La más conocida de estas prácticas fue el proceso de momificación. Los cuerpos de la realeza y la elite eran sistemáticamente momificados, porque los egipcios pensaban que el cuerpo debía permanecer intacto y para que el fallecido continúe viviendo en el otro mundo. El viaje al otro mundo era un pasaje lleno de desafíos y dificultades. Uno de estos obstáculos era el juicio del alma después de la muerte y donde el pesó el corazón del difunto era fundamental. Si el fallecido no pasaba la prueba, entonces morirían por segunda vez y eran arrojados fuera del cosmos ordenado.

Las creencias de los antiguos egipcios influyeron de manera muy determinante en otras religiones de la región. La civilización y religión minoica es otra cultura que tuvo un importantísimo desarrollo durante la Edad de Bronce. En el Neolítico, los habitantes de la isla de Creta usaron las cuevas como lugares de residencia habitual. En la Edad de Bronce, la civilización minoica abandonara la cuevas para comenzar a construir asentamientos al aire libre, pero las cuevas seguirán utilizándose como lugares de enterramiento. Ocasionalmente, las cuevas también se convirtieron en centros religiosos para las prácticas de adoración o culto. Una evidencia de estas prácticas consiste en la aparición de cerámicas y estatuillas de animales que, ocasionalmente, eran de bronce. Otra prueba significativa el uso cultual de las cuevas es la aparición de restos de animales sacrificados, grandes cantidades de huesos de animales, principalmente de ciervos, bueyes y cabras, que sin duda, son fruto de alguna forma de sacrificio. Los centros de culto de la civilización minoica no solo se encuentran en las cuevas, sino también se situaron en las cimas o faldas de algunas colinas de Creta.

La religión cambia y se desarrolla constantemente. Cada religión de cualquier lugar o época ha tenido su propia historia y sus características únicas. La práctica religiosa es casi tan antigua como el primer ser humano o incluso en aquellas etapas en se estaba formando como tal, cuando comenzó a preguntarse sobre su propia existencia y que papel debía jugar en el conjunto de la Naturaleza.